Dame Jean Macnamara, la doctora que derrot¨® a la polio
La m¨¦dica australiana desarroll¨® m¨¦todos de tratamiento y rehabilitaci¨®n de la enfermedad en menores y contribuy¨® al descubrimiento, a?os despu¨¦s, de su vacuna
De esp¨ªritu decidido, la peque?a estatura de Dame Jean Macnamara, apenas 152 cent¨ªmetros, nunca fueron un obst¨¢culo para su fortaleza. La Primera Guerra Mundial le dio la clave de su vocaci¨®n: ¡°Ser de alguna utilidad en el mundo¡±, as¨ª que dedic¨® su vida a la medicina con una ¨¦tica de trabajo incansable que le permiti¨® investigar, comprender y establecer mejores tratamientos para las diversas formas de par¨¢lisis. Se especializ¨® sobre todo en la polio, potencialmente mortal en los menores hasta mediados del siglo pasado.
Su trabajo cient¨ªfico fue clave para lograr a?os despu¨¦s la vacuna de la poliomielitis y la convirtieron en una eminencia del bienestar de los ni?os y ni?as por sus contribuciones a la salud. De hecho, sus investigaciones lograron hallar m¨¦todos de rehabilitaci¨®n m¨¢s eficaces sobre las par¨¢lisis.
Dedicada siempre a su prop¨®sito de estudiar, logr¨® por sus excelentes calificaciones una beca que le permiti¨® viajar a Europa y a Estados Unidos, donde abri¨® su espectro de conocimientos para tratar tambi¨¦n a v¨ªctimas de envenenamiento por plomo, par¨¢lisis cerebral y a personas con deformaciones por malas postura. Todos sus logros cient¨ªficos y su contribuci¨®n al desarrollo de la humanidad le reportaron el t¨ªtulo de Dama Comandante de la Orden del Imperio Brit¨¢nico en 1935.
Dame Annie Jean Macnamara naci¨® el 1 de abril de 1899, en Beechworth, una ciudad hist¨®rica del sudeste de Australia. Fue la segunda hija de un secretario de justicia cat¨®lico y una madre presbiteriana de quien hered¨® en nombre de Annie. Desde la infancia mostr¨® gran inter¨¦s por la naturaleza, ya que pasaba las vacaciones en una granja y siempre le impresionaron los efectos que los conejos y la sequ¨ªa ten¨ªan en la destrucci¨®n de lo que m¨¢s tarde ella denomin¨® ¡°la herencia de los ni?os¡± para referirse a la naturaleza.
La familia se mud¨® a Melbourne cuando todav¨ªa Dame Jean era una ni?a, en 1907. Su adaptaci¨®n a la gran ciudad fue buena y empez¨® a destacar en los estudios. Consigui¨® una beca para matricularse en un instituto presbiteriano s¨®lo de chicas, donde se convirti¨® en editora de la revista escolar ¡®Patchwork¡¯. Y con 15 a?os gan¨® el Premio a la Excelencia Educativa en Secundaria.
En esos a?os de adolescencia, la participaci¨®n de Australia en la Primera Guerra Mundial, unida a su sensaci¨®n de libertad en la naturaleza durante las vacaciones de verano en una granja, forjaron la vocaci¨®n profesional de Jean. Ella misma se sinti¨® obligada ¡°a ser de alguna utilidad en el mundo¡±, e ingres¨® a la Universidad de Melbourne con 17 a?os. Se gradu¨® en Medicina, Cirug¨ªa y Anatom¨ªa en 1922 junto a una generaci¨®n que se convirti¨® tambi¨¦n a?os despu¨¦s en m¨¦dicos y cient¨ªficos brillantes como Kate Campbell, Frank Macfarlane Burnet, Jean Littlejohn y Lucy Meredith Bryce.
Con su exposici¨®n del trabajo de fin de carrera logr¨® una beca Beaney en Cirug¨ªa que le permiti¨® empezar a trabajar como oficial m¨¦dica residente en el Hospital Real de Melbourne. Un a?o despu¨¦s, en mayo de 1923, Jean fue nombrada residente en el Hospital de Ni?os gracias a buenas recomendaciones por su dedicaci¨®n. A pesar de que las autoridades fueron reacias a su contrataci¨®n porque no hab¨ªa instalaciones sanitarias adecuadas para las doctoras, finalmente accedieron a contar con sus servicios.
Durante su estancia en el Hospital de Ni?os de Melbourne se produjo una epidemia mundial de polio, y ella y su compa?ero de facultad Burnet demostraron que hab¨ªa m¨¢s de una cepa del virus, algo que a?os m¨¢s tarde fue decisivo en el desarrollo de la vacuna Salk contra la poliomielitis. Ambos probaron como terapia el uso del suero inmune en el tratamiento de pacientes en la etapa preparal¨ªtica y Jean public¨® y defendi¨® sus resultados en revistas australianas y brit¨¢nicas, aunque ese tratamiento acab¨® rechaz¨¢ndose.
Jean empez¨® a especializarse tanto en la enfermedad de la polio que entre 1925 y 1931 fue consultora y oficial m¨¦dica responsable ante el Comit¨¦ de Poliomielitis del estado australiano de Victoria, y entre 1930 y 1931 fue asesora honoraria de poliomielitis ante las autoridades oficiales de los estados de Nueva Gales del Sur, Australia del Sur y Tasmania.
Durante los dos a?os siguientes, entre septiembre de 1931 y octubre de 1933, la doctora viaj¨® a Inglaterra y a Estados Unidos gracias a una beca Rockefeller. Su des¨¢nimo por el rechazo a su terapia con suero inmune la llev¨® a centrarse en la ortopedia. Entre sus logros en esos a?os de investigaciones y aprendizaje en el extranjero se encuentran el convencerse de la necesidad de un cuidado posterior adecuado de las personas discapacitadas, llegarse a reunir con el presidente Roosevelt, lograr el primer respirador artificial para Australia y conocer nuevas ideas para entablillar y rehabilitar a los enfermos. Asimismo, escribi¨® a los departamentos de salud de todo el mundo para evaluar la posibilidad de que el virus de la polio se transmitiera a trav¨¦s de la leche.En 1934, al regresar a Australia, se cas¨® con Joseph Ivan Connor, dermat¨®logo de profesi¨®n. La familia tuvo dos hijas, pero a pesar de su nueva vida, Jean continu¨® dedic¨¢ndose plenamente a su profesi¨®n y pas¨® a supervisar a pacientes en dos hospitales. Su gran capacidad de trabajo y para inspirar confianza en sus pacientes, principalmente ni?os, llenaron las cl¨ªnicas con familias preparadas para esperar horas hasta ser atendidas por ella.
Su m¨¦todo de tratamiento consist¨ªa en entablillar la parte paralizada del cuerpo hasta que el nervio da?ado se recuperara y as¨ª reeducar de forma paciente los m¨²sculos. De esta forma, la doctora Jean pas¨® mucho tiempo no s¨®lo con sus pacientes, sino tambi¨¦n con su fabricante de f¨¦rulas ideando ingeniosos dispositivos de retenci¨®n e inmovilizaci¨®n. Poco a poco organiz¨® un sistema de fisioterapeutas itinerantes y un servicio voluntario de conductores para atender a todos los pacientes.
En 1938, gracias a este sistema, abri¨® una cl¨ªnica donde 30 ni?os eran tratados a diario y hasta se les daba un plato de comida caliente al mediod¨ªa. Dame Jean Macnamara vio incrementado su prestigio y empez¨® a dirigir y a supervisar otras cl¨ªnicas en el pa¨ªs, apoy¨® la creaci¨®n de un centro de tratamiento experimental y a la vez adquiri¨® mejores instalaciones hospitalarias para ella.
Su trabajo se extendi¨® a v¨ªctimas de envenenamiento por plomo y por par¨¢lisis cerebral, as¨ª como a personas con deformidades por malas posturas. En 1940, y por recomendaci¨®n suya, abri¨® en Australia el primer centro para menores afectados por espasticidad en el Hospital de Ni?os.
Otra faceta de sus investigaciones la desarroll¨® en 1933 en la Universidad de Princeton (Estados Unidos), con la idea de expandir el virus del mixoma (mixomatosis) para erradicar una plaga de conejos en Australia. Aunque los ensayos inicialmente no tuvieron ¨¦xito, ella no desisti¨® en los resultados, y cuando el virus se volvi¨® epizo¨®tico en 1951, a trav¨¦s de mosquitos y pulgas propag¨® el virus entre los animales, causando la reducci¨®n exitosa del n¨²mero de conejos salvajes.
Jean, junto con su esposo, adquiri¨® una granja como segunda residencia para los fines de semana y tambi¨¦n luch¨® contra el uso indiscriminado de pesticidas. Su marido falleci¨® en 1955 y desde entonces se volc¨® m¨¢s a¨²n en su propio trabajo hasta que, descuidando su propia salud, falleci¨® el 13 de octubre de 1968 de un ataque al coraz¨®n causado por la enfermedad cardiaca que padec¨ªa. Ten¨ªa 69 a?os.
Muchos antiguos pacientes asistieron a su funeral que, seg¨²n se public¨® en los peri¨®dicos de forma casi macabra, pareci¨® una escena de Lourdes. Seg¨²n los deseos de la propia Dame Jean, sus cenizas fueron enterradas bajo una roca cubierta de musgo en Beechworth, su lugar natal.
Los reconocimientos a su labor investigadora y m¨¦dica se sucedieron casi hasta la actualidad. As¨ª, junto a otros siete cient¨ªficos m¨¦dicos australianos, alguno de su promoci¨®n, fue homenajeada en la emisi¨®n de un conjunto de cuatro sellos australianos lanzados en 1995. Ella aparece en el sello de 45 centavos con el doctor Burnet, compa?ero de universidad y de trabajo durante muchos a?os.
Asimismo, en 2018, la Comisi¨®n Electoral Australiana renombr¨® una divisi¨®n electoral federal como Macnamara en su honor. Del mismo modo, un suburbio de Canberra fue nombrado Macnamara como reconocimiento a su contribuci¨®n al desarrollo cient¨ªfico.
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