Tres medidas para evitar una crisis alimentaria
Es necesario que se incorpore la lucha contra el hambre como un eje prioritario y fundamental del desarrollo humano a trav¨¦s de las pol¨ªticas y programas de sectores tan diversos como la sanidad, la protecci¨®n social o la reinserci¨®n econ¨®mica y empleabilidad
Durante la Asamblea General de Naciones Unidas celebrada hace unos d¨ªas, 18 presidentes y jefes de Estado, entre ellos Espa?a, asistieron a una cumbre sobre crisis alimentaria en la que se comprometieron a combatirla como una prioridad. Una de las conclusiones ha sido: mientras haya hambre no habr¨¢ paz y, sin paz, seguir¨¢ habiendo hambre.
Es una buena noticia que se ponga la lupa en la crisis alimentaria y que el hambre forme parte de las prioridades pol¨ªticas y del debate de la opini¨®n p¨²blica. El impacto pol¨ªtico y emocional de un conflicto como el de Ucrania y el socioecon¨®mico (y pol¨ªtico) de una crisis de orden global nos dan la oportunidad de enfocar capital pol¨ªtico y recursos para acometer tanto el efecto del hambre como los factores que lo causan.
Lo que esconde realmente una crisis alimentaria es el sufrimiento de millones de personas: 828 en 2021; hoy a¨²n m¨¢s. Y lo importante es discutir sobre las medidas que est¨¢n a nuestro alcance para evitar la actual emergencia y las pr¨®ximas. Adem¨¢s de aumentar significativamente la inversi¨®n en recursos para atender el impacto m¨¢s urgente de esta crisis (el llamamiento global humanitario de Naciones Unidas estima necesarios 41.000 millones de euros, de los que solo un 37,5% ha sido cubierto hasta ahora) resaltamos tres medidas que, desde Acci¨®n contra el Hambre, consideramos esenciales para acometer los factores que generan inseguridad alimentaria grave.
La primera es perseguir la utilizaci¨®n del hambre como arma de guerra. Sabemos que la violencia genera hambre; de hecho, la mitad de esos 828 millones de personas que la padecen en el mundo, la sufren en un contexto de violencia. Tenemos una resoluci¨®n del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la 2417, en la que se establece la prohibici¨®n de la utilizaci¨®n del hambre como arma de guerra. Para ser claros: se trata de detectar y perseguir a quien est¨¢ destruyendo cosechas, requisando ganado o impidiendo la asistencia humanitaria en cualquier tipo de conflicto (la guerra de Ucrania o los conflictos que se est¨¢n viviendo en el Sahel est¨¢n siendo un punto determinante en este sentido).
Afrontemos el problema del hambre para lograr un mundo m¨¢s seguro que nos ayude a acabar con las desigualdades
En segundo lugar, ampliar la cobertura nutricional y de servicios b¨¢sicos de salud de forma universal. Hoy en d¨ªa, solo uno de cada cinco menores de cinco a?os goza de estos servicios esenciales para salvar sus vidas, lo que supone que, de los 16 millones de ni?os afectados por desnutrici¨®n severa aguda, cerca de nueve fallecen cada a?o. Estos servicios se podr¨ªan conseguir aumentando hasta el 3% del presupuesto nacional, el dedicado a los programas de nutrici¨®n en los pa¨ªses m¨¢s expuestos. Un esfuerzo que solo se puede acometer de forma compartida entre los Estados m¨¢s afectados por esta lacra y por la comunidad internacional.
Para alcanzar la cobertura universal es necesaria la tercera medida, la incorporaci¨®n de la lucha contra la desnutrici¨®n como un eje prioritario y fundamental del desarrollo humano a trav¨¦s de las pol¨ªticas y programas de sectores tan diversos como la sanidad, la protecci¨®n social o la reinserci¨®n econ¨®mica y empleabilidad.
La desnutrici¨®n (m¨¢ximo exponente del hambre) tiene factores m¨²ltiples y debe abordarse de la misma manera. Por otro lado, no podemos concentrar esfuerzos en su combate solo cuando se dan las crisis agudas en periodos de sequ¨ªa, desplazamiento o violencia aguda, sino de forma continua y sin cuartel, abordando los retos de pol¨ªticas con poco alcance, programas poco dotados de recursos y m¨¦todos anticuados. En a?os de buenas lluvias y una incidencia leve de la violencia se han registrado cifras de 400.000 ni?os afectados por la desnutrici¨®n severa aguda en el Sahel. Este a?o, con sequ¨ªa y conflictos en la regi¨®n, se ha alcanzado el mill¨®n y medio.
Estas medidas han de ir acompa?adas de voluntad pol¨ªtica y de recursos. Si la guerra de Ucrania ha destapado una crisis alimentaria que, en otras ocasiones, hubiera estado oculta, aprovechemos la circunstancia para abordar esta y las pr¨®ximas que vendr¨¢n. Pero de manera estructural, abord¨¢ndolas desde su complejidad y con medidas a medio y largo plazo que garanticen la sostenibilidad.
En la cumbre celebrada ha quedado de manifiesto el v¨ªnculo entre hambre como factor de conflicto, y este, a su vez, como factor clave del hambre. Parece muy sencillo de entender: afrontemos el problema del hambre para lograr un mundo m¨¢s seguro que nos ayude a acabar con las desigualdades. Esa ser¨¢, siempre, la mejor pol¨ªtica que podamos hacer para el futuro de las personas y del planeta.
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