Hablar y cantar, una cura de salud mental para las personas desplazadas en Mozambique
La autora, psic¨®loga de M¨¦dicos Sin Fronteras, relata los problemas de salud mental que padecen las personas que han huido de sus hogares por la situaci¨®n de violencia en el norte del pa¨ªs
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El conflicto en la provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, comenz¨® hace ahora cuatro a?os. Y desde entonces, seg¨²n las cifras que maneja Naciones Unidas, unas 668.000 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares. Las condiciones de vida que hay aqu¨ª, en los campos temporales dise?ados para albergar a miles de familias desplazadas que llegan exhaustas, son cada vez m¨¢s dif¨ªciles. A la lucha diaria de muchos padres y madres para conseguir comida y agua en cantidad suficiente para alimentar a sus familias, se une la desesperaci¨®n que les provoca el no tener la ropa ni los medicamentos necesarios.
Tambi¨¦n hay una escasez importante de materiales pl¨¢sticos y de lonas para cubrir de manera adecuada los refugios y poder protegerse de las inclemencias del tiempo durante la temporada de lluvias. Resulta muy duro ver a tanta gente viviendo en una situaci¨®n tan precaria. Y como es l¨®gico, muchos se sienten desesperados y frustrados al ver que no pueden hacer pr¨¢cticamente nada para proteger a los suyos de manera adecuada. Cada aspecto de la vida en los campamentos es una lucha y los traumas que estos desplazados internos experimentan cada d¨ªa acaban afectando seriamente a su estabilidad emocional.
La mayor¨ªa de estos desplazados son del distrito costero de Quissanga, donde los enfrentamientos entre el ej¨¦rcito mozambique?o y los grupos armados no estatales han sido m¨¢s intensos. Muchas aldeas han sido completamente destruidas y los desplazados internos nos cuentan terribles historias de c¨®mo perdieron sus hogares, pertenencias y seres queridos a causa de la violencia. Mientras atravesaban el bosque en busca de seguridad, muchos se toparon con los cuerpos de personas que hab¨ªan sido asesinadas y descuartizadas y vieron a familiares o vecinos de sus pueblos a quienes les hab¨ªan cortado la cabeza. Tambi¨¦n vieron o saben de personas que murieron por hambre o por sed. Cuando hablas con ellos, te cuentan que no pueden quitarse esas im¨¢genes de la cabeza.
Adem¨¢s de todo esto, tambi¨¦n hay que recordar que no es la primera vez que tienen que desplazarse. Desde que empez¨® el conflicto, hay gente que se ha visto obligada a huir en dos o tres ocasiones dentro de su propio distrito. No se van muy lejos de sus aldeas, pero no pueden volver a ellas.
En los campos temporales, nosotros les ofrecemos servicios de agua y saneamiento, construimos letrinas y suministramos agua potable a miles de familias. Y hace solo unos meses, en diciembre de 2020, lanzamos un programa de salud mental en los campos de Nangua y 25 de Junho para reforzar las consultas de salud primaria que ya ofrec¨ªamos a trav¨¦s de nuestras cl¨ªnicas m¨®viles. Estos dos campos son los m¨¢s poblados del distrito de Metuge, y est¨¢n ubicados en las afueras de Pemba, la capital de Cabo Delgado. Adem¨¢s de eso, tambi¨¦n hemos puesto en marcha otro programa de salud mental en Montepuez, que es la segunda ciudad m¨¢s grande de Cabo Delgado y que est¨¢ situada en la parte occidental de la provincia. Vimos que miles de desplazados internos se estaban reasentando all¨ª y que sus necesidades m¨¦dicas y de salud mental estaban lejos de estar cubiertas, as¨ª que decidimos extender hasta all¨ª nuestro programa.
Nuestras actividades de salud mental incluyen c¨ªrculos de conversaci¨®n, teatro, partidos de f¨²tbol, baile y canto. Los c¨ªrculos de conversaci¨®n son espacios seguros para que los desplazados internos se expresen y hablen con nosotros, en un ambiente de confianza, sobre cualquier cosa que les angustie. Y para que se sientan m¨¢s c¨®modos a la hora de hablar ciertos temas que resultan complicados para ellos, creamos c¨ªrculos separados para mujeres y hombres.
Tambi¨¦n vieron o saben de personas que murieron por hambre o por sed. Cuando hablas con ellos, te cuentan que no pueden quitarse esas im¨¢genes de la cabeza
Durante una de las rondas de conversaci¨®n que tuvimos en el campamento de desplazados internos de Nangua, una mujer cont¨® que hab¨ªa encontrado a un ni?o que estaba solo en el bosque y que lo trajo con ella y con su familia hasta el campo. No pod¨ªa dejarle all¨ª solo. ¡°No s¨¦ d¨®nde est¨¢ su mam¨¢. Todos nosotros dejamos nuestras casas en Cajembe el a?o pasado. Sufrimos mucho en Macomia y ahora estamos aqu¨ª en Metuge. ?Estamos sufriendo mucho! Nosotros, la gente de Cajembe y Nankaramo [sus distritos de origen], sufrimos mucho. Estar aqu¨ª no es nuestra elecci¨®n o decisi¨®n; si tuvi¨¦ramos otra opci¨®n, habr¨ªamos ido a otros lugares donde nuestra vida fuese m¨¢s sencilla¡±.
Para algunos, el viaje en busca de seguridad significa d¨ªas de caminar por el monte. Se necesita la fuerza de la que carecen los ni?os y los ancianos, y algunas familias pierden a sus seres queridos durante el camino. Mucha gente se enferma. Algunos tienen las piernas hinchadas despu¨¦s de caminar distancias tan largas. Sus cuerpos est¨¢n cansados y doloridos. El trayecto desde Mueda, de donde vienen muchos desplazados internos, hasta Pemba, es de 268 kil¨®metros, as¨ª que se necesitan seis o siete d¨ªas caminando sin parar y a buen ritmo para llegar a uno de los campamentos. Hay gente que lo hace del tir¨®n, casi sin parar a dormir, y sin apenas disponer de comida o de agua, por lo que llegan hasta aqu¨ª en condiciones bastante malas.
Cuando hablamos con ellos, les pedimos que nos cuenten c¨®mo se han adaptado a su nueva realidad, pero todo lo que nos cuentan resulta negativo. Se enfrentan a grandes desaf¨ªos todos los d¨ªas. No hay suficiente comida, la que hay no se distribuye de manera adecuada y no todo el mundo tiene utensilios de cocina. No hay suficiente espacio en las tiendas para todos los miembros de la familia y muchas de ellas, como dec¨ªa antes, no tienen lonas de pl¨¢stico para cubrirlas. Todo son recuerdos de lo que dejaron atr¨¢s. La situaci¨®n en la que viven les causa sufrimiento. Y ese dolor se manifiesta siempre, ya sea f¨ªsica o mentalmente. Nos dicen que tienen problemas para dormir y que esas im¨¢genes aterradoras que siguen en sus cabezas les quitan el sue?o, las ganas de comer y, a veces, las ganas de vivir.
Nos dicen que tienen problemas para dormir y que esas im¨¢genes aterradoras que siguen en sus cabezas les quitan el sue?o, las ganas de comer y, a veces, las ganas de vivir
Es muy triste. Salieron de sus casas con la esperanza de escapar del sufrimiento, pero llegan aqu¨ª y el sufrimiento contin¨²a. Es duro escuchar a alguien llorar mientras te cuenta c¨®mo se llevaron a sus hijos. Otro d¨ªa, durante otra de las rondas de conversaci¨®n, un l¨ªder de la aldea nos dijo que hab¨ªan perdido a 140 miembros de su comunidad. Y es as¨ª cada d¨ªa.
Sin embargo, a pesar de todas las dificultades, sentimos que a trav¨¦s de las actividades de salud mental que organizamos logramos ayudarles a afrontar sus p¨¦rdidas y a recuperar algo de esperanza. El simple hecho de que estemos aqu¨ª para escuchar lo que tienen que decir, ya les hace sentir mejor. Cantamos y bailamos, llevamos a cabo actividades con el prop¨®sito de aliviar su dolor, aunque solo sea por un momento. Y todo eso les permite compartir cosas positivas y recordar los buenos momentos. Las mujeres, que son las que m¨¢s c¨®modas se sienten cantando, componen canciones en las que cuentan sus vivencias y con las que transmiten lo que sienten o lo que esperan de cara al futuro. Esta es una de ellas:
Siento que el trabajo que hacemos es ¨²til y a la vez hermoso. Siempre nos piden es que no nos olvidemos de visitarlos, de estar a su lado. Recuerdo por ejemplo c¨®mo hace pocos d¨ªas una mujer me dec¨ªa que, incluso si no les traemos comida o tiendas de campa?a, el hecho de que estemos aqu¨ª para preguntarles c¨®mo se sienten, de que haya alguien que se interese por sus problemas y sus preocupaciones, ya les ayuda a aliviar el dolor. Yo me quedo con eso: con el hecho de que siempre nos pidan que regresemos. Eso hace que, para m¨ª, este trabajo resulte muy especial.
(*) La autora, psic¨®loga de MSF, utiliza un seud¨®nimo por razones de seguridad.
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