La adicci¨®n a la comida, una enfermedad mental que se agudiza en M¨¦xico
De cada 100 casos de des¨®rdenes alimentarios en el pa¨ªs, un 18% corresponde a la compulsi¨®n por la comida, seg¨²n datos del Instituto Nacional de Psiquiatr¨ªa
A las cuatro de la madrugada los pulmones de ?ngel colapsaron. El fallo respiratorio que caus¨® su muerte fue el ep¨ªlogo de la obesidad m¨®rbida que padec¨ªa: 219 kilos, m¨¢s del doble de peso recomendado para un hombre de 55 a?os y 1.75 metros de estatura. Falleci¨® mientras dorm¨ªa. ¡°?l era una adicto al alcohol, cuando dej¨® el alcohol se encerr¨® en su casa a comer, a comer, ya nada lo par¨®¡±, relata Laura sobre el deceso de su hermano, en octubre de 2011.
Siete a?os despu¨¦s de su muerte, la voz de esta mujer que prefiere no dar su nombre completo, a¨²n refleja impotencia y un tono de reproche. ¡°Desgraciadamente no lo pudimos ayudar. No sab¨ªamos que era una enfermedad lo que ten¨ªa¡±, indica esta mujer residente del Estado mexicano de Chihuahua en M¨¦xico. Ella fue testigo de que la calidad de su hermano se fue apagando a causa de la obesidad: dej¨® de trabajar, de salir de su casa, de dormir. Su familia, ante la desesperaci¨®n de verlo subir de peso solo atinaban a rega?arle. Los cuantiosos reclamos no frenaban el deseo de ?ngel por la comida.?
Ellos desconoc¨ªan que detr¨¢s del sobrepeso de ?ngel subyac¨ªa un padecimiento psiqui¨¢trico identificado como trastorno por atrac¨®n. Una enfermedad que se caracteriza por la p¨¦rdida de control sobre las cantidades de alimentos ingeridos y por la voracidad con la que se come. Alejandro Caballero Romo, coordinador de la cl¨ªnica de la conducta alimentaria del Instituto Nacional de Psiquiatr¨ªa, explica que en la mayor¨ªa de los casos la comida es una proyecci¨®n de otros trastornos como la depresi¨®n o ansiedad. ¡°Los pacientes con estas caracter¨ªsticas emocionales tienden a mitigar el dolor emocional a trav¨¦s de un exceso en la alimentaci¨®n¡±, indica.
La comida no genera una adicci¨®n como sucede con otras sustancias como el alcohol y el cigarro, abunda el especialista, sin embargo, s¨ª puede generar un fuerte v¨ªnculo neurobiol¨®gico disparando las sensaciones de alivio y satisfacci¨®n. De cada 100 casos que atiende esta cl¨ªnica especializada localizada en la capital del pa¨ªs, un 18% corresponde a trastornos por atrac¨®n, el resto corresponde a otras enfermedades como la bulimia y anorexia. ¡°Los pacientes no identifican esto como un problema, lo que identifican como un problema cuando aumentan de peso. Se conoce que un 30% de los pacientes que buscan tratamientos para la obesidad pueden reunir criterios para trastorno por atrac¨®n¡±, refiere Caballero Romo.
Los c¨¢lculos de la facultad de Psicolog¨ªa de la UNAM, apuntan a que entre 16% y 51% de los pacientes con sobrepeso y obesidad que acuden a consulta presentan trastorno por atrac¨®n. Cecilia Silva, acad¨¦mica de este centro universitario ha se?alado que junto a las tasas de obesidad se podr¨ªa pensar que la prevalencia del comer compulsivo va en aumento. En M¨¦xico, en 2012 la prevalencia de sobrepeso y obesidad en adultos de 20 a?os o m¨¢s fue de 71%, y en 2016 se increment¨® a 72%.?
Estas descripciones m¨¦dicas tienen un rostro y una voz en historias de Laura y ?ngel. Con una infancia marcada por la violencia y la soledad, los momentos de mayor afecto estaban vinculados a la cocina. ¡°Para m¨ª, una caricia de mi madre era saber que me estaba haciendo un panecito. La comida era amor para m¨ª¡±, reconoce esta mujer de 53 a?os, quien tambi¨¦n padeci¨® un sobrepeso m¨®rbido. En el punto m¨¢s ¨¢lgido de la enfermedad alcanz¨® 130 kilos de peso. La muerte de su hermano fue el parteaguas para buscar ayuda. Un grito de auxilio que encontr¨® respuesta en el programa de Comedores Compulsivos An¨®nimos, organizaci¨®n civil que retoma el plan de recuperaci¨®n de los grupos de Alcoh¨®licos An¨®nimos para superar la compulsi¨®n a la comida.
Como Laura, Guadalupe Arvayo, de 30 a?os, ha lidiado la mitad de su vida con su placer desmedido por los alimentos, en espec¨ªfico, por los dulces y harinas. ¡°A m¨ª me pasaba algo en la vida y yo quer¨ªa comer, si me rega?aban yo me iba a comer, sacaba malas o buenas calificaciones y com¨ªa¡±, describe esta mujer de Hermosillo, en el Estado mexicano de Sonora. A sus 25 a?os pesaba 148 kilos. Con este peso, su ¨²nica alternativa era viajar a Estados Unidos para comprar ropa de tallas extragrandes. Con el tiempo, la vestimenta fue el menor de sus problemas, despu¨¦s fue agotador atender a sus alumnos de preescolar y luego fue imposible subir los 22 escalones de su casa sin sentirse extenuada. ¡°Estaba consciente de que me iba a morir supergorda en un caj¨®n que me iban a mandar a hacer porque yo no iba a caber en unos cajones normales¡±, recuerda Arvayo sobre su enfermedad.
El deleite por la comida se hab¨ªa tornado en un c¨®ctel de tristeza, culpa y frustraci¨®n para ella. Un laberinto sin salida que solo la llevaba a comer m¨¢s.?La desesperaci¨®n la llev¨® a considerar el someterse a una operaci¨®n para reducir el tama?o de su est¨®mago. A meses de entrar al quir¨®fano, Arvayo asisti¨® a una sesi¨®n de Comedores Compulsivos An¨®nimos. Las reuniones le hicieron entender que su problema no eran los kilos, ni las dietas, sino una enfermedad psiqui¨¢trica. A diferencia de otras historias con desenlaces fatales, Arvayo ha podido superar su compulsi¨®n: en seis a?os ha logrado bajar 85 kilos. Laura y Guadalupe son conscientes de que su batalla permanente para controlar su manera de comer est¨¢ lejos de terminar. Un largo camino que ha comenzado con un solo paso y con la frase: ¡°solo por hoy¡±.
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