El teatro como terapia para la reinserci¨®n de los presos en T¨²nez sobrevive al ocaso de la primavera ¨¢rabe
En el Festival Internacional de Teatro de Cartago, compiten desde hace siete a?os las compa?¨ªas teatrales de cada una de las c¨¢rceles del pa¨ªs magreb¨ª gracias al cambio de filosof¨ªa que propici¨® la revoluci¨®n de 2011

En las representaciones que tienen lugar en el teatro Ibn Jaldun de T¨²nez, una de las sedes del Festival Internacional de Teatro de Cartago se respira un ambiente especial. La pasi¨®n por el teatro es com¨²n en otros escenarios, pero solo aqu¨ª se puede ver un brillo diferente en los ojos del p¨²blico, un verdadero anhelo por ver a los actores antes de que suba el tel¨®n. No en vano, el Ibn Jaldun es la sede de una secci¨®n paralela del festival que se celebr¨® el pasado diciembre y en la que compiten las compa?¨ªas de teatro de cada una de las c¨¢rceles del pa¨ªs magreb¨ª. Y entre el p¨²blico, sobre todo, se hallan los familiares de los presos actores, todos ellos hombres.
La compa?¨ªa de la c¨¢rcel Burj Erroumi, ganadora del primer premio del festival de 2022, participa con la obra Viaje, y su director, Mohamed Ali, describe el texto como ¡°existencialista¡±. ¡°Se sit¨²a en un cementerio, y los protagonistas son las almas de los difuntos, que reflexionan sobre la identidad, sobre lo que somos y lo que fuimos¡±, comenta Ali, que explica que la obra ha sido fruto de un esfuerzo colectivo con los actores de diversos meses. Ali, un apasionado del teatro, es desde hace una d¨¦cada aproximadamente el responsable de las actividades culturales y deportivas de la otrora temida c¨¢rcel de Burj Erroumi, conocida por dispensar un trato abusivo y cruel a los presos pol¨ªticos durante las dictaduras de Bourguiba y de Ben Ali.
¡°No se puede definir con palabras lo que representa para nosotros poder estar aqu¨ª, en el festival, actuando delante de nuestros familiares¡±, comenta uno de los cinco actores de la pieza, del que no se puede reproducir el nombre siguiendo las estrictas normas del Ministerio de Justicia tunecino. Como el resto de sus compa?eros, su primera experiencia como actor tuvo lugar en Burj Erroumi, y admite que uno de los motivos fue poder salir de la c¨¢rcel y ver a su familia en las representaciones del festival. ¡°Yo siempre fui t¨ªmido, pero pensaba que pod¨ªa hacerlo bien como actor. Siento que ahora he cambiado, soy una persona m¨¢s tranquila, m¨¢s centrada¡±, a?ade.
¡°El teatro es una verdadera escuela de la vida. La verdad es que nunca me hab¨ªa interesado por ¨¦l. Y mira que ten¨ªamos un centro cultural en el barrio, pero nos pas¨¢bamos el d¨ªa jugando a f¨²tbol al lado. Ojal¨¢ lo hubiera hecho antes¡±, comenta un compa?ero suyo. Ambos dicen que la experiencia en la compa?¨ªa les ha cambiado la vida abri¨¦ndoles nuevos horizontes.
Un cambio de filosof¨ªa
Desde el Ministerio de Justicia hacen una evaluaci¨®n muy positiva de la iniciativa. Este es el s¨¦ptimo a?o que las compa?¨ªas de las c¨¢rceles participan en el Festival de Cartago. El proyecto forma parte de un cambio de filosof¨ªa que tuvo lugar despu¨¦s de la Revoluci¨®n de 2011, que derroc¨® al exdictador tunecino Zine el Abidine Ben Ali, y que consisti¨® en apostar por colocar en el centro la reinserci¨®n de los presos. Pero la participaci¨®n en el festival no es la ¨²nica ocasi¨®n en la que los presos actores reciben permisos especiales para representar sus obras fuera del recinto penitenciario. Se organizan actuaciones tambi¨¦n en fechas se?aladas, como el D¨ªa Internacional de los Derechos Humanos o el D¨ªa de la Infancia.
En 2011, T¨²nez fue la cuna de las llamadas primaveras ¨¢rabes, y la que sostuvo durante un m¨¢s largo periodo su transici¨®n a la democracia. Una d¨¦cada m¨¢s tarde de la revuelta que depuso a Ben Ali y que inspir¨® tambi¨¦n a egipcios, sirios o libios a rebelarse contra sus respectivos tiranos, la transici¨®n padeci¨® un brusco freno. El presidente actual, Kais Said, elegido en las urnas en 2019 con una amplia mayor¨ªa, dio una especie de ¡°autogolpe¡±. Desde entonces, ha habido un serio retroceso en materia de derechos y libertades, pero algunos de los logros de la transici¨®n, se han mantenido. Al menos, de momento. Como la nueva mentalidad en la pol¨ªtica penitenciaria.
¡°Antes de la revoluci¨®n ya hab¨ªa actividades culturales dentro de las c¨¢rceles, incluidas las compa?¨ªas de teatro, pero todo quedaba dentro de sus muros. A los presos no se les dejaba salir fuera a hacer representaciones. Creemos que iniciativas como esta facilitan su reintegraci¨®n econ¨®mica y social, su implicaci¨®n con la sociedad¡±, se?ala Tarek Fenni, responsable del departamento de reinserci¨®n del Ministerio de Justicia, que define la mentalidad de la ¨¦poca de Ben Ali como ¡°m¨¢s cerrada¡±. Entre los cambios operados en la ¨²ltima d¨¦cada, destaca el paso de la Direcci¨®n de C¨¢rceles del Ministerio del Interior al Ministerio de Justicia.
En esa evoluci¨®n ayud¨® un proyecto de intercambio con el Servicio Penitenciario de la Generalitat de Catalu?a que fue coordinado por la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional y Desarrollo y la Agencia Catalana de Cooperaci¨®n. El proyecto, que se desarroll¨® entre 2014 y 2016, ten¨ªa como objetivo proporcionar formaci¨®n en diversos ¨¢mbitos, entre ellos, el de la reinserci¨®n. ¡°El personal penitenciario en T¨²nez estaba muy motivado, con una idea de cambiar las cosas. Entonces, a¨²n dominaba un enfoque paternalista y muy basado en la seguridad. Adem¨¢s, las instalaciones eran pobres, hab¨ªa masificaci¨®n en algunas celdas¡±, comenta Antonio Olaya, coordinador de aquel proyecto, que ha ocupado varios cargos en el Servicio Penitenciario de la Generalitat y ahora se encuentra jubilado.
¡°El teatro, y el hecho de poder hacer representaciones fuera, tiene un efecto terap¨¦utico y ayuda a la posterior integraci¨®n en la sociedad [de los presos]. Para empezar, refuerza su autoestima y cambia su comportamiento. Piensa que sus familias a menudo se averg¨¹enzan de ellos, los ven como unas personas marginales. En cambio, el festival les da la oportunidad de sentirse orgullosos de ellos¡±, apunta Tarek Fenni, responsable del departamento de reinserci¨®n del Ministerio de Justicia. ¡°Cuando llegan algunos tienen un comportamiento violento. Pero gracias al teatro, siempre hay un cambio positivo¡±, apunta Ali, el director.
La ¨²ltima en salir del teatro es una anciana, ataviada con un pa?uelo y l¨¢grimas en los ojos. Durante un buen rato, ha estado sentada en el escenario agarrada a su hijo, que fue uno de los actores m¨¢s aplaudidos en su rol de alcoh¨®lico. ¡°Hemos venido de Hamamet para verlo. Estamos muy contentos. Ha sido un acto muy bonito¡±, dice emocionada, mientras la rodean una decena de familiares.
D¨ªas despu¨¦s de la representaci¨®n, en la ceremonia de clausura del festival, la obra Viaje de la compa?¨ªa de Burj Erroumi recibi¨® de nuevo el Premio de la Libertad, el galard¨®n otorgado en la secci¨®n paralela dedicada al teatro en las prisiones. Otras dos compa?¨ªas, la de la c¨¢rcel de Mahdia y la de Messadine de Susa, fueron galardonadas con el segundo y tercer premio respectivamente.
Los presos actores aseguran que les gustar¨ªa continuar vinculados al teatro cuando salgan de Burj Erroumi, y al ser preguntado sobre la posibilidad de convertirse en actores profesionales, uno suelta un ¡°ojal¨¢¡±. La expectativa no es descabellada, seg¨²n Mohamed Ali, el director, que alaba sus interpretaciones, pues varios llevan a?os de trabajo: ¡°Su nivel es parecido al de los actores profesionales¡±. De hecho, no ser¨ªa la primera vez que algo as¨ª sucede. Y apostilla: ¡°Hay un par o tres antiguos presos que forman parte de compa?¨ªas. Hay una relaci¨®n entre algunos directores y las compa?¨ªas en la c¨¢rcel, ya que han ido a darles clases y les conocen¡±.
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