El tab¨² de la menopausia: ¡°Hay verg¨¹enza, preocupa ser identificadas como viejas o incapaces¡±
El estigma social y el desconocimiento mantienen el secretismo en torno al fin de la menstruaci¨®n, un proceso por el que pasa la mitad del planeta. No es una enfermedad, solo una parte de la vida
¡°Nada¡±, ¡°ni una palabra¡±, ¡°no se habla de eso¡±. Esa es la respuesta un¨¢nime de una decena de mujeres de diferentes edades sobre lo que saben o le han contado de la menopausia, una etapa vital que afronta la mitad del planeta: no saben nada, poco o menos les han hablado sobre ello a lo largo de su vida y cuando se la encuentran, persiste la espiral de silencio. No es una enfermedad, solo un proceso natural; pero el estigma social y el desconocimiento mantienen el manto de secretismo en torno al fin de la menstruaci¨®n y lo que sigue despu¨¦s. No se habla: ni en casa, ni fuera.
Si Carla Romagosa hubiese asociado aquellos primeros sofocos y ese extra?o cansancio, con el diagn¨®stico, cuatro a?os despu¨¦s, de menopausia precoz ¡ªten¨ªa entonces 39¡ª, otra hubiese sido la historia. Pero, ?c¨®mo iba a suponerlo si no sab¨ªa nada de la menopausia? ¡°Las pistas y las se?ales estaban ah¨ª. Empec¨¦ a tener sintomatolog¨ªa a los 35, pero no lo asoci¨¦ a una menopausia precoz¡±. Hasta que a los 39, ella, que no ten¨ªa hijos y ¡°pretend¨ªa ser madre en el tiempo de descuento¡±, relata, acudi¨® a una cl¨ªnica de reproducci¨®n asistida: ¡°Ah¨ª me dijeron que no ten¨ªa reserva ov¨¢rica. Fue la se?al final. Fui a mi ginec¨®loga y me lo confirm¨®: estaba entrando en la menopausia¡±, explica la mujer, hoy con 47 a?os.
El fin de la menstruaci¨®n llega entre los 45 y los 55 a?os (51 es la edad media en Espa?a), seg¨²n la Asociaci¨®n Espa?ola para el Estudio de la Menopausia (AEEM). Esta etapa significa el cese de la actividad ov¨¢rica y, por tanto, la ca¨ªda de la producci¨®n de las hormonas femeninas, como los estr¨®genos y la progesterona, que influyen en la regulaci¨®n de muchos procesos org¨¢nicos. La menopausia, en sentido estricto, es una fecha: la de la ¨²ltima regla. Pero el proceso es paulatino y a su alrededor, antes y despu¨¦s, se desarrolla el climaterio, que es toda esa fase de tr¨¢nsito entre la edad f¨¦rtil y el fin de los ciclos menstruales. No es una enfermedad, pero en ese per¨ªodo, que se prolonga durante varios a?os antes y despu¨¦s de la ¨²ltima regla, s¨ª se producen cambios endocrinol¨®gicos y sintomatolog¨ªa que puede repercutir en la calidad de vida de las mujeres.
Sofocos e insomnio
Los efectos m¨¢s comunes asociados a esta etapa son, seg¨²n explica Santiago Palacios, portavoz de la Sociedad Espa?ola de Ginecolog¨ªa y Obstetricia, ¡°primero, la irregularidad menstrual y los s¨ªntomas vasomotores, como los sofocos, los sudores o las alteraciones del sue?o¡±. Luego, a medio plazo, entre tres y cinco a?os tras la ¨²ltima regla, puede aparecer sequedad vaginal, incontinencia urinaria y otros s¨ªntomas genitourinarios. A largo plazo, hay otras dolencias asociadas, como la osteoporosis. ¡°Antes se cre¨ªa que las hormonas eran genitales y hoy se sabe que hay receptores de estr¨®genos en todas partes del organismo: es un todo y la sintomatolog¨ªa tambi¨¦n¡±, apunta Palacios.
Sin embargo, ni siquiera sobre los s¨ªntomas de la menopausia hay unanimidad entre los expertos. Carme Valls, endocrin¨®loga y autora de Mujeres invisibles para la ciencia (Capit¨¢n Swing), limita los efectos del cese de la menstruaci¨®n a los sofocos y la sequedad vaginal. ¡°Asociar no es lo mismo que causar. Los dem¨¢s problemas de salud son los que derivan de vivir m¨¢s de 50 a?os¡±, defiende. Un estudio publicado en la revista Menopause concluye que el aumento de depresi¨®n, ansiedad, incontinencia urinaria y del ¨ªndice de masa corporal est¨¢n m¨¢s vinculados a la edad; los s¨ªntomas vasomotores, los problemas del sue?o, la sequedad vaginal, el dolor sexual, el descenso del apetito sexual, la ca¨ªda de la densidad ¨®sea o el incremento de grasa corporal se asocian a la menopausia.
En lo que s¨ª hay m¨¢s consenso es en que ¡°no hay dos menopausias iguales¡±, apostilla Silvia Gonz¨¢lez, secretaria de la junta directiva de la AEEM. Ese es uno de los grandes mitos en torno a esta fase de la vida y, en realidad, cada mujer es un mundo, tanto en el tipo de efectos que manifiestan como en la intensidad. El 80% de ellas experimentan alg¨²n s¨ªntoma asociado a la menopausia, pero no todas de forma agresiva. De hecho, la prevalencia de problemas vasomotores moderados o graves es incierta: un estudio se?ala que en Europa era del 40%, en Estados Unidos, del 34%, y en Jap¨®n, del 16%.
A Carla le tocaron fuertes sofocos, cansancio y dificultad para conciliar el sue?o. Tambi¨¦n ansiedad y depresi¨®n. Por la menopausia ¡ªMeno, como ella la llama en confianza¡ª, llor¨® mucho, se instal¨® en ¡°una monta?a rusa de ciclo premenstrual perpetuo¡±, se convirti¨® en una persona arisca, ¡°muy solitaria¡±, y sufri¨® dolores por todo el cuerpo, relata en su libro Mi amiga Meno y yo (Navona, 2018).
Pero todo pasa y tiene arreglo. En el caso de Romagosa, con tiempo, terapia hormonal ¡ªrecetada en las menopausias precoces si no hay factores que lo contraindiquen¡ª y un largo duelo que ella misma termina con una pregunta: ?por qu¨¦ nadie me lo hab¨ªa contado antes? ¡°Porque muchas lo asocian a la vejez y parece que eso es malo, porque falta comprensi¨®n y comunicaci¨®n en la sociedad¡±, reflexiona ahora. Y por desconocimiento: ¡°Yo tuve que rodearme urgentemente de personas que estuviesen en la misma etapa vital que yo, mujeres de 50 a?os, porque cuando se lo dije a mis amigas, el grado de desconocimiento que ten¨ªan sobre esto era muy alto. Para m¨ª fue revelador y tranquilizador juntarme con mujeres en la misma etapa y ver que no me pasaba nada raro, que era normal¡±.
Normalizar todo el proceso es clave. Son normales los sofocos y no dormir bien ¡ªa veces, de hecho, una cosa va con la otra, como vasos comunicantes¡ª. Tambi¨¦n se puede engordar porque los desequilibrios hormonales afectan al almacenamiento de grasa. Y puede cambiar la apetencia sexual, un poco por el componente fisiol¨®gico asociado a la ca¨ªda de hormonas, pero tambi¨¦n influyen otros factores, ¡°como el insomnio, el cansancio, la sequedad vaginal y no atreverse a plantear relaciones sexuales distintas¡±, conviene Romagosa. Pero que sea normal, no significa que haya que pasarlo mal o sufrir en silencio.
El peso del estigma
Un editorial de la revista The Lancet de hace unos d¨ªas alertaba tajante: ¡°El estigma, la verg¨¹enza, la falta de conciencia p¨²blica y la falta de comunicaci¨®n significan que, para muchas mujeres, la menopausia se sobrelleva con un sufrimiento silencioso o se la medicaliza en exceso como nada m¨¢s que una deficiencia hormonal que requiere reemplazo de estr¨®geno¡±.
Hay un tab¨² con la menopausia, coinciden todas las voces consultadas. Y silencio, mucho silencio. ¡°Hay verg¨¹enza por la menopausia y por el envejecimiento en las mujeres. Interiorizamos esa verg¨¹enza y nos preocupa ser identificadas como viejas o incapaces por esto¡±, lamenta por correo electr¨®nico Martha Hickey, ginec¨®loga del Departamento de Obstetricia y Ginecolog¨ªa del Royal Women¡¯s Hospital de Victoria (Australia) y autora de un art¨ªculo en el British Medical Journal donde aboga por normalizar la menopausia.
Maria Ant¨°nia Roca, de 63 a?os, todav¨ªa recuerda c¨®mo algunas amigas suyas se llevaron las manos a la cabeza cuando mont¨® la Asociaci¨®n de Mujeres Osteoporosis-Menopausia, HERA, en 2016: ¡°A¨²n hay mucho estigma y las mujeres que vienen agradecen un espacio para hablar de t¨² a t¨², porque en su casa no hablan. Hay verg¨¹enza y te estigmatizan: eres menop¨¢usica, ya no puedes tener hijos, eres vieja y se te va la juventud. Y a ver, joven no eres, pero mayor tampoco¡±, apunta Roca. Se dice menop¨¢usica ¡°como un insulto¡±, protesta Gonz¨¢lez.
A Manuela H., de 49 a?os, acaban de comunicarle que ya tiene menopausia. Lo ve¨ªa venir. Llevaba 15 meses sin la menstruaci¨®n y un tiempo con alteraciones en el patr¨®n del sue?o, piel seca y cambios de humor. ¡°Es como una especie de asunci¨®n de que vas hacia abajo. No solo est¨¦tica o f¨ªsicamente, sino tambi¨¦n en el estado de ¨¢nimo. Est¨¢s m¨¢s irritable, con sensaci¨®n de tristeza y coincide en un momento de la vida de m¨¢s cambios, porque los hijos tambi¨¦n se hace mayores¡±, explica.
Tampoco ayuda el silencio social. Hay mujeres que ni se lo cuentan a su pareja, ¡°por verg¨¹enza, porque se ha roto la comunicaci¨®n entre ellos o porque no reconocen lo que les pasa¡±, justifica Romagosa. Tampoco Manuela, Roca o Romagosa recibieron informaci¨®n previa de su entorno. La espiral de silencio se perpet¨²a entre generaciones, lamenta Alicia A., de 33 a?os: ¡°Es un pozo oscuro del que no se habla porque todo lo relacionado con la mujer es un tab¨². Entonces, te crees que todas esas cosas horribles solamente te pasan a ti y que son una verg¨¹enza cuando, en realidad, es lo normal¡±.
Jacqueline S¨¢nchez, de 57 a?os, tambi¨¦n tuvo una menopausia precoz a partir de los 34 tras una hemorragia interna por un aborto. Ella s¨ª se lo cont¨® a su marido y a su hija, pero admite que con su madre, por ejemplo, ¡°no se habl¨® nunca del tema¡±. De su experiencia con 20 a?os de menopausia destaca la falta de informaci¨®n constante: ¡°No sabes nada y por mucho que preguntes, tampoco hay gran informaci¨®n. Ahora vuelvo a tener insomnio y calores, por ejemplo, probablemente porque no he terminado esta fase. Hay mucha ignorancia y pocas explicaciones, quiz¨¢s porque es poco importante o porque no se habla lo suficiente para hacerlo importante¡±.
Informaci¨®n y machismo
La informaci¨®n es imprescindible, coincide A?na Munn¨¦, de 34 a?os. Casi todo lo que sabe de la menopausia que le llegar¨¢ en unos a?os es por su madre, que s¨ª lo ha compartido en casa. Poco m¨¢s. ¡°No recuerdo ninguna menci¨®n en la secundaria a este tema. Como todo lo que tienen que ver con personas con ¨²tero, est¨¢ invisibilizado y estigmatizado¡±, lamenta. En Reino Unido, han incorporado la ense?anza sobre la menopausia en el plan de estudios de secundaria.
Hickey opina que el rol del machismo ¡°es fundamental¡± en el estigma de la menopausia: ¡°La menopausia es discriminaci¨®n por edad en base al g¨¦nero de esta sociedad¡±. Y ese peso llega a la ciencia, protesta Valls: ¡°La menopausia es un tab¨² para la investigaci¨®n. No se ha hecho bien y esto forma parte del desconocimiento habitual de la salud de la mujer¡±.
Munn¨¦ es contundente: ¡°Necesito informaci¨®n y un cambio de chip: hay que dejar de estigmatizar el envejecimiento y cambiar la forma en que se comunica este tema¡±. Los expertos abogan por fijar el foco en factores positivos, como acabar con los s¨ªndromes premenstruales o no necesitar anticonceptivos. Munn¨¦ tambi¨¦n lo mira as¨ª: ¡°Yo no s¨¦ c¨®mo me lo voy a tomar cuando aparezca la menopausia, pero tengo endometriosis, as¨ª que acabar con las reglas dolorosas, tambi¨¦n me atrae¡±, resuelve.
Mientras no se hable, no obstante, no se conocer¨¢, ni lo positivo, ni lo negativo. Y crecen la desinformaci¨®n y los miedos, lamentan los expertos. Hay mujeres, de hecho, que sufren en silencio s¨ªntomas que podr¨ªan ser tratados, protesta Palacios: ¡°Una de cada cuatro mujeres necesita terapia hormonal sustitutiva y solo estamos d¨¢ndola al 2%. Eso quiere decir que el 23% lo est¨¢ pasando mal¡±.
La pol¨¦mica de las hormonas
El tratamiento hormonal de la menopausia, que consiste en administrar hormonas que el cuerpo ha dejado de producir, alivia los s¨ªntomas y, seg¨²n los expertos consultados, est¨¢ indicado para mujeres por debajo de 10 a?os de postmenopausia, de edad inferior a 60 a?os y con s¨ªntomas graves, que deterioren su calidad de vida. Sin embargo, lamenta Palacios, en Espa?a persiste una especie de ¡°hormonofobia¡±, un rechazo generalizado a estos f¨¢rmacos y el origen est¨¢, seg¨²n el m¨¦dico, en la interpretaci¨®n de un estudio publicado hace 20 a?os ¡ªel Women¡¯s Health Initiative (WHI)¡ª, que asociaba esta terapia con un mayor riesgo de c¨¢ncer de mama.
¡°Luego hubo rean¨¢lisis que matizaron estas conclusiones. Ahora sabemos que si empiezas la terapia antes de los 60, el beneficio es mayor que el riesgo. Si empiezas despu¨¦s, es verdad que hay m¨¢s riesgo de trombosis venosas¡±, apostilla Palacios. Coincide Gonz¨¢lez: ¡°La del WHI era una poblaci¨®n muy concreta: mujeres de una media de 63 a?os, con factores de riesgo cardiovascular, que llevaban much¨ªsimos a?os de terapia hormonal antes de entrar en el estudio y que ni siquiera ten¨ªan s¨ªntomas, sino que se les puso la terapia de forma preventiva. Se les pautaron dosis medias, no bajas como las que usamos ahora, de hormonas sint¨¦ticas por v¨ªa oral. En este grupo las conclusiones desaconsejan que no uses terapia hormonal. ?Pues claro! Ning¨²n experto espa?ol en menopausia que est¨¦ en su sano juicio plantear¨ªa tratar a una mujer con estas caracter¨ªsticas con esas pautas de hormonas¡±.
Enriqueta Barranco, ginec¨®loga e investigadora de la Universidad de Granada, insiste en que la terapia hormonal ¡°no est¨¢ indicada en la prevenci¨®n ni en el tratamiento de otros problemas de salud de las mujeres¡±. ¡°Se puede prescribir, de acuerdo con la mujer y despu¨¦s de haber estudiado sus ventajas e inconvenientes, en los casos en los que aparecen s¨ªntomas vegetativos que dificultan su vida, como bochornos o sudoraci¨®n abundante, o en los casos de sequedad vaginal que no remita con tratamientos locales¡±, conviene.
Tras el estudio WHI, baj¨® el consumo de terapia hormonal. Pero los propios autores escribieron un art¨ªculo en el New England Journal of Medicine donde denunciaban que sus resultados se estaban usando ¡°de manera inapropiada¡± para tomar decisiones sobre el tratamiento en mujeres m¨¢s j¨®venes que las de la edad media del estudio (63 a?os). En otra investigaci¨®n en 2017 que sigui¨® 18 a?os a mujeres postmenop¨¢usicas que hab¨ªan tomado terapia hormonal entre cinco y siete a?os, tampoco se encontr¨® un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas.
Pero el temor persiste y ¡°hay mucha confusi¨®n y miedo entre las pacientes¡±, lamenta Palacios, que advierte que este tratamiento es una opci¨®n terap¨¦utica m¨¢s, no la ¨²nica. Hay complementos vitam¨ªnicos y otros abordajes para s¨ªntomas concretos. El deporte y la dieta equilibrada, por ejemplo, son fundamentales para evitar la acumulaci¨®n de grasa en determinadas zonas.
Los expertos abogan por buscar un equilibrio para evitar el exceso de medicalizaci¨®n, pero responder a las necesidades de las mujeres. En palabras de Roca: ¡°La menopausia no es una enfermedad, pero tampoco le quitemos importancia porque puede tener consecuencias en la salud¡±. Un estudio de la Sociedad Fawcett report¨® que una de cada diez mujeres ha dejado su trabajo debido a la menopausia.
Gonz¨¢lez, que tambi¨¦n es jefa cl¨ªnica de la Unidad de Menopausia y Osteoporosis de HM Gabinete Vel¨¢zquez de Madrid, describe los dos extremos del p¨¦ndulo: uno, donde est¨¢ Espa?a, con ese bajo consumo de terapia hormonal; y otro, en el que est¨¢ Estados Unidos o pa¨ªses de Latinoam¨¦rica, ¡°donde se venden como terapias antiedad unos c¨®cteles de hormonas hechos ad hoc para cada paciente¡±. Pero la AEEM no recomienda estos compuestos hormonales ¡°porque no cubre las necesidades de garant¨ªa y seguridad¡±.
En ese camino para normalizar la menopausia falta alzar la voz y comentarlo, en casa y con el m¨¦dico, en las revisiones ginecol¨®gicas, expone Roca. ¡°A veces, por prudencia, ellas no comentan nada, aunque lo pasen mal con los sofocos o los cambios de humor. Y los m¨¦dicos tampoco son emp¨¢ticos y no suelen preguntar c¨®mo te va¡±. Romagosa va m¨¢s all¨¢: ¡°Urge informar a las mujeres y que ellas tomen las riendas de su vida. Que se olviden de normalizar el malestar¡±.
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