Escuelas bioclim¨¢ticas que desaf¨ªan el calor extremo en Burkina Faso
Materiales tradicionales sumados a t¨¦cnicas innovadoras de aislamiento y ventilaci¨®n logran refrescar las aulas de este pa¨ªs del Sahel, atraer m¨¢s alumnos a clase y hasta mantenerlos m¨¢s atentos
Sangand¨¦ Sour¨¦, directora de la escuela Secteur 10 C de Koudougou, capital de la regi¨®n centro-oeste de Burkina Faso, trabaja junto con el presidente de la asociaci¨®n de familias para construir una base de cemento sobre la que instalar¨¢n el m¨¢stil para izar la bandera de Burkina Faso. Es un mi¨¦rcoles de octubre al mediod¨ªa, los alumnos est¨¢n almorzando y el sol cae en picado. Cualquier actividad a estas horas se convierte en un gran esfuerzo.
¡°Hay muchas ventanas, por esto no tenemos calor¡±, explica Ariel Bassol¨¦, de 11 a?os, el primer alumno en regresar tras la pausa para comer. La escuela fue dise?ada por el arquitecto David Demange, de la ONG Le Soleil dans la Main, quien, inspir¨¢ndose en el ganador del Premio Pritzker 2022, el burkin¨¦s Francis K¨¦r¨¦, o en el catal¨¢n Albert Fauss, busca adaptarse a los retos clim¨¢ticos del Sahel, comenzando por el calor extremo.
El peque?o Ariel tiene raz¨®n: seg¨²n un estudio liderado por el ingeniero t¨¦rmico de la ONG, Guillaume Renault, la temperatura de la escuela bioclim¨¢tica es dos grados inferior a la de las convencionales sin necesidad de aire acondicionado o ventilador. En gran parte gracias a un sistema de ventilaci¨®n en el que el aire fr¨ªo ¡ªque pesa m¨¢s que el caliente¡ª entra por las aperturas inferiores empujando el aire caliente hacia las salidas del techo. En las escuelas cl¨¢sicas, normalmente solo hay una ventana situada al medio de la pared lateral.
La temperatura de la escuela bioclim¨¢tica es dos grados inferior a la de las convencionales sin necesidad de aire acondicionado o ventilador.
Otro gran avance es el aislamiento, gracias a un doble techo que permite la salida del aire y mantiene el espacio m¨¢s fresco al evitar el impacto directo de los rayos del sol. Cuando levanta la cabeza, Ariel ve arcos de ladrillos de tierra tradicionales y sobre ellos una estructura de hierro que sostiene una plancha met¨¢lica que protege los ladrillos de la lluvia y se prolonga m¨¢s all¨¢ de las paredes del edificio, para crear sombras. Esta plancha est¨¢ cubierta de un trenzado de s¨¦ko, una hierba que la etnia peul utiliza en sus casas. ¡°Lo vi en Bam (provincia de Burkina Faso) y ahora lo utilizo para los tejados¡±, asegura Demange.
Mal¨ª y Burkina Faso son los dos pa¨ªses del Sahel que m¨¢s sufrieron la ola de calor hist¨®rica de abril de 2024. Los term¨®metros subieron hasta los 45 grados durante el d¨ªa y m¨ªnimas nocturnas de 32, un clima nunca registrado en los ¨²ltimos 200 a?os, seg¨²n el grupo de expertos clim¨¢ticos del World Weather Attribution (WWA). ¡°El Sahel responde m¨¢s r¨¢pido al cambio clim¨¢tico porque tiene menos capacidad de respuesta¡±, resume el cient¨ªfico burkin¨¦s, Kiswendsida Guigma, del Centro Clim¨¢tico de la Cruz Roja en Burkina Faso.
Sin necesidad de luz artificial
La luz entra en el aula gracias a amplios ventanales ¡°?Hay tanta luz natural aqu¨ª que era una l¨¢stima no aprovecharla!¡±, subraya Demange. ¡°Y el mantenimiento es menos caro porque no pagamos electricidad¡±, agrega la directora Sour¨¦.
Ariel levanta la mano: ¡°Hay que plantar neems¡±, dice. El chico se refiere a los ¨¢rboles que rodean el edificio, una decisi¨®n tambi¨¦n arquitect¨®nica, que busca refrescar y tambi¨¦n reducir el impacto de la malaria. En 2023, se notificaron 263 millones de nuevos casos de malaria en 83 pa¨ªses, 11 millones m¨¢s que en 2022, y 597.000 muertes, una cifra muy similar a la del a?o anterior. El 94% de los casos y el 95% de las muertes se concentraron en ?frica. En Burkina Faso, esta dolencia afect¨® a 8 millones de personas y mat¨® a unas 16.000, seg¨²n los ¨²ltimos datos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), relativos a 2023.
Construimos con materiales m¨¢s caros porque son de mejor calidad, pero no hay que pagar electricidad y tampoco hacer mantenimiento, as¨ª que a largo plazo es m¨¢s rentableDavid Demange, arquitecto
En la pizarra de la clase hay un mapa dibujado que divide el pa¨ªs en tres climas, el norte saheliano, el centro sudan¨¦s y el sur, sursudan¨¦s. Las temperaturas en el Sahel est¨¢n aumentando 1,5 veces m¨¢s r¨¢pido que la media mundial, seg¨²n un informe publicado por la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, lo que ha provocado la degradaci¨®n del 65% de la tierra cultivable. Para Guigma, ¡°la cuesti¨®n del cambio clim¨¢tico es relativamente nuevo y hace falta sistematizar los datos para poder llamar la atenci¨®n a quienes toman decisiones¡±. Hace algo m¨¢s de un a?o, en noviembre de 2023 se reunieron en Bamako, capital de Mal¨ª, representantes de pa¨ªses sahelianos d¨®nde adoptaron una declaraci¨®n conjunta para poner el foco entre el clima, la paz y la seguridad como temas cruciales para el desarrollo de estos pa¨ªses.
De media 49 alumnos por clase
¡°Afuera hace mucho calor, pero ahora voy a dejar de sudar porque aqu¨ª se est¨¢ fresco¡±, asegura Sangand¨¦ Sour¨¦ desde su despacho. En la escuela que dirige hay 450 alumnos. ¡°Antes en cada aula hab¨ªa unos 130 alumnos, ahora, en la clase m¨¢s concurrida hay 83¡å, afirma. La media nacional es de 49 alumnos por clase en primaria y de 37 en la secundaria, seg¨²n un informe de la Direcci¨®n General de Estudios y Estad¨ªstica Sectorial de Burkina Faso. Antes de llegar al centro, esta maestra trabaj¨® en otra escuela convencional, sin modificaciones en su estructura para adaptarse al calor, y asegura que nota la diferencia. Hoy, alumnos de otras escuelas vienen a estudiar a esta porque las pizarras est¨¢n a la sombra, explica.
Seg¨²n la ONG encargada de edificar las escuelas bioclim¨¢ticas que despu¨¦s cede al Estado burkin¨¦s, el proceso de construcci¨®n de un centro educativo de 247 metros cuadrados produce 69 toneladas de CO2, pero su explotaci¨®n genera cero emisiones, a diferencia de una escuela cl¨¢sica que emite 94 toneladas de CO2 durante la construcci¨®n y 5,4 toneladas los siguientes 10 a?os. Pero para construir una escuela bioclim¨¢tica se necesitan unos 52 millones de francos (79.662 euros) mientras que el presupuesto para edificar una escuela cl¨¢sica es de 44,8 millones (68.632 euros). ¡°Construimos con materiales m¨¢s caros porque son de mejor calidad, pero no hay que pagar electricidad y tampoco hacer mantenimiento, as¨ª que a largo plazo es m¨¢s rentable¡±, explica Demange.
Ramongo es un pueblo situado a cinco kil¨®metros de Koudougou. Hasta hace dos a?os, los alumnos se alternaban para ir a clase debido a la falta de espacio. Un a?o iban los de primero, tercero y quinto de primaria, y al a?o siguiente los de segundo, cuarto y sexto. ¡°Si un alumno no pasaba de curso, ten¨ªa que esperar un a?o para poder volver a la escuela¡±, explica Henri Djiguemde, director de la escuela. Ahora tienen tres aulas bioclim¨¢ticas que permiten acoger a todos los alumnos. ¡°?Antes las clases eran oscuras, no corr¨ªa el aire y durante la ¨¦poca de calor no sab¨ªamos d¨®nde escondernos!¡±, dice el responsable.
Adem¨¢s, explica que los ¡°alumnos ahora se concentran m¨¢s¡±. Para Demange, hay una explicaci¨®n cient¨ªfica para ello. ¡°Al haber m¨¢s ventilaci¨®n tambi¨¦n hay m¨¢s ox¨ªgeno dentro de la clase¡±, afirma el arquitecto.
¡°En clase el maestro habla y el vientre habla¡±, anuncia Guissou Bouda Djenabou maestra de quinto de primaria. Son las 12.30 del mediod¨ªa, hora de comer, y unos 20 alumnos se sientan a la sombra. ¡°No pueden ir a casa porque les queda muy lejos, as¨ª que esperan hasta las 15.00 para empezar las clases y entretanto comen un mango o unos cacahuetes¡±, explica. ¡°Este tambi¨¦n es nuestro problema¡±, sentencia la maestra.
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