El lastre de ser negro y pobre en la universidad brasile?a

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Costa forma parte de una inmensa masa de personas que han accedido a la universidad brasile?a en poco m¨¢s de una d¨¦cada. Pese a que las mayores y mejores instituciones de educaci¨®n superior son p¨²blicas y gratuitas, solo una minor¨ªa acaudalada, que estudia en caras escuelas privadas, lograba aprobar los ex¨¢menes de acceso. Pero en los ¨²ltimos tiempos el pa¨ªs latinoamericano?¡ªuno de los m¨¢s desiguales del mundo¡ª ha aumentado las plazas en los centros p¨²blicos y ha instaurado cuotas para alumnos negros ¡ªque son la mayor¨ªa de la poblaci¨®n¡ª y de escuelas p¨²blicas. Tambi¨¦n ha creado un sistema de becas y de cr¨¦ditos estudiantiles para aquellos que optan por las instituciones privadas. Ese loable en af¨¢n de inclusividad ha resultado en una mayor diversidad en la ense?anza superior brasile?a, pero no ha logrado todo su prop¨®sito. El acceso a la universidad no lo es todo.

Los alumnos que son negros o que viven en las periferias relatan una serie de obst¨¢culos impuestos, una vez que han accedido, por los propios centros educativos. Lucas Clementino viv¨ªa en Mesquita, una peque?a ciudad en la periferia de R¨ªo, y logr¨® una beca gubernamental para estudiar Arquitectura en la PUC-Rio. ¡°Tenemos una asignatura semestral que se llama Proyecto. Nos exigen una producci¨®n muy intensa, pero cuando todav¨ªa viv¨ªa all¨ª tardaba m¨¢s de tres horas en transporte p¨²blico para llegar¡±. Los largos traslados no han sido el ¨²nico escollo: Clementino trabaja desde los 15 a?os y tiene que compaginar los estudios con su empleo. El dinero ha sido siempre el principal problema: ¡°El material de estudio es demasiado caro. En el ¨²ltimo semestre tuve que pagar 500 reales (120 euros) solo para una asignatura¡±, relata. Algunos profesores son comprensivos e intentan ayudar, pero otros, dice este estudiante, ¡°incentivan a los que tienen beca a abandonar la asignatura si no logran adaptarse¡±. La ¨²nica soluci¨®n posible es estudiar menos asignaturas y retrasar su graduaci¨®n. ¡°Hay una exclusi¨®n por clase y muchos acaban abandonando la carrera: est¨¢ pensada para un determinado tipo de gente¡±.

Consciente de la situaci¨®n, Otavio Leonidio, director del sector de Arquitectura y Urbanismo de la PUC-Rio, ha puesto en marcha una bater¨ªa de cambios para atender los problemas de los alumnos afrobrasile?os o becados. ¡°Ahora se permite proyectar los dibujos digitalizados, en vez de impresos en papel especial [un 80% m¨¢s caros]. Y para los que tienen que ir en papel, estamos subvencionando el precio de la impresi¨®n. Tambi¨¦n estamos haciendo un archivo con materiales que pueden ser reutilizados y hemos empezado a subvencionar los viajes de estudio¡±. Leonidio asegura que toda la instituci¨®n est¨¢ abierta a m¨¢s cambios. ¡°Hay una deuda tremenda y ya es hora de pagarla. Pero habr¨¢ malestar, una fuerte reacci¨®n entre aquellos que tienen privilegios¡±, valora.

Las universidades no eran ni mucho menos vistas como un lugar en los que los negros y pobres pudieran estar. ¡°Cuando el statu quo empieza a cambiar con la lucha del movimiento negro y la democratizaci¨®n del acceso a la educaci¨®n aument¨® la disputa por espacio¡±, explica Silbio Almeida, profesor de Filosof¨ªa del Derecho en la Funda??o Get¨²lio Vargas (FGV). Este especialista en temas raciales argumenta que los colectivos negros universitarios han aprovechado la visibilidad que les brindan las redes sociales y ya no son solamente grupos de resistencia: tambi¨¦n reclaman transformaciones en el ambiente universitario.

Muchos estudiantes becados, negros o no, se han organizado en torno a grupos de WhatsApp y de Facebook?¡ªcomo el Bastardos da PUC¡ª en los que intercambiaban recomendaciones de sitios baratos para comer o hacer fotocopias. Son, definitiva, grandes redes de apoyo mutuo. Clementino tambi¨¦n frecuenta las actividades del grupo Nuvem Negra, ¡°un espacio que acoge y fortalece los alumnos negros de la universidad¡±, explica Ana Carolina Mattoso, de 28 a?os y doctoranda en Derecho. ¡°Es cuesti¨®n de articularnos pol¨ªticamente y poner en marcha una lucha antirracista dentro de la universidad¡±, a?ade. Lucas Obalera de Deus, colega suyo de 27 a?os, argumenta que el racismo est¨¢ institucionalizado ¡°en la ausencia de asignaturas sobre temas raciales y de profesores negros¡±. Tambi¨¦n en la ¡°naturalizaci¨®n de que en clase muchas veces hay uno o dos alumnos negros¡±.

El colectivo se re¨²ne semanalmente, publica un peri¨®dico semestral y lleva a cabo varias actividades abiertas. Organizaron una gran protesta en contra de los insultos racistas recibidos por alumnos negros en una competici¨®n deportiva entre universidades. Comentarios e himnos despectivos y clasistas siempre ha formado parte del cotidiano de este tipo de eventos, pero esta vez se convirti¨® en un esc¨¢ndalo: la universidad puso en marcha una comisi¨®n de investigaci¨®n que no sancion¨® a los culpables, pero que s¨ª reconoci¨® una alarmante falta representatividad en el centro. La Polic¨ªa tambi¨¦n investig¨® el caso, que archiv¨® semanas despu¨¦s.

Escasa diversidad en las asignaturas

La escasa transversalidad de los temarios tambi¨¦n ha sido motivo de queja en los ¨²ltimos tiempos. ¡°Queremos cambiar las asignaturas y los planes pedag¨®gicos, a?adiendo asignaturas que traten de las relaciones ¨¦tnico-raciales, y que presenten una epistemolog¨ªa negra, un conocimiento negro¡±, explica Mattoso. No hay datos sobre el porcentaje de estudiantes negros de la PUC-Rio, pero s¨ª se sabe que solo el 4,3% de los profesores ¡ª86 de 1.985¡ª lo son. ¡°La falta de representatividad y de reflexi¨®n sobre temas raciales impacta directamente la formaci¨®n de profesionales. Por ejemplo, hace con que los jueces mantengan a una gran mayor¨ªa de personas negras en las c¨¢rceles¡±, a?ade Obalera de Deus.

Los casos de racismo distan mucho de quedar circunscritos a instituciones privadas. Aline Ara¨²jo Sampaio Concei??o termin¨® Derecho en la Universidade Federal Do Estado do Rio de Janeiro (UNIRIO) en 2012 ¡ªcuando este centro todav¨ªa no hab¨ªa aplicado la pol¨ªtica de cupos raciales¡ª y la discriminaci¨®n era parte del d¨ªa a d¨ªa. ¡°?ramos solamente cuatro negros en la clase, completamente invisibles. Aun as¨ª, supe que llamaban a mi grupo senzala [el lugar donde dorm¨ªan los esclavos negros hasta el siglo XIX]¡±, recuerda. ¡°Siempre dec¨ªan ¡®eres negra, pero¡­ eres inteligente, eres currante, no eres vaga¡±, a?ade. Un pero cl¨¢sico en los comentarios racistas. Un d¨ªa, una profesora inform¨® de una plaza en la Defensor¨ªa del Pueblo para los que quisieran hacer pr¨¢cticas y fij¨® varios requisitos, entre ellos que la persona hubiese estudiado en alguna de escuelas privadas m¨¢s tradicionales de R¨ªo. ¡°Seg¨²n dec¨ªa, eran los ¨²nicos que pod¨ªan escribir en portugu¨¦s. Yo estaba entre las mejores alumnas, pero no pod¨ªa ser su becaria. Es el tipo de situaci¨®n que muestra el lugar de cada uno en una sociedad¡±.