?Me quedo o me voy? Los dilemas de la reconstrucci¨®n de la ocho veces destruida Antioqu¨ªa
La reconstrucci¨®n avanza con lentitud en la ciudad milenaria, que descansa sobre una falla, y que fue derruida por un devastador terremoto el a?o pasado. Un cuarto de sus habitantes se han ido
¡°Ven, ven, ?quieres ver un resto arqueol¨®gico?¡±, pregunta con aire misterioso un vecino en el devastado centro de Antioqu¨ªa. Tras cruzar un solar cubierto de cascotes, el hombre se?ala un lugar protegido por cintas: en el hueco dejado por uno de los edificios derruidos, unos desgastados escalones de m¨¢rmol llevan a un arco de piedra semienterrado. M¨¢s all¨¢, en la parcela vecina, asoma lo que bien podr¨ªa ser una antigua b¨®veda. Es como si el terremoto del a?o pasado hubiera dejado al descubierto las entra?as de la milenaria ciudad.
¡°Los terremotos han destruido Antioqu¨ªa siete veces. Esta es la octava¡±, afirma, utilizando una frase que repiten muchos de los habitantes que se han quedado en ella tras la devastaci¨®n causada por el se¨ªsmo. Una frase para darse algo de esperanza ante los lentos avances en la reconstrucci¨®n. La cuesti¨®n es si, como en las anteriores ocasiones, ser¨¢ capaz de resurgir de sus cenizas la ciudad fundada por uno de los comandantes de Alejandro Magno, Seleuco I Nic¨¢tor; aquella donde ¨Dseg¨²n la Biblia¨D ¡°por primera vez llamaron cristianos a los disc¨ªpulos¡± de Jes¨²s y donde predicaron San Pedro y San Pablo; la que fue tercera mayor poblaci¨®n del Imperio romano y sede de uno de los reinos Cruzados; la que enfrent¨® a Francia, Turqu¨ªa y Siria en la Sociedad de Naciones y fue capital de la ef¨ªmera Rep¨²blica de Hatay (los fans de Indiana Jones la reconocer¨¢n).
Los dos terremotos de magnitud 7,5 y 7,8 que sacudieron el sur de Turqu¨ªa y el norte de Siria el 6 de febrero de 2023, m¨¢s otro de 6,4 dos semanas despu¨¦s, destruyeron o convirtieron en inhabitables unas 250.000 viviendas en la provincia de Hatay. ¡°Mucho de los que tienen dinero se han ido, a otras provincias o al extranjero¡±, explica el presidente del Colegio provincial de Ingenier¨ªa Civil, Inal B¨¹y¨¹kasik. Los resultados del censo de finales del a?o pasado indican que el municipio de Antioqu¨ªa ha perdido casi 100.000 de sus 400.000 habitantes.
Hatay es conocida como una de las provincias m¨¢s cosmopolitas de Turqu¨ªa: turcos, ¨¢rabes, kurdos y armenios; musulmanes sun¨ªes y alau¨ªes, cristianos de variadas iglesias y jud¨ªos. De esta riqueza cultural, de su exquisita oferta gastron¨®mica, de su ambiente liberal y tolerante, Antioqu¨ªa hab¨ªa hecho un im¨¢n para el turismo local y extranjero. ¡°Esto antes estaba a rebosar de gente, ahora no hay nada. Ha pasado un a?o y seguimos como si el terremoto hubiera sido ayer. Ni en diez a?os nos recuperaremos¡±, se queja Nihat, que vive sobre unos colchones en la trastienda de su modesto restaurante de kebab. El edificio se mantiene en pie, con algunos pisos ligeramente da?ados por el edificio vecino, que cay¨® sobre ¨¦l. En frente, se despliegan varios solares llenos de cascotes y ruinas. Cuesta reconocer en ellos el bullicioso centro de Antioqu¨ªa, con sus bares y cafeter¨ªas, sus edificios hist¨®ricos, sus templos.
Todo ese rico pasado corre el riesgo de desaparecer. De la cercana iglesia protestante solo quedan los escalones de entrada; de la ortodoxa apenas unos muros y el campanario tumbado sobre los escombros. La mezquita del santo Habib el Carpintero ¨Dun m¨¢rtir cristiano venerado por los musulmanes¨D con su minarete del siglo XIII, tambi¨¦n est¨¢ en ruinas. La comunidad hebrea ya estaba en v¨ªas de extinci¨®n y el terremoto, en el que falleci¨® la ¨²ltima pareja que quedaba, Saul y Fort¨¹ne Cenudi, y que destruy¨® la sinagoga ¡°ha puesto fin a 2.500 a?os de presencia jud¨ªa¡± en esa tierra, lamenta la Comunidad Jud¨ªa de Turqu¨ªa. Del millar de cristianos que habitaban en Antioqu¨ªa antes del se¨ªsmo, solamente quedan 20; el resto se ha ido a otras localidades de la provincia de Hatay o a las grandes ciudades de Turqu¨ªa.
Le decimos a nuestros j¨®venes que no se vayan, que esta ciudad es una herencia dejada por sus antepasados, pero aqu¨ª no queda nada y no tienen oportunidadesTrifon Yumurta, p¨¢rroco
¡°Le decimos a nuestros j¨®venes que no se vayan, que esta ciudad es una herencia dejada por sus antepasados, pero aqu¨ª no queda nada y no tienen oportunidades, as¨ª que me temo que seamos la ¨²ltima generaci¨®n de cristianos¡±, opina el p¨¢rroco Trifon Yumurta. ¡°Es una situaci¨®n muy dura para todos, nuestros hermanos alau¨ªes y sun¨ªes, nuestros hermanos jud¨ªos y armenios, todos los que compart¨ªamos el mismo aire. Ahora la comunidad cristiana se ha dispersado¡±, lamenta el padre Dimitri Dogum. ?l mismo oficia en la vecina Alejandreta, porque su iglesia de Antioqu¨ªa ya no existe, y no sabe si podr¨¢ reconstruirla (el montante ofrecido por el Ministerio de Cultura ¨²nicamente cubre la mitad de lo necesario para restaurar el templo), pero tiene esperanza: ¡°La comunidad regresar¨¢ a Antioqu¨ªa, aunque nos lleve tres, cinco a?os. Jes¨²s nos ayudar¨¢¡±.
El emplazamiento de la ciudad, desde luego, no es el m¨¢s id¨®neo: sobre la falla de Anatolia Oriental y en los terrenos de aluvi¨®n del Orontes, r¨ªo que ha cambiado el curso varias veces a causa de los temblores de tierra. Esto ha devastado la ciudad en varias ocasiones, por ejemplo, durante el terremoto del a?o 115, que sepult¨® al emperador Trajano bajo los escombros -aunque sali¨® ileso-, o en el siglo VI, cuando varios se¨ªsmos de magnitud 7 o superior mataron a cientos de miles de personas. O los del siglo XII. O el de 1872. Lo cual hace preguntarse si es razonable seguir viviendo en ese lugar. ¡°La ingenier¨ªa permite construir en cualquier sitio, bajo el mar o en Marte, as¨ª que se puede hacer, basta que tengamos buenos datos¡±, afirma B¨¹y¨¹kasik: ¡°El problema es que hasta ahora se nos ped¨ªa construir teniendo en cuenta terremotos de fuerza 7, y los que tuvimos fueron mucho mayores [la escala de magnitud es logar¨ªtmica, por lo que cada d¨¦cima significa que un terremoto es varias veces mayor]¡±.
El presidente del colegio de ingenieros opina que deber¨ªa aprovecharse la destrucci¨®n para dise?ar la ciudad de nuevo, de forma m¨¢s segura, garantizando buenos servicios p¨²blicos y respetando su esencia. Pero los planes de reconstrucci¨®n, de momento, no son transparentes, y el Gobierno de Turqu¨ªa ¨Dque ha expropiado temporalmente buena parte del centro¨D no los ha compartido ni con el gobierno municipal, en manos de un partido de signo contrario, ni con las organizaciones sociales. En el aniversario del terremoto, el presidente turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan, advirti¨® de que si las autoridades locales no se alinean con el Gobierno central ¡°nada llegar¨¢ a la ciudad¡±. Lo que el jefe de la oposici¨®n, el centroizquierdista ?zg¨¹r ?zel, denunci¨® como ¡°un chantaje¡± para que los antioquenos voten por el partido de Erdogan en las elecciones municipales del d¨ªa 31.
Misel Uyar no puede evitar ponerse a llorar mientras pasea por el centro de Antioqu¨ªa. ¡°No solamente se han destruido los edificios, tambi¨¦n los recuerdos de la gente, la memoria. Y lo que m¨¢s me entristece es ver que no se hace nada por ayudar, que no se arregla nada¡±. Muchos temen que la ¡°nueva Antioqu¨ªa¡± no respete la esencia del lugar, su multiculturalidad, que la ciudad sea asimilada por la ideolog¨ªa islamo-nacionalista dominante. Por eso, este joven maestro y otros compa?eros de la iniciativa Nehna (nosotros, en ¨¢rabe) han creado un ¡°mapa de la memoria¡± donde, adem¨¢s de se?alar los antiguos monumentos de Antioqu¨ªa, los usuarios pueden publicar fotograf¨ªas de sus momentos m¨¢s preciados.
No solamente se han destruido los edificios, tambi¨¦n los recuerdos de la gente, la memoria. Y lo que m¨¢s me entristece es ver que no se hace nada por ayudar, que no se arregla nadaMisel Uyar, maestro
Cae la noche de un s¨¢bado y comienzan las pruebas de sonido en Rosinante, bar nombrado en honor a la montura de Don Quijote y situado en una de las tradicionales casas de piedra del centro de Antioqu¨ªa. Su due?o, Dogus Gen?, lo inaugur¨® unos meses antes del fat¨ªdico 6 de febrero de 2023, tiempo suficiente para que se convirtiese en uno de los locales de referencia de la noche antioquena. Recientemente, ha sido reabierto, tras meses de esfuerzo personal de Gen? y sus amigos por reconstruir el edificio exactamente tal y como era, con cada piedra, cada cartel, cada mesa, exactamente en su lugar anterior. Incluso algunas botellas de vino que sobrevivieron intactas al se¨ªsmo. ¡°El terremoto ha destruido nuestra ciudad, y eso ha hecho que la gente empiece a olvidar c¨®mo era. Al cruzar la puerta de Rosinante, en cambio, entra a un lugar que es exactamente igual que antes, y empieza a recuperar sus recuerdos de la ciudad. Y eso ofrece esperanza¡±.
Hay algo sis¨ªfeo en esta voluntad por reconstruir la ciudad de quienes quedaron en Antioqu¨ªa. En esta voluntad de cargar la piedra monta?a arriba sabiendo que los hados la arrojar¨¢n de nuevo al vac¨ªo, en 20, 100, 500 a?os. Que habr¨¢ nuevos terremotos que quiz¨¢s destruyan todo lo que con tanto esfuerzo construyeron. ¡°S¨ª, hay gente que se ha ido, pero muchos se han quedado. Gente que podr¨ªa tener vidas m¨¢s f¨¢ciles en otra parte. Eso refleja la originalidad de Antioqu¨ªa, su sentimiento de comunidad¡±, sostiene Gen?.
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