El carmenismo, un proyecto en construcci¨®n
La alcaldesa ha emprendido la modernizaci¨®n de la capital, pero el auge del precio del alquiler y la burocracia se entrometen en su idea de ciudad
El Madrid de Manuela Carmena toma cuerpo en el caf¨¦ Pav¨®n, un bar con barra de aluminio que sirve pollo al chilindr¨®n. Un mediod¨ªa cualquiera, en una mesa pueden estar sentados un catal¨¢n que lleg¨® hace un a?o para cumplir su sue?o de grabar un disco y, al lado, un actor de mediano ¨¦xito. Al rato entra por la puerta un c¨®mico surgido de Twitter que ahora hace sus pinitos en la tele. Y se puede ver al fondo a la se?ora Milagros, de 70 a?os, apurar un vino rodeada de sus amigas de toda la vida, las que solo se ir¨¢n de este barrio con los pies por delante. ¡°Convive la modernidad m¨¢s fehaciente con lo tradicional del barrio. Y eso es lo bonito¡±, dice el due?o, Jos¨¦ Mar¨ªa Oliver.
Desde que se hizo cargo del negocio tom¨® tambi¨¦n las riendas de las fiestas del barrio de Lavapi¨¦s, a las que les dio la vuelta como un calcet¨ªn. Eran ¡°muy casposas¡±. El cambio es evidente en la verbena, pero tambi¨¦n en ambientes de m¨¢s calado. El Pav¨®n comparte edificio con el Teatro Kamikaze, una compa?¨ªa vanguardista que ha impulsado obras como Jaur¨ªa, inspirada en el juicio al grupo de j¨®venes que violaron a una chica en los sanfermines de Pamplona. Esa esquina de la ciudad, dos a?os despu¨¦s, parece otra.
¡°Madrid tiene que ser siempre el hit parade de la creatividad y por eso nos parecen tan importantes las inversiones en cultura¡±, dice Manuela Carmena por tel¨¦fono, que tras los ceses de dos concejales se ocupa personalmente de la cultura. A la alcaldesa le gusta recordar que han dedicado 18 millones de euros a financiar m¨¢s de 300 proyectos culturales y han puesto en marcha el IBI cultural.
Dejando atr¨¢s el Pav¨®n, calle abajo se suceden ultramarinos veganos y despachos de pan ecol¨®gico. Las tensiones de un barrio que sufre la gentrificaci¨®n afloran. ¡°Tu street art me sube el alquiler¡±, reza una pintada sobre un grafiti. Los cuatro a?os de Carmena coinciden con la explosi¨®n de Madrid como destino tur¨ªstico y, por tanto, con servicios como Airbnb. Los precios del alquiler se han disparado: las rentas han subido 319 euros de media desde 2015, un 36% en cuatro a?os, seg¨²n Idealista.
El acceso a la vivienda se ha convertido en uno de los principales problemas de los madrile?os ¡ªel cuarto, seg¨²n un bar¨®metro conocido como CIS municipal¡ª. En barrios como Comillas el alquiler se ha duplicado porque la gentrificaci¨®n expulsa a los vecinos de zonas como el centro, que a su vez gentrifican el sur. Ese fen¨®meno sobrepas¨® al Ayuntamiento, que intent¨® reaccionar aprobando un Plan Especial de Hospedaje que supone el cierre del 95% de los pisos tur¨ªsticos que operan en la capital, unos 10.000.
En vivienda la pol¨ªtica ha tenido otro ritmo, mucho m¨¢s lento. El Gobierno de Ahora Madrid lleg¨® al poder con la promesa de construir 4.200 viviendas p¨²blicas para alquiler social. La oposici¨®n le recuerda constantemente que solo ha terminado 65. El Ayuntamiento inici¨® la construcci¨®n de 2.076 y otras 1.426 est¨¢n en fase de adjudicaci¨®n.
¡°Me gustar¨ªa que en estos tres a?os y medio estuviera todo acabado¡±, dice la alcaldesa, que se explica: ¡°Digo tres y medio porque es evidente que hay medio a?o en el que hemos tenido que remodelar este Ayuntamiento. Un dato muy importante: cuando llegamos nos encontramos 2.500 viviendas sociales que estaban vac¨ªas. Nos encontramos con que el Ayuntamiento a lo largo de los 25 a?os (de gobiernos del PP) hab¨ªa vendido 22.000 viviendas sociales, y ¨²ltimamente las famos¨ªsimas 2.800 de los fondos buitres¡±. Cambiar el sistema de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) para que esas 2.500 casas no se destinasen a la venta, sino al alquiler, les llev¨® pr¨¢cticamente un a?o, asegura. La alcaldesa parece pedir una nueva pr¨®rroga para acabar lo empezado, no solo en vivienda.
Poblaci¨®n inmigrante
A 20 minutos en metro desde el centro (as¨ª venden la zona los comerciales de las inmobiliarias) surge el barrio de San Crist¨®bal, en el distrito de Villaverde, uno de los que menos renta per c¨¢pita tiene. Casi la mitad de su poblaci¨®n es inmigrante. El Ayuntamiento ha dedicado 166 millones al Fondo de Reequilibrio Territorial para financiar proyectos en los barrios m¨¢s desfavorecidos, pero la realidad es que por aqu¨ª cunde la sensaci¨®n de que la efervescencia de la ciudad no ha llegado.
Cuando los pol¨ªticos hablan de la Espa?a que madruga se refieren, aunque sea en abstracto, a gente como Santos L¨®pez, un hombre de 61 a?os que se levanta a las cinco de la ma?ana para abrir su bar a las seis. Por ah¨ª no asoma ning¨²n famoso, ni falta que hace. Santos dice que est¨¢ a gusto con Carmena, le ve un aire a Tierno Galv¨¢n. En esa ¨¦poca, dice, San Crist¨®bal ten¨ªa un br¨ªo que ha perdido, era cuando Simca y despu¨¦s Talbot necesitaban mucha mano de obra por un trabajo que ahora est¨¢ robotizado. ¡°La modernidad ha pasado de largo¡±, sostiene tras la barra.
?Ha cambiado Madrid en estos a?os? Depende de a qui¨¦n se pregunte. ¡°Hab¨ªa condiciones para un cambio real en la ciudad, pero ha faltado capacidad de gesti¨®n y ha habido demasiados conflictos internos en Ahora Madrid¡±, dice Pepu Hern¨¢ndez, candidato del PSOE. ¡°Ha cambiado en todo. Creo que es una ciudad much¨ªsimo m¨¢s abierta y m¨¢s europea, con un relanzamiento important¨ªsimo de la econom¨ªa", dice sin embargo la alcaldesa, que apunta a indicadores como el aumento del turismo, la confianza empresarial, el n¨²mero de nuevas empresas y la creciente organizaci¨®n de congresos.
PP y Cs hablan de echar del Ayuntamiento el ¡°populismo¡± y el ¡°sectarismo¡± de izquierda. Esperanza Aguirre avis¨® de que llegaban los s¨®viets cuando apareci¨® Carmena en escena. Sin embargo, los empresarios reconocen en ella a una gestora pragm¨¢tica. El desbloqueo de operaciones urban¨ªsticas como Madrid Nuevo Norte le ha costado crisis internas con el sector m¨¢s radical de su Gobierno, que ahora se presenta en una candidatura propia y la acusa de continuar las pol¨ªticas del PP. En medio del fuego cruzado, ella reclama cuatro a?os m¨¢s. Ah¨ª, dice, podr¨¢ acabar el Madrid que tiene en la cabeza, una ciudad solidaria y creativa donde brille con tanta fuerza el Pav¨®n como el bar de barrio de Santos.
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