En el territorio de los padres sin nombre
La guionista habla de la pel¨ªcula ¡®Las motitos¡¯, que retrata la situaci¨®n a la que se enfrentan las adolescentes embarazadas y su entorno en cualquier barrio pobre de Sudam¨¦rica y ha ganado la Biznaga de Plata a mejor pel¨ªcula iberoamericana y mejor interpretaci¨®n femenina en el 24? Festival de M¨¢laga
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Hay una periferia de la periferia en el mundo, como en los pa¨ªses. Argentina es Latinoam¨¦rica, pero sus n¨²cleos urbanos no est¨¢n todos delimitados por la provincia de Buenos Aires, as¨ª como los barrios populares del resto de las ciudades argentinas no se reducen a los barrios porte?os del cine rioplatense que mayoritariamente se consume en el exterior. En las calles de las grandes ciudades de Sudam¨¦rica no se oye ¨²nicamente tango, por m¨¢s hermoso y evocador que resulte. Afortunadamente, hoy que el cine brota por todas partes, los creadores puede ir pintando con muchos otros matices, o ecualizando paisajes sonoros argentinos en los que no hay sh en yo ni en lluvia, porque en cada provincia se habla con diferentes dicciones y m¨²sicas.
En C¨®rdoba ¨Cla segunda ciudad argentina¨C al acento se le llama tonada y es muy particular; incluso cada barrio cordob¨¦s tiene rasgos reconocibles en la pronunciaci¨®n, que responden a unas pr¨¢cticas vecinales tambi¨¦n distinguibles. As¨ª, Las motitos, la pel¨ªcula galardonada con la Biznaga de Plata a la mejor producci¨®n iberoamericana y a la mejor actriz protag¨®nica (Carla Gusolfino) en el 24? Festival de M¨¢laga, se rod¨® en barrio Rosedal, de C¨®rdoba, donde creci¨® Gabriela Vidal, la guionista y codirectora del largometraje, junto a In¨¦s Barrionuevo. De este conocimiento carnal del lugar, el valor de este particular¨ªsimo acercamiento a la realidad del embarazo adolescente, que es nacional, y, sin embargo, cuenta en este caso con una escritura fina de los afectos, adem¨¢s de una puesta en escena y un lenguaje sonoro que nos meten de lleno en esa comunidad.
Las motitos (2020), que pas¨® por la secci¨®n Zona Zine del citado certamen de cine espa?ol, se film¨® al mismo tiempo que en Argentina se produc¨ªa una de esas largas y bravas luchas feministas que, tras alg¨²n traspi¨¦, concluy¨® con la aprobaci¨®n de una ley de interrupci¨®n voluntaria del embarazo, en diciembre de 2020. Hasta entonces, los informes internacionales se hac¨ªan eco de la injusta y temible situaci¨®n por la que deb¨ªan atravesar las adolescentes que no pod¨ªan abortar de forma legal, en una regi¨®n donde el embarazo prematuro y no deseado supera largamente la media mundial.
Gabriela Vidal hab¨ªa vivido m¨¢s de una d¨¦cada en ciudad de M¨¦xico y, al volver a Argentina, en 2012, se sorprendi¨® con la cantidad de chicas demasiado j¨®venes que vio embarazadas. Ese asombro fue el germen de la idea que primero fue una novela. Desde M¨¢laga, adonde ha acudido a la presentaci¨®n de su primera pel¨ªcula como directora, narra los primeros recuerdos de su vuelta al lugar de nacimiento: ¡°Les pregunt¨¦ a mis sobrinas, que entonces ten¨ªan alrededor de 15 a?os, y me contaban cosas de sus amigas. Por ejemplo, que tal chica dej¨® al beb¨¦ con la madre de su novio, para salir, y cuando se lo vinieron a devolver, se escondi¨® y no abri¨® la puerta, para seguir un rato m¨¢s con sus amigos y amigas... Podr¨ªa decir que el texto del guion est¨¢ curado (comisariado) por mis sobrinas, porque cuando uno no tiene la edad del personaje o no tiene esas vivencias, pregunta, escarba y, para conectar con esa vulnerabilidad, hab¨ªa que escuchar a las adolescentes. Mis sobrinas pasaban por ese traj¨ªn de terminar sus estudios secundarios, una etapa muy fr¨¢gil de la vida, en que uno puede perderse¡±.
En el momento en que estaba enfrascada en la escritura, comenta Vidal, emergi¨® con fuerza la marea verde, como se llam¨® al movimiento por la legalizaci¨®n del aborto. ¡°El rodaje transcurri¨® en paralelo a la lucha, uno de cuyos momentos m¨¢s emocionantes fue cuando, en 2018, fracas¨® una votaci¨®n parlamentaria, porque la ley no sali¨® a la primera, pero no hubo claudicaci¨®n. Era pronto, pero la batalla ya estaba ganada¡±, recuerda. Por supuesto que ¡°la pel¨ªcula hubiera existido sin ese contexto, pero los contextos permean y nos dejamos permear: la idea ven¨ªa de antes, pero como sucede muchas veces con los procesos creativos se sincronizan con las situaciones y, en este caso, la buena estrella acompa?¨® el proyecto¡±, sostiene. De hecho, la ley se aprob¨® unas semanas despu¨¦s del estreno y el reconocimiento del filme en el Festival de Mar del Plata.
Entre las madres y la polic¨ªa
En uno de los debates organizados en el marco del certamen de M¨¢laga, un asistente observ¨® que, en Las motitos, los padres no tienen nombre. ¡°Desde que me lo dijo, me ha dado culpa y tengo ganas de hacerle una pel¨ªcula a mi pap¨¢¡±, sostiene Vidal, riendo. A continuaci¨®n, se explaya: ¡°Antes, otra persona me hab¨ªa sugerido ¡®revisar¡¯ la mirada sobre los personajes masculinos, pero no me gust¨® ese reproche ¡®moral¡¯. En cambio, un director peruano me dijo que se trataba de una distop¨ªa de la que se hab¨ªa sacado a los padres... No s¨¦ si vale poner titulares sociol¨®gicos, porque en la creaci¨®n se busca un hecho singular, pero pienso que s¨ª tiene que ver con la paternidad en Am¨¦rica Latina. Me han atravesado mis a?os en M¨¦xico, y lo que vi es una paternidad en crisis; tambi¨¦n la veo en Argentina. Estos pap¨¢s adolescentes tienen tanta vida por delante, en la que, claro, uno puede arrepentirse de un aborto, pero tambi¨¦n puede arrepentirse de tener un hijo y, en este caso, c¨®mo se mira uno al espejo y se dice esto. Los hijos deben ser deseados y deseados a consciencia¡±. Sin embargo, observamos que hay un padre que, aunque sin nombre, finalmente se reivindica frente a su hija: ¡°S¨ª, hay tareas que le tocan a ¨¦l, porque la madre est¨¢ enojada y tiene derecho a tomarse para s¨ª ese momento de enfado¡±, replica la escritora.
Estos pap¨¢s adolescentes tienen tanta vida por delante, en la que, claro, uno puede arrepentirse de un aborto, pero tambi¨¦n puede arrepentirse de tenerlo. Los hijos deben ser deseados y deseados a conscienciaGabriela Vidal, guionista de 'Las motitos'
Antes de viajar a M¨¦xico a estudiar cine, Vidal fue periodista y, durante algunos a?os, colabor¨® en la revista de los ni?os sin hogar de la ciudad de C¨®rdoba. Ese proyecto para sacar a los chicos de la calle se llama La Luci¨¦rnaga y aquella experiencia, seg¨²n la guionista, plant¨® la semilla de un tributo a las madres: ¡°Vi ah¨ª madres muy luchonas por sus hijos y, al fin, si lo pienso, tambi¨¦n a m¨ª me han salvado siempre las madres. As¨ª como en la pel¨ªcula, el protagonista adolescente, Lautaro, dice que no sale a chorear (robar) porque si no, su mam¨¢ ¡®lo mata¡¯. Yo eso lo escuch¨¦ en el barrio. Ah¨ª est¨¢ el l¨ªmite y ¨¦l elige otro destino, porque los pibes tambi¨¦n toman decisiones, mientras las madres hacen lo que pueden en contextos en los que falta m¨¢s ayuda del Estado. El vecino con el que cri¨® y jug¨® toda la vida, s¨ª sali¨® a chorear, y se siente orgulloso¡±.
El trasfondo de la historia de amor entre los protagonistas adolescentes, y sus efectos colaterales, es la precariedad econ¨®mica y la delincuencia cotidiana en los barrios pobres, en los que arrecia, asimismo, la violencia policial, con el consecuente pavor de las familias por el destino de sus hijos, el cual, a veces, solo depende de su color de piel. El detonante del conflicto social en la pel¨ªcula de Vidal y Barrionuevo es, precisamente, una ola de saqueos a supermercados que se inspir¨® en unos sucesos parecidos, ocurridos en diciembre de 2013, durante un acuartelamiento de la polic¨ªa provincial, que dej¨® desatendida a la ciudad de C¨®rdoba, con sus comercios y sus calles sin custodia.
¡°En los saqueos falt¨® Estado. Salieron miles de chicos en motitos. Hubo persecuci¨®n y estigma, y no hubo consecuencias reflexivas como las que deber¨ªa haber en una sociedad a la que le pasa eso¡±, lamenta Vidal. Sin embargo, quiere aclarar que en los barrios pobres, en los que conviven los chicos que estudian con los que a veces delinquen, suele haber tambi¨¦n mucha solidaridad y actividades alegres y formativas en los centros culturales. ¡°La gente se organiza y las asociaciones llegan adonde el Estado no alcanza¡±, agrega.
Su pr¨®xima pel¨ªcula, que ya est¨¢ en desarrollo, tambi¨¦n se ambientar¨¢ en un barrio de la ciudad de C¨®rdoba, en el que vive la comunidad peruana. Se llamar¨¢ Fantasmas de invierno y su protagonista ser¨¢ otra mujer joven, en este caso, sola, a la que sostienen los vecinos inmigrantes de otros pa¨ªses latinoamericanos.
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