La condena a excargos del PNV rompe puentes entre los partidos vascos
EH Bildu y el PP amenazan con una ofensiva parlamentaria contra la formaci¨®n del lehendakari
La reciente sentencia del caso de Miguel, la mayor trama de corrupci¨®n vinculada a excargos del PNV, ha dinamitado las relaciones entre los partidos vascos. El PP, que considera insuficiente las disculpas p¨²blicas pedidas por el PNV, ha exigido la dimisi¨®n del lehendakari, I?igo Urkullu, y ha sugerido al PSE-EE que plantee una moci¨®n de censura. EH Bildu ha anunciado una bater¨ªa de iniciativas parlamentarias porque ¡°nadie se cree¡±, dice, que la c¨²pula del PNV no conociera las irregularidades del que fuera su n¨²mero dos en ?lava.
Las diferencias entre el PNV y EH Bildu afloraron por primera vez en la Ponencia de Autogobierno (ambos pactaron las bases del nuevo Estatuto vasco pero el PNV se desmarc¨® luego de la deriva soberanista) y se ampliaron durante la negociaci¨®n de los presupuestos, en la que, adem¨¢s, Elkarrekin Podemos ha sustituido al PP como apoyo para superar la minor¨ªa parlamentaria del Gobierno formado por PNV y PSE-EE. Esas diferencias entre los partidos vascos se est¨¢n haciendo ahora insalvables tras hacerse p¨²blica la sentencia del caso De Miguel.
El fallo condena a 13 a?os y tres meses de c¨¢rcel a Alfredo de Miguel, ex n¨²mero dos del PNV en ?lava y principal acusado de dirigir una trama de cobro de comisiones ilegales, y a entre seis y siete a?os y medio a sus dos principales colaboradores, todos ellos excargos internos del partido de Andoni Ortuzar y con responsabilidades p¨²blicas.
La sentencia ha roto los escasos puentes que quedaban entre los partidos. A falta de un semestre para que Euskadi se sumerja en la campa?a de las elecciones auton¨®micas ¡ªlas elecciones ser¨¢n en junio o en octubre¡ª, la corrupci¨®n ya est¨¢ tambi¨¦n en la agenda pol¨ªtica vasca. En una comunidad en la que el principal eje de confrontaci¨®n giraba en torno al nacionalismo y en las derivadas de las cinco d¨¦cadas de violencia de ETA, la corrupci¨®n se ha colado en el debate. Aunque la sentencia concluye que los acusados actuaron para su ¡°enriquecimiento personal¡± y no del partido, EH Bildu y el PP creen insuficiente la autocr¨ªtica del PNV por unos hechos que se produjeron entre los a?os 2005 y 2009.
Petici¨®n de dimisi¨®n
La escalada verbal entre los partidos crece casi a diario. El PP de Alfonso Alonso ha exigido la dimisi¨®n del lehendakari, ??igo Urkullu, por ser el presidente del partido durante aquellos a?os. Adem¨¢s, ha solicitado al PSE que lidere una moci¨®n de censura, como hizo Pedro S¨¢nchez en Madrid contra Mariano Rajoy tras la sentencia del caso G¨¹rtel. En aquella ocasi¨®n, la Audiencia Nacional s¨ª certific¨® que el PP se hab¨ªa financiado con una caja b.
Las demandas de moci¨®n de censura o la petici¨®n de dimisi¨®n no tienen ning¨²n viso de ser efectivas, ni de tener consecuencias en el escenario pol¨ªtico nacional, donde el PNV es relevante para una posible investidura de S¨¢nchez y para su gobernabilidad.
El PNV y el lehendakari s¨ª se enfrentan a un duro final de legislatura, sobre todo en el Parlamento vasco. La posibilidad de que la oposici¨®n se embarque en una ofensiva parlamentaria, con preguntas en los plenos de control o iniciativas para criticar su actuaci¨®n, y retome la petici¨®n de una Fiscal¨ªa especializada en corrupci¨®n, puede abrir un hueco en la credibilidad de los nacionalistas vascos.
As¨ª como el PSE-EE y Elkarrekin Podemos, con declaraciones cr¨ªticas pero medidas, han desvinculado la corrupci¨®n del partido de Ortuzar, el coordinador de EH Bildu, Arnaldo Otegi, contribuy¨® a la escalada verbal al ampliar el espectro de los casos de corrupci¨®n. ¡°En Euskadi tambi¨¦n hay corrupci¨®n, en la sanidad¡± y en algunos Ayuntamientos, ¡°y se lo llevan crudo¡±, critic¨® el l¨ªder soberanista.
En una acusaci¨®n directa a Urkullu, la coalici¨®n abertzale sostiene que ¡°nadie se cree¡± que la c¨²pula del PNV no estuviera al corriente de lo que se coc¨ªa en ?lava, la provincia en la que el cabecilla de la red, Alfredo de Miguel, actuaba de forma il¨ªcita desde el partido y desde la Diputaci¨®n Foral, en la que ocupaba un cargo ejecutivo.
Consciente de que la sentencia va a ser el principal obst¨¢culo para seguir creciendo tras dos legislaturas y de que supone un aut¨¦ntico torpedo en la l¨ªnea de flotaci¨®n de su credibilidad, el PNV tambi¨¦n ha elevado el tono, desde su inicial petici¨®n de disculpas hasta entrar en el cuerpo a cuerpo. ¡°Que EH Bildu no se ponga en la presidencia del tribunal inquisitorial porque, si aqu¨ª ha habido corrupci¨®n, es la del impuesto revolucionario, del que se ha beneficiado activa y pasivamente. Lecciones de ellos, no¡±, lanz¨® Ortuzar. ¡°No quiero entrar en el ¡®y t¨² m¨¢s¡¯, pero pido mesura en las declaraciones¡±, reclam¨® con poco ¨¦xito el dirigente del PNV.
La ¨²ltima decisi¨®n del tribunal de dejar a los condenados en libertad hasta que el Supremo resuelva los recursos, va a mantener viva la llama del caso. Con todos ellos en la calle la mecha sigue encendida para los partidos de la oposici¨®n que ven en la sentencia un fil¨®n para desgastar al partido de Ortuzar.
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