Una ley de 1985 para los ¡®whatsapps¡¯ del siglo XXI

La estaci¨®n de Avenida de Am¨¦rica es una de las m¨¢s utilizadas de la red de Metro de Madrid. Los viajeros que estos d¨ªas sal¨ªan a la superficie, se encontraban con una gran lona desplegada por Ciudadanos en la que se le¨ªa: "Pedro, nosotros vamos a cambiar Espa?a". La frase aparec¨ªa debajo de una que se incluye en el libro de memorias del presidente: "Mi primera decisi¨®n fue cambiar el colch¨®n de La Moncloa". La Junta Electoral de Madrid orden¨® su retirada despu¨¦s de una reclamaci¨®n del PSOE, que consideraba que el mensaje de la lona incumpl¨ªa la ley electoral. El art¨ªculo 53 de esta ley establece que "desde la convocatoria de las elecciones hasta el inicio legal de la campa?a, queda prohibida la realizaci¨®n de publicidad o propaganda electoral".

La decisi¨®n de la Junta Electoral se tom¨® el viernes 5. Ese mismo d¨ªa, los partidos pol¨ªticos utilizaron sus canales de Telegram y WhatsApp para enviar mensajes a los tel¨¦fonos de sus seguidores. El PP, por ejemplo, distribuy¨® un v¨ªdeo con el t¨ªtulo "?Quieres que ellos tambi¨¦n gobiernen Espa?a? PSOE / ?? OTEGI". Los socialistas enviaron 18 mensajes a los m¨¢s de 3.200 suscriptores de su canal oficial de Telegram, esencialmente hablando sobre la intervenci¨®n de Pedro S¨¢nchez en Toledo y explicando las medidas tomadas ese d¨ªa en el Consejo de Ministros. Y todos utilizaron sus cuentas oficiales en redes sociales. Mensajes directos, con contenido pol¨ªtico, que se mueven r¨¢pido y que son dif¨ªciles de controlar por la ley. Los grupos de WhatsApp de familiares o de antiguos alumnos se convierten en una versi¨®n moderna de las fachadas sobre las que colgar las lonas.

La ley que controla las normas de estas elecciones se aprob¨® en 1985, cuando Twitter, Facebook y WhatsApp ni siquiera eran un proyecto. "Est¨¢ pensada para regular, principalmente, los medios p¨²blicos de aquella ¨¦poca", explica Agust¨ªn Ruiz Robledo, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada. La polit¨®loga e investigadora de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona Berta Barbet explica que, "cuando se aprob¨®, la ley quer¨ªa igualar la batalla electoral, para que los partidos tuvieran posibilidades similares". "A lo mejor todos no pod¨ªan pagar una campa?a de seis meses, pero s¨ª una de 15 d¨ªas. C¨®mo se puede conseguir esto en un mundo en el que existe tanta informaci¨®n, es algo que habr¨ªa que replantear", a?ade.

El PP ha acudido a la Junta Electoral de Madrid despu¨¦s de que Podemos proyectara los papeles de B¨¢rcenas en la Plaza Mayor el s¨¢bado 6 de abril. Pero ?qu¨¦ ocurre con los miles de mensajes que acompa?aron la acci¨®n bajo el hashtag #QueNoVuelvan? Solo en Twitter, el domingo hubo m¨¢s de 71.000 mensajes con esa etiqueta, seg¨²n la herramienta de medici¨®n Digimind. El art¨ªculo 53 s¨ª habla de "medios digitales" de los partidos, pero en redes sociales no siempre es f¨¢cil identificar a los emisores de los mensajes. Detr¨¢s de las lonas y de las proyecciones tiene que haber una empresa que pague y una firma que autorice un presupuesto. Detr¨¢s de un mensaje de WhatsApp viral solo tiene que haber gente dispuesta a darle a reenviar.

"Por un lado, est¨¢n las redes sociales abiertas, como Twitter o Facebook, donde no puedes controlar la informaci¨®n que mueven los individuos, igual que tampoco puedes controlar que la gente hable de pol¨ªtica en las calles. Algo m¨¢s dif¨ªcil es WhatsApp, donde no tienes ning¨²n tipo de control sobre lo que se dice y lo que se comparte, ni qui¨¦n lo hace", dice Barbet.

La ley y la trampa

La ley electoral tambi¨¦n tiene otros art¨ªculos que entran en conflicto con la manera en la que recibimos informaci¨®n en la actualidad: la prohibici¨®n de hacer campa?a el d¨ªa anterior a la votaci¨®n (la jornada de reflexi¨®n) y la de publicar sondeos en los d¨ªas previos a la jornada electoral. Ambas son f¨¢ciles de evitar a trav¨¦s de una cuenta de Twitter ¡ªque incluso puede ser an¨®nima¡ª o con una cadena de mensajes.

"Los principios generales del derecho pueden ayudarnos en parte. Por ejemplo, aunque la ley no diga nada de redes sociales, un partido no podr¨ªa pedir el voto a trav¨¦s de sus cuentas en la jornada de reflexi¨®n, por considerarse un medio m¨¢s", opina Ruiz Robledo. "Otra cosa es que te lleguen mensajes de amigos m¨¢s favorables a unos o a otros. Eso no creo que se pueda evitar". De hecho, ese tipo de comunicaci¨®n es la m¨¢s importante y tambi¨¦n la m¨¢s deseada por los partidos. En una convocatoria en la que, seg¨²n el CIS, m¨¢s del 40% de las personas que quieren ir a las urnas a¨²n no ha decidido a qui¨¦n votar¨¢, la opini¨®n del entorno cercano es la que m¨¢s influye, seg¨²n los estudios.

Respecto a la prohibici¨®n de publicar sondeos, hace ya varios a?os que los que seguimos la campa?a estamos familiarizados con las frutas andorranas. El Peri¨®dico de Andorra publica los resultados de sus encuestas y varias cuentas de Twitter lo representan con frutas, sin citar a los partidos por sus nombres (el PSOE es una fresa, el PP una gota de agua, Podemos es una berenjena y Ciudadanos una naranja). El profesor de la facultad de Ciencias de la Comunicaci¨®n de la UAB ?scar Coromina resume as¨ª estas contradicciones: "Es un poco paternalista por parte de la ley. La informaci¨®n est¨¢ ah¨ª, es m¨¢s accesible que nunca y no se puede parar".