El criticado desenlace del ¡®caso Nirbhaya¡¯, la violaci¨®n que despert¨® a India contra la violencia machista
La agresi¨®n m¨²ltiple y asesinato de una joven en Delhi desat¨® una ola de protestas. Ante la inminente ejecuci¨®n de cuatro de los condenados, las activistas cuestionan la eficacia de la pena
La brutal violaci¨®n m¨²ltiple y asesinato de una estudiante en 2012 sacudi¨® a India del letargo en el que viv¨ªa respecto a la violencia contra la mujer. Ahora, m¨¢s de siete a?os despu¨¦s, el inminente ahorcamiento de cuatro de los seis condenados por el llamado caso Nirbhaya (valiente, en hindi) supone un desenlace que no satisface a las activistas, que lo consideran una cortina de humo?y cuestionan la eficacia de la pena capital en un sistema judicial an¨®malo que desprotege a las v¨ªctimas.
Un tribunal de Nueva Delhi orden¨® este mes la ejecuci¨®n de la pena de muerte de los culpables. La crueldad del suceso, ocurrido el 16 de diciembre de 2012, moviliz¨® entonces a todos los estamentos del pa¨ªs asi¨¢tico. La violaci¨®n y tortura de la fisioterapeuta de 23 a?os por un grupo de seis hombres en un autob¨²s en marcha de la capital y sus semanas de agon¨ªa ¡ªmuri¨® por las hemorragias causadas por la barra de metal con la que la violaron¡ª tuvieron un efecto cat¨¢rtico. Masivas protestas espolearon a una polic¨ªa acostumbrada a deso¨ªr tales sucesos; considerados del ¨¢mbito privado o, en el peor de los casos, reacci¨®n a una provocaci¨®n femenina.
En escasos nueve meses, cuatro de los acusados eran condenados a pena de muerte ¡ªotro falleci¨® en su celda y el sexto, menor, fue enviado a un correccional¡ª tras un veredicto de una rapidez y severidad sin precedentes. Hace d¨ªas, el Supremo fij¨® la ejecuci¨®n el 1 de febrero, tras desestimar la apelaci¨®n de uno de ellos, que alegaba ser menor cuando cometi¨® el crimen. Otros dos pueden recurrir a ese tribunal y un tercero tiene derecho a solicitar el indulto al presidente de India, por lo que el final de este proceso se podr¨ªa alargar m¨¢s.
Pero lo que critican las activistas no es la lentitud en la aplicaci¨®n de la justicia. Aquel caso gener¨® un primer impulso para reformar la legislaci¨®n referente a delitos sexuales y crear tribunales especiales, junto al fondo Nirbhaya para la compensaci¨®n de supervivientes y familias. Pero poco se ha avanzado en el ¨¢mbito penal, salvo la tipificaci¨®n de delitos como el voyeurismo o el acoso sexual, adem¨¢s de la aplicaci¨®n, en 2018, de la pena de muerte a violadores de menores de 12 a?os, a ra¨ªz del caso de una ni?a musulmana en Cachemira.
Justicia m¨¢s all¨¢ de las sentencias
¡°Solo la pena de muerte hace que la justicia sea un acto de venganza. Hay que huir de la justicia retributiva¡±, dec¨ªa en un acto el pasado viernes Neetika Vishwanath, miembro del Proyecto 39A de la Universidad Nacional de Derecho. Basado en el art¨ªculo 39 de su Constituci¨®n, el grupo defiende una aplicaci¨®n igualitaria de la justicia que elimine las barreras socioecon¨®micas en India, donde la segregaci¨®n hace que los acusados de clases desfavorecidas sean los que acaben condenados ¡ªapenas un 25% del total en casos de violencia sexual¡ª.
¡°Ahorcar a los violadores condenados es una mera distracci¨®n de lo que debe ser la justicia diaria¡±, razonaba Kavita Krishnan, presidenta de la Asociaci¨®n de Mujeres Progresistas de India, insistiendo en las demandas del Comit¨¦ de Justicia Verma. Creada tras el caso Nirbhaya, esta comisi¨®n gubernamental redact¨® una serie de recomendaciones a¨²n por cumplir. Entre ellas, incluy¨® aumentar el n¨²mero de jueces para agilizar procesos, aislar al personal policial de influencias externas y entrenarle para la investigaci¨®n de estos casos, inhabilitar a candidatos electorales con procesos pendientes o mejorar la seguridad de espacios p¨²blicos.
El propio comit¨¦ se mostr¨® contrario a la pena capital como castigo para estos casos. ¡°En un sistema plagado de problemas, ?podemos emplear algo tan irreversible como la pena de muerte?, No creo¡±, afirmaba Tara Narula, abogada y miembro de la Asociaci¨®n de Mujeres Expertas en Derecho Criminal. Tambi¨¦n voces del ¨¢mbito de la defensa del menor como Enakshi Ganguly se manifiestan en contra de la sola naturaleza punitiva de la medida: ¡°Nadie habla de cambiar otras ¨¢reas problem¨¢ticas de la Ley de Protecci¨®n de Menores ante Delitos Sexuales, como la edad de consentimiento o la acci¨®n penal sin denuncia previa obligatoria¡±.
Las estad¨ªsticas avalan las cr¨ªticas sobre la efectividad del endurecimiento de las penas. El registro criminal indica que la violencia machista ha crecido un 60% desde 2011 ¡ªun a?o antes del caso Nirbhaya¡ª, mientras estudios recientes consideran India el pa¨ªs m¨¢s peligroso para la mujer. Las expertas insisten en que son otros los factores que contribuyen a la violencia contra la mujer en India, desde el paternalismo y el desprecio a lo femenino, hasta la consideraci¨®n de la mujer como una carga en la india rural; dando lugar a abortos femeninos y a que falten 63 millones de mujeres respecto a la tendencia natural.
¡°El desmantelamiento de la seguridad social tiene un impacto brutal en la autonom¨ªa financiera de la mujer¡±, apuntaba en la charla la activista Sudeeti. Como un c¨ªrculo vicioso, la carrera profesional de una mujer india est¨¢ determinada por la sombra de la violencia desde la infancia, aumentando sus costes en seguridad y haciendo que apenas el 27% de ellas formen parte del mercado laboral. Mermada su capacidad financiera, la vulnerabilidad de la mujer india se multiplica por esta dependencia y sin sistemas de apoyo social.
Mientras se acerca la primera ejecuci¨®n en India desde 2015 ¡ªdesde 1991, se han llevado a la pr¨¢ctica 25 penas capitales¡ª, r¨ªos de tinta copan los medios locales. ¡°?Qu¨¦ funci¨®n tiene la prensa en el trato de esta lacra?¡±, se pregunta ret¨®ricamente Deepa Narayan, soci¨®loga y autora de Chup: Breaking the Silence about India's Women. Desde Nirbhaya, los sucesos de violaciones acaparan titulares en India con tanta asiduidad y tan poco seguimiento como los casos de corrupci¨®n pol¨ªtica a los que se han acostumbrado los ciudadanos de la democracia m¨¢s grande del mundo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.