¡°La mosca tsets¨¦ se siente atra¨ªda por el azul¡±: as¨ª ha conseguido Guinea eliminar la enfermedad del sue?o como problema de salud p¨²blica
Una estrategia integral que combina los avances farmacol¨®gicos, la lucha antivectorial, la sensibilizaci¨®n y el trabajo comunitario han logrado reducir dr¨¢sticamente los casos de la enfermedad, aunque todav¨ªa quedan retos por superar
A?o 2012. Montados sobre una embarcaci¨®n de madera a motor, un equipo de cient¨ªficos e investigadores navega por el r¨ªo Fatala, en la peque?a localidad de Boffa, al oeste de Guinea. A ambos lados de la orilla nace una espesa jungla de ra¨ªces sumergidas en el fango: son manglares, un ecosistema de dif¨ªcil acceso que bebe de las aguas del oc¨¦ano Atl¨¢ntico. Desembarcan e inmediatamente sus pies se hunden en un barro color gris¨¢ceo. Aunque todav¨ªa no lo saben, lo que est¨¢n a punto de hacer, colocar una especie de dianas azules para matar a la mosca tsets¨¦, contribuir¨¢ enormemente a cambiar el curso de la enfermedad del sue?o en Guinea. Tanto, que 13 a?os despu¨¦s, esos esfuerzos ver¨¢n su recompensa en una victoria hist¨®rica: la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) ha declarado este enero la eliminaci¨®n de la enfermedad del sue?o como un problema de salud p¨²blica en Guinea. Despu¨¦s de ser el pa¨ªs con m¨¢s casos en ?frica Occidental a principios de los 2000, en 2024 Guinea ha pasado a solo registrar 12 casos.
A la Tripanosomiasis Africana Humana (THA) ¨Dsu nombre cient¨ªfico¨Dse la conoce tambi¨¦n como la ¡°enfermedad al final del camino¡±, por los retos que presenta llegar hasta los pacientes. Los s¨ªntomas m¨¢s comunes son el agotamiento, la dermatitis, los trastornos del sue?o, la agresividad y la psicosis, y puede resultar mortal si no se trata. Existen dos variantes: la gambiense, end¨¦mica en 24 pa¨ªses de ?frica occidental y central, y causante de m¨¢s del 92% de los casos, y la rhodesiense, presente en 13 pa¨ªses de ?frica oriental y meridional, con el 8% restante. Afecta principalmente a las personas que se dedican a la agricultura y la pesca en zonas rurales, y es una de las llamadas enfermedades olvidadas, ese grupo de 21 dolencias que padecen m¨¢s de 1.000 millones de personas en todo el mundo a las que siempre acompa?an los mismos adjetivos: pobres, remotas, desatendidas.
La enfermedad del sue?o es causada por el par¨¢sito Trypanosoma, y lo transmite la mosca tsets¨¦. Al picar a un humano infectado con el par¨¢sito, la mosca se vuelve infecciosa despu¨¦s de tres semanas. Esa mosca picar¨¢ a otro humano, le transmitir¨¢ el par¨¢sito, y as¨ª sucesivamente hasta el final de su ciclo vital, que es de aproximadamente tres meses.
En Guinea, la mosca tsets¨¦ ha encontrado su h¨¢bitat en la densidad de los manglares. ¡°Entre 2007 y 2012 ten¨ªamos muchas dificultades para controlar la enfermedad. Hac¨ªamos diagn¨®sticos masivos de poblaci¨®n, trat¨¢bamos a las personas, pero no ¨¦ramos capaces de reducir los casos¡±, explica Bruno Bucheton, un investigador del Instituto de Investigaci¨®n para el Desarrollo (IRD) ubicado en Conakry, que lleva trabajando desde 2007 para combatir la THA. Cambiaron de estrategia y se centraron en hacer un control vectorial, es decir, en reducir el n¨²mero de moscas.
Un grupo de entom¨®logos de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool y el IRD lo lograron desarrollando unas peque?as dianas de tela de color azul impregnadas con insecticida llamadas tiny targets. ¡°La mosca tsets¨¦ se siente atra¨ªda por el azul. Esta vuela hacia la tela, la toca, y pocos minutos despu¨¦s muere¡±, describe Bucheton. Los dispositivos no da?an el ecosistema y solo afectan a la mosca tsets¨¦, no a otros insectos.
Al llegar a Boffa, y para comprobar su eficacia, el equipo despleg¨® las pantallas azules en los manglares de la orilla este del rio. Un a?o despu¨¦s, al regresar, comprobaron que en esa zona hab¨ªa tres veces menos casos que en la orilla oeste. ¡°Fue la primera vez que pudimos demostrar que eran eficientes y que reduc¨ªan la prevalencia¡±, agrega Bucheton. Sin embargo, unos meses m¨¢s tarde, en diciembre de 2013, pas¨® algo que paraliz¨® el pa¨ªs: se diagnostic¨® el primer caso de ¨¦bola en Guinea.
De un d¨ªa para otro, el ¨¦bola se convirti¨® en la prioridad. La confusi¨®n y la paranoia se apoderaron del pa¨ªs y la respuesta social y sanitaria fue ca¨®tica: nadie estaba preparado para una emergencia de tal magnitud. Tanto el diagn¨®stico como el tratamiento de la enfermedad del sue?o se detuvieron. Sin embargo, algo permaneci¨® en su lugar: las dianas azules que se hab¨ªan entregado a las comunidades y que ellos mismos hab¨ªan seguido desplegando. Actualmente hay m¨¢s de 15.000 tiny targets distribuidos a lo largo de los manglares en los tres focos de la enfermedad: Dubreka, Boffa y Forecariah.
Pasaron dos a?os hasta que los equipos del IRD y del Programa Nacional de Control de las Enfermedades Tropicales Desatendidas de Guinea (PNLMTN) ¡ªun organismo creado en 2002 por el Ministerio de Salud para controlar la enfermedad¡ª pudieron volver a esa regi¨®n. En 2016 obtuvieron los primeros resultados. ¡°Al no poder diagnosticar ni tratar, vimos un aumento enorme de la prevalencia. En la parte oeste del r¨ªo encontramos 69 casos. Despu¨¦s del ¨¦bola, Guinea se convirti¨® en el segundo pa¨ªs (el primero es la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo) con m¨¢s casos de todo ?frica, con 148. Sin embargo, la parte este del r¨ªo donde se hab¨ªan colocado las telas azules estaba limpia: cero casos¡±, describe Bucheton.
El equipo comparti¨® los hallazgos de su estrategia combinada de detecci¨®n activa, tratamiento m¨¦dico y la lucha contra la proliferaci¨®n de moscas. La OMS, que hasta ese momento siempre hab¨ªa apostado por la detecci¨®n de casos y el tratamiento como el primer m¨¦todo recomendado, no tuvo m¨¢s remedio que incluir en sus directrices el control antivectorial como una herramienta clave para controlar la enfermedad. Hoy, recorrer los manglares de la costa guineana significa darse de bruces con miles y miles de esas peque?as pantallas de tela azul.
Una historia marcada por el olvido
La historia de la THA en ?frica est¨¢ marcada por el olvido. Si bien a mediados de los a?os sesenta se consigui¨® controlar la enfermedad y el n¨²mero de casos se redujo a menos de 5.000 gracias al cribado masivo, cuando la vigilancia se relaj¨®, volvi¨® a resurgir en los setenta. Seg¨²n la OMS, ¡°alcanz¨® dimensiones epid¨¦micas y en 1998 se notificaron cerca de 40.000 casos, en un contexto en el que los no detectados y los no tratados se estimaba en unos 300.000¡å.
Los avances m¨¦dicos y el control antivectorial han llevado a que el n¨²mero de casos notificados de la enfermedad del sue?o en ?frica cayeran dr¨¢sticamente en los ¨²ltimos 20 a?os. Seg¨²n los ¨²ltimos datos de la OMS, entre 1999 y 2023, el n¨²mero de nuevos casos disminuy¨® un 98%, y pas¨® de 27.862 a 675 para la variedad gambiense, mientras que los de rhodesiense pasaron de 619 a 24 en el mismo periodo. En Guinea se registraron 24 nuevos casos en 2023, mientras que en 2024 fueron solo 12. ¡°No fue porque nos relaj¨¢ramos. De hecho, el ¨²ltimo a?o hicimos un 50% m¨¢s de diagn¨®sticos que en 2023, y tuvimos la mitad de casos¡±, se?ala orgulloso Jean Mathieu Bart, investigador del IRD en Guinea.
Mejorar el diagn¨®stico y el tratamiento
Oumou Camara lleva trabajando en el terreno desde 2007. Es guineana, aunque se form¨® en Burkina Faso como alumna del doctor Bucheton. Ahora que es responsable del diagn¨®stico y cribado del programa nacional asegura que los test r¨¢pidos ¡°han cambiado el juego¡±. ¡°Antes se necesitaba maquinaria, un medio de transporte, electricidad y una cadena de fr¨ªo. Ahora se puede diagnosticar en cualquier lugar, en cuesti¨®n de minutos¡±, detalla.
Hasta 2009, los pacientes describ¨ªan el tratamiento contra la enfermedad del sue?o como ¡°fuego en las venas¡±. El melarsoprol, un derivado del ars¨¦nico, era tan t¨®xico que mataba a uno de cada 20 pacientes, y se ten¨ªa que administrar de forma intravenosa con jeringas de cristal, ya que derret¨ªa las de pl¨¢stico. Tres a?os m¨¢s tarde, un ensayo cl¨ªnico de la Iniciativa de Medicamentos para Enfermedades Desatendidas (DNDi) y M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) confirmaba que el NECT, una combinaci¨®n de dos f¨¢rmacos, era seguro y eficaz. ¡°Pero todav¨ªa supone un desaf¨ªo social para las poblaciones rurales, ya que muchas no pueden permitirse dejar su trabajo para acompa?ar al enfermo durante los 14 d¨ªas de hospitalizaci¨®n¡±, explica Bart.
La revoluci¨®n lleg¨® a finales de 2018 en forma de comprimido cuando la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) aprob¨® el fexinidazol, una pastilla que permiti¨® implementar un tratamiento de 10 d¨ªas desde casa. Sin embargo, ¡°no es tan eficaz en las ¨²ltimas fases de la enfermedad como lo es en las primeras, y adem¨¢s puede provocar nauseas y malestar¡±, a?ade Bart. A pesar de esto, est¨¢ disponible y se utiliza en Guinea desde 2020 para tratar a pacientes en fase 1 y fase 2 temprana.
No obstante, la investigaci¨®n no se detuvo ah¨ª, y DNDi continu¨® trabajando hasta dar con un f¨¢rmaco prometedor: el acoziborole, una ¨²nica toma oral de tres comprimidos que ha brindado esperanza para acabar con la THA: ¡°La eficacia es tremenda en todas las etapas, y esperamos que se apruebe en el segundo trimestre de 2026. Es un cambio de paradigma¡±, explica Olaf Valverde, l¨ªder del proyecto cl¨ªnico sobre la enfermedad del sue?o de DNDi. Su versi¨®n pedi¨¢trica para ni?os de 0 a 14 a?os, el acozikids, est¨¢ en la fase 2-3 del ensayo cl¨ªnico.
Una radio contra los bulos
El tel¨¦fono de la Radio Rural de Forecariah no para de sonar. Mamaisata Suma, la operadora, controla los ritmos y da paso a los oyentes para que Mamadou Ciss¨¦, el periodista que locuta el programa, les d¨¦ la bienvenida. La estaci¨®n de radio se cre¨® en 2015 durante el brote de ¨¦bola para concienciar a la poblaci¨®n sobre la enfermedad y, ahora, hace pedagog¨ªa sobre la enfermedad del sue?o. ¡°Si la gente tiene informaci¨®n sobre la patolog¨ªa, la mosca y los s¨ªntomas, es mucho m¨¢s f¨¢cil para los equipos m¨¦dicos llegar a las comunidades y tratar a las personas¡±, explica Ciss¨¦ cinco minutos antes de entrar en directo.
Los invitados de esta emisi¨®n son Oumou Camara y Blo Mamadou Leno, un enfermero del programa con 40 a?os de experiencia. ¡°La gente escucha y luego llaman preguntando sus dudas en directo¡±, cuenta Ciss¨¦. ¡°Combatir la enfermedad no se basa solamente en la parte m¨¦dica. La comunicaci¨®n es una pieza clave¡±, remarca Bart.
La eliminaci¨®n no es el final del camino. ¡°La eliminaci¨®n de la enfermedad del sue?o como problema de salud p¨²blica significa que durante los ¨²ltimos cinco a?os se han registrado menos de un caso por cada 10.000 habitantes en Guinea. El siguiente reto, la cero transmisi¨®n, cuya meta fue establecida por la OMS para 2030, implica que no haya ning¨²n nuevo caso durante el mismo periodo¡±, explica Bart.
Solo en enero de este a?o, dos nuevos casos de la enfermedad fueron confirmados en Dubreka. Uno de ellos es Suma Abdulai, un joven de 24 a?os. Suma est¨¢ aturdido, confuso, y su mirada est¨¢ perdida en un punto fijo en el espacio. Como no tiene fuerzas para hablar, es su madre quien lo hace por ¨¦l. ¡°Un d¨ªa empez¨® a sentirse fatigado, no ten¨ªa energ¨ªa. Al poco tiempo llegaron las fiebres, las manchas en la piel y la p¨¦rdida de peso. Al final, lo ¨²nico que quer¨ªa era dormir¡±, explica sentada junto a ¨¦l, en una habitaci¨®n del Centro de Diagn¨®stico y Tratamiento de la THA en Dubreka. Suma no es un joven cualquiera, es el primer paciente de Guinea diagnosticado en 2025.
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