El dif¨ªcil compromiso del d¨¦ficit cero
La situaci¨®n econ¨®mica o la voluntad pol¨ªtica no siempre permiten mantener el compromiso
Las reglas que se imponen los Gobiernos para tener bajo control las cuentas p¨²blicas acaban casi siempre en el desv¨¢n de los prop¨®sitos incumplidos. Una cosa es prometer el d¨¦ficit cero y un endeudamiento limitado y otra es que, luego, la situaci¨®n econ¨®mica o la voluntad pol¨ªtica permitan mantener ese compromiso.
Elevar a mandato constitucional la austeridad fiscal equivale a dar las m¨¢ximas garant¨ªas de que, esta vez s¨ª, la promesa se respetar¨¢. A la vez, equivale a complicar al m¨¢ximo la gesti¨®n del denostado incumplimiento de la estabilidad presupuestaria. Denostado y previsible, si hay que hacer caso de lo que ha ocurrido en las cuatro ¨²ltimas d¨¦cadas. En Espa?a y en Europa, las excepciones son la norma absoluta.
Si lo que se blinda en la Constituci¨®n son los objetivos vigentes en la Ley de Estabilidad Presupuestaria (super¨¢vit a partir de determinado nivel de crecimiento), Espa?a solo habr¨ªa cumplido la norma en la primera legislatura de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Desde 1980, solo en 2005, 2006 y 2007, las cuentas p¨²blicas arrojaron un saldo positivo, en paralelo a ritmos de crecimiento elevados (tasas reales por encima del 3% del PIB). Y a¨²n aqu¨ª, los n¨²meros enga?an. En una reciente entrevista, Pedro Solbes, ministro de Econom¨ªa en aquel periodo, admiti¨® que los ingresos estaban hinchados por la burbuja inmobiliaria y que el super¨¢vit (lleg¨® al 2% del PIB) deb¨ªa haber sido sensiblemente superior. En otras palabras, si entonces se hubiese tenido en cuenta el saldo estructural, que deber¨ªa corregir los efectos presupuestarios de un crecimiento (o decrecimiento) temporal y extraordinario, el cumplimiento del objetivo de estabilidad presupuestario ser¨ªa m¨¢s que dudoso.
Al ampliar se percibe el radical contraste entre la promesa (austeridad fiscal) y la realidad (econ¨®mica y pol¨ªtica). Desde 1980, Francia e Italia, los otros dos pa¨ªses que han anunciado una cobertura constitucional al objetivo de estabilidad presupuestaria, no han logrado cerrar un ejercicio con super¨¢vit. Ni una sola vez escaparon de los n¨²meros rojos. Alemania, desde la reunificaci¨®n (1990), solo lo ha logrado en 2007 y 2008, cuando ya estaba dirigida por la canciller, Angela Merkel. Un a?o despu¨¦s, en 2009, el Parlamento alem¨¢n aprob¨® blindar en la Constituci¨®n los l¨ªmites al d¨¦ficit (0,35% del PIB), iniciativa que ahora Merkel pretende extender a toda la zona euro.
Desde 1980, solo en 2005, 2006 y 2007, las cuentas p¨²blicas arrojaron un saldo positivo, en paralelo a ritmos de crecimiento elevados
Espa?a ha sido hasta ahora uno de los m¨¢s fieles cumplidores del Pacto de Estabilidad europeo, aprobado en 1997 y reformado en 2005. En su redacci¨®n inicial, el pacto establec¨ªa como objetivo general la estabilidad presupuestaria y como l¨ªmite un d¨¦ficit del 3% del PIB, que deb¨ªa corregirse al a?o siguiente. El Gobierno del PP cumpli¨® desde el principio con la cl¨¢usula y, en 2002, fue m¨¢s all¨¢ al exigir por ley, a todas las administraciones (central, comunidades y ayuntamientos) un d¨¦ficit cero, sin vincularlo a la marcha de la econom¨ªa. Otra vez m¨¢s la promesa se incumpli¨®, aunque fuera por poco (entre 2002 y 2004, el d¨¦ficit oscil¨® entre el 0,2% y el 0,5% del PIB).
El Gobierno del PP exigi¨® por ley a todas las administraciones (central, comunidades y ayuntamientos) un d¨¦ficit cero, pero la promesa finalmente se incumpli¨®
En esos mismos a?os, Alemania, Francia e Italia superaron, de forma reiterada, un d¨¦ficit del 3% del PIB. En 2003, el eje francoalem¨¢n que ahora reivindica y exige el equilibrio presupuestario, rompi¨® el Pacto de Estabilidad al negarse a los recortes de gasto p¨²blico que exig¨ªa Bruselas. El eje francoalem¨¢n que ahora quiere castigar con la retirada de ayudas europeas a los pa¨ªses que incumplan el objetivo presupuestario, dej¨® sin efecto el r¨¦gimen sancionador del Pacto de Estabilidad al negarse a pagar las multas previstas.
Tras la reforma del Pacto de Estabilidad, empujada por Alemania y Francia, se dio un periodo de tres a?os para reconducir el d¨¦ficit excesivo y se establecieron varias excepciones que permit¨ªan sobrepasar el l¨ªmite del 3% sin desencadenar el r¨¦gimen sancionador. Lo que hace apenas cinco a?os era una necesidad de flexibilizar la austeridad fiscal, es ahora, por la presi¨®n de los mercados, del Banco Central Europeo y de Alemania, el principal sost¨¦n de los rescates a Grecia, Portugal e Irlanda, un urgente retorno a la doctrina del d¨¦ficit cero. Otra cosa es que las nuevas promesas, aunque sean constitucionales, pasen el filtro de la realidad.
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