Ajedrez educativo: certezas y errores
Jugar puede ser educativo, pero mucho m¨¢s si se aplica como herramienta transversal en horas lectivas
¡°El ajedrez deber¨ªa ser asignatura obligatoria¡±, se lee cada vez m¨¢s. Pero jugar partidas en horario lectivo (otra cosa es el extracurricular) es poco atractivo para los maestros. Lo que funciona muy bien en miles de escuelas de habla hispana es la aplicaci¨®n del ajedrez como herramienta transversal (inteligencia emocional) o interdisciplinar (por ejemplo, en clase de matem¨¢ticas). As¨ª puede contribuir mucho a una educaci¨®n de calidad.
Aprender jugando y jugar aprendiendo. Es uno de los lemas de la educaci¨®n innovadora. Jugar al ajedrez es educativo por s¨ª mismo, salvo en los casos (min...
¡°El ajedrez deber¨ªa ser asignatura obligatoria¡±, se lee cada vez m¨¢s. Pero jugar partidas en horario lectivo (otra cosa es el extracurricular) es poco atractivo para los maestros. Lo que funciona muy bien en miles de escuelas de habla hispana es la aplicaci¨®n del ajedrez como herramienta transversal (inteligencia emocional) o interdisciplinar (por ejemplo, en clase de matem¨¢ticas). As¨ª puede contribuir mucho a una educaci¨®n de calidad.
Aprender jugando y jugar aprendiendo. Es uno de los lemas de la educaci¨®n innovadora. Jugar al ajedrez es educativo por s¨ª mismo, salvo en los casos (minoritarios) de obsesi¨®n. Quien lo hace con frecuencia est¨¢ trabajando sus capacidades de atenci¨®n, concentraci¨®n, memoria, autocr¨ªtica, pensamiento l¨®gico y flexible, y un largo etc¨¦tera. Por tanto, en principio tiene mucho sentido que los maestros de escuela lo utilicen como una herramienta pedag¨®gica, ignorando el aspecto competitivo, para cumplir sus objetivos acad¨¦micos.
Pero hay matices sustanciales. No es realista pretender que el ajedrez tenga su propia hora lectiva desde el minuto uno, salvo en pa¨ªses muy especiales, como Armenia, donde es tan popular como el f¨²tbol y asignatura obligatoria. All¨ª han inventado la profesi¨®n de maestro de ajedrez (jugadores con formaci¨®n pedag¨®gica que estudian cuatro a?os antes de entrar en las aulas). Ejemplo de lo que hacen: un alumno sale al estrado; el maestro ha puesto una posici¨®n en el tablero mural, y le pregunta cu¨¢l es la mejor jugada. Pero recalca: ¡°Lo que me interesa no es que la adivines, sino que me razones por qu¨¦ esa y no otra¡±.
En casi todo el resto del mundo, esa preparaci¨®n tan larga es impensable. En realidad, tampoco es necesaria: est¨¢ demostrado que un docente profesional solo necesita de 10 a 20 horas de formaci¨®n b¨¢sica en ajedrez para empezar a utilizarlo como herramienta educativa. Sin embargo, el gran problema surge cuando la direcci¨®n de un centro o el ministro o consejero de Educaci¨®n ya est¨¢n convencidos. Porque entonces salta la pregunta del mill¨®n: ¡°Muy bien, ahora d¨ªgame qu¨¦ quito del curr¨ªculo para meter el ajedrez¡±.
La respuesta correcta es: nada, al menos en una primera fase. Un taller espec¨ªfico de 12 horas permite que un docente, a quien se le suponen gran creatividad y conocimientos de pedagog¨ªa, pueda trabajar por medio del ajedrez todas las capacidades mencionadas en el segundo p¨¢rrafo y muchas m¨¢s en el ¨¢mbito cognitivo. Y, no menos importantes, las conectadas con la inteligencia emocional: autoestima, motivaci¨®n, disciplina, adaptaci¨®n al entorno, buena relaci¨®n con los profesores, gusto por el estudio, respeto de las normas, sociabilidad y otro largo etc¨¦tera. Esta es la conclusi¨®n de un estudio cient¨ªfico (Aciego, Garc¨ªa y Betancort) de la Universidad de La Laguna (Tenerife) en 2011.
Por otro lado, el ajedrez tiene m¨²ltiples aplicaciones interdisciplinares. La m¨¢s obvia es con las matem¨¢ticas, porque permite explicar de manera eficaz y amena gran parte de la geometr¨ªa, la aritm¨¦tica o el ¨¢lgebra, como se certifica en varios estudios, realizados en Tr¨¦veris (Alemania), Aarhus (Dinamarca) y Catalu?a (por la Universidad de Girona). Tambi¨¦n se conocen aplicaciones exitosas en lengua, idioma extranjero, tecnolog¨ªa, ciencias sociales y educaci¨®n f¨ªsica (un juego inventado en Valencia, el Xecball, mezcla los movimientos de las piezas con ejercicios deportivos). Y sobre todo en historia: el ajedrez tiene 1.500 a?os documentados; en una escuela donde sea popular, los alumnos est¨¢n mucho m¨¢s atentos si el profesor de historia universal la mezcla con la del ajedrez.
La Federaci¨®n Internacional de Ajedrez (FIDE), de la que el arriba firmante es consejero para ajedrez educativo, acaba de etiquetar como ¡°modelos de buenas pr¨¢cticas¡± a varios territorios donde se aplica el m¨¦todo transversal-interdisciplinar de diversas maneras. Los de habla hispana son: Andaluc¨ªa (unas 600 escuelas en horario lectivo), Arag¨®n (186), Canarias (100) y Catalu?a (400); Santa Fe (Argentina, 350); y Uruguay (140). Tambi¨¦n a Andorra (casi todas), Cuba (7.000), la ciudad de Buenos Aires (280) y San Luis (Argentina, casi todas), donde utilizan un m¨¦todo mixto, educativo-deportivo. El ajedrez tambi¨¦n est¨¢ introducido de alg¨²n modo en horario lectivo en otras seis comunidades aut¨®nomas espa?olas: Baleares, Cantabria, Galicia, Madrid, Murcia y Navarra. Si se a?ade su oferta extraescolar en miles de centros, los alumnos implicados pueden ser m¨¢s de dos millones.
Todo ello indica que el Parlamento Europeo (2012) y el Congreso de los Diputados espa?ol (2015, por unanimidad) acertaron al recomendar la introducci¨®n del ajedrez en las aulas. Espa?a est¨¢ en la vanguardia mundial del ajedrez educativo. En los territorios mod¨¦licos citados en el p¨¢rrafo anterior, cada vez hay m¨¢s escuelas que tienen ajedrez con su propia hora curricular. Su inclusi¨®n en la etapa infantil (de tres a seis a?os), e incluso con los ni?os de dos, para trabajar la psicomotricidad, produce un alt¨ªsimo ¨ªndice de satisfacci¨®n en los docentes. La conclusi¨®n del mencionado estudio cient¨ªfico de Tr¨¦veris es significativa: dos horas semanales de matem¨¢ticas y una de ajedrez orientado hacia ellas fueron m¨¢s eficaces que tres horas de matem¨¢ticas sin ajedrez.
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