¡°Para los talibanes, una mujer solo est¨¢ bien en su casa o en la tumba¡±
Shaharzad Akbar, hoy exiliada, fue presidenta de la Comisi¨®n Independiente de Derechos Humanos de Afganist¨¢n, y la primera afgana en estudiar en la Universidad de Oxford. En esta entrevista denuncia las violaciones de los derechos humanos, en su pa¨ªs, y especialmente los de las mujeres
Iban a ser solo unas cortas vacaciones. Ella solo estar¨ªa fuera de Afganist¨¢n una semana; su marido y su hijo de dos a?os un poco m¨¢s, ya que el desmoronamiento de la naci¨®n llevaba tiempo retumbando y el futuro ya corr¨ªa hacia un agujero negro. Todos, sin embargo, ten¨ªa un billete de vuelta a Kabul.
Pero era la ma?ana del 15 de agosto de 2021 y el que cogieron fue el ¨²ltimo vuelo comercial que sal¨ªa de la capital afgana. Unas horas m¨¢s tarde, los talibanes hab¨ªan vuelto a ser los amos.
Desde entonces, Shaharzad Akbar est¨¢ exiliada en Reino Unido. Nacida en 1987 y criada en un campo de refugiados en Pakist¨¢n, es una de las activistas de derechos humanos afganas m¨¢s conocidas. Fue la primera afgana en estudiar en Oxford, ocup¨® despu¨¦s cargos de prestigio en instituciones gubernamentales e internacionales, hasta alcanzar la presidencia de la Comisi¨®n Independiente Afgana de Derechos Humanos con la que, desde 2019, investigaba la brutalidad del conflicto para devolver la voz y la dignidad a las v¨ªctimas. Como todos los organismos democr¨¢ticos, tambi¨¦n esta Comisi¨®n fue borrada por los talibanes de un plumazo. Y hoy, casi ocho meses despu¨¦s de la salida del Ej¨¦rcito estadounidense, Afganist¨¢n vive la peor cat¨¢strofe humanitaria de su historia: 24 millones de habitantes, de un total de 38, necesitan ayuda humanitaria; 3,4 millones de desplazados internos; 5,7 millones de refugiados en cinco estados lim¨ªtrofes. Una Edad Media de segregaci¨®n femenina, trabajo infantil y epidemias.
Shaharzad Akbar no pierde ocasi¨®n para denunciar la hipocres¨ªa de la comunidad internacional, que se ha llenado la boca de derechos humanos y democracia para su pa¨ªs mientras alimenta la corrupci¨®n y la impunidad. Y de Estados Unidos, que ha abandonado a los afganos entre los escombros de una guerra tan aniquiladora como in¨²til. ¡°Nuestra historia debe recordarle al mundo los l¨ªmites de las intervenciones militares¡±, afirma la joven activista, ¡°que nunca podr¨¢n dar estabilidad, derechos humanos y seguridad, sino todo lo contrario¡±.
Shaharzad Akbar, embarazada de siete meses, ofrece su testimonio en Italia gracias a la asociaci¨®n No Peace Without Justice. Se le quiebra la voz y se emociona solo ante una pregunta. La ¨²ltima de esta entrevista.
Pregunta: ?Hay alg¨²n fotograma del 15 de agosto de 2021 que no pueda olvidar?
Respuesta: Todas eran im¨¢genes impactantes: los talibanes en el palacio presidencial, por las calles de la ciudad que tanto he querido. La desesperaci¨®n en el aeropuerto; la gente estaba dispuesta a jugarse la vida aferr¨¢ndose a los aviones, antes que volver con los talibanes. Algo se rompi¨® dentro de m¨ª. Poco antes, a finales de julio, estaba con mi hermana entre los maravillosos paisajes de Panshir, y pensaba: todos los habitantes del mundo deber¨ªan conocer la belleza de Afganist¨¢n. No es justo que no sea posible.
P: ?Hasta entonces nunca hab¨ªa pensado abandonar el pa¨ªs? Hac¨ªa meses que los talibanes hab¨ªan intensificado su ofensiva.
R: No pensamos que tomar¨ªan el control tan r¨¢pidamente. Los estadounidenses repet¨ªan que habr¨ªa un proceso de paz, y mi Comisi¨®n estaba trabajando en ello, en c¨®mo garantizar que se escuchara a las v¨ªctimas. No est¨¢bamos preparados para un control total con las armas.
P: ?Como presidenta de la Comisi¨®n Independiente de Derechos Humanos, ha recibido amenazas de muerte?
R: La situaci¨®n de Afganist¨¢n no es segura para ning¨²n defensor de los derechos. Muchos han sido detenidos ilegalmente y torturados: yo dir¨ªa que es un trabajo de alto riesgo. En la Comisi¨®n, hemos perdido a siete compa?eros debido a la violencia de los talibanes. Uno era un joven que trabajaba por los derechos de los ni?os, se acababa de casar y ten¨ªa una hija de seis meses; estuvo secuestrado durante tres d¨ªas, en septiembre de 2019, todas las negociaciones fracasaron y los talibanes lo mataron. En junio de 2020, asesinaron a una compa?era de 25 a?os cuando se dirig¨ªa a la oficina; llevaba solo tres meses trabajando con la Comisi¨®n y estaba llena de esperanza. Hab¨ªan colocado explosivos en su calle. Ella y el conductor perdieron la vida al instante. En enero de 2020, los talibanes iniciaron una campa?a muy intensa de asesinatos de defensores de los derechos humanos: hemos perdido a muchos amigos, la mayor¨ªa asesinados mientras iban en el coche o cuando iban a la oficina.
P: ?Por qu¨¦ desatar la violencia precisamente en esa ¨¦poca?
R: Los talibanes sab¨ªan que los estadounidenses estaban a punto de irse y quer¨ªan asegurarse de que, si se lograba el proceso de paz anunciado, se alzaran muchas menos voces a favor de los derechos humanos. Si, por el contrario, tomaban el poder por la fuerza, encontrar¨ªan menos resistencia. Pretend¨ªan mandar a la mayor¨ªa al cementerio, y as¨ª, los que quedaran vivos, abandonar¨ªan el pa¨ªs. Esta era su estrategia, que se intensificaba cada d¨ªa. Yo cambiaba todos los d¨ªas la ruta y el horario para ir a la oficina. Viajaba en un coche blindado que mi conductor revisaba de arriba abajo todas las ma?anas y no hac¨ªamos ninguna parada por el camino. Todas las ma?anas me sub¨ªa al coche pregunt¨¢ndome si volver¨ªa a ver a mi hijo por la noche. Durante m¨¢s de un a?o, todos los d¨ªas hab¨ªa un accidente y siempre nos pregunt¨¢bamos: ¡°Dios m¨ªo, ?a qui¨¦n hemos perdido hoy?¡±. Lo m¨¢s dif¨ªcil que he hecho en mi vida ha sido visitar a las familias de los compa?eros que hab¨ªamos perdido.
Todas las ma?anas me sub¨ªa al coche pregunt¨¢ndome si volver¨ªa a ver a mi hijo por la noche
P: ?Qu¨¦ resultados ha logrado con la Comisi¨®n de Derechos Humanos? ?Y qu¨¦ pasar¨¢ ahora con su trabajo?
R: Hemos contribuido a mejorar el sistema legal alineando las normativas con los compromisos internacionales. Se han aprobado leyes contra la tortura, para la protecci¨®n de los ni?os y contra la violencia de g¨¦nero, y se ha humanizado el C¨®digo Penal, eliminando la ley del tali¨®n. La Comisi¨®n concienci¨® sobre los derechos humanos, form¨® defensores, estableci¨® protecci¨®n para ellos y defendi¨® la justicia de transici¨®n y los derechos de las v¨ªctimas, para poder ajustar cuentas con el pasado. Las v¨ªctimas de la guerra por fin se han unido para articular sus exigencias sobre el tipo de futuro y de paz que desear¨ªan; si queremos una paz real, y no la versi¨®n de la paz que nos ofrecen los talibanes, debemos retomar esta conversaci¨®n.
Pero no es f¨¢cil continuar el trabajo de la Comisi¨®n como exiliados. Solicitamos a la ONU que creara un Consejo de Derechos Humanos para Afganist¨¢n, es decir, una ¡°misi¨®n de comprobaci¨®n de los hechos¡±, pero solo aceptaron la figura de un Relator Especial, que es una sola persona con un peque?o equipo. Es mejor que nada, pero es muy poco, sin una orden de investigaci¨®n completa que permita investigar a fondo las violaciones cometidas.
P: Su pa¨ªs est¨¢ sufriendo una terrible crisis humanitaria. ?C¨®mo cree que se recuperar¨¢?
R: Para empezar, la ayuda humanitaria no es la respuesta, y no es sostenible a largo plazo; distribuir alimentos, medicinas y asistencia no es suficiente. A la gente le hace falta un trabajo para llevar una vida digna, y para eso el pa¨ªs necesita una econom¨ªa. Esto requiere ante todo un sentido de la urgencia, es decir, gobernantes que realmente se preocupen por las condiciones de los ciudadanos y quieran cambiar las cosas, trabajando todos los d¨ªas para terminar, poco a poco, con la dependencia de la ayuda humanitaria. Pero los talibanes son incapaces de gobernar. No entienden los compromisos a los que tienen que llegar ni los desaf¨ªos a los que se enfrentan, y esto pone a la comunidad internacional en una situaci¨®n inc¨®moda, porque si crea instrumentos para construir y consolidar la econom¨ªa del pa¨ªs, parecer¨¢ que se est¨¢ fortaleciendo a los talibanes. Y de hecho, es as¨ª.
La ayuda humanitaria no es la respuesta y no es sostenible a largo plazo
P: Usted afirm¨® que la mayor¨ªa de los Estados europeos no tienen embajadas en Afganist¨¢n, solo hablan con los representantes de los talibanes, y por lo tanto, desconocen la situaci¨®n real. Entonces, ?cu¨¢l es la actitud correcta que el mundo deber¨ªa tener hacia los talibanes?
R: Su implicaci¨®n es importante. No podemos decir ¡°No nos hablamos¡±, porque los talibanes son responsables de la vida de 38 millones de afganos. Pero el intercambio debe ser cr¨ªtico. Los talibanes declaran que no violan los derechos, que no reprimen a los manifestantes, que respetan a las mujeres y la libertad de expresi¨®n; los diplom¨¢ticos occidentales deben confirmar que saben c¨®mo est¨¢n las cosas, y que para ellos el cap¨ªtulo de los derechos humanos es fundamental. Deben escuchar a la sociedad civil para obtener informaci¨®n real sobre lo que est¨¢ ocurriendo y seguir desafiando a los talibanes. Cualquier ayuda humanitaria debe ser condicional: si los talibanes piden ayuda para contribuir al presupuesto nacional, deben dar pasos hacia los derechos. Y el primer paso es abolir el apartheid de las mujeres.
P: De repente, las mujeres afganas han perdido esos pocos derechos ganados con tanto esfuerzo. ?C¨®mo describir¨ªa su situaci¨®n hoy?
R: Ha empeorado. La ¨²nica buena noticia es que, gracias a la presi¨®n internacional, las universidades se han abierto a las mujeres en muchas provincias. Los talibanes tambi¨¦n han prometido reabrir las escuelas secundarias para ni?as; habr¨¢ que ver si mantienen su palabra. De momento, Afganist¨¢n es el ¨²nico pa¨ªs del mundo donde rige la prohibici¨®n de educaci¨®n secundaria para las ni?as, mientras que, durante los acuerdos de Doha, en febrero de 2020, los talibanes aseguraron a los estadounidenses: ¡°No se preocupen, no aboliremos la educaci¨®n femenina¡±. Ment¨ªan. Se lo record¨¦ hace poco a un diplom¨¢tico estadounidense que intentaba convencerme de que los talibanes han cambiado. Los talibanes, sencillamente, mienten igual que mintieron en Doha. Las universidades est¨¢n abiertas a las mujeres, pero en las clases se segrega: solo las mujeres ense?an a las mujeres, y los hombres ense?an a los hombres. Es il¨®gico, pero es algo, si pensamos que el 15 de agosto de 2021 los talibanes dijeron a millones de ni?as que estudiaban educaci¨®n secundaria, as¨ª como a las mujeres que trabajaban en los Ministerios: ¡°Quedaos en casa, ya os avisaremos cuando pod¨¢is volver¡±.
¡®Si fueras una buena esposa, tu esposo no te pegar¨ªa¡¯, dicen los jueces a las mujeres que denuncian
Hoy las mujeres solo pueden trabajar en educaci¨®n y sanidad, nada m¨¢s. Si protestan, son detenidas. Por no hablar de las m¨¢s fr¨¢giles, como las v¨ªctimas de violencia dom¨¦stica: antes pod¨ªan denunciarla ante nuestra Comisi¨®n o ante el Ministerio de la Mujer, y a lo mejor consegu¨ªan que el marido abusador acabara entre rejas, o al menos refugiarse en casas de acogida. Hoy la ¨²nica opci¨®n es vivir con su maltratador. El Ministerio de Asuntos de la Mujer ha sido sustituido por el de Prevenci¨®n del Vicio y la Promoci¨®n de la Virtud, un medio adicional para controlar a las mujeres. Y si tu marido te pega, al¨¦grate de que no te mate. Las casas protegidas ya no existen, mi Comisi¨®n tampoco. ¡®Si fueras una buena esposa, tu esposo no te pegar¨ªa¡¯, dicen los jueces a las mujeres que denuncian. Ya se sabe: para los talibanes, una mujer solo est¨¢ bien en su casa o en la tumba.
P: En un tuit del 8 de marzo, escribi¨®: ¡°Para una mujer afgana, ahora es dif¨ªcil abrigar esperanzas o ver la luz¡±. ?Vio alguna luz antes del regreso de los talibanes?
R: Tambi¨¦n en el pasado ten¨ªamos mucho por lo que sentirnos frustradas. Todos los d¨ªas hab¨ªa episodios de sexismo en las instituciones gubernamentales, las leyes eran defectuosas, las mujeres se enfrentaban a demasiadas barreras sociales y tradicionales; las que formaban parte de la polic¨ªa y del Ej¨¦rcito sufr¨ªan acoso sexual. La realidad femenina nunca ha sido de color de rosa, pero la diferencia era que ten¨ªamos una Constituci¨®n que consagraba nuestros derechos y leyes que proteg¨ªan a las mujeres. Ahora la ley son los talibanes. Es ilegal que las mujeres estudien, trabajen o viajen solas. Antes, gracias a las leyes, hab¨ªamos vislumbrado un camino hacia un futuro mejor, por muy complicado que fuera. ?Cu¨¢l es ahora nuestro camino? En teor¨ªa, la Constituci¨®n todav¨ªa existe, porque no se ha promulgado una nueva, pero de hecho, estamos en un limbo legal. Cuando tengo ganas de broma, digo que me alegro de no ser un juez talib¨¢n, porque ?qu¨¦ leyes podr¨ªa aplicar? Pero mientras tanto, las mujeres se est¨¢n organizando dentro y fuera del pa¨ªs con campa?as de informaci¨®n, cartas a la ONU... Los talibanes no consiguen silenciarnos.
P: En enero, los talibanes se reunieron por primera vez con algunos gobiernos occidentales en Noruega. Muchas activistas afganas protestaron por c¨®mo fueron recibidos, como verdaderos jefes de Estado. Usted, en cambio, escribi¨® que era un paso importante: ?por qu¨¦?
R: Porque hay que involucrar a los talibanes. La reuni¨®n de Oslo estuvo mal gestionada y peor comunicada, comprendo que las activistas hayan le¨ªdo en ella una normalizaci¨®n del gobierno talib¨¢n, comparto su preocupaci¨®n. Pero no olvidemos que en Noruega se escuch¨® a los representantes de la sociedad civil afgana que hablaban sobre derechos humanos, y un di¨¢logo semejante nunca habr¨ªa podido tenido lugar en suelo afgano. No sabemos si el di¨¢logo con los talibanes funcionar¨¢, pero debemos intentarlo.
No sabemos si el di¨¢logo con los talibanes funcionar¨¢, pero debemos intentarlo
P: Hoy es dif¨ªcil que los medios de comunicaci¨®n recuerden Afganist¨¢n. Europa se ve sacudida por la guerra de Ucrania, y todo el continente se est¨¢ movilizando para ayudar a los refugiados ucranios, con una acogida incondicional que nunca hemos visto hacia quienes huyen de los conflictos en Siria, Yemen o Afganist¨¢n, por no mencionar las guerras de ?frica. ?C¨®mo se siente una persona afgana al respecto?
R: Estoy encantada de que los refugiados ucranios sean bienvenidos en Europa. S¨¦ lo dif¨ªcil que es dejar tu casa, tu familia, tu ciudad. Dejar tu vida. Lo m¨ªnimo que se merecen es que se les acoja. Pero, por otro lado, me duele mucho que los refugiados de otros pa¨ªses no reciban la misma bienvenida. Hay afganos, evacuados en agosto precisamente por los estadounidenses, que a¨²n viven en el limbo, en Kosovo, Albania o Dub¨¢i, con sus hijos y padres ancianos, y no saben qu¨¦ ser¨¢ de ellos. A un compa?ero m¨ªo, que fue evacuado en agosto, al final le han acogido en Canad¨¢; ha pasado todos estos meses en un hotel en Albania, sin permiso para moverse, y su mujer dio a luz all¨ª. Se arriesgaba a que lo enviaran de vuelta a Afganist¨¢n donde, como defensor de los derechos humanos, lo matar¨ªan. A otros afganos les dijeron en Dub¨¢i: ¡°Lo sentimos, no pueden quedarse aqu¨ª, deben volver¡±. Y son personas que en Afganist¨¢n han trabajado para Estados Unidos y para los europeos; precisamente por eso su vida corre peligro, y los han abandonado.
La comparaci¨®n con los refugiados ucranios nos duele, porque es un claro ejemplo de doble rasero, pero tambi¨¦n dice mucho sobre el estado del mundo: cuando hablamos de derechos humanos, el concepto b¨¢sico es que todos somos iguales. Todos los refugiados son iguales.
P: Tiene un hijo peque?o y est¨¢ a punto de tener el segundo: ?qu¨¦ desea para su futuro? ?Podr¨ªan vivir en Afganist¨¢n o se mantendr¨¢n a distancia?
R: Estoy dividida, y es un sentimiento nuevo para m¨ª. Siempre he querido que conocieran Afganist¨¢n, que su futuro estuviera all¨ª. Eleg¨ª dar a luz a mi primer hijo en Kabul, aunque podr¨ªa haberme ido a Reino Unido porque mi marido tiene doble nacionalidad, pero en ese momento quer¨ªa que ¨¦l sintiera ese fuerte apego a Afganist¨¢n que ha enriquecido mi vida, a pesar del dolor que me ha causado. Hoy, sin embargo, no s¨¦ si quiero que ¨¦l y su hermanito sientan amor por un pa¨ªs tan inestable, sin saber si alg¨²n d¨ªa podr¨¢n pasar all¨ª su vida. Ya no lo s¨¦. Hoy mi ¨²nico deseo es que se conviertan en hombres llenos de compasi¨®n y amabilidad.
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