¡®Fitness¡¯, culos e historias de Instagram: as¨ª se sexualiza el deporte en redes sociales
Las publicaciones de mujeres en ropa interior tienen un 54% m¨¢s de probabilidades de aparecer ante los usuarios, y las de hombres con el torso desnudo, un 28%. Esto repercute en c¨®mo son las publicaciones de los creadores de contenido
Hace un par de meses Laura Kummerle prob¨® a subir a su Instagram algo diferente. Llevaba ya varios a?os colgando rutinas de fitness, as¨ª que los ejercicios no eran del todo nuevos. Pero el tiro de c¨¢mara s¨ª: enfocaba directamente a su culo, sexualizando todo el resultado. Lo que pas¨® despu¨¦s, no sorprender¨ªa a nadie, salvo a la propia Kummerle. La verdad, no esperaba una respuesta tan brutal, reconoci¨® una semana despu¨¦s en un v¨ªdeo en el que explicaba que se trataba de un experimento.
Su publicaci¨®n multiplic¨® las visitas que recibe normalmente. Tambi¨¦n los comentarios. Y los ingresos. ¡°Hubo un incremento enorme en las ventas de mis programas y peticiones de clases particulares¡±, dec¨ªa. ¡°Hab¨ªa notado que otros creadores sexualizan su cuerpo. Pensaba que era una especie de b¨²squeda de atenci¨®n, pero he visto que hay una correlaci¨®n directa entre esto y las ventas¡±, reconoce.
Las redes sociales priorizan el contenido ligeramente sexualizado. Nada expl¨ªcito, pero s¨ª sugerente. El sexo vende y la red social Instagram, a fin de cuentas, es un gran mercado. Afecta a todos los usuarios, pero hay segmentos donde se hace m¨¢s evidente. En los canales de recetas, viajes o de libros, el cuerpo es m¨¢s secundario. En los de ejercicios y deporte, una comunidad con m¨¢s de 50.000 creadores de contenido, seg¨²n algunos estudios, la cosa es mucho m¨¢s evidente. El resultado es una tendencia que viene agrav¨¢ndose en los ¨²ltimos tiempos. ¡°Es la sexualizaci¨®n de la industria del fitness¡±, se?ala Kummerle. ¡°Y tengo algunas ideas sobre ello¡±. Esta gimnasta afincada en Georgia, Estados Unidos, lleva toda la vida haciendo deporte. Trabajando en mallas y ropa ajustada. Sabe que para ense?ar a ejecutar bien un ejercicio, su cuerpo se tiene que ver. Pero cree que hay una l¨ªnea bien clara que separa lo deportivo de lo sexual. Y que muchas compa?eras la han cruzado.
Nicolas Kayser-Bril, analista de la ONG Algorithm Watch confirma con datos las sensaciones de Kummerle. Hizo un experimento en el que se analizaron 2.400 fotograf¨ªas instalando un programa a 26 usuarios de Instagram. Descubri¨® que las publicaciones que conten¨ªan fotograf¨ªas de mujeres en ropa interior o bikini ten¨ªan un 54% m¨¢s de probabilidades de aparecer en el feed. Las de hombres con el torso desnudo, un 28% m¨¢s. Por el contrario, si en las fotos hab¨ªa comida o paisajes, ten¨ªan cerca de un 60% menos de probabilidades de aparecer en las noticias.
¡°Algunas de las cuentas que segu¨ªamos eran instagramers especializadas en analizar libros feministas¡±, puntualiza el analista en conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°No hab¨ªa ninguna posibilidad de que su p¨²blico premiara ese tipo de contenido. Pero incluso ah¨ª se apreciaba claramente el efecto¡±. Teniendo en cuenta este estudio, Kayser-Bril est¨¢ convencido de que no es un tema l¨²brico, sino algor¨ªtmico. ¡±Puede que mucha gente prefiera un contenido m¨¢s sexy o lo que sea¡±, reconoce. ¡°Pero no es solo eso. Es muy dif¨ªcil de auditar este tipo de sistemas, pero el algoritmo tiene un papel en ello¡±. El experto ni siquiera est¨¢ seguro de que sea as¨ª por dise?o. Puede que sea por la cantidad de porno que se mueve en los sumideros de la red.
¡°Instagram censura el porno cuando lo detecta, pero no lo ve inmediatamente¡±, explica. Por eso hay una red de nuevos usuarios que tiran de este tipo de contenido para ganar seguidores r¨¢pidamente. Luego borran las fotos y venden las cuentas en canales como socialtradia.com. Por 150 euros puedes convertirte en un influencer, con miles de seguidores calenturientos.
Estas cuentas discurren bajo la superficie. ¡°Es como un sumidero, como las alcantarillas de Instagram, pero aunque no lo veamos, es enorme en t¨¦rminos de clics y n¨²meros¡±, se?ala Kayser-Bril. Tanto que, aunque pase por debajo del radar de los censores y la mayor¨ªa de usuarios, penetra en las entra?as de la app y modifica lo que esta entiende que le gusta al usuario medio. No es que los usuarios de Instagram est¨¦n salidos. Es que lo est¨¢n sus algoritmos. Preguntados al respecto, desde Meta remiten al blog de la compa?¨ªa. Aqu¨ª se asegura que el orden del feed de Instagram se realiza en base ¡°a una serie de predicciones sobre las historias que te parecer¨¢n m¨¢s relevantes y valiosas¡± teniendo en cuenta factores como el historial de visualizaciones, de interacciones y el v¨ªnculo que se tenga con el autor del post en cuesti¨®n.
Sergio Peinado parte de una obviedad para ir concretando un discurso bien armado. ¡°El aspecto f¨ªsico es importante en la sociedad¡±, dice este licenciado en Ciencias del Deporte y creador de contenido. En Instagram lo es a¨²n m¨¢s. Y en las cuentas de Instagram que hablan de deporte, mucho m¨¢s. Hay una parte, reconoce Peinado, que no tiene nada que ver con el sexo: ¡°El p¨²blico quiere verse como t¨², existe este sesgo de que si tienes un buen cuerpo, tienes m¨¢s autoridad¡±, reflexiona. ¡°Aunque sea falso, porque eso depende de gen¨¦tica, alimentaci¨®n o incluso complementos, de cosas que no siempre se ven en redes¡±.
Dando todo esto por v¨¢lido, hay una l¨ªnea, difusa y subjetiva, que separa lo deportivo de lo picante. ¡°Por supuesto que si sexualizas tu contenido vas a tener m¨¢s repercusi¨®n a corto plazo¡±, concede Peinado, ¡°pero no s¨¦ si merece la pena, no s¨¦ si de esta forma construyes comunidad¡±. En su caso, ¨¦l tuvo claro donde trazar esa l¨ªnea. Las redes sociales son grandes y todo contenido es l¨ªcito, dice, hay espacio para que cada uno construya su perfil y su comunidad. ¡°Yo he visto compa?eros que han empezado en el mundo del fitness y se han sexualizado hasta acabar en Onlyfans [plataforma de contenido de pago que suele ser sexual], porque han visto que les funcionaba mejor¡±, reconoce. Y eso puede estar bien, pero no es lo que quiere.
La sexualizaci¨®n impacta en los creadores, pero tambi¨¦n en los consumidores de contenido. El efecto principal es biol¨®gico y no necesita mucha explicaci¨®n. Pero puede haber algunos secundarios en la autopercepci¨®n y satisfacci¨®n corporal. Las investigaciones sugieren que la exposici¨®n a un ideal de belleza est¨¢ndar, delgado, y a menudo sexualizado puede reducir la satisfacci¨®n corporal de los usuarios, especialmente las mujeres adolescentes. Sin embargo, no est¨¢ claro que la sexualizaci¨®n sea un factor determinante en esta ecuaci¨®n. Un estudio de la Universidad de Padua intent¨® averiguarlo. Un grupo de j¨®venes fueron expuestos a tres grupos de fotos en Instagram. El primero mostraba ideales de belleza sexualizados; el segundo, positividad corporal sexualizada y por ¨²ltimo, positividad corporal no sexualizada. Los resultados mostraban aspectos tanto beneficiosos como cr¨ªticos y conclu¨ªan que la sexualizaci¨®n en Instagram no tiene por qu¨¦ tener un impacto negativo si se trata de forma respetuosa y trasladando un mensaje de aceptaci¨®n del propio cuerpo.
Carolina Are, soci¨®loga e investigadora de criminolog¨ªa digital de la Universidad de Northumbria, cree que sexualizarse en redes sociales no es algo negativo. A ella la empoder¨®. Porque Are, adem¨¢s de investigadora, es bailarina de poledance (barra vertical). Estudia como las redes sociales muestran y esconden el cuerpo de las mujeres. Y asegura que Instagram es cada vez m¨¢s mojigato.
¡°Hay una paradoja en esto, que se?alamos muchos investigadores¡±, explica en un intercambio de audios. ¡°La sexualizaci¨®n involuntaria, la m¨¢s artificial o aquella m¨¢s mainstream, representada por famosos, viene empujada por el algoritmo. Pero los contenidos m¨¢s personales o de las personas que vienen de contextos m¨¢s marginales son censurados. As¨ª, al final vemos que los contenidos sexualizados reflejan las din¨¢micas de poder¡±, resume Are.
La soci¨®loga opina que sexualizarse es una forma de empoderarse. De coger las riendas del propio cuerpo y presentarse ante el mundo. Por eso, dice que hacerlo por elecci¨®n propia en redes sociales es algo positivo. Contrasta esta idea con el mundo sexualizado que venden la publicidad o en los medios tradicionales, donde no es la mujer quien se sexualiza, sino el sistema. Are asegura que las redes sociales est¨¢n copiando este modelo y penalizando a aquellos que se salen de la norma. ¡°Promueven solo los tipos de sexualidad que venden¡±, resume. En esto podr¨ªa estar de acuerdo con Kummerle. El sexo, en Instagram, vende.
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