The Critics, los cineastas nigerianos imberbes que sedujeron a Morgan Freeman
Tocaron las puertas de Hollywood con sus cortos futuristas siendo adolescentes y han evolucionado hacia un cine m¨¢s social. En sus nuevos cortos muestran el drama de los desplazados por Boko Haram o denuncian el expolio colonial del arte africano
Los chicos de The Critics pegaron el estir¨®n en 2019. Empezaron aquel a?o como una pandilla de adolescentes que grababan con sus m¨®viles cortometrajes de ciencia ficci¨®n. Lo cerraron sabiendo que la productora del actor Morgan Freeman, Revelations Entertainment, quer¨ªa producirles una pel¨ªcula y aguardando el env¨ªo de un equipo de rodaje profesional que hab¨ªa decidido regalarles J.J. Abrams, director de la serie Lost y de varias entregas de la saga Star Wars.
El enorme paquete con flamantes artilugios lleg¨® en agosto de 2020 a Kaduna, una ciudad de un mill¨®n de personas en el polvoriento norte de Nigeria, donde a¨²n viven y trabajan The Critics. Los j¨®venes filmaron el acontecimiento haciendo un gui?o a su marca de identidad: los efectos especiales con aroma casero. En el v¨ªdeo, una ni?a ejercita sus superpoderes para que levite la caja repleta de material. The Critics (Los cr¨ªticos) se hab¨ªan hecho mayores y ya pod¨ªan ser, al fin, un colectivo de j¨®venes cineastas libres de penurias t¨¦cnicas.
Su andadura hab¨ªa arrancado en 2016, cuando a un grupo de amigos y familiares les dio por exprimir el potencial visual de sus tel¨¦fonos. ¡°Fue un poco para divertirnos mientras cre¨¢bamos algo que molara¡±, relata por videoconferencia Raymond Yusuff, uno de los cinco miembros que ¡ªtras idas y venidas¡ª hoy componen The Critics. Completaron su primer equipamiento con un viejo ordenador port¨¢til y una tela verde (gastaron sus ahorros para comprarla) que durante a?os hizo las veces de croma. Siendo una quimera asistir a una escuela de cine, fueron aprendiendo con el m¨¦todo de la generaci¨®n Z: horas y horas trasteando en internet, devorando tutoriales de YouTube y descargando programas de libre acceso.
La palanca hollywoodiense se activ¨® con Chase (Persecuci¨®n), un corto de trama fren¨¦tica y asombrosa factura que se propag¨® por redes sociales. Tanto como para tocar a las puertas de la industria cinematogr¨¢fica estadounidense. Algunos conocidos de Freeman y Abrams les hicieron saber que unos chicos nigerianos andaban sobrados de talento y escasos de medios. ¡°Tuvimos la suerte de llegar a la gente adecuada en el momento correcto¡±, sintetiza Yusuff.
La carambola que conect¨® Los ?ngeles y Kaduna fue como una alineaci¨®n de astros en la era del v¨¦rtigo internauta. Un golpe de fortuna en tiempos del ¡®hazlo t¨² mismo¡¯.¡± Su caso muestra hasta qu¨¦ punto se ha democratizado la tecnolog¨ªa¡±, apunta el camerun¨¦s Olivier Tchouaffe, autor del libro African Cinema, Neoliberal Narratives and the Right of Necessity (Cine africano, narrativas neoliberales y el derecho a la necesidad). ¡°Han entendido muy bien la idea de viralidad y est¨¢n marcando el camino al comunicar su arte con un lenguaje del siglo XXI. El entusiasmo que han generado resulta inmenso¡±, a?ade.
El proyecto no va solo de nosotros, de ser muy famosos o hacer mucho dinero, sino de lograr cambios en nuestra comunidad, en nuestro pa¨ªs, quiz¨¢ en el mundo enteroYusuff, miembro del colectivo de cine The Critics
Tras el apogeo vivido en 2019 y 2020, el colectivo se sumergi¨® en una larga reflexi¨®n sobre la senda que quer¨ªa seguir. ¡°Cuanto m¨¢s habl¨¢bamos, m¨¢s conclu¨ªamos que el proyecto no iba solo de nosotros, de ser muy famosos o hacer mucho dinero, sino de lograr cambios en nuestra comunidad, en nuestro pa¨ªs, quiz¨¢ en el mundo entero¡±, apunta Yusuff. Poco a poco, contin¨²a, fue quedando atr¨¢s ese ¡°arte sin mucho sentido, inspirado en una imaginaci¨®n infantil, con personajes que lanzan fuego con las manos y cosas por el estilo¡±. Tras charlas interminables, cristaliz¨® por consenso una visi¨®n m¨¢s genuina. Y emergiendo de esta, aparecieron nuevos objetivos: ¡°Lanzar mensajes subyacentes que tengan un impacto en el p¨²blico y hacer un cine que aborde cuestiones importantes en nuestro contexto¡±, explica.
Sus dos ¨²ltimos proyectos confirman este viraje tem¨¢tico y est¨¦tico. A Tomb for the Abandoned (Una tumba para los abandonados) aborda el drama de las poblaciones desplazadas por cat¨¢strofes medioambientales o por el miedo a grupos terroristas como Boko Haram, que centra su actividad en el norte de Nigeria. Sus im¨¢genes transcurren lentas, engarzadas mediante enso?aciones po¨¦ticas, siempre con el hambre y la desesperaci¨®n de fondo. One Can Only Hope and Wonder (Uno solo puede esperar y desear) se sirve, por su parte, de c¨®digos experimentales cercanos al videoarte para denunciar el expolio de arte africano por parte de las potencias coloniales. La pieza fue financiada por el Museo de Arte Moderno de Frankfurt.
Democr¨¢ticos y salvajes
Para ilustrar la evoluci¨®n del grupo, Yusuff cuenta las vicisitudes de Ogun Ola, el corto que produjo Freeman y se estren¨® en 2022. La pel¨ªcula narra en menos de 20 minutos la historia de un chico que descubre poseer la fuerza sobrehumana de Ogun, dios del hierro y de la guerra en la mitolog¨ªa de Nigeria y otros pa¨ªses de ?frica occidental. Hay peleas de callej¨®n y ojos que se tornan fluorescentes. Freeman puso su poderosa voz al tr¨¢iler. ¡°Se ha hablado de hacer una versi¨®n m¨¢s larga, pero no lo vemos factible. Ser¨ªa muy extra?o. Hemos cambiado tanto que ya no nos encaja¡±, declara Yusuff.
La vocaci¨®n social del colectivo tambi¨¦n se ha traducido en una faceta formativa: cursos y talleres gratuitos para que los j¨®venes de Kaduna exploten su veta creativa. Es como una escuela de cine informal en la que The Critics comparten conocimiento por amor al arte. Y, de paso, vuelven a sus or¨ªgenes. ¡°Ya casi no utilizamos m¨®viles para grabar, pero, al ense?ar a los chavales, nos gusta investigar sus tremendas posibilidades¡±, comenta Victor Josiah, sentado a la izquierda de Yusuff durante la entrevista.
Volcados como colectivo en la b¨²squeda y el altruismo, The Critics concentran la vertiente de puro negocio en su productora, Clan Yujo, que hace ficci¨®n por encargo, anuncios de televisi¨®n o videoclips. Tambi¨¦n participa en grandes proyectos de Nollywood ¡ªla industria cinematogr¨¢fica del gigante africano¡ª como la saga King of Boys (El rey de los chicos), una intriga de cr¨ªmenes y corruptelas pol¨ªticas. Por necesidades operativas, en la productora existe una jerarqu¨ªa, pero en The Critics sigue primando el esp¨ªritu asambleario: ¡°Somos tan democr¨¢ticos y salvajes como siempre¡±, asegura Yusuff.
Han entendido muy bien la idea de viralidad y est¨¢n marcando el camino al comunicar su arte con un lenguaje del siglo XXIOlivier Tchouaffe, autor de African Cinema, Neoliberal Narratives and the Right of Necessity
?Se sienten parte de Nollywood? Josiah y Yusuff estallan en una risa que hace entrever el hartazgo. ¡°Vivimos en Nigeria y hacemos cine, eso es evidente. Pero no nos gustan la estrechez de miras y el af¨¢n monetario que all¨ª predominan¡±, zanja Josiah. ?Seguir¨¢n haciendo afrofuturismo? ¡°Dej¨¦moslo en futurismo a secas. No vemos la necesidad de a?adir ¡®afro¡¯ por el mero hecho de ser negros. Dicho esto, no nos cerramos a nada. Nos encanta imaginar realidades posibles¡±, asevera Yusuff.
En sus inicios, The Critics arrancaron con lo puesto tras consumir a mansalva pel¨ªculas de superh¨¦roes y distop¨ªas a gran escala. Hoy sus referentes son muy distintos. En la conversaci¨®n surgen figuras del cine actual como Christopher Nolan (del que les gusta su mesura en el uso de efectos especiales) o David Fincher, seg¨²n Josiah todo un maestro en combinar ¡°profundidad filos¨®fica y emociones a flor de piel¡±. Tambi¨¦n mencionan directores menos conocidos como Ari Aster (¡±capaz de crear im¨¢genes aleatorias que al final cobran sentido¡±, sostiene Josiah) o el franc¨¦s Romain Gavras, en especial su obra Atenea.
Hace siete a?os, unos imberbes del norte de Nigeria se hicieron llamar Los cr¨ªticos. Eligieron ese nombre como una broma interna, una especie de gamberrada ligera para denunciar con iron¨ªa el estilo parental de su pa¨ªs, seg¨²n ellos demasiado severo. Hoy permanece como un est¨¢ndar de calidad autoimpuesto: ¡°?Podr¨ªamos ser The Critics sin hacer buen cine?¡±, se pregunta, con una sonrisa, Yusuff.
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