Las comunidades se resisten a recuperar las restricciones m¨¢s duras y f¨ªan el freno de la nueva ola al pasaporte covid
Catalu?a ha ampliado las cuarentenas a todos los contactos de un positivo, aunque est¨¦n vacunados, pero los gobiernos evitan limitaciones sociales y se ci?en a las recomendaciones
Despu¨¦s de casi dos a?os conviviendo con el coronavirus, cient¨ªficos, autoridades y ciudadanos han aprendido mucho de c¨®mo se propaga y c¨®mo mitigarlo. Otra cuesti¨®n es hasta qu¨¦ punto est¨¦n dispuestos a pasar a la acci¨®n. Con una sexta ola que este viernes ha alcanzado el m¨¢ximo nivel de riesgo de transmisi¨®n (con 511 casos por 100.000 habitantes en 14 d¨ªas) y ante la amenaza de la variante ¨®micron, ning¨²n Gobierno (ni el central ni los auton¨®micos) quiere volver a la din¨¢mica de restricciones y prohibiciones de las Navidades pasadas. La mayor¨ªa de ellas pretenden superarla recordando las recomendaciones b¨¢sicas (higiene, distancia, ventilaci¨®n¡), con las vacunas (y el certificado covid) como aliadas y con el complemento de la obligatoriedad de la mascarilla en interiores, pero sin limitar demasiado la vida de los ciudadanos vacunados ni la econom¨ªa.
Los movimientos que van m¨¢s all¨¢ son por ahora aislados. En Catalu?a vuelven las cuarentenas para todos los contactos cercanos a un positivo, independientemente de su estatus vacunal. Es algo que en el resto de Espa?a no es obligatorio para quienes tienen pauta completa, a no ser que el contacto est¨¦ diagnosticado con la variante ¨®micron. Y Castilla y Le¨®n est¨¢ barajando restricciones en hosteler¨ªa m¨¢s all¨¢ del pasaporte covid: su comit¨¦ de expertos se re¨²ne en la tarde del viernes para proponer nuevas medidas.
El resto de comunidades no est¨¢n por el momento dispuestas a dar un paso al frente. Lo m¨¢ximo que hacen son recomendaciones para las Navidades. Es el caso de Canarias, Galicia o Navarra, que est¨¢n recomenadando limitar el n¨²mero de personas en cenas privadas. ¡°En el ¨¢mbito privado se recomienda limitar el n¨²mero de participantes en encuentros entre no convivientes a un m¨¢ximo de 10 personas y dos grupos de convivencia. En hosteler¨ªa, el planteamiento es potenciar el consumo en el exterior frente al interior y, si se produce dentro, que se desarrolle de forma ordenada en mesas con grupos reducidos mejor que en barra, garantizando siempre una ventilaci¨®n adecuada de los espacios y el empleo de la mascarilla mientras no se consumen alimentos y/o bebidas¡±, es el consejo a sus ciudadanos del Gobierno de Navarra, la comunidad con mayor incidencia.
En Espa?a, las ¨²nicas limitaciones sociales puestas en marcha por el ministerio y las comunidades no han demostrado utilidad alguna para frenar los contagios: son el pasaporte covid y la restricci¨®n de vuelos con pa¨ªses africanos donde prolifera la ¨®micron. La primera, en un pa¨ªs con el 90% de la poblaci¨®n diana con la pauta completa, fue desmotada como medida para frenar la transmisi¨®n por los propios t¨¦cnicos de salud p¨²blica de Sanidad y de las autonom¨ªas, si bien reconocen que puede ser ¨²til para fomentar las vacunaciones. Cada vez m¨¢s lo est¨¢n implementando y Baleares lo ha llevado al l¨ªmite de exigirlo a los sanitarios, so pena de presentar tres test negativos por semana. La segunda se ha demostrado insuficiente una y otra vez en la pandemia, salvo para islas como Nueva Zelanda o Australia. La ¨®micron ya circula libremente por Europa y prohibir vuelos no va a alterar su curso.
Los gobernantes tienen que ponderar hasta qu¨¦ punto es necesario frenar la propagaci¨®n del virus a costa de sacrificar otros planos de la vida de sus votantes. La Ponencia de alertas de Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, formada por t¨¦cnicos de las comunidades y el ministerio, ha hecho una propuesta esta misma semana para limitar las cenas navide?as a 10 personas, entre otras medidas, algo que tumb¨® el siguiente nivel de decisi¨®n, el de directores generales, m¨¢s pol¨ªtico. Es la misma ponencia que elabor¨® un sem¨¢foro que inclu¨ªa, por ejemplo, cerrar interiores en los niveles altos y muy altos de alerta, en los que ya est¨¢n ocho comunidades aut¨®nomas: Comunidad Valenciana, Catalu?a, Arag¨®n, La Rioja, Navarra, Pa¨ªs Vasco, Castilla y Le¨®n y Asturias. Estas restricciones tambi¨¦n fueron rechazadas por la Comisi¨®n de Salud P¨²blica.
Un t¨¦cnico que asesora a una consejer¨ªa de Sanidad cuenta que en los ¨²ltimos d¨ªas les est¨¢n pidiendo ¡°medidas creativas¡± para frenar los contagios que no supongan una gran alteraci¨®n en la vida de los ciudadanos. Es la piedra filosofal. Un virus a¨¦reo como el SARS-CoV-2 se transmite all¨¢ donde haya contacto, especialmente en interiores. Poner barreras a esto es la ¨²nica forma de evitar la transmisi¨®n. Una es la de las mascarillas, que ha demostrado ser ¨²til para reducir la transmisi¨®n, pero que es incompatible con comidas y con las celebraciones propias de estas fechas.
El tono de los mensajes de las autoridades espa?olas, que se ci?en a llamar a la prudencia y el cuidado, contrasta con el de instituciones internacionales y el de otros gobiernos. El Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en ingl¨¦s) ha pedido esta semana a los pa¨ªses que tomen medidas ¡°fuertes¡± para proteger a los m¨¢s vulnerables, ha advertido de que las vacunas no pueden ser la ¨²nica respuesta y ha avisado a los hospitales que se preparen para severo aumento de la presi¨®n. La ministra de Sanidad, Carolina Darias respondi¨® que la cobertura vacunal espa?ola es superior a la de la mayor¨ªa de Europa. ¡°Nuestro pa¨ªs tiene una alt¨ªsima cobertura y vamos a una marcha importante con las dosis de refuerzo. Hay preocupaci¨®n y debemos intensificar las medidas que nos protegen, como las mascarillas y la ventilaci¨®n¡±, zanj¨® esta semana tras reunirse con los consejeros de Sanidad.
En realidad, la mayor¨ªa de los gobiernos europeos se est¨¢n limitado tambi¨¦n reforzar sus fronteras, a imponer mascarillas en interiores (muchos ya las hab¨ªan abandonado), el teletrabajo cuando es posible y a cerrar el cerco a los no vacunados exigiendo el certificado covid o incluso sancionando a quien rechace la inoculaci¨®n. Dinamarca ha adelantado las vacaciones escolares una semana y Portugal impondr¨¢ una ¡°semana de contenci¨®n¡± tras nochevieja que incluye el teletrabajo obligatorio en todas las empresas, el cierre de bares y discotecas y la suspensi¨®n de la vuelta a las aulas. Son ejemplos de medidas que van un punto m¨¢s all¨¢ de las generalizadas, a las que habr¨ªa que a?adir el caso extremo de Austria, que con m¨¢s de 2.000 casos por 100.000 habitantes a 14 d¨ªas (cuatro veces m¨¢s que Espa?a) volvi¨® al confinamiento en noviembre.
Las dem¨¢s medidas no farmacol¨®gicas pasar¨ªan, m¨¢s all¨¢ de ventilar, por reducir aforos, cerrar interiores, limitar n¨²mero de personas en los encuentros (para los privados har¨ªa falta estado de alarma) o restringir la movilidad. Ana Mar¨ªa Garc¨ªa, catedr¨¢tica de Medicina Preventiva y Salud P¨²blica en la Universitat de Val¨¨ncia, reconoce que no tienen la misma evidencia que se suele manejar para otras enfermedades, pero apunta que es imposible en una emergencia sanitaria como esta. ¡°Cada vez podremos tomar medidas m¨¢s finas, pese a que no se sabe siempre exactamente el impacto de cada una¡±, admite.
Lo que est¨¢ claro es que limitar el contacto entre personas ayuda a frenar la propagaci¨®n del virus, aunque genera otras muchas externalidades negativas, en forma de crisis econ¨®mica ¡ªel Banco de Espa?a no prev¨¦ recuperar los niveles prepandemia hasta mediados del a?o que viene¡ª o problemas de salud mental. Los ciudadanos est¨¢n hastiados despu¨¦s de casi dos a?os de pandemia, los suicidios han aumentado y muchos problemas de depresi¨®n y ansiedad est¨¢n claramente relacionados con la crisis sanitaria, especialmente en ni?os y adolescentes. Y eso tambi¨¦n es salud.
La curva epid¨¦mica no para de crecer y, por su ritmo, tiene potencial para alcanzar los niveles m¨¢s altos que hemos visto (700 diagn¨®sticos por 100.000 habitantes en 14 d¨ªas en la quinta ola y 899 en la tercera), como ya ha sucedido en otros pa¨ªses europeos, que han batido este oto?o su r¨¦cord. Pero esta ola es distinta a todas las anteriores. Con la mayor¨ªa de poblaci¨®n vacunada, el incremento de las hospitalizaciones sube a una velocidad mucho menor y todav¨ªa est¨¢n lejos de la saturaci¨®n en la gran mayor¨ªa del territorio: mientras el riesgo de transmisi¨®n es muy alto (el m¨¢ximo) el de ocupaci¨®n hospitalaria todav¨ªa se sit¨²a en nivel ¡°medio¡±.
El efecto de las vacunas y las consecuencias negativas que generan las restricciones en las personas son los principales argumentos que defienden los m¨¢s reacios a nuevas restricciones. Rafael Toledo, catedr¨¢tico de parasitolog¨ªa de la Universidad de Valencia, cree que la incidencia acumulada dej¨® de ser un marcador ¨²til para la poblaci¨®n. ¡°Est¨¢ bien como herramienta para los epidemi¨®logos, pero no deber¨ªamos estar pendientes a ella porque ya no dice mucho. Los mismos que promueven las vacunas las desprestigian cuando le dicen a la gente que tiene que mantener las mismas medidas que cuando no hab¨ªa. Y el riesgo que supone ahora el coronavirus no es igual que sin ellas¡±, subraya.
Los expertos en salud p¨²blica consultados, por el contrario, tienden a ver insuficientes las medidas en marcha. Lo resume Adri¨¢n Hugo Aginagalde, presidente de secci¨®n de la Academia de Ciencias M¨¦dicas de Bilbao: ¡°Hemos aprendido que intervenciones no farmacol¨®gicas son efectivas. Pero haber parendido cient¨ªficamente no quiere decir que ese conocimiento se traslade a los hechos. Los determinatnes que condicionan la toma de decisiones pueden producir que se cometan errores similares a otras olas¡±.
Una de las claves es la percepci¨®n del riesgo. Como recuerda Ignacio Rosell, epidemi¨®logo y coordinador del comit¨¦ de expertos de la covid-19 en Castilla y Le¨®n, al principio de la pandemia en Espa?a seguramente se pec¨® de confianza, despu¨¦s de varias falsas alarmas con la gripe aviar, el ¨¦bola o los antecedentes del coronavirus: el SARS y el MERS. ¡°Creo que esto fue lo que llev¨® a Sanidad a poner a un portavoz como Sim¨®n, que hab¨ªa funcionado muy bien tranquilizando a la poblaci¨®n con el ¨¦bola¡±, se?ala.
El p¨¦ndulo pas¨® al lado opuesto en siguientes olas, con medidas como la mascarilla obligatoria incluso en exteriores sin nadie alrededor, una norma casi ¨²nica de Espa?a. Y ahora, en opini¨®n de Aginagalde, despu¨¦s de tantas embestidas, estamos otra vez instalados en la tranquilidad: ¡°A medida que baja la percepci¨®n del riesgo todo el mundo se conf¨ªa en que no vamos a volver a niveles altos y se tiende a actuar solo cuando la capacidad asistencial est¨¢ sobrepasada, y esto llega tarde¡±.
¡°En esta fase la clase es acelerar boosters [dosis de refuerzo] y completar las vacunaciones y mientras eso hace efecto adoptar algunas medidas no farmacol¨®gicas adicionales¡±, dice Fernando Rodr¨ªguez Artalejo, catedr¨¢tico de Salud P¨²blica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. ¡°El problema ¡ªprosigue¡ª es que gracias a la vacunaci¨®n la mayor¨ªa de los casos son muy leves y eso ha reducido la conciencia de riesgo. Adem¨¢s, la gente est¨¢ un poco cansada. Se trata de hacer solo un esfuerzo m¨¢s hasta ver el efecto de los boosters y completar la vacunaci¨®n en el mundo¡±.
El ¡®d¨¦j¨¤ vu¡¯ de la ¨®micron
A todo esto se suma la irrupci¨®n de la ¨®micron, que para muchos ha sido una especie de d¨¦j¨¤ vu y les ha retrotra¨ªdo los primeros casos de covid. Incertidumbre, cierre de fronteras, medios de comunicaci¨®n reportando caso a caso, acusaciones de alarmismo a quienes se alarmaban y de demasiada parsimonia a los que le quitaban hierro. Entre la ciudadan¨ªa parece haber dos bandos: los que defienden que se quedar¨¢ en nada y los que advierten del apocalipsis. Pero la realidad no es binaria. El tiempo dir¨¢ hac¨ªa qu¨¦ lado del p¨¦ndulo se escora.
Por los datos que se van consolidando, cada vez parece m¨¢s claro que la ¨®micron se transmite m¨¢s r¨¢pido y, aunque parece que es m¨¢s leve, eso no est¨¢ del todo claro. Un estudio preliminar en Sud¨¢frica estimaba que reduc¨ªa la hospitalizaci¨®n en un 30% con respecto a las anteriores. Pero si se transmite mucho m¨¢s, las hospitalizaciones pueden subir: aunque el riesgo relativo para cada individuo que la contraiga es menor, en t¨¦rminos absolutos m¨¢s gente enfermar¨¢. Est¨¢ por ver c¨®mo reacciona en un pa¨ªs plagado de personas vacunadas y, muchas de las m¨¢s vulnerables, con tercera dosis. El restultado de esta ecuaci¨®n nadie lo sabe todav¨ªa.
Seg¨²n el modelo matem¨¢tico de ?lex Arenas, f¨ªsico y profesor de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, indica que sin medidas restrictivas adicionales ni refuerzo de la campa?a de terceras dosis, el n¨²mero de casos simult¨¢neos provocados por esta variante desbordar¨¢ de nuevo los hospitales, aunque reconoce que no se puede hacer una previsi¨®n de la ocupaci¨®n de las UCI hasta que no se afine cu¨¢l es su gravedad.
A diferencia de lo que pas¨® a principios de 2020 hoy la sociedad est¨¢ prevenida. Tambi¨¦n cansada. Y muchos de los prop¨®sitos de enmienda que se repet¨ªan durante la primera ola se quedaron por el camino. Aunque han mejorado muchos unos sistemas de informaci¨®n que han sido modificados ex profeso para controlar la pandemia, los refuerzos para salud p¨²blica, los departamentos encargados de la vigilancia epidemiol¨®gica son pr¨¢cticamente inexistentes. Ellos son los encargados de los famosos rastreos, imposibles de realizar pormenorizadamente con tan altos niveles de transmisi¨®n. Y la Atenci¨®n Primaria, el primer dique de contenci¨®n para hacer frente a la pandemia, est¨¢ exahusta. En Madrid, este peri¨®dico ha comprobado c¨®mo una cita telef¨®nica para reportar s¨ªntomas de covid se puede llegar a demorar una semana.
Miquel Porta, catedr¨¢tico de Salud P¨²blica de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, se suma a otros colegas consultados e insiste en poner en marcha la Agencia Nacional de Salud P¨²blica que coordine todas las pol¨ªticas y todos los organismos del pa¨ªs. Es una vieja promesa que el entonces ministro Salvador Illa retom¨® el primer a?o de crisis sanitaria, que ha dado sus primeros pasos preliminares, pero que servir¨¢ para futuras pandemias, no para esta ni para sus variantes.
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