La violaci¨®n, punta del iceberg de la violencia sexual contra la mujer en India
En el aniversario del 'caso Nirbhaya', que estremeci¨® al mundo, el paternalismo y el desprecio a lo femenino condicionan los delitos sexuales
Cuatro denuncias por violaci¨®n cada hora convierten India en el pa¨ªs m¨¢s peligroso para la mujer, seg¨²n un informe de la Fundaci¨®n Reuters.?Este domingo se cumplieron seis a?os de la violaci¨®n en grupo y asesinato de una estudiante de medicina en un autob¨²s de Nueva Delhi. El ensa?amiento y su justificaci¨®n traumatizaron al pa¨ªs, que se convirti¨® en el centro de las miradas de la comunidad internacional. Poco ha cambiado desde entonces. Tambi¨¦n este domingo, una ni?a de tres a?os fue hospitalizada v¨ªctima de una agresi¨®n sexual en la capital india. Seg¨²n las estad¨ªsticas, otra ser¨¢ violada pocos minutos despu¨¦s de terminar esta lectura. La?reacci¨®n ante el reciente #MeTooInida es un oasis frente a la mayor¨ªa de casos: desconocidos, atroces y sin consecuencias judiciales.?El registro criminal indica que la violencia machista creci¨® un 83% entre 2007 y 2016,?aunque el ¨ªndice de condenas apenas es del 20%.?
En 2012, el caso Nirbhaya (valiente, en hindi) supuso el despertar de la sociedad india y la multiplicaci¨®n de las denuncias. Pero tambi¨¦n puso de manifiesto la percepci¨®n distorsionada del papel de la mujer en el pa¨ªs: ninguneada en el espacio p¨²blico, utilizada como arma arrojadiza y sanctasant¨®rum en el ¨¢mbito familiar. Tras aquel crimen, Abu Azmi, l¨ªder de un partido regional de Maharashtra, dijo que ¡°las mujeres no deber¨ªan salir [a la calle] sin hombres de su familia¡±, pues esos ¡°incidentes suceden por influencia de la cultura occidental¡±. La l¨ªder en Bengala Occidental, Mamata Banerjee, afirmaba: ¡°Dicen que las violaciones aumentan. Pero la poblaci¨®n tambi¨¦n crece [...] Chicos y chicas son m¨¢s modernos¡±.?
Cuando no es la modernidad, es la honradez de la v¨ªctima, su vestimenta, casta, religi¨®n o el comportamiento del entorno. Proliferan las justificaciones que calumnian a las mujeres y eximen a los hombres. En otro caso conocido en julio, 40 menores, algunas sordomudas, denunciaron a?os de violaciones en un orfanato de Bihar, al norte del pa¨ªs, ante la permisividad de funcionarios locales. Lejos de condenar los hechos sin paliativos, el Ejecutivo regional acus¨® a la oposici¨®n de inculpar a su entorno. Finalmente, acab¨® dimitiendo la responsable de asuntos sociales, vinculada al caso. La trifulca pol¨ªtica es otra de las excusas viciadas en la democracia m¨¢s grande del mundo, que busca chivos expiatorios para exculpar a los violadores.?
La falta de contundencia en las condenas p¨²blicas condiciona a las instituciones. Seg¨²n el informe de Human Rights Watch, Todos me culpan a m¨ª, las v¨ªctimas sufren incomprensi¨®n, cuando no estigma, por parte de m¨¦dicos, polic¨ªas y magistrados durante el curso de denuncias y juicios. ¡°El lenguaje transforma la realidad. Hay que trabajar la prevenci¨®n. ?Hasta cu¨¢ndo vamos a estar achicando agua sin cerrar la llave del grifo?¡±, se pregunta Anju Pandey, experta en violencia de g¨¦nero de la agencia de la ONU para la mujer en India. Explica que la legislaci¨®n del pa¨ªs se ha reforzado desde el caso Nirbhaya,?tipificando delitos como el voyeurismo o el acoso sexual. En abril, India aprob¨® la pena de muerte para violadores de menores de 12 a?os a ra¨ªz de la violaci¨®n y asesinato de una ni?a musulmana en Cachemira.?Agencias y activistas coinciden en que es hora de aplicar la ley, no de endurecerla.?
¡°Medios de comunicaci¨®n, debates parlamentarios y reuniones sociales hablan del problema. Pero nadie cuestiona a los causantes: los violadores¡±, analiza por tel¨¦fono Madhumita Pandey, india experta en criminolog¨ªa en una universidad de Reino Unido. Para su investigaci¨®n doctoral, entrevist¨® a m¨¢s de 100 condenados por violaci¨®n en Tihar Central, el mayor complejo penitenciario del sur de Asia, en Delhi. Tras estudiar factores socioculturales que condicionan esos cr¨ªmenes, Madhumita dice que no hay respuesta a la raz¨®n por la cual los hombres violan, pero extrae dos conclusiones: las indias no tienen voz y la violaci¨®n solo es la punta del iceberg. ¡°Como los criminales entrevistados no entienden qu¨¦ es el consentimiento, ninguno cree que ha cometido un acto reprobable¡±, se?ala. ¡°Mi estudio reitera que la violencia sexual tiene su germen en los comentarios abusivos, el lenguaje degradante, el acoso diario... Hay que centrarse en solucionar estos problemas, como metas realizables, para erradicar la cultura de la violaci¨®n¡±.?
Las violaciones en India se asientan en una sociedad patriarcal donde ser mujer se desaprueba desde el nacimiento. ¡°Criar a una ni?a en India es como almacenar agua en el pozo del vecino¡±, explica Anju Pandey. La dote matrimonial y la obligaci¨®n de abandonar el hogar familiar tras el enlace condenan a aquellas que sobreviven a los abortos selectivos femeninos en un pa¨ªs en el que faltan m¨¢s de 63 millones de mujeres a causa de esta pr¨¢ctica, seg¨²n un estudio gubernamental. ¡°La mujer existe solo porque su cuerpo es recipiente de las virtudes de la sociedad. Esto es com¨²n a todos los pa¨ªses¡±, expone la soci¨®loga Deepa Narayan. A caballo entre Canad¨¢, EE UU e India, esta experta en temas de g¨¦nero recogi¨® m¨¢s de 600 entrevistas en Chup: Breaking the Silence about India's Women. Su libro ofrece un cat¨¢logo de normas no escritas que rigen la vida de las mujeres de clase media en India: desde el silencio, hasta la negaci¨®n de su sexualidad o la obligaci¨®n de aceptar imposiciones para evitar ¡°ser un problema¡±.?
¡°La mujer solo est¨¢ legitimada como miembro de la familia. Se la valora en funci¨®n de 'lo buena' que es para la sociedad, no como individuo¡±, analiza Narayan. Es com¨²n que el primer ministro indio, Narendra Modi, defienda pol¨ªticas contra la violencia machista con el discurso referido a ¡°nuestras mujeres, madres, hermanas e hijas¡±. Aunque bienintencionado, el mensaje muestra el paternalismo que define el espacio de la mujer respecto del hombre en India. Recientemente, una campa?a publicitaria contra las agresiones sexuales reproduc¨ªa el eslogan: "Cuando violas a una mujer; violas a su padre, a su hermano... y a toda la sociedad". Narayan lo tiene claro: ¡°Hay que sensibilizar sobre qu¨¦ es ser un buen hombre, no una buena mujer. Redefinir y explorar la masculinidad. Porque esto no es un problema de mujeres, sino creado por hombres¡±.
"Compensar" a la v¨ªctima de violaci¨®n cas¨¢ndose con ella
Madhumita, india experta en criminolog¨ªa en una universidad de Reino Unido, recuerda una de sus entrevistas al limpiador de un templo condenado por violaci¨®n a una menor: ¡°Lo que m¨¢s me perturb¨® no fue su descripci¨®n de los detalles de la agresi¨®n, sino el hecho de que quisiese compensar su crimen cas¨¢ndose con la ni?a¡±. Aunque disparatado, el pensamiento del violador no es anormal en India, ni en la regi¨®n, donde la mujer, y su cuerpo, salvaguardan la moral de la sociedad y dan lugar a los mal llamados cr¨ªmenes de honor.
La legislaci¨®n india no usa conceptos como "honor" y "honra" para describir cr¨ªmenes machistas. Pero la Ley Contra la Representaci¨®n Indecente de la Mujer se refiere a actos que causan "perjuicio a la moralidad p¨²blica". La presencia de t¨¦rminos como "decencia" y "moral" en la legislaci¨®n es s¨ªntoma del discurso predominante en el pa¨ªs. "Despu¨¦s de la violaci¨®n de 2012, las mujeres pol¨ªticas indias quisieron diferenciar entre la violaci¨®n y otros cr¨ªmenes porque se supone que son delitos que las deshonran", explica Narayan. "Como solo ellas pueden tener hijos, su cuerpo se convierte en el grial de la decencia familiar. Todo gira en torno a la propiedad que el hombre y la sociedad tienen sobre ese c¨¢liz".
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