Las dudosas investigaciones de abusos de la Iglesia: ¡°Son c¨®mplices, dan solo palmaditas en la espalda¡±
Nunca se informa del derecho a una indemnizaci¨®n, establecido por las leyes can¨®nicas, en procesos de escasa transparencia. ¡°Nos est¨¢n utilizando para un lavado de cara muy feo¡±, acusa una v¨ªctima de Bilbao
La gran mayor¨ªa de las v¨ªctimas de abusos con las que ha hablado este diario desconf¨ªan de la investigaci¨®n de la Iglesia y est¨¢n esperando que la comisi¨®n independiente promovida desde el Parlamento se haga realidad. Casi todos los casos est¨¢n prescritos, los tribunales no pueden intervenir y la ¨²nica investigaci¨®n en marcha es la de di¨®cesis y congregaciones. Examinan los 251 casos de pederastia en la Iglesia espa?ola del informe que EL PA?S entreg¨® en diciembre al Papa y a la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), pero ?c¨®mo son esas investigaciones? Nada se sabe, salvo que cada orden y obispado se investiga a s¨ª mismo por su cuenta. Los que s¨ª saben algo son quienes han pasado ya por ellas, personas que han denunciado estos a?os y han quedado defraudadas y a veces, humilladas. Apuntan que investigaci¨®n es una palabra muy grande para lo que realmente sucede. Al margen de que m¨¢s de la mitad de las di¨®cesis involucradas no han pedido a este diario el contacto de los denunciantes y a¨²n no investigan los casos que las afectan, abundan las irregularidades. Muchas veces no hay una toma de declaraci¨®n formal de la v¨ªctima, ni revisi¨®n de archivos, ni b¨²squeda de testimonios, especialmente cuando el acusado ha muerto. Aun as¨ª, en esos casos tambi¨¦n debe abrirse una investigaci¨®n previa como en el resto, pero lo habitual es que se archive directamente. El denunciante tampoco suele recibir ninguna informaci¨®n del resultado de las pesquisas. La mayor¨ªa de las di¨®cesis y ¨®rdenes no dicen cu¨¢ntos casos conocen, ni cu¨¢ntas indemnizaciones han pagado.
Sobre todo, raramente se dice a los denunciantes que tienen derecho a una indemnizaci¨®n, pese a que lo indica el c¨®digo can¨®nico, y cuando se hace se suelen ofrecer pactos de silencio, que est¨¢n prohibidos. El canon 128 dice que ¡°todo aquel que cause a otro un da?o ileg¨ªtimamente por un acto jur¨ªdico o por otro acto realizado con dolo o culpa est¨¢ obligado a reparar el da?o causado¡±. ¡°No se le puede esconder a una v¨ªctima que tiene derecho a una indemnizaci¨®n¡±, a?ade un juez eclesi¨¢stico consultado por este peri¨®dico. Por otro lado, el art¨ªculo 4 del motu proprio del Papa Vos estis lux mundi, de 2019, proh¨ªbe expresamente ¡°imponer alguna obligaci¨®n de guardar silencio¡± sobre el delito y la denuncia.
Muchos relatos de quienes han probado a acudir a la Iglesia para que investigue son de denuncias desatendidas, laberintos burocr¨¢ticos, falta de tacto y de transparencia. Ha sido la pauta en los ¨²ltimos a?os, pero tambi¨¦n ocurre ahora mismo. Leonor Garc¨ªa, por ejemplo, se ha hartado de la di¨®cesis de Bilbao, que est¨¢ investigando el caso de abusos que ella dio a conocer en este diario en el sanatorio Santa Marina de la capital vizca¨ªna en 1971. ¡°No vuelvo a hablar con ellos¡±, sentencia. El 18 de enero, Garc¨ªa se reuni¨® por videollamada con dos de sus responsables. En vez de explicarle que tiene derecho a una indemnizaci¨®n le preguntaron: ¡°?Qu¨¦ quieres?¡±. Esta es una primera pregunta habitual que suele descolocar a las v¨ªctimas. Garc¨ªa dej¨® claras dos prioridades: conocer la identidad del cura que abus¨® de ella y saber el resultado de la investigaci¨®n. ¡°Me aseguraron que me dar¨ªan el resultado, pero que no sab¨ªan si se har¨ªa p¨²blico, y que a los medios de comunicaci¨®n desde luego no se lo har¨ªan llegar¡±. Tras decir esto en televisi¨®n, la di¨®cesis replic¨® que los hab¨ªa entendido mal y s¨ª lo har¨¢n p¨²blico.
Adem¨¢s, seg¨²n Garc¨ªa, la di¨®cesis le explic¨® que redactar¨ªa un acta de su reuni¨®n que deb¨ªa firmar. ¡°Me dijeron que era algo habitual, pero en ning¨²n momento me informaron de que la reuni¨®n llevar¨ªa un acta posterior. De haber sido as¨ª, hubiese pedido que se grabara. Incluso me hubiese planteado aceptar la reuni¨®n, puesto que no siento confianza alguna para firmar ning¨²n documento de la instituci¨®n eclesi¨¢stica¡±, se?ala. Al leerlo, se top¨® con varios errores, los detalles de su caso no coincid¨ªan con lo que cont¨® y la di¨®cesis asegura haber dicho cosas que no dijo. ¡°Cuanto m¨¢s lo leo m¨¢s me indigno¡±, asegura. ¡°No voy a firmar algo que me va a hacer quedar como una mentirosa. Nos est¨¢n utilizando para un lavado de cara muy feo. No me siento confiada y no me f¨ªo¡±.
Fernando Aguado, 59 a?os, exalumno de los jesuitas de Tudela (Navarra), recibe la llamada de este diario y al preguntarle si quiere hablar responde: ¡°Llevo 45 a?os esperando a que me escuchen sin juzgarme¡±. Acusa de abusos al hermano Pedro Ulacia, el portero del colegio, entre 1975 y 1979, de los 13 a los 17 a?os. ¡°?ramos 10 hermanos, mis padres eran de campo, y la ¨²nica forma de que comi¨¦ramos bien era enviarte a centros religiosos¡±, relata. Cuenta que este jesuita empez¨® con tocamientos. ¡°Acercaba su cara babosa y su aliento pestilente, no lo olvidar¨¦ nunca¡±. Asegura que no era el ¨²nico, que ten¨ªa ¡°sus preferidos¡±. Pero los fines de semana llamaba a su casa para que fuera a jugar al colegio. ¡°Me sent¨ªa un privilegiado, con la piscina para m¨ª solo, poder entrar a la balonera. Yo no ten¨ªa amigos. Luego me llevaba a un almac¨¦n donde estaban los colchones del antiguo internado, nos tumb¨¢bamos, me cog¨ªa la mano para masturbarle y ¨¦l me masturbaba a m¨ª. Todos los fines de semana¡±. Termin¨® cuando trasladaron al cura a Pamplona.
Decidi¨® denunciarlo a la orden en 2006. Acudi¨® a su padre espiritual de sus a?os de noviciado, y luego, al que desde 2008 era el provincial de Loyola. Justo entonces Ulacia muri¨®. ¡°Me dijeron que no ten¨ªan conocimiento, y que rezar¨ªan mucho por m¨ª y por el hermano Ulacia. Son c¨®mplices, solo te dan una palmadita en la espalda y ya est¨¢. Ven¨ªan a decir: ¡®Eres un mentiroso, y si te ha pasado te lo comes y te aguantas, y adem¨¢s se ha muerto y no se puede hacer nada¡¯. Yo quer¨ªa que me dijeran: ¡®Sabemos que te pas¨®, sabemos que no fuiste el ¨²nico y te pedimos perd¨®n¡±. Este diario ya pregunt¨® por este caso en 2019 y los jesuitas confirmaron que ¡°consta que se recibi¨® una comunicaci¨®n por parte de un antiguo alumno¡±, pero ¡°no se pudo comprobar nada¡±. No est¨¢ claro si se incluy¨® en la investigaci¨®n interna de pederastia que la Compa?¨ªa present¨® en enero de 2021, con 81 v¨ªctimas, que no daba detalles concretos de cada caso.
La lista de 251 denuncias de abusos que EL PA?S ha entregado al Vaticano y la Iglesia espa?ola
Los jesuitas se pusieron en contacto con Aguado el mes pasado a trav¨¦s de este peri¨®dico. ¡°Me llam¨® una mujer por tel¨¦fono, 45 a?os despu¨¦s, y me dice: ¡®Bueno, cu¨¦ntame¡¯. Siempre lo mismo, que t¨² qu¨¦ quieres, y por tel¨¦fono. Una falta de sensibilidad total¡±. ?l tiene muy claro lo que quiere: ¡°Quiero reconocimiento, perd¨®n y reparaci¨®n, lo quiero todo¡±. Los jesuitas han comenzado a indemnizar v¨ªctimas, pero como revel¨® EL PA?S, negocian con un equipo de abogados, solo ofrecen un tarifario de 5.000 a 15.000 euros, seg¨²n consideren los abusos leves, medios o graves, y bajo un pacto de silencio.
Este exalumno de los jesuitas de Tudela, que sigui¨® en la orden hasta la edad adulta, tambi¨¦n conoce de cerca otro caso, el de un antiguo compa?ero suyo en el noviciado de Zaragoza. Era de su pueblo, el jesuita Jes¨²s Mar¨ªa Ort¨ªn. Luego dej¨® la orden y acab¨® condenado en Tudela en 2013. ¡±Siempre estaba con los ni?os, en la Compa?¨ªa todos sab¨ªan de su problema, pero aun as¨ª en Zaragoza llevaba equipos deportivos de chicos, era un esc¨¢ndalo. Luego lo trasladaron al juniorado de Bilbao, donde sigui¨® teniendo contacto con menores, y al final era tan incorregible que lo echaron. Entonces ¨¦l se volvi¨® a Tudela, donde se hizo cargo del club deportivo de una ikastola¡±, relata. Es en este centro donde luego recibi¨® denuncias de varias familias, que acabaron en su condena. Ya en 2011, cuando ten¨ªa 48 a?os, se le dict¨® una orden de alejamiento de cualquier lugar con menores. En 2013 el Juzgado de lo Penal 1 de Pamplona lo conden¨® a dos a?os y medio de prisi¨®n por delito continuado de abuso sexual de cuatro menores, seg¨²n la sentencia a la que ha tenido acceso este diario. Aplicaba la atenuante de trastorno mental. ¡°Por eso digo que los jesuitas son c¨®mplices, ellos lo hab¨ªan sabido siempre¡±, concluye Aguado.
La Conferencia Episcopal, que rechaza crear una comisi¨®n de investigaci¨®n independiente, como la Iglesia de Francia o la de Alemania, suele argumentar que en 2019 abri¨® oficinas de atenci¨®n a v¨ªctimas, por orden del Papa. En un v¨ªdeo publicado esta semana en YouTube explica que son ¡°una forma de investigar¡± que buscan ¡°acoger, desde el respeto, desde la escucha, desde el acompa?amiento reparador, a las v¨ªctimas y poner en el cauce oportuno sus demandas¡±. Asociaciones de afectados como Infancia Robada han tildado estas oficinas de ¡°estrategia de marketing¡±. Un juez eclesi¨¢stico de una di¨®cesis espa?ola, que no desea ser identificado, a?ade: ¡°Es falso que en todas las delegaciones se practica la acogida y la escucha. Y, adem¨¢s, hay di¨®cesis que est¨¢n contratando a bufetes de abogados para comprar el silencio de las v¨ªctimas, que es ilegal¡±.
Muchas v¨ªctimas se?alan la insensibilidad que domina a veces la reacci¨®n de la instituci¨®n religiosa implicada. Jos¨¦ Luis P¨¦rez, la primera persona que rompi¨® el silencio en Navarra, denunci¨® en febrero de 2019 abusos en los Reparadores de Puente La Reina. No olvida la respuesta de un responsable de la orden en su primer encuentro: ¡°Que sep¨¢is que no ten¨¦is el perfil de ni?os abusados¡±. P¨¦rez recuerda que los acusaron de actuar manipulados por partidos pol¨ªticos de izquierda y sostiene: ¡°No hubo ninguna investigaci¨®n¡±. J. C. S. M., otra v¨ªctima que acudi¨® a esa reuni¨®n, sali¨® indignado: ¡°Les dije que no quer¨ªa charlas ni psic¨®logos, que para creer en su buena voluntad la ¨²nica forma era que me dieran dinero, as¨ª de claro. Me dijo que conmigo no ten¨ªa nada m¨¢s que hablar¡±. Aunque las leyes can¨®nicas le dan derecho a una indemnizaci¨®n.
Este afectado lleg¨® hasta el final y denunci¨® a la orden por la v¨ªa civil, un paso in¨¦dito en Espa?a en los casos de abusos en la Iglesia. Pidi¨® una indemnizaci¨®n de 181.000 euros por el trastorno diagnosticado que sufre y por el que tiene reconocida la invalidez. Argument¨® que ese da?o era consecuencia de los abusos, pero perdi¨® el juicio en 2021. La jueza lleg¨® a decir en la sentencia que le cre¨ªa, pero que los hechos no estaban probados, ni su relaci¨®n con el trastorno: ¡°Esto no quiere decir, afirmar ni siquiera insinuar, y m¨¢s lejos de la intenci¨®n de esta juzgadora, cuestionar la verosimilitud del testimonio¡±.
¡°No tengo manera de obtener justicia¡±, lamenta J. C.. El suyo es uno de los cuatro casos de abusos que incluyeron sumisi¨®n qu¨ªmica citados por el informe sobre pederastia del Gobierno de Navarra dado a conocer esta semana. ¡°Me puse malo, fui al enfermero, me dio un vaso de leche con algo que le ech¨® y me qued¨¦ all¨ª dormido. De pronto me despert¨¦ a las tres o cuatro de la ma?ana y all¨ª estaba abusando de m¨ª¡±. A otro compa?ero, que testific¨® en el juicio, le pas¨® lo mismo. ¡°Los Reparadores dijeron en el juicio que a ellos no les constaba nada, como si estuviera mintiendo, aunque reconocieron que lo trasladaron, pero que no sab¨ªan por qu¨¦¡±. En los Reparadores de Puente La Reina est¨¢n acusados los hermanos Juan Manuel Senosi¨¢in y Basilio Garc¨ªa, ambos fallecidos.
En los maristas, un exalumno del colegio Santa Mar¨ªa la Mayor, en Sanl¨²car la Mayor (Sevilla) denunci¨® a la orden en 2019 que sufri¨® abusos del hermano A. A. A. en 1985, con 13 a?os. El religioso lleg¨® al colegio en 1982 y en 1984 fue nombrado director y superior de la comunidad. ¡°En casi dos a?os no he tenido noticias de la investigaci¨®n, los tengo que perseguir. Han hablado con ¨¦l y lo niega, y no dicen m¨¢s¡±, lamenta. Este marista era profesor y entrenador del equipo de baloncesto. ¡°Era muy bien considerado en el pueblo, una persona carism¨¢tica y admirada. Al acabar octavo me propuso acompa?arlo de vacaciones a la casa de su familia, en otra provincia, y mis padres aceptaron. Yo ten¨ªa 13 a?os y ¨¦l 42. Nos alojamos en la misma habitaci¨®n. Una noche nos acostamos y se recost¨® en mi cama y ante mi asombro me levant¨® el pantal¨®n del pijama, entonces lo apart¨¦. Luego todo volvi¨® a la normalidad sin ninguna explicaci¨®n¡±. Aunque ya dejaba el colegio para ir al instituto, ese verano sigui¨® yendo all¨ª y frecuent¨® mucho al hermano A.. ¡°Todos me ve¨ªan. No s¨¦ qu¨¦ podr¨ªan pensar de un ni?o que andaba por all¨ª a solas con un hermano. Iba con frecuencia para jugar al pimp¨®n, front¨®n o ver la televisi¨®n, al laboratorio, siempre solos¡±. Entonces ocurrieron dos episodios de abusos, seg¨²n su relato, uno en la biblioteca y otro en la habitaci¨®n del religioso. Luego ya no volvi¨® por all¨ª. ¡°Recuerdo la sensaci¨®n de verg¨¹enza y culpabilidad, y miedo. En ning¨²n momento hubo una petici¨®n de disculpas o arrepentimiento, solo indiferencia¡±. Hacia 1990 se encontr¨® a este religioso: ¡°Mantuvimos una conversaci¨®n privada en la que le ped¨ª explicaciones sobre los abusos, pero solo obtuve indiferencia y pasividad¡±.
Pasaron 30 a?os, en los que recibi¨® terapia psicol¨®gica y fue asimilando lo ocurrido, hasta que en 2019, motivado por la eclosi¨®n de casos en prensa, decidi¨® denunciarlo a la orden. En una primera llamada le choc¨® la reacci¨®n de su interlocutor. ¡°Me dijo: ¡¯?Y t¨² qu¨¦ pretendes?¡¯. Y luego: ¡®?Y esto a ti te ha afectado?¡±. La investigaci¨®n de los maristas no empieza en un despacho, sino en un restaurante de Madrid, donde qued¨® con un responsable de la orden. ¡°Me choc¨® su frialdad y su falta de empat¨ªa. Fue solo una charla de media hora, donde nunca se me explic¨® el proceso, ni qu¨¦ har¨ªan, sino que solo quer¨ªan saber qu¨¦ buscaba. Ya me hab¨ªan avisado de que me iba a sentir agredido, y as¨ª fue¡±.
Decidi¨® entonces acudir a otras instancias de la Iglesia. Afirma que habl¨® con un responsable de la di¨®cesis de Madrid, pero que le dijo que no pod¨ªa hacer nada, que deb¨ªan ser los maristas quienes lo investigaran. Tambi¨¦n se dirigi¨® a la asociaci¨®n Betania, con el mismo resultado. Portavoces de ambas entidades lo lamentan y se ponen a su disposici¨®n. ¡°Todos esos protocolos de los maristas que hay en sus webs son solo un lavado de cara. Al final me cans¨¦, esto te agota, quiero seguir con mi vida¡±. Los maristas no dan informaci¨®n del caso. El acusado ha pasado por numerosos colegios de la orden en Andaluc¨ªa: al menos por C¨®rdoba, Huelva y Sanl¨²car de Barrameda, en C¨¢diz.
La desconfianza hacia estas investigaciones que cada orden o di¨®cesis hace de s¨ª misma ha llevado incluso a un grupo de 10 exalumnos de los maristas de Vigo que han denunciado abusos a pedir formalmente al obispo que sea la di¨®cesis de esa ciudad la que abra una investigaci¨®n. El pasado 28 de enero se reunieron con un responsable del episcopado y le entregaron una carta firmada, pero no fue sencillo, seg¨²n el relato de Javier ?lvarez-Bl¨¢zquez. ¡°Un hombre que dijo ser el canciller de la curia nos dijo que dej¨¢semos all¨ª el escrito, pero nos advirti¨® de que la investigaci¨®n deben llevarla los maristas. Le dijimos que sab¨ªamos cu¨¢l era su postura, pero que por razones obvias de sospecha de parcialidad lo rechaz¨¢bamos. Cuando le pedimos que nos sellase una copia, nos contest¨® diciendo que no pod¨ªa hacerlo porque era un asunto ¡®secreto y delicado¡¯. Le indiqu¨¦ que si no la sellaba coger¨ªa el tel¨¦fono y llamar¨ªa a EL PA?S. Entonces me advirti¨® de que no lo amenazara, se levant¨® muy nervioso y volvi¨® con el tamp¨®n de registro, que estamp¨® en todas las hojas¡±. Mes y medio despu¨¦s, la di¨®cesis de Tui-Vigo no ha querido aclarar a este diario si se va a abrir o no una investigaci¨®n.
¡°Esa petici¨®n de perd¨®n es un segundo encubrimiento¡±
La experiencia de Javier Sancho, exalumno de los salesianos de Huelva en los a?os ochenta, tambi¨¦n es frustrante. Denuncia abusos de un profesor ya fallecido, de iniciales M. M., desde los 10 a los 13 a?os, entre 1983 y 1986. No quiere entrar en detalles, pero afirma: ¡°Estoy seguro de que no fui el ¨²nico¡±. Con 30 a?os, en 2003, descubri¨® por una noticia en un peri¨®dico de Huelva que segu¨ªa activo y en contacto con ni?os. Entonces decidi¨® denunciarlo a la orden y llam¨® al provincial de los salesianos de Sevilla. ¡°Me asegur¨® que conoc¨ªan los problemas de ese hombre, pero que hab¨ªa hecho un proceso de revisi¨®n y cambio. Pero es que en ese momento estaba de p¨¢rroco en un conocido barrio de Huelva con contacto con j¨®venes y ni?os. Le pregunt¨¦ si consideraba aquello adecuado, y su respuesta fue agresiva y amenazante: me ret¨® a ponerles una denuncia a ver qui¨¦n sal¨ªa perdiendo, y me colg¨® el tel¨¦fono¡±. Su caso ha sido incluido en el dosier de EL PA?S, los salesianos pidieron a este diario contactar con ¨¦l y lo hicieron el mes pasado. Sancho se reuni¨® con un responsable de la orden, pero el encuentro fue decepcionante: ¡°Me pidi¨® perd¨®n, pero no es un perd¨®n sincero, porque para m¨ª el perd¨®n ser¨ªa que dijeran los nombres de los responsables que lo encubrieron. Se esconden tras la instituci¨®n. Esa petici¨®n de perd¨®n es un segundo encubrimiento¡±.
El silencio sigue rodeando tambi¨¦n el caso de los escolapios de Alca?iz (Teruel), en opini¨®n de uno de sus alumnos, F. B. G., que en 2019 denunci¨® los abusos que sufri¨® en el colegio a manos del cura Enrique Latorre entre 1966 y 1967. Era alguien muy conocido en el pueblo, fundador de los boy scouts de la localidad, que hasta recibi¨® en 1982 la m¨¢xima distinci¨®n de la Diputaci¨®n de Teruel, la Cruz de San Jorge. Pero al a?o siguiente emergi¨® su otra cara: fue acusado de abusar de dos ni?as. Sin embargo, el esc¨¢ndalo se qued¨® en el pueblo. La orden lo resolvi¨® mand¨¢ndole a un centro de Peralta de la Sal, en Huesca, tras obligarlo a ir a pedir perd¨®n a las casas de las ni?as. Nadie lo denunci¨® a la Polic¨ªa. Los escolapios tampoco. Latorre falleci¨® en 1990. Cuando en 2019 este exalumno lo cont¨® en la Cadena SER fue noticia, pero luego volvi¨® el silencio. ¡°Habl¨¦ con la orden, dijeron que lo investigar¨ªan y hasta hoy. No s¨¦ nada. El mes pasado escrib¨ª al arzobispado de Zaragoza, para que lo investiguen, y a¨²n no me han respondido¡±.
Un responsable de los escolapios admite que dio el tema por cerrado en 2019 tras hablar con tres v¨ªctimas, todas mujeres, m¨¢s una cuarta que les ha escrito hace poco. ¡°Podemos hacer una investigaci¨®n muy limitada¡±, asegura. Tres a?os despu¨¦s, afirma desconocer los correos enviados por F. B. G. Este exalumno, que muestra los mensajes, opina que ¡°quieren tapar los abusos aceptando solamente el caso m¨¢s conocido, el de las ni?as¡±. Cree que toda la verdad a¨²n no ha salido a la luz y no debe caer en el olvido: ¡°Este colegio fue un centro de torturas, de abusos y de malos tratos, palizas tremendas. Pero nadie dice nada, est¨¢ escondido, aunque todo el pueblo lo sabe. El que abus¨® de nosotros ense?¨® a leer a varias generaciones de ni?os¡±.
Si conoce alg¨²n caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escr¨ªbanos con su denuncia a abusos@elpais.es
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