Tras una violaci¨®n en grupo, el hashtag #Itsnotokay denuncia la violencia sexual en Sud¨¢n

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¡°Queremos que todas las v¨ªctimas sepan que estamos luchando por ellas y, sobre todo, que ellas no son las culpables. Queremos que no se sientan culpables por lo que pas¨®. Queremos decirles: ¡®Baby, it¡¯s not your fault¡¯ (¡®querida, no es culpa tuya¡¯). Que sepan que vamos a apoyarlas, que esta vez estamos a su lado y las vamos a ayudar. Queremos que sepan que no est¨¢n solas y animarles a que rompan el silencio y se sientan libres, y que pueden coger la mano de cualquiera de nosotras porque estamos aqu¨ª para ellas¡±. Estas palabras son de Lubna Abdalla, una de las j¨®venes sudanesas que han lanzado la campa?a #itsnotokay y ????_?????#, una acci¨®n en las redes sociales para denunciar la violencia sexual en el pa¨ªs y, sobre todo, para confrontar las justificaciones de las agresiones que algunos sectores sociales siguen difundiendo. Los c¨ªrculos sudaneses de las principales plataformas se han visto sacudidos en los primeros d¨ªas del a?o por esta marea de reivindicaci¨®n.

El 2 de enero, algunos perfiles informativos sudaneses difundieron la noticia de la violaci¨®n a una joven por parte de una veintena de hombres armados en una de las principales calles de Jartum ocurrida en la v¨ªspera de A?o Nuevo. Varias usuarias sudanesas empezaron a compartir mensajes acerca de esta informaci¨®n y pronto comenzaron a cruzarse con otros que justificaban las agresiones, que minimizaban la gravedad de los hechos y, sobre todo, que responsabilizaban a la v¨ªctima de lo ocurrido. Al d¨ªa siguiente, un grupo de estas activistas se dio cuenta de que no bastaba con compartir y criticar la informaci¨®n. Intentaron organizarse.

Samah Idrees lanz¨® la llamada a trav¨¦s de Twitter cuando la acci¨®n todav¨ªa no ten¨ªa forma. ¡°Estaba hablando con dos amigas a trav¨¦s de WhatsApp y pensamos que ten¨ªamos que iniciar un movimiento, pero obviamente necesit¨¢bamos m¨¢s gente, as¨ª que lo tuite¨¦. La gente comenz¨® a unirse al grupo e hicimos una lluvia de ideas sobre el nombre m¨¢s adecuado para la etiqueta. Con esta campa?a queremos mostrar apoyo, crear conciencia y que eso conduzca a un cambio positivo. Tenemos diferentes motivaciones, pero las m¨¢s comunes son la ira y la esperanza¡±, explica esta joven de 16 a?os que en la actualidad vive fuera del pa¨ªs. ¡°La respuesta ha sido impresionante¡±, reconoce Idrees. ¡°Hemos llegado a ser un centenar de mujeres en el chat y solo cuatro o cinco hombres¡±, comenta Aseel Adil Ali Ibrahim, que tambi¨¦n se uni¨® temprano al grupo de las impulsoras de la acci¨®n.

Hay dos ideas que se repiten entre las participantes en la campa?a: la de romper el silencio y la de dejar de culpabilizar a las v¨ªctimas. ¡°No es la primera vez que esto sucede en Sud¨¢n¡±, explica Lubna Abdalla, una de las componentes del grupo inicial, ¡°pero esta vez hemos elegido romper el silencio para detener la violencia, hablar y provocar el cambio que necesitamos porque esto es inaceptable. Nunca lo fue, nunca lo ser¨¢ y es hora de que se detenga, es hora de formar un movimiento y asegurarse de que todos los violadores y acosadores reciban lo que se merecen y que las v¨ªctimas recuperen sus derechos¡±.

Precisamente, una buena parte de la actividad de la campa?a ha sido responder a quienes, tambi¨¦n desde las redes sociales, culpan a las v¨ªctimas de sus agresiones sexuales. ¡°Nuestra sociedad es mis¨®gina¡±, se lamenta Aseel Adil Ali Ibrahim, ¡°y siempre responsabiliza a la mujer por la forma en que se viste, por c¨®mo camina o incluso por c¨®mo habla, y pasa por alto que incluso las mujeres que van totalmente cubiertas tambi¨¦n son violadas. Nuestra sociedad nunca ha sido un lugar seguro para que las mujeres denuncien p¨²blicamente sus experiencias, y al final su silencio es una continuaci¨®n de la agresi¨®n sexual, se las manipula, se las acosa envi¨¢ndoles correos o incluso se las amenaza. Es dif¨ªcil hablar de estos incidentes porque encontrar¨¢s poco o ning¨²n apoyo de la mayor¨ªa de la gente, ya que siempre son v¨ªctimas de la culpa¡±.

¡°Nuestra sociedad es mis¨®gina¡±. Una buena parte de la actividad de la campa?a ha sido responder a quienes, tambi¨¦n desde las redes sociales, culpabilizaban a las v¨ªctimas de sus agresiones sexuales.

Con #itsnotokay las participantes en la campa?a han querido dinamitar ese estigma que atenaza a las v¨ªctimas. ¡°La mayor¨ªa tiene miedo de hablar en sus hogares y fuera de ellos porque piensan que van a ser culpadas y estigmatizadas con lo que les ha pasado. Casi todo el mundo en Sud¨¢n est¨¢ obsesionado con la dignidad y el honor. Piensan que una vez que te acosan o violan lo pierdes, y con esta acci¨®n queremos demostrar lo contrario. Queremos decirles a las mujeres: ¡®No eres una desgracia. No perdiste tu dignidad, ni tu honor, ni tu orgullo. Estamos honrados de tener una superviviente entre nosotras. No te averg¨¹ences y no averg¨¹enzas a tu familia porque no es tu culpa¡±, asegura con firmeza la joven Lubna Abdalla.

No perdiste tu orgullo, ni tu dignidad ni tu honor. Estamos honrados de tener una superviviente entre nosotras. No te averg¨¹ences y no averg¨¹enzas a tu familia porque no es tu culpa

Lubna Abdalla

La diversidad se muestra tambi¨¦n en los lemas de la campa?a que se concreta en dos hashtags, uno en ¨¢rabe ????_?????# y otro en ingl¨¦s #isnotokay. ¡°No tienen el mismo significado¡±, explica Samah Idrees. ¡°La etiqueta en ¨¢rabe muestra apoyo, significa ¡®estamos contigo¡¯; la inglesa muestra condena. Los miembros de la sociedad sudanesa hablan ingl¨¦s o ¨¢rabe o ambos; las lanzamos en ambos idiomas para llegar a m¨¢s gente¡±.

Las redes tambi¨¦n han amplificado ese discurso que insiste en se?alar a las v¨ªctimas para justificar las agresiones y exculpar a los agresores. Estas activistas han intentado darle la vuelta a ese odio que destilan las redes sociales y utilizarlas para abrir una brecha en los r¨ªgidos estereotipos sociales. ¡°Las ni?as y las mujeres son acosadas sexualmente a diario, incluso en lugares p¨²blicos, y estos mismos acosadores de la vida real se dedican a culpar a las v¨ªctimas en Internet. Culpan a la v¨ªctima porque nadie puede detenerlos y, claro, porque la misoginia est¨¢ en muchas mentalidades, est¨¢ normalizada y la gente siente que puede culpar a una v¨ªctima en voz alta¡­¡±, se lamenta una de las impulsoras de la acci¨®n, Samah Idrees. Y Aseel Adil Ali Ibrahim a?ade: ¡°Es realmente agotador y traum¨¢tico leer comentarios tan desagradables y deshumanizados sobre las mujeres que provienen en su mayor¨ªa de hombres. Se supone que nos protegen, pero son la raz¨®n por la que nos vestimos seg¨²n sus dictados, por la que debemos evitar algunos lugares, por la que nunca vamos a ninguna parte solas, porque sabemos lo que son capaces de hacer¡±.

Se supone que (los hombres) nos protegen, pero son la raz¨®n por la que nos vestimos seg¨²n sus dictados, por la que debemos evitar algunos lugares, por la que nunca vamos a ninguna parte solas, porque sabemos lo que son capaces de hacer¡±

Ella misma insiste en el potencial de las redes: ¡°Denunciar p¨²blicamente arrojar¨¢ luz sobre lo que est¨¢ bien y lo que est¨¢ mal, ya que muchos piensan que es correcto culpar a una v¨ªctima. Nuestro objetivo es crear conciencia¡±. Una de las propuestas de la campa?a adem¨¢s de compartir las opiniones, las denuncias y los mensajes de ¨¢nimo para las v¨ªctimas, era compartir una foto com¨²n de perfil. ¡°Hemos compartido una imagen que representa la esperanza y la ira, tambi¨¦n hemos a?adido la flor para a?adir un efecto ¡®saludable¡¯¡±, apunta Idrees. Su compa?era Aseel Adil Ali Ibrahim se muestra m¨¢s tibia: ¡°La conciencia puede ayudar a algunos de ellos, pero otros son realmente un caso perdido. La denuncia es nuestra mejor opci¨®n para garantizar que nuestras voces sean escuchadas y no oprimidas¡±.

Despu¨¦s de los primeros momentos, la campa?a se ha ido reposando. Con el paso de los d¨ªas las impulsoras han intentado mantener las etiquetas como tendencia, como ocurri¨® los primeros d¨ªas, y han creado perfiles en diversas redes sociales, como Twitter, Facebook e Instagram, donde las publicaciones han tenido un amplio recorrido. Entre los contenidos compartidos, continuando con la tradici¨®n de los artistas gr¨¢ficos sudaneses comprometidos, los y las participantes han contado con un enorme material compuesto de dibujos e ilustraciones, que han vuelto a poner el arte al servicio de la reivindicaci¨®n.

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