Robotaxis: viaje en un coche sin conductor por el centro de San Francisco
La ciudad se ha convertido en el frente de batalla de las tecnol¨®gicas por controlar la movilidad urbana entre dudas sobre la seguridad de los veh¨ªculos no tripulados
Son las siete de la tarde en el distrito de Mission, en San Francisco, en Estados Unidos. Elango, de 52 a?os, nacido en India, pero californiano de adopci¨®n, se dispone a utilizar por primera vez un veh¨ªculo sin conductor Waymo. Apenas tres minutos despu¨¦s de solicitarlo en la aplicaci¨®n aparece el coche, un Jaguar rodeado de sensores, con sus iniciales en un luminoso en el techo del veh¨ªculo. Pulsando un bot¨®n de su tel¨¦fono, desbloquea la puerta de la que sale una manilla para que pueda abrir. Al entrar suena una m¨²sica relajante. Una voz de mujer le da la bienvenida y le pide que se abroche el cintur¨®n. El asiento del conductor, vac¨ªo, por supuesto, est¨¢ adelantado para su mayor comodidad. Una pantalla en el centro del habit¨¢culo le permite pulsar un bot¨®n para comenzar su viaje futurista.
Est¨¢ a bordo de uno de los conocidos como robotaxis, veh¨ªculos el¨¦ctricos rodeados de sensores y c¨¢maras y sin conductor que se mueven por la ciudad. De momento, solo en los distritos m¨¢s c¨¦ntricos, y nunca por autov¨ªas. La ciudad californiana se ha convertido en el frente de batalla de las grandes tecnol¨®gicas de Silicon Valley por controlar el futuro de la movilidad urbana.
¡°Estoy muy nervioso, es como la primera vez que mont¨¦ en avi¨®n. Me siento como un ni?o en una tienda de caramelos¡±, explica Elango. Parece especialmente impresionado cuando ve moverse el volante en el primer cruce sin que haya nadie conduciendo. ¡°Es fascinante¡±, comenta emocionado. Durante los tres trayectos que ha realizado esa tarde, de unos 15 minutos cada uno, la conducci¨®n ha sido suave. Solo un peque?o frenazo ante el cruce de otro coche ha alterado la armon¨ªa del trayecto.
De media, cada viaje ha salido por unos 15 d¨®lares (unos 13,9 euros). La velocidad m¨¢xima ha sido de 50 kil¨®metros por hora. ¡°Me he sentido muy seguro en todo momento. Es impresionante c¨®mo el coche ced¨ªa el paso a los peatones y buscaba el lugar id¨®neo para parar¡±, asegura. El ¨²nico error se evidencia al final del ¨²ltimo recorrido, cuando el veh¨ªculo no ha parado en el destino solicitado sino en otra calle ubicada a cien metros.
En este momento, las dos principales empresas del negocio, las tambi¨¦n conocidas como robotaxis, son Waymo y Cruise. Waymo pertenece a Alphabet, la matriz de Google, y sus veh¨ªculos tienen un aspecto m¨¢s lujoso. Su flota es de 250 coches modificados de la marca Jaguar, modelo I-Pace. Cruise es de varias compa?¨ªas, entre las que se encuentran General Motors y Microsoft. Sus modelos, Chevy Bolt, son m¨¢s peque?os y llevan menos tiempo operando. Aunque ya han sido autorizados a ampliar su horario, de momento solo transportan viajeros a partir de las nueve de la noche. Disponen de 300 veh¨ªculos.
La tecnolog¨ªa ya est¨¢ disponible para miles de usuarios, pero hay lista de espera de varios meses para descargar la aplicaci¨®n m¨®vil. Hasta la primera semana de agosto, el servicio de ambas plataformas era gratuito, pero coincidiendo con el anuncio del Estado de California autorizando la recogida y transporte de viajeros durante las 24 horas, han empezado a cobrar.
Colisiones en el trayecto
Julia Illina, relaciones p¨²blicas de la empresa Waymo, aclara que, desde que empezaron a operar con viajeros en diciembre, las colisiones que han ocurrido se han debido siempre a errores humanos de otros veh¨ªculos. ¡°Nuestros datos de rendimiento de seguridad del primer mill¨®n de kil¨®metros muestran que no ha habido heridos ni colisiones con peatones o ciclistas. Los incidentes registrados siempre han sido debidos a errores por parte de los conductores humanos¡±.
Asegura que el conductor Waymo es mucho m¨¢s seguro que una persona por varias razones: ¡°Est¨¢ equipado con una serie de sensores que le proporcionan una visi¨®n perif¨¦rica de 360 grados de d¨ªa y de noche, y de hasta tres campos de f¨²tbol de distancia. Nuestro conductor est¨¢ dise?ado para respetar las normas, no se distrae, ni se emborracha, ni se fatiga¡±. Waymo ha anunciado sus pr¨®ximos planes de expansi¨®n a Los ?ngeles y Austin.
Con la llegada de Cruise, la segunda plataforma que ofrece servicios de taxi sin conductor, el n¨²mero de estas m¨¢quinas se ha duplicado, han aumentado los percances y han surgido los movimientos de protesta contra esta tecnolog¨ªa. El grupo activista Safe Street Rebel monitoriza en su web todos los incidentes de tr¨¢fico que generan estos veh¨ªculos aut¨®matas y ha lanzado una campa?a para animar a que, como hacen ellos, los vecinos de la ciudad coloquen conos de se?alizaci¨®n sobre los coches para provocar que se bloqueen.
El 17 de agosto un cami¨®n de bomberos que acud¨ªa a una emergencia choc¨® con un veh¨ªculo Cruise en un cruce. Seg¨²n un comunicado de la empresa, su coche avanz¨® por la intersecci¨®n porque ten¨ªa luz verde. La jefa de Bomberos de San Francisco, Jeanine Nicholson, asegura que se han registrado m¨¢s de 60 interferencias de robocoches con camiones de bomberos desde mayo del a?o pasado. Se queja de que estos veh¨ªculos entorpecen su labor cuando est¨¢n en riesgo vidas humanas. ¡°Nuestra gente no puede estar prestando atenci¨®n a un veh¨ªculo aut¨®nomo cuando tenemos que lanzar escaleras. No estoy en contra de la tecnolog¨ªa, estoy a favor de la seguridad¡±, declar¨® la semana pasada.
A ra¨ªz de los ¨²ltimos incidentes, el departamento de tr¨¢fico de California ha pedido a la empresa de General Motors que reduzca a la mitad sus coches operativos en la ciudad. El pasado 11 de agosto, una decena de veh¨ªculos de esta empresa se quedaron parados generando un importante atasco en North Beach. Seg¨²n la compa?¨ªa, se debi¨® a la ca¨ªda de la red 5G por la masiva afluencia de p¨²blico a un festival de m¨²sica.
Tob¨ªas, un portugu¨¦s de 35 a?os, accede a un robotaxi de Cruise en la puerta de su domicilio en el c¨¦ntrico distrito de Fillmore. Lleva utilizando la aplicaci¨®n desde abril. Reconoce que estos coches no est¨¢n a¨²n preparados para circular en hora punta, pero lo asume como algo normal: ¡°A¨²n est¨¢n aprendiendo. Creo que en un futuro ser¨¢ m¨¢s seguro que la conducci¨®n humana¡±, comenta. Aunque ha observado algunos cambios en estos meses. ¡°He notado que ahora son algo m¨¢s agresivos en la conducci¨®n. Al principio eran demasiado lentos y eso tambi¨¦n era un problema¡±.
Durante el trayecto el coche rodea ciertas zonas sin aparente motivo. ¡°La ruta no es ¨®ptima del todo, claramente evita zonas que por alg¨²n motivo no quiere atravesar. Un trayecto de 10 minutos se puede convertir en 15. A veces tambi¨¦n aparece un mensaje en la pantalla que dice que alguien est¨¢ tomando el control del coche en remoto¡±. Otra cosa que inquieta a Tob¨ªas es que se siente observado. ¡°Hay c¨¢maras y micr¨®fonos que siempre est¨¢n en funcionamiento, y en ocasiones, una persona te habla preguntando si todo va bien¡±.
La Alianza de Trabajadores del Taxi tambi¨¦n ha mostrado su preocupaci¨®n ante el peligro que supone para su futuro la competencia de esta tecnolog¨ªa, y convocaron una protesta antes de que el Estado de California legislara a favor de estos servicios. ¡°Los taxistas son los canarios en la mina de carb¨®n en la pr¨®xima embestida de la inteligencia artificial¡±, dijo Mark Gruberg, miembro de la Junta Ejecutiva de este sindicato.
Gulshan es conductor de UBER desde hace ocho a?os. Son las diez de la noche y a¨²n le quedan unas horas para terminar su turno al volante de su reluciente Tesla blanco. Se muestra resignado ante la llegada de la inteligencia artificial al volante. ¡°Antes era taxista, y ganaba m¨¢s. Cuando llegaron las plataformas decid¨ª cambiarme. Ahora llega esto¡ Creo que es absurdo luchar contra la tecnolog¨ªa¡±, reflexiona. Pero de momento, no ve una amenaza cercana, porque ¡°esos coches son car¨ªsimos, y no creo que puedan interpretar las situaciones, sobre todo en circunstancias excepcionales, como lo hacemos nosotros¡±.
Proyecto piloto con autobuses
En otra zona de la ciudad, alejada del centro, en Treasure Island, se est¨¢ llevando a cabo un proyecto piloto con autobuses aut¨®nomos de la empresa Beep. Pero estos peque?os veh¨ªculos con aspecto similar a una cabina de telef¨¦rico y con capacidad para once personas todav¨ªa no circulan sin que alguien lo supervise a bordo. Marvin Saucer, un operador que antes trabaj¨® en Tesla y en GM Cruise probando coches, espera a los viajeros a bordo. En sus manos tiene un mando con dos palancas para tomar el control si algo sale mal. ¡°Recibo a la gente, me aseguro de que se abrochen el cintur¨®n¡±. Tambi¨¦n hace de relaciones p¨²blicas. ¡°Soy una persona sociable, me gusta hablar con la gente¡±, comenta.
El autob¨²s realiza un recorrido de unos cinco kil¨®metros, con siete paradas por una zona en la que no hay sem¨¢foros ni apenas tr¨¢fico. La vuelta completa dura 15 minutos y el servicio es gratuito. Eric Young, portavoz de la agencia que gestiona la movilidad en Treasure Island, comenta que est¨¢n trabajando para conseguir una segunda lanzadera de Beep en la isla. ¡°La idea es comprender mejor c¨®mo esta innovaci¨®n podr¨ªa satisfacer las necesidades de nuestros vecinos y darles la oportunidad de aprender sobre la tecnolog¨ªa sin conductor¡±. Beep ya tiene funcionando dos lanzaderas similares a 50 kil¨®metros de aqu¨ª, en San Ram¨®n. Como los taxis, los autobuses robotizados tambi¨¦n son una realidad en San Francisco.
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