Barcos sin principios
El asesinato del periodista Jamal Khashoggi ha vuelto a demostrar que los intereses econ¨®micos priman sobre los principios m¨¢s sagrados de la Uni¨®n Europea
Europa en su conjunto y Espa?a en particular han perdido una oportunidad de oro para lanzar un serio aviso a Riad por su permanente violaci¨®n de los derechos humanos dentro y fuera del pa¨ªs. El asesinato del periodista Jamal Khashoggi la puso en bandeja. Por el contrario, la pusil¨¢nime reacci¨®n ha vuelto a demostrar que los intereses econ¨®micos priman sobre los principios m¨¢s sagrados de la Uni¨®n.
Ha sido la salvaguarda de esos intereses y el miedo a represalias la raz¨®n por la que los europeos callan desde hace a?os ante los desmanes de la petromonarqu¨ªa saud¨ª, primer exportador mundial de petr¨®leo y segundo importador de armas, la mitad de las cuales salen de Europa. Prefieren no molestar al rey saud¨ª o a los pr¨ªncipes y agasajarlos para preparar nuevos contratos millonarios. O engrasar acuerdos con ilegales comisiones, como ha destapado este peri¨®dico.?
Por eso, ni EE UU -su primer suministrador de armas- ni Reino Unido, Francia o Espa?a -en los puestos siguientes- han reaccionado ante la discriminaci¨®n de las mujeres saud¨ªes o la represi¨®n a los disidentes. Ni siquiera lo han hecho ante los bombardeos en Yemen con 9.000 civiles muertos desde 2015. La ONU investiga esos cr¨ªmenes de guerra frente a los que la UE, premio Nobel de la Paz en 2012, tampoco ha protestado.
El esc¨¢ndalo del descuartizamiento del colaborador del Washington Post en el consulado de Estambul no solo facilitaba una reacci¨®n contundente, sino que obligaba a ello a los firmantes del Tratado de la Uni¨®n, que exige defender dentro y fuera esos derechos humanos.?
Solo una decisi¨®n a escala europea de interrumpir las ventas de armas hubiera sido eficaz para parar los pies a Riad. Lo intent¨® Alemania y lo debiera haber intentado Espa?a porque es el ¨²nico de los cinco pa¨ªses grandes de la UE con un gobierno progresista. Su silencio, sin embargo, ha sido clamoroso. Argumenta el Ejecutivo socialista que los 1.800 millones de euros de la venta de las cinco corbetas para Riad y los 6.000 empleos de Navantia son prioritarios. El mismo razonamiento que se utiliz¨® para mantener la transacci¨®n de las 400 bombas.?
La ausencia de consenso europeo tampoco puede ser la excusa para el Gobierno espa?ol. Hay alternativas, como bien demostr¨® Francia hace tres a?os anulando la venta a Mosc¨², por 2.000 millones, de dos portahelic¨®pteros Mistral. Uno ya estaba construido, pero la anexi¨®n de Crimea hizo que el entonces presidente Fran?ois Hollande suspendiera la entrega. ¡°No se dan las condiciones¡±, se limit¨® a decir. La soluci¨®n de Par¨ªs fue poner en marcha toda su maquinaria diplom¨¢tica e industrial para negociar un arreglo con Putin y, por otro lado, vender los nav¨ªos a Egipto.
Por todo lo ocurrido ahora, un sentimiento de verg¨¹enza sobrevuela el cielo europeo. La gesti¨®n migratoria fue el primer incumplimiento grave de los principios y valores de la UE. El silencio frente a Riad fija una peligrosa tendencia. No se vislumbran voluntarios para pararla.
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