El extorsionador que le¨ªa la prensa
Fernando Sieira Maneiro llevaba veinte a?os coaccionando a famosos, pol¨ªticos y periodistas
Hac¨ªa tiempo que la polic¨ªa lo hab¨ªa bautizado como ¡°el extorsionador de los famosos¡±, pero no fue capaz de concretar su verdadera identidad hasta que el delincuente cay¨® chantajeando a un cura viejo, de salud averiada y prestigio herido. Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªaz hab¨ªa dicho en julio que ¨¦l era la ¡°principal v¨ªctima¡± del robo del C¨®dice Calixtino, pero entonces no pod¨ªa imaginar hasta qu¨¦ punto. El sacerdote, que era archivero y de¨¢n de la catedral compostelana cuando se esfum¨® el manuscrito medieval, se present¨® como la presa propicia para un trampero que, aunque en los juzgados dicen que ¡°va de farol¡±, goza de una inteligencia encomiable para leer entre l¨ªneas la prensa y descubrir en los blancos del papel las debilidades ocultas de los personajes.
Fernando Sieira Maneiro (nacido en Noia, A Coru?a, en 1968) hab¨ªa sido detenido otras 15 veces, desde 1990, por su empe?o en vivir una vida de hurtos, estafas, agresiones y peligro. Incluso, hab¨ªa sido grabado con nitidez, a finales de 2011, por las c¨¢maras de un restaurante Vips de Madrid recogiendo del hombre de confianza de Carmen Cervera el primer pago de un truculento chantaje a la baronesa. Thyssen hab¨ªa denunciado la extorsi¨®n en el juzgado, pero el buscavidas burl¨® el cerco policial, y los agentes no fueron capaces de identificarlo.
Hasta que el cabildo de la catedral de Santiago decidi¨® dar aviso a la polic¨ªa, ya en enero, despu¨¦s de que el pasado 26 de diciembre el extorsionador entrase en contacto con el religioso, retirado pocos d¨ªas antes de su cargo y jubilado como de¨¢n em¨¦rito. Sieira Maneiro estudiaba la figura ensotanada y negra del can¨®nigo desde que a principios del verano pasado fue detenido el ladr¨®n confeso del c¨®dice, el exelectricista de la catedral Manuel Fern¨¢ndez Casti?eiras. Pronto entendi¨® que el cura era el elemento m¨¢s vulnerable de la intriga. Que exist¨ªa una extra?a y estrecha relaci¨®n entre cl¨¦rigo y empleado; que Casti?eiras hab¨ªa actuado por venganza contra D¨ªaz; que durante las pesquisas que se extendieron todo un a?o, el propio responsable del archivo hab¨ªa sido investigado. Pudo, incluso, saber que la polic¨ªa hab¨ªa mantenido pinchado el tel¨¦fono del de¨¢n, y que el sumario recogi¨® conversaciones que en un principio hicieron saltar las alarmas, hasta que los agentes rastrearon el noroeste peninsular y acabaron localizando fuera de Galicia al interlocutor del cura, que disip¨® las sospechas.
El estafador conmut¨® la pena de un mes de prisi¨®n por extorsi¨®n en grado de tentativa por 260 euros
Efectivamente, D¨ªaz Fern¨¢ndez, de 82 a?os, era una pieza puesta a tiro. El extorsionador, que dijo ser un tal Gallego, se cit¨® con ¨¦l el 2 de enero y le explic¨® en persona los pormenores del v¨ªdeo comprometedor que aseguraba haber recibido del entorno del electricista encarcelado. El ¨²ltimo encuentro se fij¨® el d¨ªa 10 en el convento de las Mercedarias, donde el de¨¢n vive en un apartamento. El sacerdote se hab¨ªa atrevido a denunciar y a la cita tambi¨¦n se presentaron los agentes del Grupo de Respuesta Especial contra el Crimen Organizado (GRECO), que se lo llevaron esposado. Entonces cotejaron su foto actual con la imagen del Vips. Era el mismo hombre. Pero ni en el taxi en el que hab¨ªa arribado al monumento compostelano, ni en el Audi ni el Citro?n que comparte con su novia, ni en la habitaci¨®n del hotel de cuatro estrellas que ocupaba en el centro de A Coru?a se hall¨® rastro del presunto DVD embarazoso. Otro supuesto farol del chantajista.
Fernando Sieira sol¨ªa amenazar con la violencia, no portaba armas y utilizaba nombres falsos. En su extorsi¨®n a Thyssen, este hijo de marinero jubilado se hab¨ªa presentado como Manuel, miembro de la tripulaci¨®n de un yate impresionante en el que supuestamente hab¨ªa tenido lugar una org¨ªa bien surtida de sexo y de coca. En aquella fiesta desaforada, seg¨²n ¨¦l hab¨ªa asegurado, participaba la nuera de la baronesa y todo estaba recogido en un disco. De la cantidad que exig¨ªa, m¨¢s de 30.000 euros, a cambio de no difundir tales im¨¢genes ¡ªque la polic¨ªa est¨¢ convencida de que jam¨¢s existieron¡ª lleg¨® a cobrar 18.000 ¡ªlo mismo que ahora ped¨ªa al de¨¢n¡ª. As¨ª, tendiendo trampas a personajes famosos, empresarios y pol¨ªticos que no lo han denunciado ¡ªfuentes de la instrucci¨®n hablan de al menos tres ¡°conocidos¡± dirigentes gallegos de partidos y de ¡°gente de los medios de comunicaci¨®n¡±¡ª, completaba las millonarias ganancias que obten¨ªa de estafar continuamente a narcos de toda Espa?a.
Sieira, que sol¨ªa vivir en un hotel de A Coru?a, tambi¨¦n estafaba a los narcos, a los que daba arroz por coca¨ªna
En hipermercados de A Coru?a, seg¨²n miembros de la investigaci¨®n, compraba ingentes cantidades de arroz barato que luego procesaba y prensaba para hacerlo pasar por coca¨ªna. Seg¨²n las mismas fuentes, contaba con colaboradores y llevaba una d¨¦cada residiendo de forma habitual en el Tryp de la ciudad, donde hab¨ªa establecido su base de operaciones. Lo que cuesta entender es c¨®mo ha podido seguir viviendo all¨ª y despachando gato por liebre a bandas cuya capacidad de di¨¢logo consiste en mandar un par de sicarios. Una vez, en Canarias, sufri¨® grav¨ªsimas secuelas por un ajuste de cuentas, pero la amarga experiencia no le vali¨® de escarmiento. Fue all¨ª donde se entren¨® a fondo para ser el delincuente polifac¨¦tico y escurridizo que es. Durante a?os se sucedieron las denuncias, era declarado en paradero desconocido y, cuando al fin lo deten¨ªan, saldaba sus condenas de un plumazo. As¨ª sucedi¨® esta ¨²ltima vez.
El caso le toc¨® al mismo magistrado, Jos¨¦ Antonio V¨¢zquez Ta¨ªn, que antes de que acabe enero est¨¢ determinado a cerrar el sumario del c¨®dice. Sieira pas¨® un d¨ªa en el calabozo y tres y medio en el m¨®dulo 14 de la penitenciar¨ªa de Teixeiro (A Coru?a). Acept¨® un juicio r¨¢pido en el que le cay¨® una condena de un mes de prisi¨®n ¡ªpor extorsi¨®n en grado de tentativa¡ª y una orden de dos a?os de alejamiento del exde¨¢n y del cabildo. Conmut¨® la pena de c¨¢rcel por 260 euros.
En la aldea de Penas, encaramada entre eucaliptos ya algo lejos del mar ronco que abraza el m¨ªtico castro de Baro?a, en el municipio coru?¨¦s de Porto do Son, aquellos ni?os que compartieron infancia con Fernando Sieira se repliegan entre los cuellos de sus zamarras, evitan la mirada y no contestan. En el bar 85, principal lugar de encuentro ¡ªmayormente de hombres¡ª en el pueblo vecino, y algo m¨¢s grande, de Abu¨ªn, se abre un vac¨ªo abismal cuando se pregunta por ese chico que un d¨ªa dej¨® aquello para regresar, la semana pasada, transformado en noticia de telediario. ¡°Era mal estudiante, pero demostr¨® ser el m¨¢s listo¡± o ¡°es un chaval normal, estupendo¡±, es lo m¨¢ximo que dicen, antes de hacer sentir a los reporteros como paparazi. En la casa familiar, una del mont¨®n entre treinta, todav¨ªa viven sus progenitores y alg¨²n hermano. ?l va a veces. El padre de Sieira fue concejal socialista, trabajador emigrado en Nueva York y en la marina mercante del norte de Europa. El pueblo comprende su dolor y evita meterse en lo que no le incumbe. ¡°Ovejas negras hay en todas partes¡±, zanjan sin m¨¢s historias.
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