Transformar para cooperar mejor, cooperar para transformar mejor
Un momento de crisis como el actual obliga a repensar la Cooperaci¨®n Internacional como una de las claves para un futuro prometedor en nuestro pa¨ªs
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Nos encontramos en los albores de una transformaci¨®n del sistema de cooperaci¨®n internacional que esperamos sea radical. Solo podremos tener ¨¦xito en esta empresa desde cuatro claves: el consenso y la participaci¨®n de actores pol¨ªticos y sociales, la ambici¨®n y la mirada de largo plazo, la b¨²squeda de la eficacia en alcanzar objetivos compartidos y la inversi¨®n estrat¨¦gica en recursos y capacidades.
Para estar a la altura del momento, desde la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo hemos propuesto un sistema integral en forma de ¨¢rbol, al que llamamos Las 7 C de la Cooperaci¨®n. Esta debe ser, as¨ª, coherente y promotora de coherencia, catalizadora en la igualdad de los derechos de las mujeres y ni?as, cuidadora y restauradora del planeta, comprometida con las emergencias humanitarias y la paz, compartida con la cooperaci¨®n de autonom¨ªas, provincias y localidades, conectada con la ciudadan¨ªa como principal motor de cambio y cognitiva en su capacidad de aprender de s¨ª misma y de otras.
En mi reciente comparecencia en el Congreso de los Diputados plante¨¦ la necesidad de repensar la Cooperaci¨®n Internacional como una de las claves de futuro en nuestro pa¨ªs. ?Es este el mejor momento? Una diputada hac¨ªa alusi¨®n a c¨®mo la realidad de la pandemia pudiera o no ser un acicate. Me parece inspirador el ejercicio que hicieron los l¨ªderes mundiales en Bretton Woods, antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial, al redise?ar el sistema institucional de relaciones internacionales que ha estado vigente desde entonces.
Un momento de crisis como el actual nos plantea el poder hacer una revisi¨®n profunda de lo que necesitamos para prepararnos mejor para el mundo del ma?ana. Si algo nos est¨¢ ense?ando la pandemia es que la cooperaci¨®n y el estrechamiento de los lazos de solidaridad de la comunidad internacional son el mejor camino posible para superar los desaf¨ªos globales. El mejor ejemplo de una estrategia ineficaz lo vemos con el nacionalismo de vacunas, que dejar¨¢ en la intemperie de los contagios a una buena parte de la humanidad, aumentando enormemente el riesgo de efectos boomerang en el futuro.
Leon Tostoi dec¨ªa: ¡°He comprendido que mi bienestar solo es posible cuando reconozco mi unidad con todas las personas del mundo, sin excepci¨®n¡±. El valor de la solidaridad internacional se ha ido incorporando en el ADN en la sociedad espa?ola de manera creciente durante todo nuestro desarrollo democr¨¢tico. Hoy se la reconoce como la m¨¢s solidaria con los pa¨ªses en desarrollo dentro de los pa¨ªses europeos, lo que supone un activo inigualable que debemos cuidar. Sustituir ¡°m¨¢s cooperaci¨®n¡± por ¡°m¨¢s ensimismamiento¡± es proponer a nuestra ciudadan¨ªa retroceder d¨¦cadas y volver a hacer de los Pirineos una muralla rid¨ªcula. Adem¨¢s, esa estrategia de m¨¢s ensimismamiento ya se produjo en la salida de la anterior crisis, cuando se recort¨® la Ayuda Oficial al Desarrollo a la mitad hasta dejarnos por detr¨¢s de Hungr¨ªa en esfuerzo de ayuda, lo que nos ha hecho pagar un alto precio en p¨¦rdida de relevancia y liderazgo. Evitemos el d¨ªa de la marmota.
La clase pol¨ªtica tiene delante de s¨ª la oportunidad de mostrar su sentido de utilidad alcanzando un consenso en el dise?o de un nuevo sistema de cooperaci¨®n y de revertir la desafecci¨®n creciente de la ciudadan¨ªa
La clase pol¨ªtica tiene delante de s¨ª la oportunidad de mostrar su sentido de utilidad alcanzando un consenso en el dise?o de un nuevo sistema de cooperaci¨®n y de revertir la desafecci¨®n creciente de la ciudadan¨ªa y de reconectar con lo m¨¢s noble de nuestros valores sociales. Los actores sociales tenemos un papel clave a la hora de promover este consenso, como ya han demostrado en los trabajos realizados en el Consejo de Cooperaci¨®n. Tenemos mucho trabajo por delante y poco tiempo que perder.
Es hora de cooperar para hacer frente a los grandes retos globales
La pandemia ha tensado las costuras de un mundo que previamente se agrietaba en la pobreza, las desigualdades, la emergencia clim¨¢tica y ambiental, el drama humanitario, las violencias contra las mujeres y el ascenso autocr¨¢tico. El diagn¨®stico global basado en la mejor ciencia nos muestra que hemos atravesado el Rubic¨®n. No es tiempo de procrastinar con las soluciones. Todos recordamos la indignaci¨®n de Greta Thunberg frente a los l¨ªderes de Davos al se?alar: ¡°Reaccionen como si nuestra casa estuviera en llamas, porque lo est¨¢¡±. La ambici¨®n de estar a la altura de las circunstancias es una de las claves a la hora de repensar la Cooperaci¨®n Internacional. Necesitamos imaginar un sistema de Cooperaci¨®n que aporte valor y soluciones a los retos que enfrentamos durante las pr¨®ximas d¨¦cadas y para ello no sirven capitas de pintura ni barnices Agenda 2030.
La transformaci¨®n debe garantizar una Cooperaci¨®n eficaz. Dec¨ªa recientemente Pol Morillas, director del CIDOB, que las sociedades nos piden respuestas a los problemas globales con mecanismos de cooperaci¨®n reforzados e instituciones ¨¢giles y eficaces. La eficacia del sistema de Cooperaci¨®n Internacional fue la preocupaci¨®n de varias diputadas durante mi intervenci¨®n en el Congreso. Hay una rica experiencia multilateral acumulada que nos debe ayudar en este desaf¨ªo y varios ¨ªndices internacionales de prestigio que nos fotograf¨ªan.
Lo primero es saber que, si queremos resolver los problemas del desarrollo sostenible de manera eficaz, el partido se juega en procesos locales o regionales y con actores nativos en un esfuerzo de localizar la cooperaci¨®n y el desarrollo. Adem¨¢s, es necesario poner el foco en objetivos y resultados compartidos, generar procesos de colaboraci¨®n institucional y apostar por la transparencia y la rendici¨®n de cuentas. La mayor parte de la ineficacia sucede cuando usamos recursos que no operan bajo este prisma provocando ayuda inflada o no genuina. Desgraciadamente encontramos muchos ejemplos de anticooperaci¨®n. Algunos dram¨¢ticos como el proyecto hidroel¨¦ctrico financiado en Honduras por algunos bancos de desarrollo europeos y que deriv¨® en el asesinato de Berta C¨¢ceres, cuyo quinto aniversario hemos celebrado recientemente. Lamentablemente, esta es la realidad de muchos l¨ªderes comunitarios cuando grandes inversiones econ¨®micas de desarrollo llegan a sus territorios atropellando sus derechos.
Sin embargo, hay otro nivel para la eficacia que es crucial a la hora de responder a los desaf¨ªos globales y es la coherencia de pol¨ªticas para la consecuci¨®n del desarrollo sostenible, un concepto clave para la implementaci¨®n de una Agenda 2030 de manera rigurosa y transformadora. La coherencia no es aprovecharse de los ODS para legitimar el business as usual de la acci¨®n de un gobierno, una empresa u ONGD sin una revisi¨®n estrat¨¦gica y operacional profunda. Implica desprenderse de todo lo que no contribuye en alcanzar tales objetivos y potenciar lo que s¨ª aporta. Es tambi¨¦n un llamado a superar la acci¨®n fragmentada con mecanismos institucionales espec¨ªficos y a potenciar alianzas institucionales que asuman objetivos y enfoques compartidos y nos permitan responder de la mejor manera posible a los retos existentes desde la colaboraci¨®n y la transparencia.
Hablemos de recursos y capacidades. Aqu¨ª nos jugamos la realidad de la reforma. Es fundamental superar la precariedad del sector y apostar por esta generaci¨®n de profesionales de la cooperaci¨®n y preparar adecuadamente a las que llegar¨¢n
Por otro lado, una buena parte de la ineficacia institucional del modelo espa?ol de cooperaci¨®n tiene que ver con un sistema ministerialmente descoordinado y fragmentado. Administraciones y organizaciones sufrimos un entramado legal que torna cualquier acci¨®n de cooperaci¨®n en un acto de burocracia delirante y con la incapacidad de conjugar adecuadamente el potencial de contribuci¨®n de los diversos actores sociales. Desde las ONGD demandamos una revisi¨®n y ampliaci¨®n de nuestro rol en el nuevo sistema en l¨ªnea con las recomendaciones del Comit¨¦ de Ayuda al Desarrollo.
Es necesario ¨Dmejor dicho, imprescindible¨D un entorno propicio para que las organizaciones de la sociedad civil podamos desarrollar nuestros roles. Lo subraya tambi¨¦n el Consenso Europeo sobre el Desarrollo cuando dice que las autoridades deben habilitar procesos que permitan la interacci¨®n eficaz de la ciudadan¨ªa en todas las fases del proceso de elaboraci¨®n y aplicaci¨®n de las pol¨ªticas. En esto el Gobierno tiene un amplio margen de mejora, a la luz de la ausencia total de di¨¢logo en relaci¨®n documentos clave para nuestro trabajo como son la Estrategia de Acci¨®n Exterior, el Plan de Acceso Universal a las vacunas o la Gu¨ªa de Pol¨ªtica Exterior Feminista. Incluso en aquellos espacios donde s¨ª ha habido participaci¨®n, como las Directrices de la Estrategia de Desarrollo Sostenible, esta ha sido limitada e insuficiente.
Por ¨²ltimo, hablemos de recursos y capacidades. Aqu¨ª nos jugamos la realidad de la reforma. Es fundamental superar la precariedad del sector y apostar por esta generaci¨®n de profesionales de la cooperaci¨®n y preparar adecuadamente a las que llegar¨¢n. En definitiva, seguir a rajatabla el compromiso que firm¨® el actual rey de Espa?a junto a 192 jefes de gobierno en 2015 con la Agenda 2030: apostar por el 0,7% de la renta en forma de Ayuda Oficial al Desarrollo, promover espacios fiscales progresivos en los pa¨ªses, poner soluci¨®n al problema de la deuda externa, apalancar recursos privados a los fines del desarrollo sostenible y alinear la tecnolog¨ªa y el comercio a este fin.
Los ciudadanos y ciudadanas de nuestro pa¨ªs, y las personas con las que cooperamos merecen que estemos a la altura. No perdamos un minuto.
Andr¨¦s Rodr¨ªguez Amayuelas es presidente de la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo.
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