De comer tortugas marinas a ganarse la vida protegi¨¦ndolas
Pa¨ªses africanos costeros como Costa de Marfil se enfrentan, desde la pobreza, al reto de mejorar la gesti¨®n de sus recursos marinos para evitar los peores efectos de la crisis clim¨¢tica. La participaci¨®n de las comunidades es clave
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Costa de Marfil lleva el mar en el nombre. Su frente marino est¨¢ ocupado por un ca?¨®n submarino de gran importancia biol¨®gica y sus aguas fr¨ªas hacen abundante el pescado azul a proximidad de la orilla. El plato popular m¨¢s conocido del pa¨ªs, el garba, est¨¢ hecho de at¨²n frito servido con s¨¦mola de mandioca o atti¨¦k¨¦. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de las residencias de lujo de las playas de Assinie y de los puertos de Abiy¨¢n ¨Dcapital econ¨®mica del pa¨ªs¨D y San Pedro, el litoral permanece poco desarrollado y apenas accesible por la coti¨¨re, una tortuosa carretera que espera desde hace a?os una renovaci¨®n que nunca llega.
Hasta all¨ª lleg¨® el veterinario y cooperante espa?ol Jos¨¦ G¨®mez (Toledo, 54 a?os) a finales de los a?os noventa. G¨®mez, que reside en Costa de Marfil desde 1991, descubri¨® que las largas playas de la remota regi¨®n de Grand Bereby, al oeste de la ciudad portuaria de San Pedro, albergan algunos de los principales lugares de desove de tortugas marinas de ?frica del Oeste. Pero tanto las tortugas como sus huevos generalmente acababan en el puchero.
¡°Me sorprendi¨® ver que, pese a que las tortugas marinas son una especie protegida, son capturadas abiertamente sin que nadie haga nada¡±, explica G¨®mez, quien desde entonces empez¨® a buscar apoyo para poner en marcha iniciativas de conservaci¨®n. En 2014 fund¨® la ONG Conservation de Esp¨¨ces Marines (CEM) con el cient¨ªfico marfile?o Alexandre Dah.
Ambos entendieron pronto que, para que la gente se interesase por las actividades de conservaci¨®n, estas deb¨ªan formar parte de la soluci¨®n a sus problemas. ¡°Establecimos un contrato oral con las comunidades: protejan las tortugas y les ayudaremos a salir adelante¡±, narra.
Los ribere?os de etnia krumen de Grand Bereby estaban en un ¨¢ngulo ciego del desarrollo. Siguiendo la fiebre agr¨ªcola del pa¨ªs, hab¨ªan abandonado la pesca de subsistencia por la agricultura en pos de una mayor estabilidad. El hundimiento de los precios del caucho tambi¨¦n afect¨® a su nivel de vida y se ceb¨® con los j¨®venes, sin trabajo ni tierra.
Con el apoyo de la Fundaci¨®n Rod¨¦ y Orange C?te d¡¯Ivoire, G¨®mez ayud¨® a las comunidades costeras a poner en marcha programas de desarrollo rural. Se trata de peque?as infraestructuras de impacto social como pozos de agua potable, proyectos educativos, electrificaci¨®n y centros de salud. CEM tambi¨¦n proporciona formaci¨®n y empleo como agentes de conservaci¨®n marina a 26 j¨®venes de localidades ribere?as.
¡°Nunca es suficiente en medio de tanta frustraci¨®n, pero puedo decir que la gente ha mantenido su palabra¡±, afirma. Tras 10 a?os de trabajo, la captura de tortugas ha desaparecido en las playas y los nidos permanecen protegidos en la zona de actuaci¨®n de CEM gracias a la colaboraci¨®n de los j¨®venes locales.
Uno de ellos es Picard Almiral Hie (33 a?os), nativo del pueblo de Roc. Hie divide su tiempo entre la salvaguarda de nidos de tortuga y las actividades de buceo, explorando los lechos marinos y arrecifes de la zona. ¡°Si no proteg¨ªamos a las tortugas, nuestros hijos no podr¨ªan verlas¡±, reconoce, y afirma que el consumo de este animal en su comunidad es ya algo del pasado.
Una d¨¦cada para salvar el oc¨¦ano
No es de extra?ar que los krumen se volvieran de espaldas al mar en un continente que apenas lo explota. Como explica el investigador del Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa (IEO/CSIC) Eduardo Balguer¨ªas, ¡°salvo la pesca y en algunos casos las actividades extractivas, actividades como el turismo costero o la acuacultura est¨¢n a¨²n por desarrollar en ?frica¡±.
Para este investigador, el oc¨¦ano es la ¨²ltima frontera econ¨®mica de la humanidad. El 95% de su superficie sigue inexplorado y puede suponer una fuente de recursos inmensa, como energ¨ªa, ¨¢ridos y alimentos, ante el aumento de la poblaci¨®n mundial y el agotamiento de los recursos terrestres.
El 95% de la superficie del oc¨¦ano sigue inexplorado y puede suponer una fuente de recursos inmensa, como energ¨ªa, ¨¢ridos y alimentos
Los oc¨¦anos tambi¨¦n son el regulador clim¨¢tico del planeta. Han almacenado el 93% de las emisiones de efecto invernadero humanas en los ¨²ltimos 50 a?os y de ellos depende que el calentamiento global se mantenga en niveles soportables, o se acelere. El r¨¢pido aumento de su temperatura, la acidificaci¨®n de las aguas y los cambios en las corrientes marinas son s¨ªntomas inquietantes.
Los pa¨ªses costeros de ?frica del Oeste, donde entre el 6% y el 40% de la poblaci¨®n vivir¨¢ en zonas costeras bajas en 2030, se enfrentar¨¢n a la subida del nivel del mar y al aumento de la frecuencia e intensidad de fen¨®menos clim¨¢ticos extremos. La FAO proyecta que la crisis clim¨¢tica afectar¨¢ especialmente a la productividad de las pesquer¨ªas, de las que depende una cuarta parte de las prote¨ªnas del continente, pero que ya se encuentran en niveles de plena explotaci¨®n o sobreexplotaci¨®n.
No podemos permitirnos el lujo de explotar el oc¨¦ano de manera irracional como hemos hecho con el medio terrestreEduardo Balguer¨ªas, investigador del Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa (IEO/CSIC).
En definitiva, nos va la vida en salvar el oc¨¦ano, pero a¨²n no sabemos c¨®mo hacerlo. ¡°Sorprendentemente, sabemos menos del oc¨¦ano que de la Luna, pese a que en ¨¦l est¨¢n puestas las esperanzas de la humanidad¡±, afirma Balguer¨ªas. Para impulsar la ciencia para su explotaci¨®n sostenible, Naciones Unidas ha declarado el decenio 2021-2030 como la D¨¦cada de las ciencias oce¨¢nicas para el desarrollo sostenible.
Uno de los objetivos clave es proteger un 10% de los ecosistemas marinos antes de 2030 para que estos sigan siendo capaces de sostener su biodiversidad y absorber carbono atmosf¨¦rico. El litoral de Grand Bereby pronto ser¨¢ uno de ellos. Gracias en buena parte al trabajo cient¨ªfico y social de CEM y a la asistencia t¨¦cnica de ONU Medio Ambiente, el pasado 21 de diciembre de 2020 el Gobierno marfile?o declar¨® Grand Bereby como ¨¢rea marina protegida. Es la primera del pa¨ªs.
La futura reserva marina cubrir¨¢ 2.600 kil¨®metros cuadrados e incluir¨¢ un santuario de conservaci¨®n estrictamente reservado para tortugas, tiburones y rayas, as¨ª como un ¨¢rea de ecodesarrollo para la pesca artesanal y la promoci¨®n de actividades tur¨ªsticas recreativas.
¡°Grand Bereby era conocido sobre todo por la pesca deportiva. Ahora, cada vez viene m¨¢s gente para ver el desove de tortugas¡±, explica Pierre Daley, director del hotel Katoum, que reabri¨® su establecimiento en 2010. Desde este, establece alianzas con CEM y las comunidades locales para realizar actividades de observaci¨®n de estos animales y de visita a los manglares.
La amenaza de la pesca ilegal
La declaraci¨®n del Gobierno no es m¨¢s que el principio. ¡°Un ¨¢rea marina necesita vigilancia y presupuestos estables que permitan hacer seguimiento a esa zona¡±, alerta Balguer¨ªas que, desde IEO, ha participado en el desarrollo de ¨¢reas marinas protegidas en Namibia y Mauritania.
¡°Ese seguimiento hoy por hoy no existe en Grand Bereby¡±, explica G¨®mez. Cada tarde, barcos de arrastre sin bandera se acercan a menos de un kil¨®metro de las playas, invadiendo las zonas de pesca de las piraguas artesanales y reduciendo las capturas que abastecen a la poblaci¨®n local y aprovisionan a los hoteles. Los barcos destruyen amarres y producen costosos da?os a peque?as embarcaciones y sus tripulantes.
Un informe del Panel para el Progreso de ?frica (African Progress Panel) de Kofi Annan alertaba de que la regi¨®n de ?frica del Oeste pierde m¨¢s de 1.000 millones de euros al a?o a causa de la pesca ilegal y no regulada. Parad¨®jicamente, pese a ser uno de los principales puertos atuneros de la regi¨®n, Costa de Marfil necesita importar 7 de cada 10 kilos del pescado que consume.
La regi¨®n de ?frica del Oeste pierde m¨¢s de 1.000 millones de euros al a?o a causa de la pesca ilegal y no regulada
Balguer¨ªas achaca la proliferaci¨®n de la pesca ilegal a las limitaciones de los pa¨ªses africanos para garantizar la seguridad de su litoral, as¨ª como a la debilidad de las entidades regionales de pesca encargadas del seguimiento y control. ¡°Dependen ¨ªntegramente de ayuda externa y sus recomendaciones, a diferencia de otras organizaciones regionales equivalentes, ni siquiera son vinculantes¡±, se?ala.
A esto se a?ade la opacidad de los acuerdos pesqueros bilaterales firmados en la regi¨®n con pa¨ªses como China, en contraposici¨®n a la transparencia que la UE impone a su flota. Sophie Nodzenski, jefa de campa?as senior de la organizaci¨®n brit¨¢nica de defensa del medio ambiente Environmental Justice Foundation reconoce el liderazgo de la UE en la lucha contra la pesca ilegal y a?ade que ¡°a¨²n queda trabajo por hacer, por ejemplo, identificando a europeos que tienen intereses financieros en flotas no europeas¡±.
Desde CEM facilitan a los pescadores artesanales trackers (sistemas de rastreo) para ofrecerles la posibilidad de denunciar la situaci¨®n de barcos de arrastre sin bandera e informar a la polic¨ªa mar¨ªtima. ¡°Los barcos lo llevan todo: tortugas, crust¨¢ceos¡ Esperamos que el ¨¢rea marina protegida contribuya a solucionar esta situaci¨®n¡±, desea Hie.
Para Balguer¨ªas es clave que los pa¨ªses avancen durante esta d¨¦cada en el ¡°reconocimiento del efecto multiplicador de la investigaci¨®n marina para canalizar m¨¢s inversi¨®n hacia investigaci¨®n y ordenaci¨®n. No podemos permitirnos el lujo de explotar el oc¨¦ano de manera irracional como hemos hecho con el medio terrestre¡±.
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