Las mujeres que se quedan en el Sahel y trabajan por la tierra y la paz
El desierto avanza en buena parte del territorio de Burkina Faso y ¡®El per¨ªmetro de Kams¨¦' narra la odisea de un grupo de mujeres que se han quedado en el pa¨ªs y trabajan para lograr que sus tierras vuelvan a ser f¨¦rtiles en un Sahel convulso, hostil y carente de Estado
Uno de los primeros planos de El per¨ªmetro de Kams¨¦ (2020), de Olivier Zuchuat, muestra a un ej¨¦rcito de mujeres, azadas en ristre, mirando al frente, serias y dispuestas a librar una de las m¨²ltiples batallas a las que las empuja la azotada regi¨®n del Sahel. En este caso, combatir la desertificaci¨®n de su tierra, en torno a un peque?o poblado al este de Uagadug¨², capital de Burkina Faso, para volverla cultivable, como lo fue en el tiempo de sus abuelas. El documental, que narra la epopeya de conseguir que de unos pedruscos secos broten alimentos pese a la escasez de agua, gan¨® el gran premio en la 16? edici¨®n del Festival International du Film Transsaharien de Zagora (Marruecos), celebrado el pasado noviembre, y contin¨²a su recorrido en ciclos de cine europeos.
El desaf¨ªo de estas mujeres es arar un suelo que se ha vuelto pedregoso por la persistente erosi¨®n, tras d¨¦cadas de sobreexplotaci¨®n por la actividad humana (la caza, la tala de arbustos y ¨¢rboles para usar la le?a para cocinar) y al cabo de una sequ¨ªa largu¨ªsima, en una zona en la que alguna vez hubo una sabana bastante m¨¢s f¨¦rtil.
A medida que las mujeres cavan para sembrar y combatir el desierto, emerge otro desierto, el estatal, el sanitario, el educativo, el jur¨ªdicoOlivier Zuchuat, director de 'El per¨ªmetro de Kams¨¦'
Los obst¨¢culos parecen m¨¢s insalvables cuando hay que hacerles frente con las fuerzas disminuidas, ya que demasiados hombres han abandonado el hogar para ir a los campos de cacao de Costa de Marfil o han migrado a¨²n m¨¢s lejos. Por ello en Kams¨¦ son las mujeres las que est¨¢n dispuestas a imitar lo que hicieron los habitantes del pueblo vecino, Goem¨¢, para conseguir que florezca el cereal. As¨ª, una vez que los l¨ªderes de los dos poblados se hayan reunido, ellas tambi¨¦n conocer¨¢n de primera mano la ancestral t¨¦cnica Za?, un m¨¦todo de cultivo utilizado para restaurar las tierras ¨¢ridas y aumentar la fertilidad de los suelos, que consiste en recoger el agua de las precipitaciones y el compost en hoyos excavados en el suelo durante la pretemporada de siembra.
Zuchuat, el director de cine suizo, registra esas pacientes reuniones en las que se explican detalles sobre c¨®mo hacer crecer ¨¢rboles para delimitar un per¨ªmetro m¨¢s h¨²medo y de tierra productiva, o c¨®mo retener el agua de lluvia en diques, adem¨¢s de los modos en que se organizar¨¢n los equipos y qui¨¦n puede y no puede participar en tan dura tarea. Los padres explican a sus hijos que a los ancestros les bastaba con pedir que lloviera y, quiz¨¢ por eso, siguen intent¨¢ndolo en rituales con plegarias, regadas de plumas y sangre de gallina. Y a veces, el milagro de la lluvia se produce. Entonces, las im¨¢genes del cielo con nubes y las gotas mojando la escasa vegetaci¨®n del lugar transmiten la paz que se merece el Sahel.
Qu¨¦ queda cuando los africanos huyen
El director tambi¨¦n filma esos interminables d¨ªas y noches de cavar y cavar para poder plantar el primer esqueje. ¡°Es una soluci¨®n agroecol¨®gica que requiere cosas extremadamente simples¡±, aclara Zuchuat, en di¨¢logo telef¨®nico. Relata que lleg¨® all¨ª en 2016 movido por el drama de los migrantes muriendo masivamente en el Mediterr¨¢neo y con la curiosidad de saber qu¨¦ era lo que quedaba en los sitios de los que hu¨ªan los africanos.
Una vez en Burkina Faso conoci¨® estas iniciativas que har¨ªan reverdecer las ilusiones del m¨¢rtir nacional Thomas Sankara, asesinado en 1987, que ordenaba instruir a sus brigadas agr¨ªcolas en t¨¦cnicas artesanales para que la poblaci¨®n rural obtuviese granos sin necesidad de riego. 40 a?os despu¨¦s del ascenso a la presidencia de Sankara en 1983, ¡°a medida que las mujeres cavan para sembrar y combatir el desierto, emerge otro desierto, el estatal, el sanitario, el educativo, el jur¨ªdico¡±, se lamenta Zuchuat.
A esta ausencia del Estado, se suma el asedio del yihadismo en buena parte del territorio burkin¨¦s. En su pel¨ªcula, Zuchuat decide insertar esta nota de actualidad a trav¨¦s del sonido distorsionado de una peque?a radio. Es apenas un bolet¨ªn informativo, pero al espectador se le eriza la piel.
La lenta cadencia del pac¨ªfico Sahel comenzaba a alterarse precisamente en los a?os del rodaje (2016-2018) de esta pel¨ªcula, cuando los atentados yihadistas ya hab¨ªan comenzado a hostigar la capital, situada a unos 200 kil¨®metros de distancia, y en las aldeas las terribles noticias se o¨ªan en la voz lejana de una emisi¨®n radial.
El per¨ªmetro agr¨ªcola de Kams¨¦ es un ¨¦xito (...) Tiene hoy un rendimiento de una tonelada de sorgo por hect¨¢rea, mientras, en el exterior del per¨ªmetro, la cosecha no llega a 600 kilosOlivier Zuchuat, director de 'El per¨ªmetro de Kams¨¦'
¡°No estaba previsto que apareciera ninguna referencia al yihadismo, pero las noticias se colaron por la radio¡±, a?ade Zuchuat, quien aclara que, desde enero de 2019, la situaci¨®n es complicada para cualquier extranjero, por lo que los tiempos del rodaje debieron acortarse. ¡°Todos los equilibrios se remueven y la sociedad se fractura, en un lugar en el que personas de todas las religiones estaban acostumbradas a vivir en armon¨ªa¡±, sostiene.
Pese a todo, el cineasta, que ya hab¨ªa filmado otras dos pel¨ªculas en el continente africano (una sobre el v¨ªnculo de las deudas p¨²blicas africanas y el blanqueo de capitales en Suiza y otra sobre los supervivientes de la masacre de Darfur), trae buenas nuevas de este territorio ahora tan peligroso.
¡°El per¨ªmetro agr¨ªcola de Kams¨¦ es un ¨¦xito¡±, expresa con entusiasmo. Esa superficie cercada ¡°tiene hoy un rendimiento de una tonelada de sorgo por hect¨¢rea, mientras, en el exterior del per¨ªmetro, la cosecha no llega a 600 kilos¡±, seg¨²n Zuchuat.
En Burkina Faso hace falta lluvia y hace falta paz. ¡°Si la lluvia os golpea, no os golpe¨¦is tambi¨¦n entre vosotros¡±, dice desde la pantalla un hombre, recitando un antiguo proverbio.
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