Viaje al pueblo que quiere ser feliz
El municipio pontevedr¨¦s de Oia es el primero de Espa?a en crear una Concejal¨ªa de la Felicidad

A 45 kil¨®metros de Vigo, 141 de Santiago, 618 de Madrid, 5.908 de M¨ªchigan y 8.288 de?S?o Paulo, tal y como rezan las se?ales puestas para los peregrinos que llegan al pueblo, trepa monta?a arriba desde el rompeolas el lugar m¨¢s feliz del mundo. Un hombre de mediana edad juega al sol lanzando una pelota a su perro rubio; otro coloca una s¨¢bana fresca sobre el asiento del coche para que su madre no pase calor; pandillas de adolescentes bajan a ba?arse en la playa y un sinf¨ªn de turistas se hacen fotos ante el ruinoso monasterio que en 2004 compr¨® una empresa consignataria de buques, con un millonario proyecto de urbanizaci¨®n que sigue parado. Esto es Oia (3.018 habitantes), el municipio del sur de la provincia de Pontevedra que ha creado tras las elecciones la primera Concejal¨ªa de la Felicidad en Espa?a, con precedentes en Ceregnano (Italia, 4.000 vecinos), que instaur¨® el mismo departamento en 2012, y en el reino de But¨¢n, donde lo que se fund¨® fue un ministerio.
Hoy es un d¨ªa grande para un buen pu?ado de vecinos de Oia. Despu¨¦s de seis a?os sin noticias de San Benito y San Bernardo, que hab¨ªan marchado a restaurarse a Pontevedra, el nuevo cura del pueblo, Daniel Goberna, ha recobrado las im¨¢genes del siglo XVIII y a la tarde se celebra la fiesta de bienvenida. El p¨¢rroco, prefecto de m¨²sica en la catedral de Tui y famoso en la comarca por sus dotes de canto, corre calle arriba y calle abajo. "?Est¨¢ aqu¨ª ya San Benito?", le grita Jesusa Crespo. "Est¨¢ durmiendo la siesta", le responde bromista el hombre joven con alzacuellos. Como todos los d¨ªas cuando no llueve, Jesusa, de 82 a?os, baja con sus dos bastones despu¨¦s de comer a la plaza Centinela, al borde del Atl¨¢ntico. All¨ª, adem¨¢s de un crucero antiguo "donado por un panadero", hay un banco corrido de piedra, de unos 10 metros de largo, donde se dan cita m¨¢s de 20 vecinas y vecinos de la misma quinta. Se conocen desde tiempos de la escuela, y m¨¢s de 70 a?os despu¨¦s siguen reuni¨¦ndose cada tarde "sin ri?as ni roces" para charlar y jugar a la rana.
Los primeros en juntarse con Jesusa en la sobremesa son Mar¨ªa Puertas, de 80 a?os, Josefa P¨¦rez, de 81, y Jes¨²s Cividanes, de 82. En breve llegar¨¢ Matilde ?lvarez, la m¨¢s veterana (92) y m¨¢s convencida de su felicidad presente, sobre todo si recuerda episodios del horror de la guerra, como cuando el convento benedictino se convirti¨® en "campo de concentraci¨®n", con 3.500 presos republicanos. Estos d¨ªas las se?oras prueban una especie de alfombrillas para el trasero, de momento solo un par de prototipos de coj¨ªn ultrarresistente, que les ha proporcionado la alcaldesa, Cristina Correa (PP), porque el granito del banco es fr¨ªo y duro para pasar la tarde entera. Jesusa telefonea al m¨®vil de la regidora ("la Cristina") para recordarle que hay que limpiar la mancha de aceite que dej¨® el otro d¨ªa una furgoneta en el pavimento. "Afea la plaza", reprocha.
La alcaldesa tiene claro que la felicidad "no es un estado permanente", sino "momentos" ensartados en un collar donde abundan tambi¨¦n piedras menos preciosas y muchos malos ratos. Para encontrar esas satisfacciones emocionales, est¨¢ organizando un "consejo de sabios" con "gente joven y mayor que destaca por su vocaci¨®n de ayudar". "Cada d¨ªa se me ocurre alg¨²n nombre" pero "casi todas son mujeres", reconoce. As¨ª que ser¨¢ un consejo de sabias.

La abogada de 38 a?os lleg¨® a su cargo en noviembre de 2015 tras una moci¨®n de censura que descabalg¨® al PSOE, y desde hace m¨¢s de un a?o maduraba la idea que al fin ha puesto en pr¨¢ctica ahora que repite de regidora, por mayor¨ªa absoluta. "Quer¨ªa llamarla simplemente Concejal¨ªa de la Felicidad, pero tuve miedo a que me llovieran las cr¨ªticas", admite. Por eso le a?adi¨® los apellidos de "Vecindad, Cultura y Servicios Sociales". Eligi¨® para el cargo a la edil Carmen Est¨¦vez, que se sienta en un despacho unido por una puerta abierta con la alcald¨ªa. Por el empe?o que en esta aventura est¨¢ poniendo Correa, es evidente que el peso de la cartera lo van a llevar a medias.
El consistorio ha encargado un buz¨®n decorado donde las personas de todas las edades podr¨¢n dejar sugerencias, ideas que les har¨ªan felices. Una mujer encamada ha pedido que le vayan a leer un libro por cap¨ªtulos, porque ella no sabe y no se siente ya capaz de aprender. Un hombre ha propuesto que al caer la tarde se cierre al tr¨¢fico el centro hist¨®rico, el barrio de O Arrabal, y que la gente se vista guapa para pasear. En la zona de Pedornes, uno de los seis n¨²cleos de poblaci¨®n desperdigados a lo largo de 83 kil¨®metros cuadrados, las mujeres reclaman que el centro cultural pase de abrir solo los domingos a "todos los d¨ªas" para echar la partida de cartas. En cualquier caso, la felicidad de los mayores pasa por tener alguien al lado. Por eso Mercedes, que al quedar viuda se fue a vivir a la casa color rosa de su hija, pegada al muelle, otea desde el piso alto con los prism¨¢ticos, ansiosa por ver llegar por el horizonte a su nieto y su yerno, que trabajan en el mar.
Debate metaf¨ªsico en el banco del pueblo
El mismo d¨ªa que regresa el San Benito al pueblo, llega al Ayuntamiento el logotipo de la nueva concejal¨ªa. A modo de emoticono, dentro de un c¨ªrculo las letras OIA hacen de ojos y nariz sobre una l¨ªnea curva que traza una sonrisa. "Estamos contentas porque crear esta concejal¨ªa ha servido al menos para abrir una reflexi¨®n", dicen la alcaldesa y su edil. "Adem¨¢s, Oia sale al fin en la prensa por algo positivo, despu¨¦s de tantas noticias malas". No hay que rastrear apenas la hemeroteca para recopilar un mont¨®n de titulares: aqu¨ª prosper¨® la secta de los Miguelianos, cuyo l¨ªder fue condenado en diciembre a nueve a?os por abusos sexuales. El municipio tambi¨¦n fue escenario este a?o de la tortura y muerte de caballos salvajes a manos de desalmados, probablemente de la zona, todav¨ªa sin rostro para la Guardia Civil.
Pero en el pueblo, lo que est¨¢ abierto ahora es un debate que abarca lo metaf¨ªsico y lo m¨¢s carnal. "Para m¨ª la felicidad es tener salud", apunta sin dudarlo Mar¨ªa Puertas, que camina con andador. "Yo a¨²n llor¨¦ esta ma?ana", confiesa Jesusa; y los dem¨¢s se r¨ªen cuando cuenta que es que no pudo comer pollo y se tuvo que conformar con "verdura y dos patatas". La tristeza no estaba en el men¨² frugal, sino en la impotencia que sinti¨® al no ser capaz de encontrar en su casa la tabla para trocearlo.
"Es una agon¨ªa no estar ya en condiciones", lamenta la vecina. "Y una pena que la gente no se d¨¦ cuenta de esto cuando es joven para disfrutar la vida", dice mientras sigue con la mirada a los chavales del pueblo bajar por el camino de la playa. "Cuando nosotras ¨¦ramos j¨®venes a la que ¨ªbamos era a la playa negra a trabajar", rememora, en alusi¨®n a los labrad¨ªos cercados de muros de piedra que mueren al borde de las rocas donde rompen las olas. Viuda desde los 30 a?os, Jesusa iba a cosechar el ma¨ªz con el beb¨¦ de un a?o "metido en un cesto" y los mayores, de cuatro y siete, pegados a su falda.
El p¨¢rroco, mientras tanto, aprovecha el tema de moda en el ayuntamiento para desplegar su labor pastoral: "Alexander Ross, del Instituto de Ciencias Psicol¨®gicas de Arlington (Virginia), hizo un estudio que revela que el 43% de las mujeres que van a misa se declaran muy felices frente al 29% de las que no van", lee consultando una noticia en su smartphone. "En los hombres, la diferencia es a¨²n mayor". "Y no vale igual ver la misa por la tele", defiende m¨¢s tarde ante sus feligresas, "igual que no te quita la sed ver un anuncio de cerveza".
"Hasta el m¨¢s millonario tiene una hora para llorar al d¨ªa", sentencia resignada Mar¨ªa. "Los ricos sue?an con dinero", asegura Mercedes, "pero lo m¨¢s importante, para m¨ª, es que haya paz en la familia".
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