¡°No tiene sentido desarrollar medicamentos para el 1% m¨¢s rico¡±

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¡°El precio de los medicamentos contra el c¨¢ncer lo marca el mercado y es un modelo equivocado¡±

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El director del MD Anderson Cancer Center, Peter Pisters, un canadiense (de St. Catherine¡¯s, Ontario, 1960) ha estado en Madrid justo despu¨¦s de que un investigador de su centro, James Allison, ganara el Nobel de Medicina por su descubrimiento de una prote¨ªna clave para que el sistema inmunitario reconozca las c¨¦lulas cancerosas, lo que ha permitido desarrollar las inmunoterapias. No hace falta decir que eso le tiene encantado. Pero es realista y admite que este descubrimiento de hace m¨¢s de 20 a?os "no va a ser el b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s [en ingl¨¦s dicen silver bullet, bala de plata, pero esta la expresi¨®n que usa El Quijote] que acabe con todos los c¨¢nceres".? "Nunca voy a ser tan tonto como para pensar que es la soluci¨®n del 100% de los casos", dice.

"Aquel descubrimiento fue clave para saber por qu¨¦ el sistema inmune no reconoce las c¨¦lulas cancerosas. Allison descubri¨® una mol¨¦cula, la CTLA4, que regula esa interacci¨®n, y que dio lugar a un medicamento, el ipilimumab, que ha sido, por ejemplo, un cambio radical en el tratamiento del melanoma metast¨¢sico", explica. "Antes la supervivencia era casi del 0%, ahora es del 20%".

Pero el propio Pisters admite que "ese 20% en el que funciona implica que hay un 80% en el que no lo hace", y que eso es lo que hay que investigar. "Ya tenemos tipos de c¨¢ncer, como el de p¨¢ncreas y el glioblastoma que son muy dif¨ªciles de tratar". Aunque eso no quiere decir que no vea alternativas en el futuro. "Tenemos, por ejemplo, la radiaci¨®n aplicada durante la cirug¨ªa o los nanof¨¢rmacos". "El futuro traer¨¢ m¨¢s descubrimientos, m¨¢s oportunidades. Hace 20 a?os la inmunoterapia ni se sospechaba".

Admite el director del MD Anderson, un referente en la investigaci¨®n y tratamiento del c¨¢ncer, que uno de los problemas de los nuevos medicamentos es su precio. "No servir¨¢n de nada si solo podemos tratar al 1% m¨¢s rico. Necesitamos desarrollos que lleguen al otro 99%". De todas formas, "el precio de los medicamentos no es la parte principal del tratamiento, aunque s¨ª es la que m¨¢s crece". Y se?ala una clave del problema: "Parte de la soluci¨®n ser¨ªa que la Administraci¨®n de Estados Unidos se involucre en la fijaci¨®n de precios. El Gobierno no compra ni un l¨¢piz sin negociar, pero, a pesar de que el servicio p¨²blico de salud, el Medicare, es el principal cliente de los laboratorios, este es el ¨²nico caso en que no negocia, no s¨¦ si por el poder del lobby farmac¨¦utico", afirma. De esta manera, los laboratorios ponen los precios que quieren. "Tambi¨¦n los fijan muy altos en Estados Unidos porque suele ser el primer pa¨ªs que los aprueba, es el mayor mercado y es donde recuperan la mayor parte de su inversi¨®n", explica.?

Esta situaci¨®n tiene un efecto perverso en los dem¨¢s pa¨ªses, como Espa?a, que s¨ª negocian los precios: que estos llegan inflados de EE UU, explica. "Otros pa¨ªses tienen sistemas de fijaci¨®n del precio que se basa en estudios de coste eficacia. Si un f¨¢rmaco cura a un paciente sin efectos adversos, tendr¨¢ sentido que sea muy caro; si lo que hace es prolongar su vida cuatro meses, de los que va a pasar dos ingresado, a lo mejor no hay que aprobarlo".

En sus centros tienen que lidiar con ese problema, y, en el de EE UU (hay tambi¨¦n en Madrid, Estambul y S?o Paulo) hay riesgo de dejar de tratar a mucha gente que no tiene seguro. "El plan de Obama, el Obamacare, tuvo el aspecto positivo de que dio cobertura a millones de personas, pero a la vez supuso una subida de precio de los seguros", afirma. Para acceder al MD Anderson, el seguro tiene que ser "el m¨¢s caro", admite, pero niega que sean solo para ricos. "Somos una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro, sin accionistas, que reinvierte todo lo que gana en mejorar. Adem¨¢s, tenemos un acuerdo con un hospital regional para personas sin recursos a los que van nuestro m¨¦dicos voluntariamente y nosotros les pagamos el sueldo".?