L¨®pez Viejo, el alma de los m¨ªtines del PP
Amigo de Agag y Correa, acumul¨® poder con la confianza de Manzano y Aguirre
El hotel Las Gacelas de Becerril de la Sierra. La discoteca Gabana, situada en la milla de oro de Madrid. La terraza Bolero. Alberto L¨®pez Viejo, condenado a 31 a?os de prisi¨®n por su implicaci¨®n en la trama G¨¹rtel, nutri¨® en todos esos lugares sus relaciones con los pol¨ªticos emergentes del PP. Corr¨ªa la d¨¦cada de los a?os 90. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar gobernaba en La Moncloa y su futuro yerno, Alejandro Agag, capitaneba a aquel grupo de j¨®venes prometedores. Eran tiempos de poder y oportunidades. Y ¨¦l, L¨®pez Viejo, un pata negra popular, amamantado en las nuevas generaciones madrile?as, criado en el Ayuntamiento de Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, y convertido en hombre fuerte del Gobierno de la Comunidad de Madrid con Esperanza Aguirre, ten¨ªa aspiraciones. Seg¨²n la sentencia de la Audiencia Nacional, un hombre le acompa?¨® desde el primer d¨ªa en su escalada al Himalaya del poder: Francisco Correa.
"Alberto L¨®pez Viejo, diputado de la Asamblea de Madrid, consejero de Deportes y Viceconsejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid (2003-2009), as¨ª como teniente de alcalde y concejal de limpieza en el Ayuntamiento de Madrid por el Partido Popular (1999-2003), en consideraci¨®n a los distintos cargos p¨²blicos que vino ocupando (...) fue favorecido lucrativamente por Francisco Correa", establece la sentencia. "Como contrapartida por su intervenci¨®n en la irregular adjudicaci¨®n de contratos p¨²blicos que vino manipulando a favor de las empresas de este, recib¨ªa las oportunas comisiones, que disfrazaba mediante la emisi¨®n de facturas ficticias o por importes superiores".
L¨®pez Viejo fue mucho m¨¢s que un cargo p¨²blico del PP. Durante a?os, fue el alma de sus campa?as electorales en Madrid. Organiz¨® los m¨ªtines de Esperanza Aguirre. Tambi¨¦n jug¨® un papel clave en los de Aznar. Llenaba los autobuses de simpatizantes. Situaba las c¨¢maras. Decid¨ªa qui¨¦n ocupaba las primeras filas. Ten¨ªa voz y voto en el dispositivo de seguridad, la disposici¨®n del escenario, el dise?o de las traseras o la iluminaci¨®n. Interven¨ªa ante cualquier imprevisto. Como cuando un joven interrumpi¨® un mitin del presidente para manifestarse en contra de la invasi¨®n de Irak.
-"!No a la guerra!", grit¨®.
Inmediatamente, seg¨²n denunci¨® entonces, empez¨® a recibir empujones. Un pol¨ªtico popular se acerc¨® a ¨¦l, le sujet¨® y le tap¨® la boca. Al poco, otro se encarg¨® de organizar su expulsi¨®n del acto, mientras Aznar celebraba su intervenci¨®n como un ejemplo de que en Espa?a hab¨ªa la libertad de expresi¨®n que no hab¨ªa en Irak. Ese hombre, seg¨²n las cr¨®nicas de aquel d¨ªa, era Alberto L¨®pez Viejo.
?l dise?aba los m¨ªtines, ¨¦l decid¨ªa el c¨®mo y el cu¨¢ndo, y otros ejecutaban. ?Quienes? Seg¨²n la sentencia, las empresas de la trama G¨¹rtel.
Lo mismo ocurr¨ªa con los actos m¨¢s importantes del Gobierno de Madrid. Todo hab¨ªa que hacerlo a lo grande. Igual que hab¨ªa apostado por presentar los nuevos servicios de limpieza del Ayuntamiento con un dj y m¨²sica durante su etapa de concejal, L¨®pez Viejo quer¨ªa darle empaque a los actos del Ejecutivo auton¨®mico. En el PP empezaron dici¨¦ndole que era un hortera. Acabaron pidi¨¦ndole consejo. Y ¨¦l sigui¨® externalizando muchos de esos trabajos.?
Un barco valorado en cientos de miles de euros, el Altea II. Dos apartamentos unidos con una superficie total de 230 metros cuadrados en Calp. Totodoterrenos. Relojes. Trajes. L¨®pez Viejo ten¨ªa una vida llena de lujos. Tambi¨¦n, desde el principio, rodeada por la pol¨¦mica. El primer gran esc¨¢ndalo estall¨® en 2003, cuando el PSOE pidi¨® una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre los contratos de su concejal¨ªa en el Ayuntamiento de Madrid. Perdi¨® la confianza de Alberto Ruiz Gallard¨®n. Aguirre le rescat¨® y le integr¨® en su c¨ªrculo m¨¢s pr¨®ximo.
Entonces, antes y despu¨¦s, su vinculaci¨®n con Correa se desgrana a trav¨¦s de los pinchazos telef¨®nicos recogidos en el sumario del caso y de los emails interceptados a los acusados. La relaci¨®n lleg¨® casi a la simbiosis. Las empresas de Correa realizaron trabajos para los restaurantes de la mujer de L¨®pez Viejo. La pareja acab¨® abriendo una cuenta en Suiza. Hoy la esposa del expol¨ªtico, ¨ªntimo de Aguirre, tambi¨¦n est¨¢ condenada: cuatro a?os de c¨¢rcel.
Antes hubo d¨ªas de euforia. Jornadas en las que se vieron cerca de la cumbre. Juntos acudieron en 1999 a la multitudinaria boda de Agag con Ana Aznar, la hija del presidente del Gobierno. No les fue dif¨ªcil encontrar amigos con los que sentirse como en casa ni tuvieron que buscar temas de conversaci¨®n con los que romper el hielo con los comensales con los que compartieron mesa y mantel. All¨ª estaban tambi¨¦n Correa y ?lvaro P¨¦rez. Desde las fiestas madrile?as a la condena de la G¨¹rtel, destinos entrelazados.
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