El c¨¢ncer agrava o arrastra a la pobreza a 25.000 personas al a?o
Pilar Ruiz, que tiene una pensi¨®n de 458 euros, debe pagar 280 al mes en farmacia
El c¨¢ncer no es solo un problema m¨¦dico. Es tambi¨¦n un factor de vulnerabilidad social y econ¨®mica muy importante. El ¨²ltimo a?o se diagnosticaron en Espa?a unos 230.000 casos (y la cifra va en aumento), de los que 90.000 fueron a personas en edad laboral (de 15 a 65 a?os), y 25.000 de ellos estaban o se vieron empujados por la enfermedad a una situaci¨®n de pobreza, seg¨²n los datos del Observatorio de la Asociaci¨®n Espa?ola contra el C¨¢ncer (AECC).
El trabajo distingue cuatro situaciones, explica Raquel del Castillo, responsable de Trabajo Social de la Asociaci¨®n: personas sin empleo (con o sin prestaci¨®n), aut¨®nomos y trabajadores que ingresan menos del salario m¨ªnimo interprofesional (707,70 euros). Para ellos el diagn¨®stico y el desarrollo de la enfermedad suponen una merma de ingresos y un aumento de gastos. La excepci¨®n son las 5.700 personas que est¨¢n en el paro y ya han agotado la prestaci¨®n, pero precisamente porque ya los ingresos no pueden bajar m¨¢s.
Castillo explica que el trabajo es una aproximaci¨®n muy rigurosa basada en datos de la propia asociaci¨®n, el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, Globocan (la red mundial de seguimiento del c¨¢ncer) y la Seguridad Social. Entre otras causas, no se puede tener cifras exactas porque en Espa?a no hay un registro de c¨¢ncer. Como es el primero no se puede tampoco apreciar una tendencia.
El motivo de la bajada de ingresos es m¨²ltiple. Lo normal es que en alg¨²n momento despu¨¦s del diagn¨®stico la persona tenga que dejar de trabajar. Aunque sea asalariado, la prestaci¨®n que recibir¨¢ durante la baja es inferior a su sueldo (salvo en empresas con convenios que compensan esa reducci¨®n). Adem¨¢s, en muchos casos, estas bajas son tan largas (en el c¨¢ncer de mama la media est¨¢ en 320 d¨ªas) que muchas veces exceden el a?o y medio que la Seguridad Social concede antes de poner a la persona en la disyuntiva de recibir una prestaci¨®n por incapacidad. Y, en ese caso, dependiendo del grado, los ingresos se reducen.
Lo mismo le sucede a los aut¨®nomos (unos 11.000, los m¨¢s numerosos de los grupos en riesgo de exclusi¨®n). Cobrar¨¢n una prestaci¨®n en funci¨®n de lo que hayan cotizado, pero tienen que mantener la empresa, aparte de que dejan de trabajar.
Pero, adem¨¢s, la asociaci¨®n calcula que cada enfermo de c¨¢ncer gasta de media unos 150 euros en medicamentos y otros productos, ya sea por el copago de ciertos f¨¢rmacos o porque se trata de productos que les ayudan a soportar los s¨ªntomas o los efectos de los tratamientos pero no est¨¢n subvencionados.
Pilar Ruiz es un ejemplo claro de estas complicaciones. Hace tres a?os, cuando ten¨ªa 36, le diagnosticaron un c¨¢ncer de est¨®mago. ¡°Estuve trabajando en la peluquer¨ªa hasta el d¨ªa antes de la operaci¨®n¡±, cuenta por tel¨¦fono desde la localidad madrile?a de M¨®stoles, donde vive.
Fue una intervenci¨®n radical: extirpaci¨®n del est¨®mago. Pese a ello, a los cuatro meses volvi¨® a trabajar. ¡°Ped¨ª el alta voluntaria¡±, entre otras cosas, por el miedo a perder el empleo, cuenta. Pero, poco despu¨¦s, empezaron las complicaciones. ¡°En un mes tuve tres neumon¨ªas, y, durante la baja, me despidieron¡±.
El tiempo de recuperaci¨®n se alargaba, y Ruiz empez¨® a tramitar la prestaci¨®n de incapacidad.
Como consecuencia de la operaci¨®n, tiene desnutrici¨®n (al faltarle el est¨®mago, la digesti¨®n no se realiza adecuadamente y muchos nutrientes no son absorbidos), debe seguir una dieta baja en grasas y fibra, el az¨²car lo absorbe muy r¨¢pidamente, lo que le provoca que su insulina se dispare, y ello, a su vez, desemboca en hipoglucemias (el p¨¢ncreas reacciona y empieza a segregar la hormona para digerir la glucosa, pero lo hace con exceso porque ha recibido la se?al de una gran cantidad de az¨²car de golpe, pero, despu¨¦s, hay m¨¢s insulina de la necesaria). ¡°Tengo que estar comiendo todo el d¨ªa poco a poco. Voy siempre con una mochila¡±, cuenta la mujer.
Pese a todo ello, y despu¨¦s de una primera denegaci¨®n, la Seguridad Social le ha concedido una incapacidad total, lo que le supone ¡°unos ingresos de 458 euros al mes¡±, afirma. ¡°Solo en farmacia gasto unos 280¡±, dice. A ello hay que sumar el alquiler (600 euros) y que est¨¢ divorciada con una hija de 11 en custodia compartida. Como en tantas situaciones en Espa?a, es la madre de la mujer la que tapa el enorme agujero en las cuentas de Ruiz (solo entre alquiler y medicaciones, le faltar¨ªan m¨¢s de 400 euros, a los que hay que sumar los gastos del d¨ªa a d¨ªa de ella y su hija). ¡°Mi mayor ilusi¨®n ser¨ªa trabajar¡±, afirma, pero, aunque pudiera, antes tendr¨ªa que revisar su incapacidad (la actual no le permitir¨ªa ser contratada en una peluquer¨ªa).
Tiene otra opci¨®n: que revisen su situaci¨®n y le den una absoluta, en cuyo caso cobrar¨ªa unos 900 euros. ¡°Tampoco me llegar¨ªa, pero estar¨ªa mucho mejor¡±, afirma.
Ruiz es la ¨²ltima que da la cara ante una situaci¨®n que la gallega Beatriz Figueroa conoce muy bien. El c¨¢ncer la pill¨® estando desempleada. Cuando agot¨® la prestaci¨®n, se qued¨® sin ingresos. Ahora percibe una pensi¨®n no contributiva de 426 euros. ¡°Los m¨¦dicos est¨¢n intentando curarme, pero la Administraci¨®n me va a matar de hambre¡±, afirma.
Ante estos casos, la Asociaci¨®n Espa?ola contra el C¨¢ncer pide un plan especial de protecci¨®n que plantee temas como prolongar la baja sin tener que llegar a solicitar la incapacidad para facilitar la vuelta al trabajo, eliminar los copagos a los enfermos y sus familias, no suspenda la prestaci¨®n de desempleo, o planes que las empresas no despidan a los enfermos. Y lo recalcan hoy, d¨ªa mundial contra la enfermedad.
Otra viga para el techo de cristal
Aunque la incidencia del c¨¢ncer, en general, es mayor en los hombres que en las mujeres (ellos representan el 60% de los diagn¨®sticos, seg¨²n la Sociedad Espa?ola de Oncolog¨ªa M¨¦dica), el Observatorio de la Asociaci¨®n Espa?ola contra el C¨¢ncer arroja un importante matiz.
En la poblaci¨®n en edad laboral, y, concretamente, en los subgrupos de especial riesgo de exclusi¨®n, el c¨¢ncer aparece antes en las mujeres que en los hombres. Poe ejemplo, en el grupo de los desempleados, entre los ¡°45 y 49 a?os, las mujeres son diagnosticadas con casi el doble de frecuencia que los hombres, al contrario que entre los 60 y los 64 a?os, que se diagnostican m¨¢s de la mitad a hombres que a mujeres¡±. Ello implica que lastra m¨¢s las carreras profesionales de ellas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.