La epidemia de las faltas de ortograf¨ªa escala hasta la universidad
Los ling¨¹istas achacan los fallos a las redes sociales y la falta de lectura y escritura
In¨¦s Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez, miembro de la Real Academia Espa?ola (RAE) y catedr¨¢tica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, detecta errores de ortograf¨ªa en su aula. ¡°Es terrible, pero incluso es muy com¨²n entre mis alumnos de Filolog¨ªa que pongan faltas. Y, lo peor de todo, no saben redactar. Creo que tiene que ver con que no se lee, faltan pr¨¢cticas de redacci¨®n, dictados¡¡±. Relatos como el de Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez, que baja la nota a sus alumnos, explican que la ortograf¨ªa sea uno de los motivos de que el 9,6% de las plazas de profesor de secundaria hayan quedado desiertas en las oposiciones del pasado julio. Nunca hab¨ªa habido un volumen educativo en Espa?a como el actual ¡ªel 41% de los j¨®venes de 25 a 34 a?os tiene estudios superiores, frente a un 43% en la OCDE¡ª, pero el nivel ortogr¨¢fico de los graduados es muy mejorable. Y si los que ense?an cometen fallos, los escolares los repetir¨¢n.
El ministro del PP Jos¨¦ Ignacio Wert introdujo de forma expresa los dictados en el desarrollo curricular de la Ley Org¨¢nica para la Mejora Educativa (Lomce) en 2013, al igual que hizo Francia con este ejercicio y el c¨¢lculo mental. Hay especialistas que sostienen que es leyendo como se ataja el problema de las faltas porque se visualizan los signos, pero los defensores del dictado arguyen que entrena la atenci¨®n sostenida, la concentraci¨®n y sirve para descubrir los errores.
El dilema de la escabechina de suspensos
Un argumento extendido entre los profesores de secundaria es que no se suspende m¨¢s a los ni?os ¡ªy no solo por la ortograf¨ªa¡ª porque la Inspecci¨®n Educativa act¨²a y no lo permite. Javier Herrera, de la Asociaci¨®n de Profesores de Instituto de Andaluc¨ªa, asegura que la inspecci¨®n toma decisiones en contra de los criterios acad¨¦micos. El a?o pasado, la Asociaci¨®n de Inspectores de Educaci¨®n pidi¨® en el Congreso que se aprobase el bachillerato con un suspenso.
La acad¨¦mica In¨¦s Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez se plantea c¨®mo reaccionar ante las faltas y unas redacciones a veces ¡°bastante flojas¡±. ¡°Si fu¨¦semos estrictos mucha gente no aprobar¨ªa. Los niveles de exigencia han bajado mucho. Rafael Lapesa suspend¨ªa al 60% de la clase y no pasaba nada, pero ahora eres mal profesor¡±.
¡°Creo que muchos profesores de secundaria, y a veces de universidad, pasan por alto en los ex¨¢menes las faltas cuando entienden que el contenido es correcto¡±, se sorprende el acad¨¦mico Ignacio Bosque, catedr¨¢tico de Lengua en la Complutense. ¡°Yo no lo hago. Es un error hacerlo. No estoy tampoco de acuerdo con dejar pasar las faltas graves de redacci¨®n. Algunos profesores piensan que las faltas las corrigen los procesadores de texto, y entienden que la sintaxis es poco importante. Opino lo contrario. Mi maestro, Fernando L¨¢zaro Carreter, dec¨ªa que si la expresi¨®n es pobre, el contenido tambi¨¦n lo es, se quiera o no¡±.
La acad¨¦mica Carme Riera penaliza ¡°muchas faltas¡± de sus alumnos de Literatura en la Aut¨®noma de Barcelona. ¡°La gente no practica las normas ortogr¨¢ficas, y muchas veces hacen ese trabajo los correctores del tel¨¦fono y los correos electr¨®nicos y no se fijan¡±, sostiene Riera. Tambi¨¦n lamenta la influencia ¡°nefasta¡± y continua del ingl¨¦s.
El docente de Historia Javier Herrera, de la Asociaci¨®n de Profesores de Instituto de Andaluc¨ªa, reconoce que las faltas ortogr¨¢ficas son un problema persistente que sale a relucir en casi todos los claustros, pues su soluci¨®n debe ser una tarea com¨²n de todo el profesorado. En primaria con la Lomce se ha aumentado un 20% las clases de Lengua. La clave est¨¢ en ese periodo educativo. ¡°Nosotros diferenciamos perfectamente de qu¨¦ centro proceden los ni?os por su madurez en este campo. Si tuvieron un maestro o maestra que se empe?¨® en que escribieran bien¡±, sostiene Herrera.
El prestigio de la lengua
¡°No todo se consigue con m¨¢s clases de Lengua, sino con un prestigio social de la buena expresi¨®n y la buena escritura. Y el problema viene de que la gente joven, sobre todo, y en redes sociales, escribe voluntariamente mal porque si no le mira mal el entorno¡±, afirma el escritor Julio Llamazares.
En las ¨²ltimas oposiciones a profesor de secundaria, FP o escuelas de idiomas, a las que se presentaron 200.000 personas, los tribunales se encontraron con aspirantes que escrib¨ªan acortando palabras (tb, pq) o que empleaban t¨¦rminos coloquiales (¡°rollo de¡±, ¡°en plan¡±¡). Las academias de preparaci¨®n madrile?as alertaron a sus alumnos de que perder¨¢n 0,10 puntos por cada abreviatura o por poner la barra inclinada en los adverbios que terminan en ente (por ejemplo, completa/), de la misma manera que tomaban apuntes en clase. ¡°Si no manejas los instrumentos de la expresi¨®n, terminas empobreciendo tu pensamiento o al menos su transmisi¨®n. Escribir y hablar bien sirve para expresar mejor tus ideas, no es un capricho¡±, alerta Llamazares.
El Ministerio de Educaci¨®n pretende reformar el sistema de oposiciones tras la ¨²ltima convocatoria, que dej¨® 1.984 plazas sin cubrir. Pero son las comunidades las que publican los criterios de evaluaci¨®n y luego los tribunales tienen potestad de incluir otros propios como el penalizar las faltas. ¡°Me parece correcto que se exija eso a los aspirantes a profesores. Hay que tener una exigencia con los profesores de secundaria grande, que quiz¨¢ no se ha tenido durante unos a?os¡±, subraya Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez.
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