Alcoholismo, la trampa es la reca¨ªda: ¡°No he visto a nadie dejarlo a la primera¡±
Exadictos, psiquiatras y neurocient¨ªficos explican c¨®mo el gran escollo para combatir la dependencia a la droga m¨¢s normalizada no es tanto dejar el alcohol como no volver a beber
¡°El problema no es la ¨²ltima copa, es siempre la primera¡±. En una reuni¨®n de Alcoh¨®licos An¨®nimos hay muchas frases hechas. Est¨¢n los mantras de los carteles que adornan el aula parroquial de extrarradio: ¡°Lo que aqu¨ª se dice, aqu¨ª se queda¡±. La coletilla con la que se despiden sus miembros, ¡°?F24H!¡±, por ¡®felices 24 horas¡¯, las que hay que aguantar sin beber. Y por supuesto, el cinematogr¨¢fico saludo cada vez que alguien participa. ¡°Hola, me llamo X y soy alcoh¨®lico¡±.
El se?or X, que acaba de decir que la primera copa es la peor, tiene muchas reuniones a la espalda, pero a¨²n se frota las manos al compartir su experiencia: ¡°Lo m¨ªo era falta de car¨¢cter, no pod¨ªa ni hablar con el del banco sin beber antes¡±. Entre la decena de asistentes hay una joven cajera de supermercado que se dej¨® llevar por las amistades peligrosas, un chico latino que se apoy¨® en Dios para salir y una se?ora muy estilosa con gafas de pasta que acab¨® enganchada a las benzodiacepinas que le recetaron para dejar de beber. Son vidas muy distintas, pero cuando X habla de la primera copa, todos saben a qu¨¦ se refiere.
¡°La pregunta no es si un alcoh¨®lico va a recaer, si no cu¨¢ndo lo har¨¢¡±, afirma Gabriel Rubio, jefe de psiquiatr¨ªa del Hospital 12 de octubre y medalla al m¨¦rito del Plan Nacional sobre Drogas. ¡°La reca¨ªda forma parte del proceso terap¨¦utico, no he visto a nadie dejarlo a la primera¡±.
En su consulta, sobre un fondo de m¨²sica cl¨¢sica, desgrana las fases de su exitoso programa dentro de la sanidad p¨²blica madrile?a: la pura desintoxicaci¨®n son dos semanas ambulatorias. Pero es solo el principio del largo proceso que viene despu¨¦s: unos dos a?os hasta el alta, meses de terapia de deshabituaci¨®n, de evitaci¨®n de reca¨ªdas, de grupos motivacionales, de aprendizaje de habilidades sociales¡ Adem¨¢s de mucha terapia individual y de grupo, los psiquiatras utilizan tranquilizantes como la gabapentina (¡°un antiepil¨¦ptico que no engancha como las benzos¡±) y recetan f¨¢rmacos aversivos, como Antabus. ¡°Si bebes mientras lo tomas sientes que te vas a morir, pero aun as¨ª bebes¡±, contar¨¢ en la reuni¨®n de AA la chica m¨¢s joven.
¡°Las soluciones farmacol¨®gicas que se vienen utilizando no son tremendamente eficaces¡±, admite el neur¨®logo Santiago Canals en el Instituto de Neurociencias de Alicante, que depende del CSIC y la Universidad Miguel Hern¨¢ndez. El laboratorio que dirige investiga con modelos animales (ratas) c¨®mo el alcohol afecta al cerebro de los pacientes con un consumo cr¨®nico, especialmente cuando lo dejan. ¡°Nos centramos en la reca¨ªda porque con una droga que es legal, f¨¢cil de obtener, y socialmente aceptable solo puedes hacer dos cosas, prevenir, sobre todo para que los j¨®venes no normalicen el consumo, y tratar a los enfermos cr¨®nicos para que no recaigan¡±, dice el experto que considera que ¡°el problema no es tanto dejar el alcohol como no volver a consumir¡±. La abstinencia temprana se convierte as¨ª en una ¡°ventana terap¨¦utica¡± clave en esta enfermedad que el neur¨®logo considera ¡°uno de los problemas psiqui¨¢tricos m¨¢s importantes de la sociedad occidental, quiz¨¢s solo por detr¨¢s de la depresi¨®n mayor¡±. Cada a?o mueren en Espa?a m¨¢s de 15.000 personas por causas atribuibles a esta droga legal, seg¨²n un informe del Ministerio de Sanidad publicado en 2021.
¡°Siendo la droga m¨¢s visible es la m¨¢s oculta¡±, contin¨²a el psiquiatra Gabriel Rubio, ¡°nadie se averg¨¹enza de beber, pero s¨ª de ser alcoh¨®lico, a pesar de que beber es el principal factor para serlo¡±. Beber es indispensable, pero ser alcoh¨®lico no depende solo de beber mucho. Factores gen¨¦ticos, psicosociales o de tipo de consumo hacen que unos individuos sean m¨¢s vulnerables que otros a desarrollar esta enfermedad mental ¡°incurable y progresiva¡±, seg¨²n la OMS, que desde hace unos a?os se denomina ¡°trastorno por consumo de alcohol¡±. Tiene manifestaciones f¨ªsicas, sociales y emocionales, distintos grados de intensidad y su s¨ªntoma m¨¢s evidente es que el enfermo carece de control sobre su consumo: cuando empieza a beber no puede parar. En la reuni¨®n de AA nadie habla de cantidades, sino de vidas que se han vuelto ¡°ingobernables¡±.
El perfil de qui¨¦n enferma ha ido cambiando en los cuarenta a?os que el psiquiatra lleva ejerciendo. Cuando empez¨®, por cada diez varones (la mayor¨ªa por encima de los 50, con un patr¨®n de consumo diario de vino y cerveza) hab¨ªa una mujer. Ahora, hombres y mujeres est¨¢n m¨¢s igualados, los pacientes con problemas psiqui¨¢tricos previos son cada vez mas frecuentes, m¨¢s de la mitad son consumidores solo de fin de semana y los combinados son el trago m¨¢s frecuente. La media de edad ha bajado a los 35 / 40 a?os.
Alrededor de un 10% de la poblaci¨®n podr¨ªa cumplir criterios de dependencia al alcohol, seg¨²n el doctor Rubio, enfermos condenados a una recuperaci¨®n que puede alargarse toda la vida en asociaciones de apoyo mutuo como AA. Su hospital est¨¢ en estrecho contacto con ellas, as¨ª como con los centros de atenci¨®n primaria y los de salud mental de su ¨¢rea. ¡°Hay una red que nos avisa si el paciente recae¡±, dice el doctor Rubio, ¡°es b¨¢sico, porque al cabo de cuatro a?os, el 80% de quienes completan todos los pasos siguen abstinentes, frente a solo el 20% de quienes dejan el proceso a medias¡±.
?Por qu¨¦ se recae tanto? En un adicto, el alcohol, explica el m¨¦dico, hace creer al cerebro que necesita la sustancia para sobrevivir. ¡°Parasita su estructura de recompensa, enga?a al sistema l¨ªmbico, el cerebro m¨¢s primitivo, donde est¨¢ grabado el instinto de supervivencia, el hambre, el deseo, el miedo¡ No estamos preparados para borrar nada de ah¨ª porque es donde se guarda lo que nos mantiene con vida como especie¡±. Una persona con este trastorno bebe igual que come, huye o busca aparearse, por instinto. Pero adem¨¢s de un cerebro parasitado, de lo fisiol¨®gico, el detonante clave de las reca¨ªdas es ¡°el contexto¡± coinciden los expertos. Las calles llenas de bares, los anuncios de cerveza, la celebraciones donde el alcohol es ubicuo¡ ¡°El 85% de las reca¨ªdas se producen en los primeros tres meses, porque un cu?ado o un amigo se pone pesado dici¨¦ndole al adicto que por una ca?a no pasa nada¡±, dice el psiquiatra.
El 93% de la poblaci¨®n ha probado el alcohol
Recaer es muy f¨¢cil, porque es muy f¨¢cil. Beber es normal. En Espa?a el 93,2% de la poblaci¨®n de 15 a 64 a?os ha probado el alcohol, el 64,5% ha bebido en el ¨²ltimo mes, el 9% lo hace a diario. Estar borracho tampoco es raro: el 17% admite haberse intoxicado en el ¨²ltimo a?o (cifra que alcanza el 39% entre los hombres j¨®venes) y el 15% se ha dado un atrac¨®n alcoh¨®lico en el ¨²ltimo mes (m¨¢s de cuatro bebidas en una misma ocasi¨®n), todo seg¨²n la Encuesta sobre alcohol y otras drogas en Espa?a (EDADES, 2022, Ministerio de Sanidad). El alcohol es la sustancia psicoactiva de la que m¨¢s se abusa, a enorme distancia de las siguientes. ¡°Es la ¨²ltima droga que se deja, el ¨²ltimo refugio, porque est¨¢ normalizada¡±, dice Rubio. ¡°Cuando dejas la coca¨ªna la gente te felicita; cuando no bebes, te preguntan qu¨¦ te pasa. El que no bebe es un friki. Para salir tienes que tapar la botella, s¨ª, pero adem¨¢s tienes que hacer infinidad de cambios es tu estilo de vida, tu ocio, tus amigos, tus rutinas¡¡±.
¡°Si puedes, hay que cambiar hasta la manera de andar¡±, dice Sara Vigo Gonz¨¢lez, directora del Centro Arbor, una cl¨ªnica de desintoxicaci¨®n privada donde el d¨ªa cuesta 260 euros. En un coqueto chal¨¦ de la sierra madrile?a un m¨¢ximo de 12 personas (acompa?ados por 22 trabajadores) pasan los primeros dos o tres meses de sobriedad. ¡°La idea del ingreso es cortar: al principio llevan muy mal los est¨ªmulos¡±, dice la directora, que reconoce que su programa es muy estricto. Tests de orina (incluso para los familiares), nada de m¨®viles, rutinas claras (cuatro horas diarias de terapia, deporte, comidas, descansos y aseo pautados¡).
De esta ¡°burbuja¡± se pasa a pisos tutelados con m¨¢s independencia. La gerente explica que la mayor¨ªa de sus clientes tienen patolog¨ªas duales: ¡°Solo algunos se?ores mayores de 60 son bebedores puros de alcohol, el resto son politoxic¨®manos, coca¨ªna, ketamina, ansiol¨ªticos¡ Eso s¨ª, todos beben, incluso las se?oras de las benzos las bajan con vino blanco para potenciar su efecto¡±. Por eso, dice, ¡°el alcohol es la puerta a todas las reca¨ªdas; el cocain¨®mano vuelve a la coca tras volver a beber¡±. Por ello, en el centro se obliga a todos los pacientes, incluso a los que han ingresado por ludopat¨ªa o adicci¨®n al sexo, a dejar el alcohol.
De vuelta en el laboratorio del Instituto de Neurociencias alicantino una rata beoda dormita en una jaula mientras un t¨¦cnico estimula el cerebro de su compa?era con un electrodo. Son ratas comunes, de fenotipo salvaje. Dada la opci¨®n entre beber agua o alcohol diluido, uno de cada diez individuos de su especie elige el combinado (un porcentaje similar a los humanos que desarrollan un trastorno por consumo). Para este proyecto, los animales han sido ¡°preparados¡±, vaporizados durante meses con etanol en la caja en la que viven para que sean adictos. Junto a una serie de pacientes cr¨®nicos ingresados en un hospital alem¨¢n, los roedores protagonizan el puntero estudio que se centra en la abstinencia temprana: ambos grupos son perfectos para investigar el alcoholismo, porque los neur¨®logos tienen la certeza de que no est¨¢n bebiendo a escondidas.
Gracias a los modelos animales, el equipo de Canals, responsable del grupo de Plasticidad de las Redes Neuronales en el instituto, ha descubierto que el da?o neurol¨®gico que produce el alcohol en el cerebro contin¨²a, y es especialmente intenso, durante las primeras semanas despu¨¦s de dejar de beber. Sea un humano o una rata, ¡°cuando un sujeto habituado deja de beber, durante al menos seis semanas de sobriedad el da?o sobre la materia blanca persiste y se acelera¡±, dice Canals.
La hip¨®tesis es que la retirada provoca ¡°una respuesta inflamatoria¡±, atacando a¨²n m¨¢s a la mielina, la vaina que recubre los axones, los figurados cables que unen las neuronas y comunican distintas partes del cerebro entre s¨ª. Siempre se hab¨ªa considerado que esta inflamaci¨®n era un efecto colateral del consumo de alcohol, pero al continuar durante la abstinencia (en ausencia de alcohol) se convierte en un factor que ¡°provoca o facilita la reca¨ªda¡±. Y por ello esas primeras semanas se convierten en una ¡°fase cr¨ªtica para tratar la enfermedad¡±. La investigaci¨®n se podr¨ªa convertir en un ¡°game changer¡±, dice Canals, un cambio radical en c¨®mo se trata a pacientes con trastorno por consumo de alcohol. Su equipo investiga ahora distintas maneras de remielinizar el cerebro de los abstinentes para ayudarles a evitar tropezar de nuevo con la misma piedra.
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