El ¡®solo s¨ª es s¨ª¡¯ que naci¨® con el caso de La Manada
El consentimiento expreso en las relaciones sexuales volvi¨® al debate tras las afirmaciones de la popular Cayetana ?lvarez de Toledo
"Un punto de su programa electoral que me pareci¨® fascinante. El consentimiento afirmativo", dijo anoche Cayetana ?lvarez de Toledo, candidata del Partido Popular por Barcelona a las elecciones generales, a Mar¨ªa Jes¨²s Montero, ministra de Hacienda. Y sigui¨®: "Dice su programa: garantizaremos con el C¨®digo Penal que todo lo que no sea un s¨ª, es un no. ?De verdad van a garantizar eso? ?Penalmente? ?Un silencio es un no? Ustedes dicen que un silencio es un no, y una duda, ?de verdad van diciendo ustedes s¨ª, s¨ª, s¨ª hasta el final?".
?lvarez de Toledo insisti¨® en varias ocasiones en la cuesti¨®n a lo largo del debate electoral a seis de RTVE. Interpel¨® a Gabriel Rufi¨¢n (ERC), que contest¨® que le parec¨ªan "muy graves" sus palabras, e Irene Montero (Unidas Podemos), que contrarreplic¨®: "Como gobierne la derecha, ya vemos lo que va a ocurrir¡ que cuando te violen, va a venir una mujer como Cayetana ?lvarez de Toledo a decirte 'hombre, querida, no es para tanto, a lo mejor es que yo no digo que s¨ª todo el rato, todas las veces, yo no digo que s¨ª hasta el final'... Miren, en este pa¨ªs ya las mujeres hemos dicho claramente que solo s¨ª es s¨ª y eso tiene que pasar a la ley".
Esa referencia de Montero a la petici¨®n de las mujeres espa?olas surgi¨® a ra¨ªz del caso de La Manada, los cinco hombres que abusaron de una joven de 18 a?os en Pamplona durante la madrugada del 7 de julio de 2016. Primero, durante el juicio, en noviembre del 2017, y despu¨¦s tras la sentencia, el 26 de abril de 2018, que entendi¨® aquellos hechos como abuso sexual con prevalimiento y no como agresi¨®n (seg¨²n el C¨®digo Penal, tiene que mediar violencia o intimidaci¨®n para que exista esta ¨²ltima). Aquel mismo d¨ªa hubo manifestaciones y concentraciones a las pocas horas de hacerse p¨²blico el fallo en decenas de ciudades espa?olas; reclamaban que los magistrados vieran en aquellos hechos una violaci¨®n y no un abuso.
Asumir la neutralidad (el silencio) como referente v¨¢lido?es un error Miguel Lorente
Casi de forma inmediata, el Gobierno de Mariano Rajoy convoc¨® a una comisi¨®n para revisar el cap¨ªtulo sobre delitos sexuales en el C¨®digo Penal. Y, poco despu¨¦s, tras la moci¨®n de censura que termin¨® con Pedro S¨¢nchez como presidente, el Ejecutivo se posicion¨®. "Si una mujer no dice s¨ª expresamente, todo lo dem¨¢s es no", dijo el pasado julio la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. Abri¨® un debate sobre la violencia sexual que todav¨ªa no se ha cerrado. La actual legislaci¨®n ya considera delito todos aquellos atentados contra la libertad sexual que no sean consentidos, el debate est¨¢ en como se recoge en la ley la forma de expresar ese consentimiento.
En diciembre, el grupo de expertos que revisa el CP ya ten¨ªa un borrador: incorporaban el consentimiento de la v¨ªctima como eje, dejaban fuera el abuso y consideraban cualquier atentado contra la libertad sexual como agresi¨®n, recuperaban el delito de violaci¨®n para los casos m¨¢s graves y entend¨ªan como agravantes la violaci¨®n a la pareja o expareja, entre otros cambios.
En pa¨ªses como Suecia, Alemania, B¨¦lgica o Reino Unido, el consentimiento es ya el centro de las normativas sobre los delitos sexuales
Ese "solo s¨ª es s¨ª" al que hac¨ªa referencia Calvo es lo que incluye ahora el PSOE en su programa electoral, un modelo basado en el de Suecia que, a su vez, recoge la filosof¨ªa del Convenio de Estambul, el marco europeo contra la violencia machista ratificado por Espa?a en 2014 (que no recoge el s¨ª expreso, pero s¨ª que el consentimiento debe prestarse "voluntariamente"). Desde julio del pasado a?o, la violaci¨®n en el pa¨ªs n¨®rdico est¨¢ definida por el consentimiento expreso: cuando un juez sueco tenga que interpretar unos hechos como los del caso de La Manada, podr¨¢ hacerlo sabiendo que ese s¨ª expreso puede darse a trav¨¦s de palabras, pero tambi¨¦n hechos o "de otro modo"; e incluye que cualquier acto sexual no consentido es violaci¨®n, aunque no exista violencia o intimidaci¨®n.
Adem¨¢s, incluyeron el concepto de "violaci¨®n negligente", por el que la justicia entiende que el condenado deber¨ªa haber sido consciente de que la otra persona no estaba dando su consentimiento. Seg¨²n Miguel Lorente, m¨¦dico forense experto en violencia de g¨¦nero y exdelegado del Gobierno para la Violencia de G¨¦nero, este es un modelo legislativo positivo porque "asumir la neutralidad como referente v¨¢lido [como ocurri¨® en el caso de La Manada] induce al error, pensar que hay espacio vac¨ªo entre el s¨ª y el no es falso, porque en el momento que el hombre inicia una conducta es ya un s¨ª por su parte y presupone siempre que ella tiene que asumir ese s¨ª".
Recuerda el forense que en Espa?a, hasta hace no mucho, la educaci¨®n a las j¨®venes se basaba en "la resistencia": "Decir que no al principio para que el otro no pensara que eras una ligera. Resistirse era demostrar feminidad, honradez y reputaci¨®n". Sobre esa base, la cultura de la insistencia, a?ade, "se han ido construyendo las actitudes y las conductas normales o permitidas socialmente, por eso hace falta que cualquier no, expl¨ªcito o impl¨ªcito debe ser tomado como una negativa. A falta de la seguridad de que el testimonio de la v¨ªctima vaya a ser cre¨ªdo cuando diga que no consinti¨® o que no quer¨ªa pero no fue capaz de expresarlo, el consentimiento expreso dentro de la legislaci¨®n es una buena forma de proteger a las v¨ªctimas". En otros pa¨ªses como Alemania, B¨¦lgica o Reino Unido, tambi¨¦n el consentimiento es ya el centro de las normativas de los delitos sexuales.
Lorente cree que encaja mejor con la realidad de los delitos sexuales. Sucedi¨® con la v¨ªctima de La Manada: la sentencia recogi¨® que "estaba en estado de shock", entre otros motivos, por la superioridad num¨¦rica del grupo de cinco hombres que la rodeaba. Algo que incluy¨® el voto particular de dos de los jueces del Tribunal Superior de Justicia de Navarra con el t¨¦rmino intimidaci¨®n ambiental, que, apunta Lorente, tambi¨¦n puede llevar al "silencio". "Y un silencio no es un s¨ª", espeta. "Hay que empezar a transformar las leyes, s¨ª, pero tambi¨¦n la educaci¨®n, tanto la afectiva como la sexual, y las construcciones sociales que tenemos de los roles masculino y femenino en el sexo".
Un cambio al que Luc¨ªa Avil¨¦s,?magistrada y vocal de la Asociaci¨®n de Mujeres Jueces de Espa?a, hizo alusi¨®n el pasado febrero en una columna en este peri¨®dico. "No es cualquier reforma", escribi¨®. "Es una con mujeres, con nuestro concepto de violaci¨®n y nuestro punto de vista para feminizar el tratamiento jur¨ªdico de una violencia que nos azota desproporcionadamente".
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