Bolsos de lujo como sustento en la provincia del paro
El sector de la piel crea 6.000 empleos y exporta 63 millones de euros en Ubrique, el pueblo gaditano que no sufri¨® la crisis
Las mujeres de Ubrique ya reciclaban, exportaban y creaban moda antes siquiera de ser conscientes de ello. Con los trocitos de cuero que sobraban en los talleres de marroquiner¨ªa de este pueblo de la Sierra de C¨¢diz, las ubrique?as cos¨ªan sus bolsos de cachitos. Fue lo ¨²nico que las matuteras de principios del siglo XX vieron de utilidad para trocar con la rica Gibraltar. La ocurrencia hizo furor entre las gibraltare?as. Pocos conocen la an¨¦cdota. M¨¢s de un siglo despu¨¦s, Ubrique sigue en las mismas. Silentes y discretos, los ubrique?os esquivan el paro y la carest¨ªa end¨¦mica de C¨¢diz mientras cosen lujosos bolsos de piel.
La diferencia es que, ahora, los 290 talleres de la piel del pueblo trabajan para las marcas m¨¢s exclusivas de Europa. Entre todas, en 2017 exportaron productos por valor de 63 millones de euros a Francia, Reino Unido o Italia. En un pueblo de apenas 16.766 habitantes, manufacturaron el 75% de las exportaciones espa?olas de la piel. Los art¨ªfices fueron los 6.000 trabajadores (5.000 directos y el resto indirectos) que el sector emplea en el pueblo y sus alrededores. Es aproximadamente el 70% de la poblaci¨®n activa de la localidad y el mismo n¨²mero de puestos por los que, en los astilleros de la bah¨ªa de C¨¢diz, hacen de tripas coraz¨®n para construir las corbetas saud¨ªes.
¡°Ubrique es piel, directa o indirectamente¡±, reconoce su alcaldesa, Isabel G¨®mez (PSOE) justo despu¨¦s de un acto de partido presidido por el candidato socialista por C¨¢diz, Manuel Jim¨¦nez Barrios. Pero, ante todo, Ubrique es lujo. Por las manos de los petaqueros ¡ªnombre aut¨®ctono con el que se conoce al artesano de la piel¡ª pasan bolsos, carteras o fundas de Chanel, Dior, Carolina Herrera, Givenchy, Cartier e incluso Apple. Son las marcas que m¨¢s suenan por la Sierra, aunque averiguar qu¨¦ taller trabaja para cada una es bastante m¨¢s complicado.
¡°Aqu¨ª se sabe antes con qui¨¦n le pones los cuernos a tu marido que para qui¨¦n trabajas¡±, reconoce con sorna una vecina. En un pueblo en el que es dif¨ªcil no encontrar una familia que no viva para la piel, la cl¨¢usula de confidencialidad manda, al menos de cara al forastero. ¡°M¨¢s que secreto, es celo profesional¡±, matiza Manuel Mar¨ªa Enr¨ªquez, gerente de Artilab, una de las empresas que da trabajo a 200 ubrique?os trabajando para una marca de lujo de cuyo nombre no quiere acordarse. Pero la discreci¨®n no es la ¨²nica consecuencia que genera esta beneficiosa simbiosis entre exclusividad y artesan¨ªa serrana no exenta de sobresaltos.
Ubrique fue, y sigue siendo, la excepci¨®n en la crisis econ¨®mica que azot¨® Espa?a y castig¨® especialmente a C¨¢diz. ¡°El lujo tiene comportamientos antic¨ªclicos, en las crisis crece porque las marcas no sienten la recesi¨®n¡±, explica Javier Gallego, director del Centro Tecnol¨®gico de la Piel de Andaluc¨ªa (Movex). Enr¨ªquez a?ade: ¡°Lo que pasa en el pueblo es tan ¨²nico que ni ocurre a seis kil¨®metros de aqu¨ª¡±. Enclavada entre las altas monta?as de la Sierra de Grazalema, la localidad presume de ser considerada por su entorno como una peque?a ¡°ciudad industrial¡± en un contexto eminentemente rural, seg¨²n explica su alcaldesa.
Pero la dependencia del sector del lujo ya le jug¨® una mala pasada al pueblo a partir de 2004. Para cuando la crisis espa?ola lleg¨®, Ubrique ya sal¨ªa de su infierno particular, provocado por la democratizaci¨®n de las grandes marcas de moda. En un intento de abaratar costes, buena parte de las firmas trasladaron su producci¨®n a pa¨ªses asi¨¢ticos y el pueblo se sumi¨® en una recesi¨®n que en 2009 alcanz¨® su cenit y dej¨® al 51% de la localidad sin trabajo.
El desencanto de un pueblo
De la noche a la ma?ana, los ubrique?os perdieron su fuente de riqueza, la misma que lleg¨® a partir de los a?os 60 sin tampoco esperarlo. Cuando en pleno franquismo desembarcaron en este rec¨®ndito lugar de la Sierra de C¨¢diz, las marcas de lujo encontraron una localidad de petaqueros
con una artesan¨ªa depurada desde el periodo isl¨¢mico. ¡°El mayor imperio de este pueblo son sus manos y la creatividad. Es algo nato¡±, reconoce Maribel Lobato, responsable del Museo de la Piel y art¨ªfice de la recuperaci¨®n de la historia industrial de Ubrique.
A golpe de patacabra ¡ªherramienta de madera con la que los marroquineros locales trabajan la piel¡ª Ubrique fue redimensionando su estructura de peque?os talleres familiares o boliches a las exigencias del incipiente mercado global, en las d¨¦cadas de los 80 y 90. ¡°Cuando trabajas en casa y tienes un objetivo que cumplir, no tienes horarios. Luego, las empresas crecieron y esos vicios se quedaron adquiridos¡±, reconoce Gallego. La econom¨ªa sumergida y el trabajo en casa se hicieron tan fuertes que el pueblo las lleg¨® a normalizar.
G¨®mez recuerda esos a?os: ¡°Las condiciones eran muy precarias. Nos hicimos mucho da?o. Era una econom¨ªa perversa¡±. En la localidad cundi¨® un desencanto jalonado entre generaciones. ¡°Se perdi¨® la pasi¨®n por el oficio. Nadie quer¨ªa que su hijo se dedicase a esto¡±, rememora el responsable de Movex. Entonces lleg¨® la crisis de 2004 y, con la mitad del pueblo en paro, muchos petaqueros j¨®venes huyeron del sector y de la localidad en busca de trabajo.
Hace ya diez a?os que volvi¨® el idilio entre el pueblo serrano y el lujo europeo. Por el camino, la marroquiner¨ªa perdi¨® a una generaci¨®n y se despoj¨® de muchas malas pr¨¢cticas. ¡°Ha sido un cambio de chip. El sector no tiene nada que ver¡±, reconoce G¨®mez. Desde 2010, el paro desciende paulatinamente. Este mes de octubre ha rozado el 32%. Sigue siendo un por ciento alto, aunque de ¨¦l, solo tres de cada diez ¡°son desempleados de la piel¡±, como apunta la alcaldesa. A la estimaci¨®n de desempleados tampoco ayuda que muchos de los trabajos que la piel crea sean estacionales. Adem¨¢s de las 290 empresas fijas, se calcula que existe un centenar m¨¢s, constituidas por aut¨®nomos que trabajan temporalmente.
Con todo, Enr¨ªquez tiene claro que la marroquiner¨ªa ubrique?a ¡°atraviesa un momento dulce¡±. Su empresa es un claro ejemplo de ello. Cuando cre¨® su f¨¢brica en 2014 eran ocho, ahora ya rozan los 200 empleados y producen hasta 7.000 piezas de piel a la semana. El sector ha aprendido de sus errores y las condiciones, salarios y contratos se han dignificado. Un petaquero gana ahora un m¨ªnimo de 1.000 euros y los talleres venden sus bolsos a las firmas por una media de 150 euros.
Con la lecci¨®n aprendida de sus errores pasados, en Ubrique ya las ven venir. ¡°Antes nos preocupaba que a la hora de jubilarse los trabajadores, no tuvieran cotizaci¨®n. Ahora nos preocupa el exceso de jornada laboral en las etapas fuertes¡±, reconoce G¨®mez. Enr¨ªquez apunta otro reto para el futuro: ¡°Tenemos que dejar de funcionar como talleres y hacerlo como empresas. Hay que profesionalizar la gerencia, negociar y hacer ver que esto no es China ni India¡±, detalla Enr¨ªquez. Desde su museo Maribel Lobato pone m¨¢s tarea: ¡°Me encanta la evoluci¨®n, pero ahora que el mundo nos mira me preocupa que no haya relevo generacional¡±.
Cuesta creerla justo en estos d¨ªas, en los que el ritmo en las f¨¢bricas de Ubrique es fren¨¦tico. El consumismo navide?o se acerca y las patacabras golpean sin resuello. De las manos de Francisco Jos¨¦ L¨®pez, jefe de taller de Artilab, saldr¨¢n bolsos, cajas de regalo, carteras. ¡°Aunque haya maquinarias, tenemos la mano artesana que acaricia las piezas como ni?os chicos¡±, tercia en un descanso. Tiene 43 a?os y es una de esas nuevas generaciones que han vuelto a encandilarse de la piel. Porque, como en toda relaci¨®n pasional, lo de Ubrique y el lujo es amor. Aunque haya veces que parezcan odiarse.
Hacia el ¡®made in Ubrique¡¯
Uno de los mayores retos que atraviesa el sector de la piel en Ubrique es conseguir valorizar la localidad como marca de calidad. Hasta ahora, el celo de las marcas de moda impide a las mayor¨ªa de las f¨¢bricas decir para qui¨¦n trabajan. Sin embargo, entre el Ayuntamiento de la localidad, la Junta de Andaluc¨ªa y la Uni¨®n Europea ya trabajan por conseguir la certificaci¨®n de Indicaci¨®n Geogr¨¢fica Protegida. De momento, algunas firmas ya han comenzado a estampar el Made in Spain como valor a?adido, conscientes de que sus nuevos clientes no europeos aprecian que el producto est¨¦ fabricado en Europa. Sin embargo, Javier Gallego, responsable de Movex sue?a con alcanzar un paso m¨¢s, el de Made in Ubrique.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.