Europa debe ser el socio preferente de ?frica
El futuro de los europeos depende tambi¨¦n de los africanos. La cumbre entre la Uni¨®n Africana y la Uni¨®n Europea que arranca este jueves debe convertirse en un punto de partida de trabajo en equipo que demuestre que el valor a?adido de la UE supera el de otras potencias mundiales
Tras haber sido aplazada varias veces debido a la pandemia de covid-19, la Cumbre entre la Uni¨®n Europea y la Uni¨®n Africana (UA), que se celebrar¨¢ en Bruselas los d¨ªas 17 y 18 de febrero, reunir¨¢ a jefes de Estado y de Gobierno europeos y africanos por primera vez desde 2017. El objetivo de la UE es convertirse en el socio preferente de ?frica, objetivo fijado por la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, durante nuestra primera visita a la sede de la Uni¨®n Africana en Ad¨ªs Abeba hace dos a?os.
?Qu¨¦ necesitamos para alcanzar este ambicioso objetivo? En primer lugar, debemos abordar la asociaci¨®n UE-UA con humildad. ?frica es un continente tan grande como los Estados Unidos, M¨¦xico, China, Jap¨®n, la India y gran parte de Europa juntos. Con 54 pa¨ªses y unas 2.000 lenguas, adem¨¢s de una multiplicidad de oportunidades y problemas, el continente no puede ser tratado como una entidad homog¨¦nea.
En segundo lugar, debemos ser realistas. Entre el ¡°afropesimismo¡± y el ¡°afrooptimismo¡±, yo abogo por el ¡°afrorrealismo¡±. Antes de abordar la cuesti¨®n del crecimiento econ¨®mico y las relaciones comerciales, Europa debe demostrar que puede contribuir a la paz, la seguridad y la buena gobernanza en los pa¨ªses africanos. Y antes de entrar en la cuesti¨®n del dividendo demogr¨¢fico, tambi¨¦n debemos reconocer la magnitud de las dificultades que el crecimiento incontrolado de la poblaci¨®n puede generar en las sociedades. De aqu¨ª a 2030, 30 millones de j¨®venes se incorporar¨¢n cada a?o al mercado laboral africano. Si queremos generar empleo sostenible para ellos, la educaci¨®n b¨¢sica debe ser una prioridad fundamental.
Con 54 pa¨ªses y unas 2.000 lenguas, adem¨¢s de una multiplicidad de oportunidades y problemas, el continente no puede ser tratado como una entidad homog¨¦nea
A la par que apoyamos la transici¨®n mundial hacia la energ¨ªa verde y el desarrollo sostenible, debemos tambi¨¦n contribuir a garantizar el acceso a los servicios b¨¢sicos en un continente en el que casi la mitad de la poblaci¨®n carece de electricidad y libra una dura batalla diaria para acceder al agua y a los alimentos. Y, por supuesto, debemos ayudar a los pa¨ªses africanos a desarrollar su futura capacidad de producci¨®n de vacunas, y a acelerar el proceso de vacunaci¨®n actual. M¨¢s del 90% de los habitantes del continente sigue sin estar vacunado contra la covid-19.
Al reflexionar sobre estas cuestiones, los europeos no debemos cometer el error de creer que podemos imponer una agenda a ?frica. Tampoco debemos ignorar las realidades inmediatas y las limitaciones a corto plazo a las que se enfrenta la inmensa mayor¨ªa de los africanos, especialmente ahora que la pandemia ha agravado las fragilidades del continente. En el Sahel, la inseguridad est¨¢ aumentando, junto con la inestabilidad pol¨ªtica. El Cuerno de ?frica, donde hace solo dos a?os ve¨ªamos transiciones democr¨¢ticas prometedoras, se encuentra profundamente desestabilizado. Y varios pa¨ªses africanos han vuelto a entrar en una espiral de endeudamiento.
Los europeos no debemos cometer el error de creer que podemos imponer una agenda a ?frica
La pandemia tambi¨¦n ha acelerado la competencia geopol¨ªtica en ?frica m¨¢s all¨¢ de las oportunidades de inversi¨®n y negocio, afectando incluso a los patrones de valores y los modelos de gobernanza. Nos enfrentamos a otros actores mundiales cuyos m¨¦todos y agendas son muy diferentes de los nuestros. Muchos de ellos no dudar¨¢n en utilizar campa?as de desinformaci¨®n y otras formas de guerra h¨ªbrida para reducir la influencia europea.
A pesar de estas dificultades, todav¨ªa tenemos razones de peso para querer hacer de Europa el socio preferente de ?frica. Una de ellas es que los problemas de ?frica son nuestros problemas. El terrorismo y la inseguridad no conocen fronteras. El Sahel no est¨¢ tan alejado de Europa como a veces creemos; y la inestabilidad en el Cuerno de ?frica amenaza una de las rutas comerciales m¨¢s importantes del mundo. Tampoco debemos olvidar el cambio clim¨¢tico, que inevitablemente generar¨¢ nuevas oleadas de migraci¨®n, ya que destruye los medios de subsistencia de las personas y hace que sus comunidades sean inhabitables.
Nuestro objetivo tambi¨¦n est¨¢ motivado por la riqueza de oportunidades en todo el continente. Las econom¨ªas y sociedades africanas son j¨®venes y din¨¢micas. M¨¢s tarde o m¨¢s temprano tendremos que contar con ellas, dado el envejecimiento de nuestras propias sociedades. El continente tambi¨¦n tiene una gran abundancia de materias primas, as¨ª como un enorme potencial tanto de despliegue de tecnolog¨ªas de energ¨ªas renovables como de ayuda a su producci¨®n.
Las econom¨ªas y sociedades africanas son j¨®venes y din¨¢micas. M¨¢s tarde o m¨¢s temprano tendremos que contar con ellas, dado el envejecimiento de nuestras propias sociedades
Por ¨²ltimo, debemos pensar en t¨¦rminos geopol¨ªticos. Con una poblaci¨®n que se espera que alcance los 2.500 millones de aqu¨ª a 2050, ?frica es una potencia mundial cada vez mayor. Una asociaci¨®n m¨¢s estrecha permitir¨ªa a Europa y a ?frica ejercer conjuntamente una influencia mucho mayor en la escena mundial, dando un impulso al modelo de multilateralismo que ambos socios apoyan.
Para alcanzar el ¨¦xito, necesitaremos una agenda positiva basada en prioridades conjuntas. Sin soslayar las dificultades existentes, debemos centrarnos en obtener resultados concretos y r¨¢pidos. ?frica no necesita ni caridad, ni operaciones medi¨¢ticas. Necesita cooperaci¨®n y asociaciones que ofrezcan resultados a sus ciudadanos.
Para ello, la UE tendr¨¢ que combinar los numerosos puntos fuertes de sus Estados miembros, instituciones financieras, bancos de desarrollo y agencias. La pandemia ha llenado de contenido el concepto de ¡°equipo Europa¡±. Esta forma de trabajar debe convertirse en un h¨¢bito para evitar una estrategia fragmentada y todos los problemas que conlleva.
En ?frica, al igual que en el resto del mundo, la Uni¨®n Europea solo tiene peso cuando sus componentes trabajan juntos. Para conseguirlo, necesitamos que no exclusivamente las instituciones y los gobiernos de la UE, sino tambi¨¦n la sociedad civil y el sector privado tengan una mayor sinton¨ªa con la din¨¢mica local.
El futuro de Europa depende en gran medida del futuro de ?frica. All¨ª, como en el resto del mundo, debemos defender mejor el proyecto europeo, demostrando que el valor a?adido de la UE supera el de otras potencias mundiales. La cumbre de este mes debe ser el punto de partida para construir una nueva asociaci¨®n intercontinental.
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