Hambre, pero de futuro
La falta de horizonte vital, m¨¢s que los conflictos b¨¦licos o la carest¨ªa, empuja a los j¨®venes africanos hacia Europa
?Por qu¨¦ emigran? ?De qu¨¦ huyen? La imagen tantas veces repetida de j¨®venes africanos jug¨¢ndose la vida en el intento de llegar a Europa conduce a esta pregunta. La respuesta f¨¢cil conecta con el estereotipo que se tiene de ?frica: escapan del hambre, la miseria, la guerra. Pero esta afirmaci¨®n se apoya m¨¢s en un prejuicio que en la realidad. Los migrantes que llegan a Espa?a casi nunca se est¨¢n muriendo de hambre ni su vida est¨¢ en peligro a causa de un conflicto. Es m¨¢s bien la falta de expectativas vitales y de horizontes de una juventud que sue?a un futuro diferente, lo que les empuja al peligroso viaje, seg¨²n las organizaciones que trabajan sobre el terreno.
En Mal¨ª lo llaman ¡°la aventura¡±. Sidiki Bayoyo, de 24 a?os, la lleva grabada en la mirada. Nacido en Sikasso, al sur del pa¨ªs, ahora vive en la capital, Bamako, con su t¨ªo, quien recoge hierba para venderla como comida para los animales. ¡°Termin¨¦ la Primaria, pero mis padres no ten¨ªan medios para que siguiera estudiando, as¨ª que me puse a cultivar con ellos. No me gustaba, quer¨ªa algo distinto¡±, cuenta. En 2015 cruz¨® N¨ªger y Libia para subirse a una embarcaci¨®n de pl¨¢stico junto a una treintena de j¨®venes. No duraron ni dos horas en el mar y los rescat¨® la Cruz Roja libia. Exhausto, sin dinero, se fue a Argelia, donde ech¨® otro a?o trabajando en la construcci¨®n hasta que un d¨ªa lo expulsaron a N¨ªger. ¡°Tengo que volver a intentarlo¡±, afirma con un gesto de amargura. ¡°Aqu¨ª no hay trabajo, si me quedo me convertir¨¦ en un delincuente¡±.
El centro y norte de Mal¨ª atraviesa un grave conflicto, pero la mayor parte de los emigrantes procede de regiones como Kayes, Sikasso o Bamako, lejos de la guerra, seg¨²n Ousmane Diarra, presidente de la Asociaci¨®n Maliense de Expulsados (AME), quien lo tiene claro: ¡°No huyen del hambre ni de un escenario b¨¦lico, todo es culpa del mal gobierno, no hay trabajo decente para la juventud¡±. A su juicio, una serie de privatizaciones de empresas p¨²blicas durante la pasada d¨¦cada es lo que desencaden¨® la reciente oleada migratoria. ¡°Decenas de miles de personas perdieron su trabajo y ahora los j¨®venes est¨¢n condenados a buscarse la vida en el sector informal¡±, asegura.
Una oportunidad
Mar¨ªa Jes¨²s Herrera, jefa de misi¨®n de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM) en Espa?a, tambi¨¦n rechaza el v¨ªnculo exclusivo entre la emigraci¨®n y el hambre, y asegura que si alguien intenta mejorar es porque ve una oportunidad. ¡°Es una motivaci¨®n global para ellos y para sus familias. Por cada persona que migra se pueden beneficiar hasta 15 m¨¢s de su entorno. Y al final eso incide tambi¨¦n en la econom¨ªa del pa¨ªs. Los ingresos por remesas son mayores que los ingresos por cooperaci¨®n¡±, se?ala.
En 2015, ?frica subsahariana recibi¨® aproximadamente 27.000 millones de euros en remesas, un 6% del total mundial, seg¨²n el estudio ?frica en movimiento: Din¨¢mica y motores de la migraci¨®n al sur del S¨¢hara, publicado por la agencia de la ONU para la alimentaci¨®n y la agricultura (FAO) y el Centro de Investigaci¨®n Agr¨ªcola para el Desarrollo (Cirad) el pasado noviembre.
Los efectos de siglos de expolio
Ana Rosado, responsable de migraciones de la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos de Andaluc¨ªa (APDHA), va m¨¢s all¨¢ y apunta al contexto hist¨®rico y a qui¨¦n ejerce el control sobre los inmensos recursos naturales de ?frica. "Hay que tener memoria y sobre todo sentido de justicia. El continente lleva siglos siendo expoliado, explotado y esclavizado por los pa¨ªses occidentales y contin¨²a en la actualidad", dice.
Mal¨ª es el cuarto pa¨ªs productor de oro del continente tras Sud¨¢frica, Ghana y Sud¨¢n. "Est¨¢ todo controlado por las grandes multinacionales", explica Ousmane Diarra, presidente de la Asociaci¨®n Maliense de Expulsados (AME). "Si el Gobierno no invierte en los sectores clave, como la agricultura, la ganader¨ªa o el comercio, los j¨®venes seguir¨¢n buscando el camino de la emigraci¨®n". Otro dato clave para entender este fen¨®meno es que, seg¨²n las cifras de la AME, el 98% de los j¨®venes migrantes malienses no ha superado los estudios primarios. "En su mayor parte son los excluidos, los que se han quedado fuera del sistema", a?ade.
A 11 de septiembre de este a?o, los migrantes irregulares llegados por v¨ªa mar¨ªtima a Espa?a ascend¨ªan a 31.363. De ellos, 9.122 son subsaharianos sin pa¨ªs de procedencia identificado. A ellos les siguen 6.433 marroqu¨ªes, 4.568 de Guinea Conakry, 4.030 de Mal¨ª, 1.788 de Costa de Marfil, 1.340 de Gambia, 873 de Argelia y 702 de Senegal, seg¨²n datos del Ministerio de Interior. Marruecos es el primer pa¨ªs de origen de la emigraci¨®n irregular por v¨ªa mar¨ªtima hacia Espa?a. Sin embargo, no es ni de lejos el pa¨ªs africano que peor est¨¢. De hecho, ocupa la d¨¦cima posici¨®n continental en el ?ndice de Desarrollo Humano (IDH).
El marroqu¨ª Ahmed ten¨ªa 14 a?os y cruz¨® de T¨¢nger a Algeciras debajo de un cami¨®n. ¡°Ves el peligro, pero no sientes miedo, tienes un sue?o¡±. Ahora, a los 25 a?os, es ingeniero qu¨ªmico en Sevilla. ¡°Soy el mayor de cinco hermanos. Ellos no quisieron emigrar, no les llamaba la atenci¨®n, pero yo me ve¨ªa trabajando en un taller de lunes a domingo o en las drogas. Y en el momento en el que fui consciente quise prosperar. Somos de una familia humilde y nos faltaba de todo¡±, cuenta Ahmed, quien matiza que ese ¡°de todo¡± no significa que no tuvieran qu¨¦ comer. ¡°Me refiero a un m¨ªnimo digno para estudiar, pagar gastos, medicamentos o ahorrar para ir al m¨¦dico¡±.
¡°Era antes de la crisis y ve¨ªa que los marroqu¨ªes volv¨ªan de Espa?a con coches bonitos, incluso alquilados, dando una imagen maquillada, exagerada, de triunfo. Compraban regalos y hasta se endeudaban para ello¡±, recuerda. Una escena que impact¨® a Ahmed y que le sirvi¨® para decidir que quer¨ªa arriesgarse. ¡°Cuando est¨¢s en T¨¢nger, ves a Europa demasiado cerca como para no intentarlo¡±. Si hubiera lo b¨¢sico de sanidad, educaci¨®n y que la gente tenga oportunidades laborales con una m¨ªnima calidad, a lo mejor se quedaba m¨¢s gente¡±, dice Ahmed, que incluso todav¨ªa se plantea migrar de Espa?a a otro pa¨ªs si vuelve a encontrar un empleo mejor. Est¨¢ en su esp¨ªritu.
El centro y norte de Mal¨ª atraviesa un grave conflicto, pero la mayor parte de los emigrantes procede de regiones como Kayes, Sikasso o Bamako, lejos de la guerra
Como ¨¦l, un 64% de los j¨®venes desempleado espa?oles est¨¢ dispuesto a emigrar para conseguir un trabajo, seg¨²n datos de Eurostat de marzo de 2018, un derecho reconocido en la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos y del que nadie duda y que, sin embargo, se criminaliza en el caso de los africanos. Cada persona tiene detr¨¢s una historia ¨²nica y sus propias razones, aunque tambi¨¦n est¨¢n las cuestiones humanitarias, clim¨¢ticas, de conflictos, de persecuci¨®n, desprotecci¨®n, inseguridad jur¨ªdica y supervivencia. Estos ¨²ltimos migrantes son candidatos a convertirse en refugiados, aunque a veces la l¨ªnea que les separa de los migrantes econ¨®micos es difusa.
Desde la llamada crisis de los cayucos en 2006, la comunidad senegalesa en Espa?a no ha dejado de crecer. Uno de aquellos j¨®venes que desembarc¨® en Canarias fue Mamadou Dia, autor del libro 3052. Persiguiendo un sue?o, quien a?os m¨¢s tarde decidi¨® regresar a su pa¨ªs para poner en marcha un proyecto de desarrollo comunitario en Gandiol, su pueblo natal. ¡°Tenemos una juventud super din¨¢mica y motivada, que tiene ganas de ser, de existir, de hacer cosas. Los medios le venden que Europa es un lugar lleno de oportunidades, algo que no tienen en su propio pa¨ªs, eso es lo que les empuja¡±, asegura.
M¨¢s conectados
Amanece en Bamako. Abdoulaye Sidib¨¦, de 28 a?os, camina con paso cansino hacia su oficina, en realidad un cuartucho donde pega lavabos rotos para revenderlos a cinco euros. No le va del todo mal, pero a¨²n necesita algunos a?os m¨¢s de trabajo para poder casarse con su novia, con la que tiene una ni?a. Sidib¨¦ fue expulsado de Espa?a en 2008. ¡°Me fui porque quer¨ªa comprar un terreno y construir una casa familiar para m¨ª y mis hermanos. Ese era mi sue?o, pero me mandaron de vuelta a Mal¨ª¡±, apunta. Su madre lavaba ropa de los vecinos y su padre era agricultor. ¡°En casa no faltaba la comida, pero no pude estudiar¡±, asegura Sidib¨¦, un loco del f¨²tbol y de su ¨ªdolo Samuel Eto¡¯o. ¡°Quer¨ªa jugar como ¨¦l, ser como ¨¦l, es alguien que es un orgullo para toda ?frica, tiene un gran coraz¨®n y hace muchas cosas por los dem¨¢s¡±. Los caminos de la emigraci¨®n africana hacia Europa est¨¢n llenos de j¨®venes como Abdoulaye que perciben el f¨²tbol como una oportunidad para salir de la miseria y que han convertido a los africanos que deslumbran en Europa en sus nuevos ¨ªdolos.
Los estudios manejados por la OIM indican que no existe ning¨²n pa¨ªs en el mundo en el que la migraci¨®n haya empeorado la situaci¨®n
Mientras los gobiernos africanos fracasan en su obligaci¨®n de responder a las necesidades b¨¢sicas de la poblaci¨®n y la falta de expectativas condena a millones de j¨®venes a buscarse la vida, la cultura occidental se adentra a trav¨¦s de la televisi¨®n o Internet y bombardea a diario con el para¨ªso so?ado que se encuentra al otro lado. Hasta en los pueblos m¨¢s remotos hay una conexi¨®n, una ventana para asomarse a Eldorado en un continente con una penetraci¨®n de Internet que alcanza el 35,2%, seg¨²n Internet World Stats. Esa idea se refuerza con los migrantes que regresan de tanto en tanto cargados de regalos y con las mejores ropas. Este es el verdadero efecto llamada.
Herrera, de la OIM, recuerda que la situaci¨®n migratoria de estos ¨²ltimos meses en Espa?a no es alarmante ni problem¨¢tica. ¡°Esto no es una situaci¨®n coyuntural, es estructural y lo que hay que hacer es manejarla con m¨¢s medios¡±. Seg¨²n explica, ¡°las motivaciones de los migrantes son positivas, no vienen para hacer da?o ni crear problemas, sino para una mejora personal y de su entorno. El hecho de que existan traficantes e individuos concretos con intenciones delictivas no quita que el 99% no quiera una mejor vida para ellos y sus familiares¡±. ¡°Los estudios manejados por la OIM indican que no existe ning¨²n pa¨ªs en el mundo en el que la migraci¨®n haya empeorado la situaci¨®n. O se queda igual o es mejor, y estos son datos reales¡±, concluye.
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