El pasado ni siquiera es pasado
Ruta desde la Alabama que vio Joan Didion hace medio siglo al Oxford de William Faulkner, donde sus habitantes hablan de la retirada de banderas
En el verano de 1970 Joan Didion emprendi¨® un viaje en coche por el sur de Estados Unidos porque cre¨ªa que si desentra?aba el sur, comprender¨ªa mejor California. Comenz¨® en Nueva Orleans y, durante un mes, recorri¨® la Costa del Golfo y una ristra de pueblos del interior de Alabama y de Misisipi, observando, tomando notas y grabando entrevistas. Life le hab¨ªa encargado un reportaje sobre ¡°la mente del sur blanco¡± que la periodista nunca lleg¨® escribir. En 2017 public¨® esa ensalada de ideas en un libro (South and West) que result¨® de rabiosa actualidad. Rabiosa, en el sentido m¨¢s literal que cabe de la palabra.
Didion describe las burbujas de la sociedad estadounidense en una mezcla de retrato -de lo que observa- y autorretrato involuntario -la extra?eza de su mirada, ese caminar de extraterrestre llegado de la costa Oeste que desprenden algunas de sus reflexiones sobre el viejo Sur-. ¡°El aislamiento de esta gente respecto a las actuales corrientes de la vida americana en 1970 era desconcertante. Toda su informaci¨®n era de quinta mano y entregada de forma mitificada. ?Importa d¨®nde est¨¢ Tao, despu¨¦s de todo, si Tao no est¨¢ en Misisipi?¡±, escribe en un momento. ¡°La Guerra Civil parece que ocurri¨® ayer pero se habla de 1960 como si fuera algo de hace 300 a?os¡±, apunta en otro.
Le llama la atenci¨®n el lujo de los pabellones deportivos de los colegios, le hace pensar que el deporte es el opio de esos pueblos, y transmite una idea deprimente sobre algunos parajes. ¡°Parec¨ªa un lugar bueno y esperanzador para vivir y, aun as¨ª, las chicas guapas, si se quedaban por Guin, acabar¨ªan en una lavander¨ªa en Winfield, o en una casa-trailer con el aire acondicionado puesto toda la noche¡±.
En el verano de cincuenta a?os despu¨¦s un prometedor cartel ilustrado a la entrada de la ciudad reza ¡°Bienvenidos a Winfield¡±, pero no hay nadie all¨ª que reciba al forastero un mi¨¦rcoles de verano a las cinco de la tarde, cuando apenas queda un negocio abierto. El antiguo teatro, que se levant¨® en 1937 y la familia Henger rehabilit¨® en 2002, se llama ni m¨¢s ni menos que El Pasado y anuncia en letras capitulares negras sobre fondo blanco que los conciertos de The Band Steel y 7 Bridges se han pospuesto sine die, como la propia vida de esa ciudad.
Winfield est¨¢ cortada por el mismo patr¨®n que otras tantas poblaciones de la Am¨¦rica rural: una calle principal que es al tiempo una carretera con varias tiendas, un edificio consistorial y las camionetas de los vecinos que hacen recados para regresar a las casas desperdigadas por los alrededores. Tiene 4.700 habitantes, el 92% blancos. Estudiar el sur para comprender el norte, ven¨ªa a decir Joan Didion. Viajar a la Am¨¦rica blanca para comprender mejor a la negra, se dir¨ªa en este caso.
CANAD?
Minneapolis
Minnesota
San Luis
Misuri
Memphis
Tennessee
Winfield
Alabama
Clarksdale
Misisipi
Birmingham
Alabama
Oxford
Misisipi
Nueva Orleans
Luisiana
Golfo de M¨¦xico
500 km
M?XICO
EL PA?S
CANAD?
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A diferencia de lo que la periodista californiana se debi¨® encontrar en 1970, en las afueras del pueblo se han construido hoy algunos edificios modernos, centros m¨¦dicos. La quietud y el sonido del tren, sin embargo, resultan intactos. ¡°Trump va sobre Dios y es sobre lo que nosotros vamos. ?l est¨¢ tratando de deshacer lo que hizo Obama. Obama sac¨® a Dios de la escuela y Trump est¨¢ intentado traer las cosas de vuelta¡±, explica Sunney Shirley, la dependienta de Norris Music, un establecimiento que vende y repara instrumentos de m¨²sica. Shirley, de 60 a?os, cree que ¡°alguien est¨¢ detr¨¢s¡± la ola de protestas raciales que comenz¨® hace dos meses en Estados Unidos. ¡°Vivimos el fin de los tiempos, las cosas se est¨¢n volviendo ca¨®ticas y alguien quiere acelerarlo¡±, a?ade.
El clich¨¦ del sure?o religioso, algo conspiranoico y extraordinariamente hospitalario se cumple en esta mujer de Winfield, aunque la realidad siempre es m¨¢s compleja. Antes de trabajar en Norris Music, que es propiedad de un predicador, Shirley hab¨ªa prestado servicio en una organizaci¨®n que ayuda a mujeres a salir de la drogadicci¨®n y tambi¨¦n hab¨ªa sido conductora de cami¨®n.
¡°Trump va sobre Dios y es sobre lo que nosotros vamos. ?l est¨¢ tratando de deshacer lo que hizo Obama, que sac¨® a Dios de la escuela¡±, dice Sunney Shirley, dependienta de una tienda de instrumentos musicales
La entrada en Oxford, ya de noche, se sent¨ªa como un cambio de espacio, tiempo y curva gravitacional. Un restaurante griego al aire libre lleno de gente joven y guapa; tres librer¨ªas en apenas veinte pasos; un puesto de flores sin vendedor donde el interesado deb¨ªa dejar 10 d¨®lares en una caja y llevarse el bouquet. La famosa ciudad de William Faulkner -Jefferson en su ficci¨®n- es un primoroso n¨²cleo urbano, universitario y jovial dentro de Misisipi, el Estado m¨¢s pobre del pa¨ªs.
Hab¨ªa le¨ªdo decenas de historias antes de llegar sobre las monedas en la tumba del autor, lo hermoso de su casa (Rowan Oak), la cabina de tel¨¦fonos londinense o la alcaldesa dem¨®crata, Robyn Tannehill. Ignoraba, sin embargo, que en la plaza principal se encuentra uno de los comercios m¨¢s antiguos de Estados Unidos, los grandes almacenes Neilson¡¯s y que su propietario, William Lewis Junior, era adem¨¢s historiador.
Abierto en 1830, el negocio sobrevivi¨® a la Guerra Civil y a la Gran Depresi¨®n. El general Grant ocup¨® Oxford con 30.000 soldados cuando empezaba la campa?a de Vicksburg, pero fue el general Andrew Jackson Smith quien arras¨® la ciudad un 24 de agosto de 1864. Como el patriarca de los Neilson ten¨ªa lingotes de oro enterrados, pudo reconstruir la tienda. La familia de Lewis fue socia del negocio desde los a?os 40 y, desde los 60, ¨²nica propietaria. Hoy, William Lewis Junior trabaja en el mismo escritorio en el que lo hizo su padre, muerto en 1989 a los 92 a?os, y en el que parece que lo har¨¢ alg¨²n d¨ªa la hija que se mueve arriba y abajo del establecimiento.
¡°Las banderas no molestaron a nadie durante un siglo, ni a blancos ni a negros, pero desde hace pocos a?os, dirigidos por la prensa, se ha ense?ado que la gente negra debe sentirse amenazada por ellas¡±, se?ala William Lewis Junior, historiador y propietario de los almacenes Neilson¡¯s
Le pregunt¨¦ por la batalla de los s¨ªmbolos confederados, que Misisipi ha decidido retirar de su bandera oficial. ¡°Las banderas no molestaron a nadie durante un siglo, ni a blancos ni a negros, pero desde hace pocos a?os, dirigidos por la prensa, se ha ense?ado que la gente negra debe sentirse amenazada por ellas. Yo pienso que es mejor reconocerlo y estoy a favor de retirarlas, aunque no tenga tanta certeza moral como los que quieren tirar abajo todas las estatuas¡±, dijo.
Lewis no vot¨® a nadie en 2016 y tampoco tiene claro qu¨¦ har¨¢ en las elecciones de noviembre. Cuando le inquir¨ª por el peso del pasado, me dijo que no se pod¨ªa comparar Misisipi con Nueva York o Nueva Jersey. ¡°El sur fue diezmado durante la Guerra Civil, y luego la Reconstrucci¨®n¡ Las tropas federales vinieron y la gente se resinti¨®. Las intenciones eran buenas, quer¨ªa elevar a la gente negra, pero no lo consiguieron y los blancos se quedaron resentidos. Mantuvieron el control de la educaci¨®n, por ejemplo, y reprimieron el progreso de los negros. Fue malo¡±, afirma. Y a?ade: ¡°Ya sabe lo que dijo William Faulkner: ¡®El pasado nunca muere. Ni siquiera es pasado¡±.
Faulkner, cuya relaci¨®n con la raza merecer¨ªa un cap¨ªtulo aparte, cuestion¨® otras muchas cosas. En 1955, tras la tortura y muerte de un chico negro de 14 a?os a manos de dos hombres blancos porque silb¨® a una mujer blanca en una tienda, envi¨® un comunicado a la prensa planteando si esa Am¨¦rica merec¨ªa sobrevivir. La matanza de Emmett Till tuvo lugar en Money (Misisipi), siguiente parada de este viaje. En esa carretera se encuentra la supuesta tumba de Robert Johnson, el m¨²sico que en los a?os 30 vendi¨® su alma al diablo a cambio de una t¨¦cnica prodigiosa. Nadie le pone monedas, sino botellas de whisky vac¨ªas.
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