?Qu¨¦ significa trabajar en una democracia?
Saber por qu¨¦ son buenos ciertos empleos nos sirve para entender qu¨¦ hace insufribles a los malos
Trabajar en una democracia no puede ser igual que hacerlo en un r¨¦gimen desp¨®tico. Sin embargo, cada vez prestamos menos atenci¨®n a c¨®mo la democracia se refleja en el ¨¢mbito laboral y a la necesidad de empleos compatibles con sus principios. El trabajo en una democracia deber¨ªa notarse en aspectos clave: los empleos que fomentan la participaci¨®n democr¨¢tica no deber¨ªan implicar un desgaste f¨ªsico y psicol¨®gico extremo.
Para aportar a este debate, resulta ¨²til la investigaci¨®n que desarrollamos en la C¨¢tedra Extraordinaria Filosof¨ªa Social de la Discriminaci¨®n Corporal (Inmujeres-UGR). En este marco, identificamos cuatro tipos de empleo, cada uno de los cuales puede ser ocupado por una misma persona en diferentes momentos de su vida. Es com¨²n que las personas aspiren a empleos con seguridad laboral, donde puedan definir el contenido de su actividad sin imposiciones. Mientras tanto, pueden aceptar trabajos con malas condiciones, con la esperanza de que esta etapa sea transitoria, ya sea por alcanzar el empleo deseado o por mejorar las condiciones del lugar donde se encuentran. Sin embargo, para otras personas, estos empleos precarios se convierten en un destino m¨¢s o menos definitivo.
No es f¨¢cil determinar qu¨¦ empleos son mejores en t¨¦rminos absolutos. Existen casos de precariedad extrema en ocupaciones que requieren a?os de preparaci¨®n, como sucede con profesionales universitarios o del sector sanitario. A la vez, hay oficios asociados a la clase trabajadora no especializada con condiciones excelentes (por ejemplo, lo que resta de clase obrera con fuerte sindicalizaci¨®n y protecci¨®n social). En ¨²ltima instancia, las condiciones laborales dependen de las caracter¨ªsticas del empleo y, sobre todo, de las din¨¢micas que determinan qu¨¦ trabajos son rentables y cu¨¢les son sus exigencias.
Podemos analizar los empleos seg¨²n dos criterios: la explotaci¨®n econ¨®mica y la explotaci¨®n cultural. La palabra ¡°explotaci¨®n¡± puede resultar pol¨¦mica y su significado no es un¨ªvoco, pero aqu¨ª le asignamos un sentido operativo.
La explotaci¨®n econ¨®mica ocurre cuando el trabajo no es reconocido y conduce al agotamiento extremo, enfermedades f¨ªsicas o psicol¨®gicas, dificultando la recuperaci¨®n y limitando la capacidad de las personas para trabajar o desarrollar proyectos personales fuera del ¨¢mbito laboral. Indicadores clave de esta explotaci¨®n incluyen salarios insuficientes, escaso reconocimiento de los esfuerzos y condiciones que afectan la salud. Emp¨ªricamente, esto se traduce en largas jornadas laborales que recuerdan modalidades predemocr¨¢ticas de abuso f¨ªsico y ps¨ªquico. El impacto de estas condiciones acorta la vida de las personas o las vuelven dependientes de tratamientos costosos, medicamentos o formas de evasi¨®n como el consumo de alcohol o actividades autodestructivas.
Por otro lado, la explotaci¨®n cultural ocurre cuando el trabajo se ve contaminado por actividades innecesarias o perjudiciales para los objetivos principales del empleo. Por ejemplo, en la hosteler¨ªa se imponen est¨¢ndares est¨¦ticos mediante uniformes insinuantes y se exige una disposici¨®n emocional de complacencia hacia la clientela. En la ense?anza, la sobrecuantificaci¨®n de resultados puede degradar la calidad pedag¨®gica. En la pol¨ªtica, las normas est¨¦ticas propias de las ¨¦lites excluyen a personas competentes y favorecen perfiles interesados en el estatus antes que en el servicio p¨²blico. Estas imposiciones perjudican la salud y la integridad moral de quienes trabajan. A menudo estorban para que las tareas esenciales se cumplan con eficacia. En muchos casos estas actividades podr¨ªan eliminarse, mejorando tanto la calidad del trabajo como la condici¨®n de los trabajadores.
Existen empleos que combinan explotaci¨®n econ¨®mica y cultural: las personas no solo sufren desgaste f¨ªsico, sino que adem¨¢s se ven humilladas por normas degradantes. Otros empleos, aunque econ¨®micamente explotadores, no implican explotaci¨®n cultural, permitiendo un respiro moral. En el extremo opuesto, hay trabajos sin explotaci¨®n econ¨®mica ni cultural. Estas posiciones, que parecen cumplir el ideal ilustrado, ofrecen altos salarios, reconocimiento y conflictos limitados a malentendidos propios de la coordinaci¨®n humana.
Observar la realidad desde abajo o desde arriba implica sesgos. Necesitamos conservar ambas perspectivas y salir de la alternativa entre la apolog¨ªa o la jeremiada apocal¨ªptica. Necesitamos saber qu¨¦ hace buenos a determinados empleos porque sirve de criterio para abordar qu¨¦ hace insufribles a los malos.
La lucha por empleos compatibles con una democracia debe basarse en definir correctamente en qu¨¦ consiste cada actividad y cu¨¢les son las condiciones para desarrollarla con eficacia. La dimensi¨®n t¨¦cnica ¡ªo profesional¡ª impone condiciones, pero deben quedar moduladas por la discusi¨®n democr¨¢tica. No de cualquier forma, y sobre todo no a cualquier precio, se trabaja en una democracia, aunque la eficacia ¡ªque se define distinto entre quien fabrica un autom¨®vil, atiende a enfermos o prepara una clase¡ª sea condici¨®n de la actividad econ¨®mica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.