El libro sobre abusos sexuales que la Iglesia cat¨®lica colombiana no quiere que se lea
El periodista Juan Pablo Barrientos publica ¡®Este es el cordero de dios¡¯, sobre un joven que denuncia haber sido v¨ªctima de abuso sexual en su ni?ez e inducido a la prostituci¨®n por 38 sacerdotes
Mientras la iglesia francesa admite que al menos 216.000 menores han sido v¨ªctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes y el Papa Francisco habla de ¡°verg¨¹enza¡±; en Colombia, por v¨ªas judiciales, sacerdotes intentan impedir que circule un libro que denuncia un aberrante caso de pederastia. Este es el cordero de dios (Planeta) narra la historia de un hombre que denuncia haber sido abusado sexualmente desde que era un ni?o e inducido a la prostituci¨®n por 38 sacerdotes. Desde que se lanz¨® hace un mes ha recibido siete demandas para evitar que la editorial lo siga reproduciendo.
El colombiano Juan Pablo Barrientos, su autor, es sin¨®nimo de persistencia. Periodista de oficio, lleva m¨¢s de seis a?os denunciando los abusos sexuales de la Iglesia en Colombia, pero especialmente lo que llama ¡°el sistema de encubrimiento criminal¡±, los traslados de sacerdotes denunciados entre parroquias por distintas ciudades, las dificultades para que las denuncias lleguen a las autoridades penales. Despu¨¦s de una larga batalla judicial, ¨¦l logr¨® que el Tribunal Constitucional colombiano obligara a la Iglesia a entregar sus archivos sobre pederastia a ¨¦l o a cualquier periodista que los solicite.
Su primer libro, Dejad que los ni?os vengan a m¨ª, contaba decenas de casos y caus¨® escozor en una sociedad tan cat¨®lica como la colombiana, le llovieron demandas y amenazas. El actual se centra en una sola v¨ªctima, Pedro, que con su denuncia puso en jaque a la Arquidi¨®cesis de Villavicencio, en el centro de Colombia, y tambi¨¦n la lucha de tres mujeres que lograron que el caso no se quedara en la Iglesia y llegara a la Fiscal¨ªa del pa¨ªs, donde a¨²n reposa sin avances.
Pregunta. El libro ha recibido siete demandas, usted ha ganado cinco y espera sentencia en las otras. ?por qu¨¦ cree que la Iglesia se ha movilizado as¨ª?
Respuesta. Le temen a la historia del libro en s¨ª. El relato de Pedro da fe de que hay muchos menores de edad involucrados. Y cuando uno ve ese informe demoledor de Francia con 216.000 v¨ªctimas durante 70 a?os entiende que la cosa es mucho m¨¢s grande y que est¨¢ guardada en sus archivos secretos. Estas tutelas para censurar el libro est¨¢n encaminadas a tapar una historia que demuestra c¨®mo es el modus operandi de la Iglesia cat¨®lica, no solo en Colombia sino en todas las ciudades del mundo, porque es un comportamiento calcado. Lo de Francia es una fotograf¨ªa de lo que pasa en todo el mundo.
P. ?Cu¨¢les son las estrategias m¨¢s usadas por los curas pederastas para evadir la justicia?
R. Son similares en todos lados, porque en el C¨®digo de Derecho Can¨®nico se establece lo que es el Archivo Secreto, como el lugar donde reposan esas denuncias contra los curas. La clave entonces est¨¢ en llegar a los archivos secretos que est¨¢n protegidos por los Concordatos.
P. Usted denuncia que en Colombia la Iglesia no le entrega toda la informaci¨®n a la Fiscal¨ªa.
R. En el caso colombiano hay un concordato (tratado entre el Estado Vaticano y la Rep¨²blica de Colombia) firmado en 1973 y un art¨ªculo que dice que la Iglesia tendr¨¢ autonom¨ªa y la autoridad civil no puede meterse. Adem¨¢s, la Conferencia Episcopal le dijo que no les entregar¨ªa informaci¨®n de los sacerdotes muertos ni de los casos que prescribieron. Con esas palabras, la Iglesia elimina de tajo las v¨ªctimas de 40, 30, 20 y 10 a?os. ?En qu¨¦ cabeza cabe que la Iglesia diga ¡®s¨ª, tenemos archivos y muchas denuncias, pero no se las entregamos a la autoridad civil¡¯?. Por favor, no son pecados, son delitos, y de los m¨¢s aberrantes.
P. En el caso de Pedro ¨¦l acudi¨® a denunciar a la iglesia. ?Cu¨¢l fue la clave para que avanzara este caso?
R. La investigaci¨®n de Francia fue una comisi¨®n civil encargada por la Iglesia. En Villavicencio fue igual, el arzobispo ?scar Urbina puso a dos personas jubiladas, dos mujeres creyentes, pensando que iban a cohonestar con esas barbaridades. Ellas se negaron y lograron que la denuncia de Pedro fuera atendida por las autoridades. Cuando la Iglesia vio que estas mujeres estaban destapando la podredumbre les enviaron a dos hombres de tribunal eclesi¨¢stico de apelaciones para quitarles sus funciones. Creo que si se quiere erradicar la pederastia las mujeres deben tener el mismo protagonismo dentro de la iglesia, no ser tratadas como esclavas, como ocurre por ejemplo con las monjas.
P. Ha dicho que a¨²n tiene 200 denuncias para verificar. ?C¨®mo es el patr¨®n de las v¨ªctimas?
R. La mayor¨ªa de v¨ªctimas son ni?os varones, pobres, de familias disfuncionales, y que han sido monaguillos o ac¨®litos. Que sean muy pobres hace que no tengan que pagar un abogado y al primer lugar al que van es a las di¨®cesis a denunciar. Eso le da a la Iglesia la posibilidad de maniobrar y de comprarlos o acallarlos si es el caso. No son casos aislados, hay una estructura que permite que esto ocurra.
P. ?C¨®mo es ese modus operandi del encubrimiento? Habla en su libro de que es una estructura de crimen organizado trasnacional...
R. La ONU define el crimen organizado cuando dos o m¨¢s personas se re¨²nen con el fin de delinquir y llevan cierto tiempo haci¨¦ndolo. Hay sacerdotes que no violan, pero saben que otros lo hicieron y se quedan callados. Lo hacen porque forman parte de una estructura que est¨¢ organizada para proteger al pederasta y a la instituci¨®n, que ha permitido que ese hombre act¨²e de parroquia en parroquia. Lo que sali¨® a la luz en Francia lo revela. Es tan criminal el que viola como el que encubre.
P. ?Qu¨¦ opina de las acciones del papa Francisco en relaci¨®n con la pederastia?
R. Francisco es un gran vendedor de humo con frases estupendas que logra grandes titulares en los medios, pero su comportamiento ha sido contrario a muchas v¨ªctimas. En principio no les crey¨® a las v¨ªctimas de Chile; protegi¨® al cardenal George Pell, que despu¨¦s fue absuelto por la justicia, lo mismo que con el cardenal de Lion. Por un lado, habla de pedir perd¨®n a las v¨ªctimas, por otro, defiende a los pederastas y no toma decisiones de fondo. Por ejemplo, hace tres a?os se demostr¨® que el Arzobispo de Medell¨ªn encubri¨® a pederastas o el de Villavicencio, protagonista de este libro. Entonces si hubiera una intenci¨®n real de Francisco de erradicar la pederastia en el mundo eso se ver¨ªa con cambios profundos en la Iglesia a nivel local.
P. Usted logr¨® que la Corte Constitucional entregue esos archivos a los periodistas, ?ha podido acceder con facilidad?
R. Pens¨¦ que iba a tener todo, pero he encontrado m¨¢s resistencia y algunos jueces a pesar de una sentencia protegen los archivos secretos de la iglesia cat¨®lica. Por ejemplo, he solicitado a la Arquidi¨®cesis de Medell¨ªn informaci¨®n de 105 sacerdotes, de los cuales hay 30 con denuncias. Luego, anexando el fallo de la Corte, pregunt¨¦ por 915 m¨¢s. No me quisieron responder. La mitad de las regal¨ªas de este libro son para Pedro, el resto son para el proyecto period¨ªstico #elarchivosecreto que nos permita sumergirnos y cruzar informaci¨®n de las cientos de denuncias y v¨ªctimas en Colombia.
P. ?C¨®mo es la vida de Pedro despu¨¦s de denunciar esta red de sacerdotes?
R. Est¨¢ amenazado, escondido, asustado y esperando que la Fiscal¨ªa de Colombia haga algo. Allanaron las instalaciones de la Curia, pero nada m¨¢s. ?l quisiera que alg¨²n gobierno lo ayudara a salir del pa¨ªs. Los sacerdotes fueron suspendidos por la iglesia, aunque les siguen pagando el sueldo, y no ha habido ninguna acci¨®n de la fiscal¨ªa.
P. Y para usted, ?qu¨¦ ha significado abanderar estas investigaciones?
R. Han sido cuatro a?os de amenazas, luchas, insultos o de gente que se aleja porque cree que estoy atacando su religi¨®n. Tambi¨¦n ha significado agotamiento emocional: me llegan tres denuncias a la semana de hechos de hace meses o de hace 10 a?os. Por otro lado, un desgaste judicial que debo pagar con un inexistente patrimonio. Pero tambi¨¦n conocer gente muy valiente. Yo esperar¨ªa alg¨²n d¨ªa no tener que hacerlo m¨¢s, que caiga el blindaje y que en ese momento se encargue el Estado y no un periodista.
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