Un poco menos de todo
El confinamiento nos ha hecho descubrir que podemos vivir con menos. Y de algunas cosas, con mucho menos. Pero no podemos vivir sin cuidados y sin afectos
Todav¨ªa no hemos logrado doblegar la pandemia y algunas voces ya nos advierten de que debemos prepararnos porque esta no ser¨¢ la ¨²ltima y puede que tampoco la peor. Un insignificante microorganismo nos ha obligado de repente a paralizarlo todo y la perspectiva de que eso se prolongue o pueda volver a ocurrir nos obliga a plantearnos algunas cuestiones. Por ejemplo: ?por qu¨¦ hemos de gastar tanto tiempo y tanta energ¨ªa movi¨¦ndonos de un lado para otro? ?Tiene sentido viajar a miles de kil¨®metros de distancia a pasar un fin de semana? ?Es razonable que se publiquen 90.000 libros cada a?o solo en Espa?a? ?Se editan porque son relevantes o para que la rueda no deje de girar? ?Cu¨¢nta de la ropa que compramos es prescindible? ?Deber¨ªa darse la c¨¦dula de habitabilidad a viviendas en las que no entra luz ni sol? ?Qu¨¦ tama?o deber¨ªa considerarse m¨ªnimo vital para una vivienda digna en tiempos de confinamiento?
Lo que hemos vivido estas ¨²ltimas semanas de par¨¢lisis puede ser un buen term¨®metro para medir nuestra capacidad de resiliencia frente a las crisis que pueden venir. Y una ocasi¨®n para replantearnos un modo de vida que act¨²a como un gran remolino que lo engulle todo en una espiral de aceleraci¨®n y crecimiento constantes. Hemos pasado de la l¨®gica de producir para consumir a la de consumir para producir. Siempre m¨¢s, siempre m¨¢s r¨¢pido. Sin un momento de respiro. Con el pretexto de la eficiencia econ¨®mica, la cultura del just in time, la de suministrar solo aquello que cada unidad de producci¨®n necesita en cada momento, ha hecho que los procesos productivos se fragilicen, y tambi¨¦n las cadenas de subsistencia, porque todos dependemos de muchos otros para poder hacer algo. Hemos comprobado que aquello que resulta esencial para la vida, desde la producci¨®n de alimentos a los cuidados personales, es lo que menos cotiza en la escala de valor monetario.
El confinamiento nos ha hecho descubrir que podemos vivir con menos de todo. Y de algunas cosas, con mucho menos. Pero no podemos vivir sin cuidados y sin afectos. Muchos ni?os han sabido qu¨¦ significa tener a los padres todo el d¨ªa y muchos padres lo que se est¨¢n perdiendo en esas jornadas laborales interminables y absorbentes. Que es temerario dejar a los mayores en residencias regidas por el ¨¢nimo de lucro. Hemos descubierto que en las ciudades puede haber silencio y aire limpio. Y que el tiempo puede estirarse pl¨¢cidamente. Por supuesto que a?oramos poder salir al aire libre, hacer las cosas que nos gustan y recuperar las relaciones personales. Pero, ?no podr¨ªamos hacerlo todo de otro modo?
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