Madrid, una regi¨®n partida en dos
La desigualdad marca las elecciones en la regi¨®n y la ciudad
Al final del paseo de la Castellana, que divide Madrid en dos, 300 operarios se afanan en construir en tiempo r¨¦cord la torre Caleido, un rascacielos de 36 alturas y 181 metros que costar¨¢ m¨¢s de 300 millones de euros. El ulular del viento que azota el poderoso coraz¨®n financiero de la capital amortigua el ruido de las sirenas que anuncia a las ambulancias del cercano hospital de La Paz, reconocido como el mejor de Espa?a pese a sus instalaciones envejecidas y a la cr¨®nica saturaci¨®n de su servicio de urgencias. Unos metros m¨¢s abajo, siguiendo la avenida de Monforte de Lemos, tres personas invierten casi todas las ma?anas de sus fines de semana en vender en la calle productos de temporada: cantan las virtudes de sus ajos, cebollas y melones en las inmediaciones del centro comercial de La Vaguada. A la puerta de las elecciones del 26 de mayo, la convivencia de esas realidades recuerda que no todos los pasajeros han logrado subirse al tren en la Comunidad de Madrid, la locomotora econ¨®mica de Espa?a.
¡°Aqu¨ª ninguno dice: ¡®no llego a fin de mes, no puedo pagarles el colegio a los ni?os¡¯. De eso estamos separados por una barrera invisible¡±, dice Dani, consultor en una de las grandes compa?¨ªas que ocupan las cuatro torres de la Castellana, s¨ªmbolo del Madrid pujante, que por las ma?anas se convierte en un hervidero de j¨®venes trajeados. ¡°Mucha gente nos percibe como yuppies, pero nada m¨¢s lejos de la realidad¡±, asegura. ¡°Los sueldos son malos, pero trabajar en una de las cuatro grandes consultoras te permite tener un contrato indefinido reci¨¦n salido de la carrera¡±, describe este joven de 27 a?os, que cobra alrededor de 1.500 euros al mes. ¡°Luego, te vas quemando. En ¨¦poca de auditor¨ªas hay mucho estr¨¦s. Tensi¨®n. La gente est¨¢ cansada, nerviosa, con los clientes apretando¡±, a?ade este ingeniero, que ha conseguido emanciparse. ¡°En enero me mud¨¦ a Chamber¨ª con un amigo. Son 60 metros cuadrados. Pagamos 1.000 euros mensuales de alquiler. Lo que piden en el centro de Madrid es una locura¡±, dice.
En el ¨²ltimo a?o, los alquileres se han disparado tanto en la capital (4,4%, seg¨²n el portal Idealista) como en la regi¨®n (5,9%). Al calor del crecimiento de la econom¨ªa (3,7% anual), en la Comunidad se firmaron el 25% de las hipotecas de toda Espa?a en los dos primeros meses del a?o (16.851), por el capital medio m¨¢s alto (2.391 euros). Y en todo ese tiempo continu¨® el desarrollo industrial que ha convertido a Tres Cantos, Torrej¨®n o Getafe en referentes de la industria espacial y aeron¨¢utica. Sin embargo, esas se?ales de bonanza llegan acompa?adas por estad¨ªsticas alarmantes. El 46% de los hogares madrile?os tiene dificultades para llegar a fin de mes, seg¨²n los datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) para 2017. El 17% de la poblaci¨®n est¨¢ en riesgo de caer en la pobreza. Y casi el 50% de los madrile?os de entre 18 y 35 a?os sigue viviendo con sus padres por los bajos salarios, los altos precios y el boom de los pisos tur¨ªsticos.
En consecuencia, la vivienda se ha convertido en un tema nuclear para las elecciones capitalinas, donde Manuela Carmena (M¨¢s Madrid) pide cuatro a?os m¨¢s al frente del Ayuntamiento para completar su proyecto, y las auton¨®micas, donde ?ngel Gabilondo (PSOE) aspira a poner fin a casi 25 a?os de gobiernos del PP. Y no es solo por los precios. Tambi¨¦n es por los desahucios: hay casi tres al d¨ªa, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Consejo General del Poder Judicial.
¡°Yo he vivido ya cuatro, y el primero fue de una vivienda p¨²blica, porque vendieron mi piso a un fondo buitre¡±, cuenta Cristina, que fue expulsada por primera vez de una casa hace m¨¢s de 10 a?os. ¡°No pod¨ªa hacer frente al pago del alquiler y ellos no quisieron negociar¡±, a?ade esta activista antidesahucios, que cobra poco m¨¢s de 700 euros como auxiliar de geriatr¨ªa. ¡°No me qued¨® m¨¢s narices que okupar, porque ten¨ªa un menor a mi cargo y estaba sola. Me han destrozado la vida¡±, prosigue Cristina, a la que el sistema de protecci¨®n regional ha atendido adjudic¨¢ndole ahora una vivienda. ¡°Por fin puedo respirar, pago un alquiler asequible¡±, explica. Y remata: ¡°Tengo la sensaci¨®n de que en los tiempos en los que estamos ha avanzado la clase alta, ha desaparecido la media y la baja cada vez est¨¢ m¨¢s baja. Ayudan a los que tienen. Y a los que no, que se busquen la vida¡±.
Aunque en ninguna otra regi¨®n de Europa se vive tanto tiempo (85,2 a?os, seg¨²n datos de Eurostat para 2018) como en esta, un vecino de la capital llega a morirse hasta tres a?os antes que otro en funci¨®n del barrio en el que resida. No hay mejor resumen de las contradicciones de una comunidad que acumula luces y sombras.
Madrid es la ciudad del complejo Canalejas, un proyecto inmobiliario de cientos de millones de euros en el coraz¨®n de la capital que est¨¢ transformando siete edificios hist¨®ricos para acoger un hotel, una galer¨ªa comercial y 22 viviendas de lujo, cuyo precio arranca en los 13.000 euros el metro cuadrado. La Comunidad presume de tener el municipio con la renta per c¨¢pita m¨¢s alta de Espa?a (Pozuelo de Alarc¨®n). Y su oferta inmobiliaria atrae a inversores extranjeros de todo el mundo. Al tiempo, Madrid tambi¨¦n es una regi¨®n en la que la capital act¨²a como un im¨¢n irresistible que poco a poco despuebla la sierra Norte (¡°territorio sublevado¡±, se lee en las pintadas de las autopistas); en la que los problemas de comunicaci¨®n (atascos, trenes de cercan¨ªas poco fiables) dificultan la vida de quienes trabajan en el centro y viven fuera y en la que los gobiernos del PP en la capital y la Comunidad vendieron vivienda p¨²blica a fondos buitre.
¡°Ese Madrid me mata capitalino lo constituye una capital que en 2018 supera los 10 millones de turistas, pero que debe enfrentarse a un modelo de turismo masivo que produce una elevaci¨®n del coste de los alquileres y una gentrificaci¨®n en el centro de la ciudad¡±, resume ?ngel Valencia, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de M¨¢laga. ¡°Otro de los grandes problemas es el medioambiental. Y la cara menos amable de la comunidad es la desigualdad, la diferencia entre el norte y el sur, entre una comunidad rica y una comunidad pobre que no llega a fin de mes¡±, contin¨²a. ¡°Su principal punto fuerte, el 'de Madrid al cielo', est¨¢ en el terreno econ¨®mico. Madrid es una gran ciudad, la capital, tiene fiscalidad baja y eso le permite una gran capacidad de atracci¨®n de inversi¨®n y de recursos humanos¡±.
Atra¨ªdos por museos inigualables, restaurantes con estrella Michelin, equipos de f¨²tbol poderosos, congresos profesionales y conjuntos monumentales hist¨®ricos, 1,7 millones de turistas visitaron la regi¨®n en el primer trimestre de este a?o, un 11,7% m¨¢s que el anterior. El dinamismo de su econom¨ªa la ha convertido en un polo de atracci¨®n, lo que explica que el 23% de sus 6,3 millones de habitantes haya nacido fuera de Espa?a y el 25% en otras zonas de Espa?a. Y no todos se han mudado a la capital, ni mucho menos. En esta comunidad hay siete ciudades con m¨¢s de 150.000 habitantes: Madrid, M¨®stoles, Alcal¨¢ de Henares, Fuenlabrada, Legan¨¦s, Getafe y Alcorc¨®n.
¡°Madrid est¨¢ en continua renovaci¨®n¡±, apunta Isabel D¨ªaz Ayuso, la candidata auton¨®mica del PP. ¡°Los madrile?os disfrutan de derechos que solo existen aqu¨ª¡±, a?ade. Y enumera: ¡°Elegir el colegio que quieras para tus hijos independientemente de d¨®nde vivas, elegir dentro de una de las mejores sanidades del mundo el hospital al que quieres ir, comprar a cualquier hora del d¨ªa o de la noche o emprender y buscar oportunidades con la fiscalidad m¨¢s baja de todo el pa¨ªs¡±.
¡°Esta es una comunidad inconformista¡±, describe Ignacio Aguado, el candidato de Ciudadanos, que aspira a liderar el bloque de la derecha tras las elecciones del 26.
En diciembre de 2018, el PP y Ciudadanos pactaron los ¨²ltimos presupuestos de la legislatura. El r¨¦cord de gasto (20.071,7) e ingresos (19.777) permiti¨® alcanzar cifras nunca vistas de inversi¨®n en educaci¨®n o sanidad. Sin embargo, qued¨® congelado el fondo para la renta m¨ªnima de inserci¨®n y se mantuvieron los problemas estructurales en servicios p¨²blicos desbordados, como el Metro o los hospitales.
¡°La Comunidad necesita ser transformada y regenerada porque la Administraci¨®n regional lleva 24 a?os gestionando en una suerte de inercia conservadora que ha dejado casi al 25% de la poblaci¨®n en la exclusi¨®n¡±, advierte Gabilondo, el aspirante socialista, que subraya la urgencia de abordar ¡°la desigualdad, la precariedad laboral y la pobreza infantil¡±.
¡°Somos una comunidad en lo administrativo. Pero una comunidad es un conjunto de gente que vive junta, que se cuida y que tiene un plan de futuro. Hoy no hay eso aqu¨ª¡±, le contin¨²a ??igo Errej¨®n, de M¨¢s Madrid. ¡°Las dos cosas m¨¢s urgentes son el Metro, que est¨¢ colapsado, y que no hay una ley de vivienda para prohibir vender vivienda a los fondos buitres, para permitir que se construya m¨¢s vivienda p¨²blica en r¨¦gimen de alquiler social y para ponerse m¨¢s duros con las viviendas en alquiler tur¨ªstico. No se puede ir la mitad del salario en el alquiler¡±.
¡°El principal problema es que no se garantiza el derecho a la vivienda digna¡±, coincide Isabel Serra, aspirante de Podemos, que describe la situaci¨®n actual como ¡°injusta¡± .
En septiembre de 2020, 6.000 estudiantes estar¨¢n usando las instalaciones de la torre Caleido, que albergar¨¢ el campus del IE University y transformar¨¢ el horizonte de Madrid. Ese ejemplo de la fortaleza de la regi¨®n, sin embargo, seguir¨¢ conviviendo con muestras de su debilidad: a los pies de la torre probablemente siga habiendo vendedores ambulantes.
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