La cocina que elimina fronteras
La iniciativa ¡®Acoge un plato¡¯ organiza talleres impartidos por refugiados para concienciar sobre su situaci¨®n y favorecer el intercambio cultural
En la librer¨ªa A Punto, en el madrile?o barrio de Chueca, la gastronom¨ªa no solo se lee, tambi¨¦n se practica. De los fogones de su planta baja, en la que se organizan cursos, emana un intenso olor a guiso de carne. La chef es Imane Aboulhassane, la primera de los once refugiados en impartir los talleres de cocina de ¡®Acoge un Plato¡¯. Una iniciativa con la que la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR) pretende visibilizar la situaci¨®n de las personas en acogida y fomentar el intercambio cultural.
Minutos antes de que d¨¦ comienzo la actividad, Imane Aboulhassane se cerciora de que tiene todos los ingredientes para los platos que preparar¨¢ esta tarde: ensalada de cous cous, pastela de pollo, tagine de alb¨®ndigas y cerezas con almendras y menta. Cuatro elaboraciones que son algo m¨¢s que una muestra de la gastronom¨ªa de Marruecos, su pa¨ªs de origen. Son recetas de su madre, que la ense?¨® a cocinar cuando ten¨ªa 10 a?os. ¡°Al principio me parec¨ªa dif¨ªcil, pero ahora es un juego¡±, confiesa, en un castellano poco fluido pero claro, que ha aprendido a base de escuchar la televisi¨®n, principalmente programas de cocina.
Pasadas las siete de la tarde, Aboulhassane, de 42 a?os, comienza a dirigirse a los 15 participantes. Habla bajito, pero se acerca con mimo y paciencia a cada uno de ellos, que se arremolinan en torno a sus explicaciones. Hace 10 a?os que huy¨® de Marruecos con su hija de cuatro tras divorciarse de su marido, con quien tuvo una relaci¨®n ¡°complicada¡±, tal y como apuntan desde CEAR. Fue en 2016 cuando pidi¨® asilo por violencia de g¨¦nero. Ahora trabaja como limpiadora, aunque su sue?o es tener un gastrobar.
En total, CEAR prev¨¦ realizar un taller con cada una de las 11 recetas que componen el proyecto, que fue presentado el pasado mayo en un acto apadrinado por el chef con una estrella Michel¨ªn Pepe Rodr¨ªguez. ¡°Las personas refugiadas traen muchas cosas que nos enriquecen. La gastronom¨ªa es una forma de culturizar¡±, se?ala Ver¨®nica Cheble, coordinadora de M¨¢rketing de la organizaci¨®n, como objetivo principal de la campa?a, que recoge elaboraciones t¨ªpicas de pa¨ªses tan dispares como Afganist¨¢n y Venezuela. Tan buena ha sido la acogida del primero que, en un futuro, se quiere llevar la iniciativa a otras ciudades espa?olas en las que est¨¢ presente la Comisi¨®n como M¨¢laga y Valencia. ¡°Incluso, hemos dejado el recetario abierto porque algunas personas refugiadas quieren tambi¨¦n participar¡±, explica Cheble.
Los motivos para asistir al taller son tan variados como los participantes. Los hay que como Ibor Rodr¨ªguez, de 39 a?os y creador de una web de cocina, acuden principalmente en busca de conocimientos gastron¨®micos. Para otros como Sean, estadounidense de 25 a?os, su presencia va m¨¢s all¨¢ del mero ocio. ¡°Entiendo lo que es ser extranjero. Me he sentido acogido en Espa?a, pero al principio siempre es dif¨ªcil. Cuando tengo la posibilidad de devolver el favor, lo hago¡±, cuenta, mientras su ¡°madre adoptiva¡± -as¨ª definen su relaci¨®n- Consuelo Pozo, de 58 a?os, se esmera en pelar sardinas. ¡°Compartimos la afici¨®n por la cocina¡±, explica el joven sobre su relaci¨®n con Pozo, con quien vivi¨® durante su Erasmus en Espa?a hace cuatro a?os. Hasta hay una jefa de cocina de un restaurante marroqu¨ª, F¨¢tima Jami: ¡°Vengo solo por curiosidad¡±.
Despu¨¦s de dos horas entre el aroma de la canela, el cilantro y el piment¨®n, pr¨¢cticamente nadie se mantiene en su sitio y los platos van tomando forma. Y de manera espont¨¢nea, las conversaciones comienzan a trascender lo puramente culinario para satisfacer la curiosidad. Oscar Mas¨®, que ha acudido junto a su pareja, pregunta sobre c¨®mo ser voluntario, mientras que un par de mujeres interroga a Enrique Le¨®n, responsable del proyecto de catering Causas CEAR, sobre los centros de acogida. Incluso hay quien comenta la posibilidad de que su empresa contrate a algunos de los refugiados. Misi¨®n cumplida. Ya solo queda sentarse a la mesa.
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