¡°Nuestro trabajo ha tenido una influencia real sobre la pol¨ªtica medio ambiental¡±
El cient¨ªfico y activista Terry Hughes investiga desde hace a?os el declive del gran arrecife de Coral australiano
En una de las carreteras m¨¢s aisladas de Australia, en el inmenso estado de Queensland, Tr¨¢fico ha instalado una serie de se?alizaciones con el fin de mantener despiertos a los conductores. Los avisos proponen al conductor unas preguntas triviales, y a los tres o cuatro kil¨®metros llega otra se?al con la respuesta. ?Cu¨¢l es el organismo vivo m¨¢s grande del planeta?, pregunta una. La respuesta es, como bien saben los australianos, el gran arrecife de coral, el famos¨ªsimo Great Barrier Reef, una de las maravillas del mundo y la atracci¨®n tur¨ªstica m¨¢s espectacular del estado de Queensland. Esta joya, sin embargo, est¨¢ desapareciendo ante nuestros ojos.
El gran arrecife consiste en una serie de islas, playas, arrecifes e id¨ªlicas aguas azules que extiende por unos 2.000 kil¨®metros en la costa este de Australia. Atrae a m¨¢s de dos millones de turistas y contribuye unos 4.000 millones de euros a la econom¨ªa australiana cada a?o. Sostiene directamente unos 65.000 empleos, alberga m¨¢s de 1.500 especies de pez, 400 tipos de coral y m¨¢s de 130 de tibur¨®n.
El componente clave en el coraz¨®n de esta maravilla es el coral, un organismo amenazado seriamente por el cambio clim¨¢tico. Las modificaciones medioambientales que padecemos traen consigo una subida en los niveles del mar, tormentas y huracanes m¨¢s frecuentes y m¨¢s violentos, la acidificaci¨®n del oc¨¦ano y el blanqueamiento del coral, entre otras desgracias. Todo es nocivo para los corales. Encabezando el reto de entender el da?o y sus consecuencias se encuentra el cient¨ªfico y activista Terry Hughes, desde su puesto en el Centre of Excellence for Coral Reef Studies en la Universidad James Cook ¨C uno de los centros mundiales l¨ªderes en la investigaci¨®n de los corales ¨C ubicado en la ciudad norte?a de Townsville.
El activismo de Hughes es simple, pero muy directo: en un mundo de cambiante y de negacionismo, ¨¦l y su equipo trabajan con los hechos. "Cuando yo hablo del arrecife y mis preocupaciones por su s¨²bito declive, uso los datos", dice Hughes. "?Cu¨¢les son los hechos? Los cient¨ªficos, por definici¨®n, miden las cosas con el m¨¢s minucioso detalle posible. Tenemos aqu¨ª los mejores datos del mundo sobre los efectos del calentamiento global en el gran arrecife y sus corales. Llevamos a?os publicando nuestras investigaciones en revistas prestigiosas como Nature y Science. Y nuestro trabajo ha tenido una influencia real y clara sobre la pol¨ªtica medio ambiental, ya que nadie puede negar los hechos tal y como revela la informaci¨®n".
Hughes ha publicado, en Nature, un mapa que demuestra como el 30% de los corales de este organismo inmenso murieron entre marzo y noviembre del 2016. "Nunca hemos visto una cosa parecida, y se debe a las temperaturas que a?o tras a?o siguen batiendo records", explica, refiri¨¦ndose a los extremos casi impensables que han asolado Australia en los ¨²ltimos veranos. "Los hechos hacen dif¨ªcil que nadie, y mucho menos los pol¨ªticos, puedan sugerir que el calentamiento global no sea un problema grave que amenaza el gran arrecife", sostiene.
Hughes entiende la necesidad de mantener la cabeza fr¨ªa en medio de lo que son debates a menudo muy emocionales, dado que el gran arrecife y sus corales son una de las joyas naturales m¨¢s queridas del continente australiano. "Intentamos no tomar una posici¨®n ideol¨®gica, sin embargo, ya que la extensa miner¨ªa de carb¨®n que se encuentra cerca o la transici¨®n de la econom¨ªa a energ¨ªas renovables son asuntos muy politizados", explica. Hughes considera que ellos, como cient¨ªficos, tienen la responsabilidad de entablar conversaciones y entrar en debates p¨²blicos. "Tomamos cartas en el asunto y a?adimos nuestro perito a los debates. Entonces la sociedad puede usar la informaci¨®n que aportamos o la puede ignorar. Sin embargo, la gente es muy consciente de la vulnerabilidad del arrecife a estos cambios". Muchas personas de la comunidad cient¨ªfica, a?ade Hughes, "tenemos una motivaci¨®n urgente debido a la rapidez del declive del gran arrecife. Yo no quiero que mis futuros nietos me preguntan que hacia yo mientras mor¨ªa esta joya de la naturaleza y de la humanidad".
Lo que m¨¢s preocupa Hughes es pensar que nos estamos quedando sin tiempo para salvar el gran arrecife y su entorno natural. Aunque ¨¦l est¨¢ enfocado sobre todo en los corales australianos, el cient¨ªfico sabe que estamos ante una lucha global. Recientemente, ha sido ponente en conferencias en Espa?a y colabora con colegas espa?oles igualmente preocupados por la degradaci¨®n de las praderas del mar y de los corales en el Mediterr¨¢neo, un mar que al ser mucho m¨¢s cerrado que el Pac¨ªfico, es a¨²n m¨¢s vulnerable a los cambios que los mares de Australia. De hecho, dice Hughes, es en el Mediterr¨¢neo, sin ir m¨¢s lejos, donde se est¨¢ notando el calentamiento y las transformaciones de forma m¨¢s r¨¢pida.
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