Sumarios de novela
Juez y escritor. V¨¢zquez Ta¨ªn alma del 'caso Asunta' busca argumentos para nuevos t¨ªtulos
Nadie puede dudar a estas alturas del olfato del agente M. Un aut¨¦ntico sabueso tanto en la realidad como en la ficci¨®n. Fue el primero en sospechar de la madre de la peque?a Asunta cuando la sorprendi¨® queriendo ocultar un tramo de cordel naranja en su chal¨¦, semejante a los cabos que se hab¨ªan usado para reducir a la ni?a mientras era asfixiada. Y este mando de la Guardia Civil fue tambi¨¦n el primero en sentir ¡°una corazonada como un fogonazo¡± al registrar la casa de un matrimonio que muere descuartizado en un ajuste de cuentas por narcotr¨¢fico. Pero en este caso, el p¨¢lpito del agente M forma parte del argumento de la nueva novela del juez Jos¨¦ Antonio V¨¢zquez Ta¨ªn, instructor del caso Asunta, todav¨ªa pendiente de juicio. La novela sali¨® a la venta el martes pasado, al d¨ªa siguiente del aniversario de uno de los sucesos m¨¢s medi¨¢ticos; el hallazgo del cad¨¢ver de la ni?a compostelana.
El agente M y su equipo del cuartel coru?¨¦s de Lonzas desentra?an un crimen. Los guardias civiles citados en la novela dieron su consentimiento escrito, pese a que alguno no tuvo tiempo de devolv¨¦rselo firmado al juez. La trama del libro, protagonizado por una abogada que no es otra que la esposa de Ta¨ªn, es radicalmente diferente del sumario de Asunta. En la ficci¨®n desaparece una ni?a de 13 a?os pero la adolescente no muere ni se llama Asunta. La presencia de la cr¨ªa en la obra es anecd¨®tica, pero su presencia resulta lo suficientemente sugerente como para que la editorial la destaque en la sinopsis.
El magistrado V¨¢zquez Ta¨ªn (A Merca, Ourense, 1968) confiesa que se ¡°siente¡± escritor desde hace tiempo y espera que esta novela, Al infierno se llega deprisa (Espasa), la segunda de su carrera, le confirme como narrador despu¨¦s de pasar 15 a?os de su vida acaparando titulares por ser azote de los capos de la droga y tejer casos tan delicados como el robo del C¨®dice Calixtino. Tan escritor se ve ahora el juez, que ya ha firmado con el grupo editorial para las dos pr¨®ximas obras que escriba. ¡°Ahora tienen que ocurr¨ªrseme historias¡±, dice con una sonrisa.
El hasta ahora juez de Instrucci¨®n en Santiago, ocupa todas las horas del d¨ªa entre su nuevo puesto de trabajo, la sala de lo Penal n¨²mero 2 de A Coru?a, y la promoci¨®n por Espa?a de su nueva novela. En dos d¨ªas, este hombre marcado por el ¨¦xito, perseguido por sus luces y sus sombras, vio c¨®mo se agotaba la primera edici¨®n. El jueves, mientras se imprim¨ªa la segunda, saldaba en Madrid una agenda repleta de entrevistas. Y todo esto, desafiando unas cr¨ªticas a las que ya parece haberse habituado. Para el abogado de la madre de Asunta, Rosario Porto (en prisi¨®n a la espera de un juicio inminente en la misma c¨¢rcel que su exmarido, Alfonso Basterra), es ¡°repugnante¡± la fecha elegida para presentar la novela. Para otros magistrados, gallegos como Ta¨ªn, se trata de un libro ¡°oportunista¡±, ¡°falto de ¨¦tica y escr¨²pulos¡±, la obra ¡°incre¨ªble¡± de un ¡°desalmado¡±.
Desde el d¨ªa que cruz¨® la puerta del juzgado que fue su primer destino en 1999, el n¨²mero 1 de Primera Instancia e Instrucci¨®n de Vilagarc¨ªa de Arousa (Pontevedra), Ta¨ªn no ha parado de ganarse admiradores y enemigos. ¡°En Aduanas lo tienen por un dios¡±, reconoce otro juez. ¡°Es r¨¢pido, eficaz, lanzado, deja trabajar a los agentes, conf¨ªa en ellos, y facilita las investigaciones¡±, explica un ex guardia civil. Ta¨ªn se muestra como un tipo campechano. Le gusta hablar y no muestra reparo en destacar como sus particulares virtudes la ¡°lucidez¡± y la ¡°sensibilidad¡±. De sus buenas relaciones con el cuerpo da cuenta un estante de su despacho repleto de gorras de todos los cuerpos de seguridad que le han ido regalando. La pieza m¨¢s deslumbrante es un tricornio, detalle de uno de los m¨¢s poderosos mandos del instituto armado.
Su capacidad, su ambici¨®n, su arrojo para enfrentarse a las bandas m¨¢s peligrosas durante la ¨¦poca dorada del narcotr¨¢fico le valieron apelativos, muchas veces creados desde la iron¨ªa, como ¡°el Garz¨®n gallego¡± o incluso ¡°el Robin Hood de Vilagarc¨ªa¡±. Hubo narcos dispuestos a pagar millones de euros para acabar con su carrera, y en su deseo de comerse el mundo lleg¨® incluso a abrir unas diligencias para investigar las tripas de Vigilancia Aduanera, aunque el caso qued¨® en agua de borrajas y no alcanz¨® a ning¨²n superior.
Su broche de oro en Vilagarc¨ªa, que no su ¨²ltimo caso, fue la detenci¨®n en 2003, de Marcial Dorado, imputado por narcotr¨¢fico. El hist¨®rico contrabandista guardaba en su casa fotos con Alberto N¨²?ez Feij¨®o, hoy presidente de la Xunta de Galicia, compartiendo yate, coche, mesa y mantel, en viajes de placer. Las instant¨¢neas no eran relevantes para el sumario y no fueron incautadas. Poco tiempo despu¨¦s, Feij¨®o, entonces consejero, present¨® su dimisi¨®n a Fraga al conocer la existencia de esos recuerdos de su amistad secreta. En 2011, un pinchazo telef¨®nico en el marco de otra investigaci¨®n, el caso Pok¨¦mon, revela que otras personas vinculadas al PP conoc¨ªan esas fotos y auguraban un desastre electoral si sal¨ªan a la luz. Hoy, las im¨¢genes de aquellos viajes, que fueron publicadas por EL PA?S, vuelven a ser noticia porque la juez de Lugo Pilar de Lara intenta cazar al filtrador que alert¨® al PP.
En 2005, al convertirse en magistrado, este juez que trabaja en vaqueros, camiseta y zapatillas de deporte tuvo que aceptar un destino temporal en Matar¨® aunque no deseaba marchar fuera de Galicia. Pero la suerte se volvi¨® a cruzar en su camino y la Xunta del PP le brind¨® un cargo hasta entonces inexistente, el de director del Centro de Estudios Judiciales y Seguridad P¨²blica. No dur¨® muchos meses. Enseguida lleg¨® el gobierno bipartito de PSOE y BNG, y Ta¨ªn march¨® al ¡°exilio necesario¡± en Catalu?a durante a?o y medio. Pero al regresar, a un juzgado penal de A Coru?a primero y al de Instrucci¨®n 2 de Santiago despu¨¦s, su estrella no se hab¨ªa apagado. Tampoco se hab¨ªan esfumado sus detractores.
En los ¨²ltimos a?os, los de la instrucci¨®n del caso C¨®dice y el asesinato de Asunta, envejeci¨® de golpe. En este tiempo, su protagonismo le ha pasado factura unas cuantas veces, aunque sin duda la peor le lleg¨® en 2012, cuando un hombre reci¨¦n salido de prisi¨®n y obsesionado con el juez se apost¨® en la parada de un bus para arrojar un l¨ªquido corrosivo con aguafuerte al hijo peque?¨ªsimo de V¨¢zquez Ta¨ªn. No acert¨® con su objetivo, pero el ¨¢cido encontr¨® por el camino cinco v¨ªctimas: otros tres menores y dos mujeres.
En su empe?o por ser escritor sin dejar la magistratura, Ta¨ªn se mueve de nuevo en la cuerda floja. Asegura que su novela estaba prevista para publicarse en enero pero que su velocidad a la hora de redactar (en un fin de semana despach¨® 15 cap¨ªtulos) cambi¨® sobre la marcha los planes de la editorial, que eligi¨® la fat¨ªdica fecha para el lanzamiento. Con su primera novela, el juez tambi¨¦n se dio prisa: cuenta que al llegar a casa se refugiaba en la escritura para desahogarse de la ¡°presi¨®n¡± del caso C¨®dice.
La leyenda del santo oculto, editada por Te¨®filo ¡ªsello compostelano¡ª con el sumario todav¨ªa abierto, narraba una historia del robo del C¨®dice distinta de la que instruy¨® Ta¨ªn, mucho m¨¢s rom¨¢ntica pero con flagrantes semejanzas. En esta novela la protagonista no era su mujer, sino ¨¦l mismo. Como en la realidad, hab¨ªa trabajadores del templo con cleptoman¨ªa, e igualmente aparec¨ªan con su nombre agentes que participaron en la recuperaci¨®n del C¨®dice, como el inspector jefe de Patrimonio, Antonio Tenorio. Hab¨ªa adem¨¢s alg¨²n cura que confesaba a la polic¨ªa su debilidad por una suerte de sexo ¡°candoroso¡± (¡°una cama vac¨ªa es como una tumba en vida¡±, dec¨ªa el personaje). No hab¨ªa transcurrido un mes de la publicaci¨®n de la novela, en enero de 2013, cuando el ladr¨®n confeso del C¨®dice Calixtino, el electricista de la Catedral de Santiago, presentaba un manuscrito en el juzgado en el que describ¨ªa con nombres y apellidos relaciones homosexuales en el micromundo de la bas¨ªlica, la atracci¨®n fatal por los seminaristas y el violento enfrentamiento de dos can¨®nigos que se disputaban el amor de un empleado.
En Al Infierno se llega deprisa tambi¨¦n hay relaciones de pareja, esta vez heterosexuales. Ta¨ªn describe la escena de un vis a vis carcelario y un explosivo coito entre la protagonista y su esposo, es decir, ¨¦l mismo. La suya es una novela negra en clave judicial, que va desde el suceso sangriento, el asesinato de una pareja y la desaparici¨®n de su hija, hasta m¨¢s all¨¢ del momento en que un jurado popular pronuncia su veredicto. Hay sicarios colombianos, narcos gallegos, empresarios que medran en una sociedad corrupta, convencidos de que cualquiera llega a venderse, tambi¨¦n en el sistema judicial: ¡°Siempre hay alguien en la pir¨¢mide de mando con el precio marcado en la cara. Es cuesti¨®n de encontrarlo y pasar por caja. Si no es el decano, ser¨¢ el presidente, o el superior, o el Tribunal Supremo¡±. Ta¨ªn usa a los personajes para plasmar sus reflexiones sobre el sistema penitenciario (¡°las c¨¢rceles se han convertido en lugares ignorados [...], tenebrosos donde esconder un problema¡±) o el palpitar, lento y en precario, de su gremio: ¡°Todo depende del juez, del juzgado o del funcionario que te toque¡±, los jueces solo obedecen a su conciencia¡±.
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