?Cu¨¢nto cost¨® ir a la Luna? ?Y cu¨¢nto costar¨ªa volver?
La NASA destin¨® en 14 a?os a la exploraci¨®n del sat¨¦lite m¨¢s de 105.700 millones de euros actuales. Otro viaje supondr¨ªa hoy 83.400 millones
"Si podemos llegar a la Luna antes que los rusos, entonces deber¨ªamos¡±. El presidente de EE UU John F. Kennedy pronunci¨® esa frase el 21 de abril de 1961 con el orgullo herido: nueve d¨ªas antes, la URSS hab¨ªa enviado al primer ser humano al espacio, Yuri Gagarin. La pugna por la supremac¨ªa durante la Guerra Fr¨ªa fue el mejor acicate para Washington y llev¨® a que el 20 de julio de 1969 se cumpliese aquel sue?o: Neil Armstrong se convirti¨® en el primer hombre que pisaba la Luna. Desde entonces y hasta diciembre de 1972, otros 11 astronautas estadounidenses caminaron sobre la superficie lunar.
Tras ese ¨¦xito se hallaba una ingente inversi¨®n de recursos y un sinf¨ªn de fracasos e incertidumbres. El hito dispar¨® el orgullo patrio y entronc¨® con la idea del excepcionalismo norteamericano. Se emple¨® para defender el modelo capitalista frente al comunismo, como inspiraci¨®n ante los desaf¨ªos pol¨ªticos y propici¨® avances cient¨ªficos. Pero tambi¨¦n desat¨® desilusiones e incluso cierta apat¨ªa ciudadana en plena ebullici¨®n social en los EE UU de los sesenta y setenta.
"Solo el canal de Panam¨¢ se asemeja en tama?o al programa Apolo como el mayor esfuerzo tecnol¨®gico no militar jam¨¢s efectuado por Estados Unidos"
En el 45? aniversario de aquella ¨²ltima misi¨®n lunar, el presidente Donald Trump reaviv¨® en diciembre el sue?o del programa Apolo. Anunci¨® el objetivo de volver a enviar a astronautas al sat¨¦lite y despu¨¦s a Marte. Apenas detall¨® financiaci¨®n y plazos, m¨¢s all¨¢ de abogar por la cooperaci¨®n con el creciente sector aeroespacial privado. Pese a ello, el presupuesto para la NASA para 2019, anunciado el lunes, incluye un modesto incremento de fondos de la agencia espacial que no bastan para acometer una misi¨®n lunar. La previsi¨®n presupuestaria de los pr¨®ximos a?os tampoco incluye una dotaci¨®n extraordinaria que haga factible volver al sat¨¦lite.
Entre 1959 y 1973, la NASA destin¨® 23.600 millones de d¨®lares a explorar la Luna, sin incluir el coste de infraestructuras. Esa cifra, seg¨²n el valor del d¨®lar de 1973 y teniendo en cuenta la inflaci¨®n equivale a 131.750 millones de d¨®lares actuales (105.700 millones de euros, algo menos de la d¨¦cima parte del PIB espa?ol). La mayor¨ªa de esos ingentes fondos fueron destinados al programa Apolo. ¡°Solo el canal de Panam¨¢ se asemeja en tama?o al programa Apolo como el mayor esfuerzo tecnol¨®gico no militar jam¨¢s efectuado por EE UU¡±, escribe la NASA en un an¨¢lisis hist¨®rico.
La ambici¨®n espacial hizo que el presupuesto de la agencia se disparara desde 1960. En 1965 alcanz¨® su r¨¦cord: 5.200 millones de d¨®lares, un 5,3% del gasto del Gobierno estadounidense, hoy equivalentes a 40.920 millones.
Inicialmente, Kennedy era reticente a tal aumento presupuestario y apostaba por una carrera espacial m¨¢s gradual. Destacados expertos, incluido Keith Glennan, administrador de la NASA de 1958 a 1961, creen que el presidente cambi¨® de opini¨®n tras la misi¨®n de Gagarin y la fracasada invasi¨®n de Cuba en 1961.
Apenas el 0,45%
Los presupuestos recientes de la agencia palidecen frente a los de entonces. Para 2019, la Casa Blanca ha propuesto al Congreso una dotaci¨®n de 19.900 millones, unos 400 millones m¨¢s que este a?o, un 0,45% del presupuesto total. Desde su pico en los sesenta, la agencia ha sufrido un descenso continuado de fondos, con subidas puntuales. La NASA estim¨® en 2005 que el coste de una nueva misi¨®n lunar rondar¨ªa los 104.000 millones (83.400 millones de euros).
La falta de voluntad pol¨ªtica, los recortes y problemas t¨¦cnicos han impedido el retorno. En 2004, el presidente George W. Bush abog¨® por las misiones con astronautas entre 2015 y 2020. Pero en 2010 su sucesor, Barack Obama, cancel¨® ese programa y puso todos los esfuerzos en mandar un hombre a Marte, algo que confi¨® en que ocurrir¨ªa antes de 2030. Trump ha vuelto a cambiar las prioridades.
Los detractores de nuevas misiones citan su coste como principal argumento. Otros opinan lo contrario. ¡°Explorar el espacio es una muy buena inversi¨®n¡±, escrib¨ªa en 2014 Wallace Fowler, profesor de la Universidad de Texas. Este ingeniero asegura que cada d¨®lar invertido en el programa espacial genera un impacto de entre 8 y 10 d¨®lares. Y la carrera lunar ha contribuido a avances en inform¨¢tica, medicina, dise?o de materiales o an¨¢lisis climatol¨®gico.
Cuando se lleg¨® a la Luna, sin embargo, la percepci¨®n no fue tan positiva. En No Requiem for the Space Age, el historiador Matthew D. Tribbe rebaja la idealizaci¨®n con que se observa hoy ese hito. En 1970, un a?o despu¨¦s de la misi¨®n de Armstrong, la mayor¨ªa de estadounidenses no recordaba su nombre y el pa¨ªs viv¨ªa un auge de neorromanticismo cr¨ªtico con el papel de la ciencia y la tecnolog¨ªa en una ¨¦poca marcada por la tensi¨®n racial, el pacifismo y la contracultura. ¡°La NASA puede haber sido inofensiva, pero tuvo la mala suerte de promoverse como el siguiente paso l¨®gico en el progreso en un momento en que el propio significado de ¡®progreso¡¯ estaba inmerso en la pol¨¦mica¡±, escribe.
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