Una oportunidad para la inclusi¨®n de las personas con discapacidad

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La pandemia del coronavirus ha exacerbado las desigualdades preexistentes y ha golpeado de manera especialmente severa a los grupos sociales m¨¢s vulnerables, entre ellos el de las personas con discapacidad. La covid-19 ha hecho a¨²n m¨¢s evidente la discriminaci¨®n estructural que sufren y, por eso, este 3 de diciembre la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas celebra el D¨ªa Internacional de las Personas con Discapacidad poniendo el foco en la necesidad de que los planes de reconstrucci¨®n sean inclusivos y accesibles para no dejar a nadie atr¨¢s.

Desde la declaraci¨®n oficial de la pandemia por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) el pasado 11 de marzo, han sido muchos los llamamientos por parte de las organizaciones de personas con discapacidad para que los planes de contenci¨®n de la pandemia tengan en cuenta las necesidades espec¨ªficas de este colectivo formado por m¨¢s de 1.000 millones de personas en todo el mundo y que, sin embargo, sigue siendo de los m¨¢s marginalizados de la sociedad. El propio Secretario General de Naciones Unidas, Ant¨®nio Guterres, hizo un llamamiento para que los Gobiernos estableciesen las medidas necesarias para favorecer una respuesta inclusiva a la covid-19 que fue respaldado por 138 pa¨ªses y en el que subrayaba c¨®mo la pandemia hab¨ªa afectado de manera desproporcionada a las personas con discapacidad, tanto directa como indirectamente.

La nueva normalidad ha tra¨ªdo consigo nuevos h¨¢bitos como el uso de mascarillas, la higiene de manos o el distanciamiento social que suponen nuevas barreras para quienes se apoyan en la lectura de labios para comunicarse, tienen movilidad reducida o necesitan la asistencia de una persona para desenvolverse en su d¨ªa a d¨ªa. Cualquier gesti¨®n de crisis no es realmente inclusiva si las medidas que recomienda no son realistas para las personas con discapacidad. Por eso, es imprescindible que estas est¨¦n directamente implicadas en el dise?o de todos los planes de prevenci¨®n, mitigaci¨®n y reconstrucci¨®n de la pandemia. Ellas son quienes mejor pueden aconsejar a las autoridades pol¨ªticas porque son quienes mejor conocen sus necesidades y solo a trav¨¦s de su participaci¨®n es posible garantizar una inclusi¨®n plena y efectiva en la respuesta general a la covid-19.

Afortunadamente, poco a poco, la comunidad internacional se ha ido haciendo eco de sus demandas y gran parte de los protocolos para emergencias de salud p¨²blica han ido incorporando ajustes razonables para garantizar que los derechos de las personas con discapacidad no sean vulnerados. Sin embargo, a¨²n falta mucho por hacer. Muchos gobiernos e instituciones ya han introducido subt¨ªtulos o lengua de signos en sus mensajes difundidos a trav¨¦s de v¨ªdeo, por ejemplo. En cambio, los contenidos adaptados a personas con discapacidad intelectual en versiones de lectura f¨¢cil y pictogramas siguen siendo escasos, y la mayor parte de la informaci¨®n que se distribuye digitalmente a trav¨¦s de im¨¢genes o gr¨¢ficos no incluye una alternativa textual que describa su contenido para las personas ciegas.

El uso de mascarillas, la higiene de manos o el distanciamiento social que suponen nuevas barreras para quienes se apoyan en la lectura de labios para comunicarse, tienen movilidad reducida o necesitan la asistencia

Estas barreras de comunicaci¨®n tambi¨¦n est¨¢n presentes en los centros de atenci¨®n sanitaria donde con frecuencias se a?aden barreras de accesibilidad f¨ªsica que dejan a las personas con discapacidad en una situaci¨®n de total vulnerabilidad. Adem¨¢s, numerosas organizaciones han denunciado que, ante la saturaci¨®n de los servicios de salud y la falta de recursos, ha habido discriminaci¨®n en su acceso a los tratamientos m¨¦dicos por considerarse sus vidas menos valiosas.

El informe Disability rights during the pandemic realizado por siete organizaciones internacionales de derechos humanos pone de relevancia el enorme fracaso mundial en la protecci¨®n de los derechos de las personas con discapacidad durante esta pandemia. En ¨¦l han participado m¨¢s de 2.100 personas procedentes de 134 pa¨ªses y la gran mayor¨ªa han reportado importantes violaciones de derechos humanos. Una situaci¨®n que se ha visto especialmente agravada en los pa¨ªses con menos recursos donde, adem¨¢s, vive el 80% de las personas con discapacidad que hay en el mundo y el acceso a la atenci¨®n sanitaria de calidad es muy limitado.

Iniciativas de cooperaci¨®n para el desarrollo como el proyecto europeo Bridging the Gap, cuya gesti¨®n lidera la Fundaci¨®n Internacional y para Iberoam¨¦rica de Administraci¨®n y Pol¨ªticas P¨²blicas (FIIAPP), han reorientado su plan de trabajo para apoyar a los gobiernos y a las organizaciones de personas con discapacidad de sus pa¨ªses socios en la implementaci¨®n de medidas que garanticen una respuesta inclusiva a la pandemia. Pero m¨¢s all¨¢ de proyectos y programas dedicados a esta tem¨¢tica, el componente de discapacidad debe ser incluido de manera transversal en todos los planes de contingencia de la pandemia o correremos el riesgo de dejar a muchas personas por el camino.

Ahora que el mundo empieza a planificar el nuevo escenario post covid-19 tenemos una oportunidad ¨²nica de llevar a la pr¨¢ctica todas las lecciones aprendidas e incluir la perspectiva de discapacidad como un eje fundamental, no solo en los planes de reconstrucci¨®n, sino en todas las intervenciones de pol¨ªtica p¨²blica. Porque, tras esta crisis, vendr¨¢n otras, y tambi¨¦n tendremos que enfrentarnos a la emergencia clim¨¢tica. Y porque la inclusi¨®n de las personas con discapacidad es una cuesti¨®n de derechos humanos y un requisito imprescindible para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la construcci¨®n de una sociedad m¨¢s justa y equitativa.

Carmen Serrano es responsable de Comunicaci¨®n de Bridging the Gap, liderado por la Fundaci¨®n Internacional y para Iberoam¨¦rica de Administraci¨®n y Pol¨ªticas P¨²blicas (FIIAPP).

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